Una chica sencilla (15)

Se empezó a notar una tenue luz que daba luminosidad a los cuerpos desnudos de Gonza y Bianca. Él dormía sentado y mi amiga con la cabeza apoyada en su regazo. Yo por mi parte, me había dormido entre las piernas de ella. 


No pude evitar calentarme con la situación. Cuándo tendría otra oportunidad así? 

Aproveché la cercanía y desperté a Bian con mi lengua dentro de su conchita. Emanaba un olor a sexo increíble, se notaba la intensa cogida de anoche. 

Ella reaccionó y casi que siguiendo mi instinto, tomó lo más cercano a sus labios, era la pija dormida de Gon. Que no tardó en despertarse con la lengua de mi amiga y a los pocos segundos, su tamaño se volvió inabarcable para su boca. 

En cuestión de segundos, otra vez estábamos despiertos y muy calientes. 

Bianca estaba toda mojada y yo disfrutaba de eso. Gon, con su enorme verga ya estaba listo para seguir otra vez gracias a la lengua de mi amiga. 

No nos hicimos esperar. Ella se subió encima de él, fundiéndose en un beso y dejó caer todo su peso sobre esa pija gruesa y hermosa. 

Yo por mi parte, veía la cara de placer de ambos mientras se besaban y disfrutaban de ese hermoso despertar. Bianca subía y bajaba ese culo tan increíble que tiene. Hacía desaparecer cada centímetro de carne con una cabalgata que cada vez se volvía más intensa. 

Gonza me llevó cerca de él y me llevé mi beso de buenos días, lo mismo hice con Bianca después que no dejaba de moverse. Saltaba y gozaba. Realmente la miré con envidia esperando mi turno, casi impaciente. Su carita me hacía desearlo más. Estaba muy mojada viendo a ellos dos.

Gon empezó a masturbarme como preparando el terreno para lo que se venía. Sus dedos iban y venían. Yo gustosa los recibía y le hacía sentir mi placer con mis primeros gemidos de la mañana. 

Bianca tampoco se olvidó de mí. Y posiblemente tampoco de nuestras experiencias previas. Sus dedos empezaron a jugar con mi cola. Mientras Gon me pajeaba, ella metió un dedo en mi colita haciéndose chillar de placer. 

Seguimos así un rato hasta que en una estocada final, mi hermosa amiga empezó a acabar pero sin dejar de jugar con sus dedos dentro mío. 

- "Vení Gon, vamos a hacerla feliz un poquito" 

Después de esa frase, Bianca salió de encima de él y dejándome boca abajo en el sillón, pasó a jugar con su lengua en mi ano. Él primero se deleitó viendo cómo ella me preparaba para lo que se venía. Lo saqué de su rol de espectador, estirando el brazo y acercando su pija a mi boca. 

Dí lamidas que fueron limpiando los restos de la acabada de mi amiga. Creo que pocas veces sentí algo más lindo que ese momento. 

Quién diría que lo siguiente, iba a ser quizás la sensación más intensa de mi vida hasta ese entonces. 

Bianca me dejó sin mi juguete, sacándomelo de la boca y lo acomodó detrás mío. Pude sentir cómo su enorme cabeza se apoyó en la entrada de mi cola, los propios cachetes sentían la presión de semejante glande. 

Ella me vino a besar como quien te busca dar fuerzas en un momento de máxima tensión. 

Suavemente empecé a sentir cómo iba deslizando su verga por mi cola. Sentía que me iba a sacar el alma del cuerpo. Agarraba la mano de Bianca, apretaba los dientes, buscaba respirar y relajarme. Nada funcionaba, su pija no dejaba de entrar y yo sentía que me iba a destrozar. 

Empecé a morder el sillón para silenciar mis gritos, no paraba de sentir cómo seguía entrando y nunca terminaba. 

Bianca sonreía viendo la escena con una mezcla de excitación y maldad. De todas formas, no olvidaba su rol de mejor amiga y me acariciaba el pelo mientras me estaban rompiendo la cola. 

De golpe pude sentir el esperado final, mi cola sentía que ya había entrado todo al sentir su cuerpo completamente encima mío. 

De a poco fue moviéndose guiandose por mis jadeos. Al principio eran movimientos muy suaves, dulces y cortitos. Yo estaba completamente transpirada y sin aire. Lo que sí tenía lleno era mi culo. Lleno de una pija enorme como nunca había visto. 

Para cuándo me quise dar cuenta, el dolor se había convertido en puro placer, mis gemidos sólo eran cortados para pedir más,  para pedirle a Gon que no pare.

Su pija ya no tenía piedad con mi colita. 

- "Ah ah ah, si por dios, rompeme toda, no pares por dios"

- "te gusta mi cola? Me la estás cogiendo hijo de puta"

- "Sisi si si, por favor qué lindo sentirte"

Creo recordar alguna de esas frases mientras ese pijón hacía de mi cola lo que quería. 

Tenía a Bianca agarrada con una mano, la otra apretaba el sillón y a pocos centímetros míos, mi amiga se masturbaba con la escena. De Gon sólo podía escuchar sus jadeos, hacía varios minutos me estaba taladrando el culito sin piedad. 

Pude sentir sus manos aferrarse muy fuerte a mi cola, me metió la pija más adentro que nunca y empezó a acabar dentro mío. 

