Cuentos breves- vitoreanos I

Hola, poringuer@s!! Cómo están? En esta ocasión les traigo unos cuentos, mezclados con algo de lírica. Espero que sea de su agrado.
Comencemos.
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La casa de Aries

Es ésta, pues, una casa de puertas abiertas; dónde otrora una tierna madre ofrendo toda su energía vital en pro de sus hijos. Casa pequeña y sencilla, de muebles desgastados y de cuasi inalterable desorden.
Tus hijos aprendieron las lecciones del esfuerzo y la buena voluntad.
Último sentido, por cierto, conquistado.
Recuerdo que corrimos todo el Santo día tras ella sin lograr nada, y aún así tú continúas con tus columnas grises.
Mi corazón de caballero no me perdona por no haber hecho lo suficiente.
Mas, continúo a pesar de todo.

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El Río de la Plata

Inmisericordes corrientes de agua, las que alguna vez devoraron decenas de miles de inocentes.
De color amarronado.
Reflejo del cielo lejano y argento.
Con raíces y ramas recorres imperiosa vastas llanuras.
Hoy vengo a hablar de éstas, pues.
De cómo vos podrías crecer, al fin, libre.
De cómo podrías dejar de ser un simple charco, para pasar a ser un mar de bendiciones.
Corriente ligera, la que hoy se lleva mi angustia ahogada.
Y en tus orillas, y en tu gente, planto, al fin, una semilla de esperanza.

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Regreso a Ilion

Era, pues, Héctor Priamida el más valeroso de su equipo.
Noventa minutos no bastaron para la gloria.
Aunque dieron todo por la copa, los derrotaron; obra del cruel destino.
Hoy, sin embargo, vengo a contarles a todos sobre tus cualidades. Aunque este espacio escueto no sea lo suficientemente grande.
Tus jugadores extenuados intentaron salvar el día, pero los pelotazos del rival hicieron varios goles.
Ya en el segundo tiempo, faltando unos minutos, te lesionaste, querido capitán; teniendo que abandonar la cancha.
Y, allí, caímos, desmoralizados.
Ésta fue una derrota cruel, la cual implicó la bancarrota a nuestra querida institución futbolera.

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El gaucho Martínez

Era el Sr. Martínez de unos 60 años cuando lo conocí. Fuimos buenos compañeros de laburo.
Durante el tiempo compartido cruzamos charlas y mates con bizcochos.
Durante el tiempo compartido mi amigo supo comprender mis torpezas y mi imperfecta humanidad.
En sus idas y vueltas aprendí mucho de él. De sus errores del pasado, cómo de su flexibilidad del presente.
Sus sabios consejos me orientaron luego.
Caballero de pocos pelos y de buenas actitudes.
Vaya uno a saber por dónde cabalga su corcel ahora.
Me quedan sus palabras.
Me quedan sus consejos.
Un Martínez sólido y estoico, ya perenne, ya inmortal.

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Bueno, gente linda, espero que lo hayan disfrutado mucho. Saludos 🤗

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