Montando el Belén con mi prima...

Montando el Belén con mi prima...


Con una casa llena de familiares era complicado encontrar un momento de intimidad para pajearme o darme el lote con mi prima y con lo caliente que estaba, cualquier lugar donde no se atisbase un familiar se convertía en escondite idóneo para entregarme al vicio onanístico y dedicarle una pajuela a quien fuera o fuese.
Así una mañana recién desayunado en la cocina al calor de la lumbre, se me ocurrió ocultarme en la despensa, donde un par de puertas cerraban y en el interior, las estanterías permitían que me sentase con comodidad sin ser visto.
Aquel día recuerdo que le estaba dedicando la paja a mi prima, al momento en el que estábamos montando el belén con el musgo recién recogido en el día anterior, mientras lo montábamos sobre una vieja mesa convenientemente cubierta de plástico para no estropearla.
Usábamos piedras para hacer montañas y papel de plata para hacer el río, luego colocábamos el musgo sobre todo el paisaje y poníamos algunas ramas que habíamos recogido con el musgo a modo de árboles.
¡Todo estaba precioso y a mi prima le encantaba!
—¡Qué bonito ha quedado verdad! —decía ella.
—¿Bonito? ¡Para bonita tú! —le dije dándole un abrazo arrimando mi cebolleta y sobándole las tetas.
—¡Quieto, que nos puede ver! —decía ella pero se dejaba sobar y sobaba a su vez mi polla terriblemente dura bajo el pantalón.
—¡Pero si estamos solos! —protesté yo apretándole el culo.
—¡Oh, qué gorda la tienes! ¿Me la enseñas?
—¡Sólo si tú me enseñas lo tuyo antes! —le dije yo negociando.
—¡De eso ni hablar chaval! —protestó ella girándose.
Entonces yo le metí la mano bajo la gruesa falda de lana y la subí por sus leotardos del mismo material hasta tocarle su sexo bajo la gruesa tela.
—¡Uf, no hagas eso! —protestó ella intentando zafarse de mí a su espalda.
Pero yo la sujeté por la cintura y con la otra mano la metí bajo su jersey de gruesa lana y a flor de piel agarré una de sus tetas por encima del sujetador.
—¡Primo, no sigas! ¡Uf! —dijo ella otra vez resistiéndose—. ¡Está bien si me la enseñas yo te lo enseño todo! ¡Lo prometo! —claudicó finalmente.
Acepté el reto así que ella se giró y mientras nos cercioramos de que no se oía ningún ruido en la casa me bajé la bragueta y sólo saqué mi reluciente falo erecto, que brillaba a la luz de las ventanas que por las que el sol de la tarde entraba ya a raudales.
—¡Oh primo qué gorda la tienes! —dijo ella—. ¿Me dejas tocarla?
—¡Te dejo tras enseñarme tú tu coño! —le dije sin claudicar mientras la sujetaba con dos dedos y esta le apuntaba ante sus atónitos ojos que no paraban de mirarla fijamente.
—¡Pero primo, te haré una paja! ¿Vale?
—¡Que quiero verte antes! —dije yo sin retroceder ni un milímetro.
—¡Está bien, está bien! —protestó ella.
Entonces se quedó delante de mí y discretamente se subió su falda y me mostró sus leotardos de gruesa lana, luego se giró y me enseñó su culo, para a continuación comenzar a bajar sus leotardos a la vez que sus bragas blancas mostrando sus blancas posaderas ante mis atónitos ojos y me dura estaca.
Le vi su pedazo de culo, pues ella era grande y hermosa y al llegar a sus ingles vi desde atrás su coño peludo y negro, mientras ella me miraba y se sonreía.
—¿Lo ves ya? —dijo maliciosamente.
—¡Sí, sí, sigue!
Entonces ella se lo bajó hasta medio muslo y allí estaba su culito moviéndose juguetonamente mientras yo adivinaba más que veía su negro coño peludo entre sus cachetes.
—¿Lo ves, lo ves ya?
—¡No, eso no vale, por delante! —le dije yo acercándome a ella mientras esta corría alrededor de la mesa del belén.
—¡Está bien, pero no te acerques que a saber lo que harás con eso que tienes ahí!
En ese momento se detuvo y junto a la chimenea llameante se giró y me enseñó un poblado Monte de Venus, que apenas dejaba entrever su raja bajo la pelambre.
—¡Oh prima qué peludo! —dije yo estupefacto.
—¡Qué pasa no te gusto!
—¡No, no, eres perfecta! Podrías separarte un poco los labios, ¡por favor!
—¡Vaya, sí que estamos exigentes hoy! —protestó ella.
Pero accedió y con gracia se masajeó un poco allí abajo y luego separando sus cuatro dedos justo dos y dos, su raja rosada fue visible perfectamente junto a la chimenea iluminada por los rayos del sol.
—¡Oh prima qué chochaco tienes! —dije yo estupefacto—. ¿No querrías probar esto ahí?
—Estás loco, ¡me preñarías! —dijo ella subiéndose todo y cerrando el espectáculo para la vista y todos los sentidos—. ¡Ahora te haré una paja! —dijo echándose encima de mí.
La recibí con besos en la boca mientras esta echaba su mano a mi falo y comenzaba a moverla como una posesa. Sus besos eran tan calientes y húmedos que me embriagaron e inhalé su calentura que denotaba que se moría por follar, pero se negaba tal posibilidad.
Mientras me la cascaba le subí el jersey de lana y le saqué un pecho del sujetador chupándole su grueso pezón mientras admiraba lo gordas que las tenía.
—¡Oh primo, qué bien me comes las tetas! —dijo ella sin parar de moverla frenéticamente.
Estábamos tan enzarzados que yo ya le chupaba las dos, al tiempo que esta se frotaba su coño con una mano bajo el leotardo y con la otra me la meneaba frente a frente, cuando de repente…
Mi prima Berta comenzó a convulsionar y a correrse frente a mí y yo no pude ser menos, apartando su mano y cascándomela con gran fuerza y rapidez frente a ella comenzando a escupir semen literalmente sobre sus leotardos marrones y esta dio cuenta comenzó a gritar graciosamente mientras se echaba para atrás y provocó mis risas cuando el momento del clímax ya lo había sobrepasado.
—¡Guarro, más que guarro! —dijo la joven Berta escandalizada mientras la leche quedaba impregnada en sus leotardos de lana marrones.
—¡Esta vez la pringue te tocó a ti! —dije yo con sorna recordando aquel primer encuentro nuestro en la cámara donde fueron mis bermudas las damnificadas de la corrida….
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¡Hola! Espero que este relato te haya parecido interesante, corresponde a una obra que acabo de publicar Mi Prima – La más caliente. Una nueva novela publicada en Amazon que cierra la trilogía: Las más calientes de Zorro Blanco, junto a La Escritora y La Embarazada.
Por si os interesa os dejo aquí su sinopsis:
Martín vuelve al pueblo junto a sus padres y su hermano por Navidad. Allí se reencontrará con sus primas, su abuela y sus tíos, descubriendo algunos secretos familiares que, hasta la fecha, estaban ocultos y que deberá guardar celosamente.
El recuerdo de dichas estas navidades le acompañará durante toda su vida y los asuntos que allí dejó pendientes se convertirán en fantasmas del pasado que inesperadamente volverán años más tarde.

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