Tanto él como Bianca, gemían en coro mientras sus cuerpos se tensionaban por estar acabando. Mi amiga, en su rol de voyeur, él llenandome de leche el culito. Nunca había sentido algo así, podía sentir cómo de mi cola se escapaba una leche caliente y espesa. Sacó su pija y volví a respirar. Estaba muerta. Pero muerta de verdad. 

Realmente no podía ni moverme después de lo que me acababan de hacer. Ella se acercó a mirar mi cola. 

- "hija de puta mirá como quedaste, no puedo creer cómo este culito se tragó tanta pija!"

Después de decirme eso, me dió un beso mientras sonreía fascinada con mi hazaña.

Recordé el consolador negro de Nadia, juro que no se parecía a la brutalidad de lo que había recibido. Pero al menos sirvió para prepararme para esto. 

Con Bian nos fuimos a duchar, teníamos restos de leche, sudor, eramos un asco. 

- "no me voy a poder sentar en un mes" 

Ella se reía de mi comentario. 

- "igual qué increíble por favor, nunca la pasé así de bien" sumé a mi anterior dicho. 

Salimos de la ducha y Gon estaba con un short que dejaba ver claramente la marca de esa pija dormida pero enorme. 

Nosotras con toda naturalidad paseamos desnudas frente a él buscando la ropa. 

- "la de gritos que hubo esta mañana, saben si le pasó algo a algún vecino?" Dijo Dani que aparecía por las escaleras. 

Nosotros reímos mirandonos cómplices entre todos.

- Dani "menos mal que lo compartieron, porque es mucha la porción" 

Mirando a Gon que se puso todo colorado como si nosotras no sabíamos de lo que hablaba Dani. Nuestras sonrisas y la carita de satisfechas, hablaban por si solas.

Me alegró saber que vivía en Buenos Aires. Nos guardamos el número de todos y volvimos a nuestras casas. 

Esa noche me calmó para todo lo que quedó del viaje. No hubo noche que no me toque pensando en eso. Bueno sí, algunas noches que con Bianca decidimos ayudarnos mutuamente...

Ése reencuentro en forma de trío, nos había sacado el tabú y nos permitió disfrutar juntas algunas noches como en los viejos tiempos. 

Los últimos días, los pasé también mensajeandome mucho con Gon y Nadia. Me dí cuenta, casi inconscientemente que lo mío con Fede ya tenía un final. Me daba algo de pena por lo tierno que era conmigo pero yo realmente no podía darle lo mismo. Elegí ser honesta conmigo misma y con él cuando regrese. 

Si bien amaba compartir sexualmente con Bianca, extrañaba el ver a Nadia. A diferencia de lo que me pasó con Fede, ella si sabía de mis historias e incluso de mi trío y noches con Bianca. Celebraba esos hechos y eso a mí me generaba mayor morbo. 

Llegó el día de despedirme de todos, volví a Buenos Aires  un miércoles a la noche y la semana siguiente empezaba de nuevo las clases. 

Quise primero cerrar el capítulo que más me atormentaba. Fui a ver a Fede ese mismo día y le conté que después de estar allá, entendí que lo mejor para mí era cortar la relación que teníamos. Él se lo tomó bien por suerte, aunque se lo notó muy triste. 

Esa noche me costó mucho dormirme. Por suerte coincidimos en el insomnio con Gon que me llamó y estuvimos hablando casi 2 horas por teléfono. 

Al día siguiente, Nadia me había invitado a la casa. Me dijo que llegue a eso de las 7 de la tarde. 

Me puse una pollerita negra sueltita que tenía y una remerita ajustada escotada color violeta. Me arreglé y fui con toda mi ilusión a verla. 

Apenas entré, me dió un tierno beso, me hizo sentir que me había extrañado. Hablamos un poco y a los minutos, ya la tenía encima a los besos y manoseo puro. 

- "Anduviste muy bien atendida vos" me dijo mientras recorría con sus besos mi pancita. 

Yo no contesté, me limité a disfrutar.

- "Hoy te tengo una sorpresa"

Se levantó de encima mío, buscó algo en un mueble y me dió una cajita. 

Cuando abrí mi regalo, adentro había uno de éstos juguetitos que se controlaban con el teléfono. 

- "Vamos a ir a cenar hoy, quiero que te lo pongas"

Así fue como Nadia me recibió en mi regreso. 

Dejó el juguete a un lado y me empezó a calentar con besos, caricias, etc. Pero nunca me dió el gusto de nada más que una provocación. Se notaba que quería dejarme caliente. 

Cuando sintió que yo ya estaba en el punto que quería, agarró el juguetito y me lo metió. Al segundo agarró su teléfono y empecé a sentir unas vibraciones que me hicieron gemir y revolear las piernas al mismo tiempo. 

Salimos de ahí y mientras caminaba, ella iba jugando conmigo como se le daba la gana. 

Sentía intensas descargas, otras suaves, nunca sabía lo que me iba a tocar. Ella se aseguraba de buscar los peores momentos para activarlo. Yo no sabía cómo disimular con eso puesto. 

Llegamos a un bar y nos hizo sentarnos en el medio del lugar. Apenas llegó el camarero a preguntar qué queríamos tomar,  ella activó con máxima intensidad el aparatito. No pude evitar largar un gemido que intenté disimular con una tos, aunque de poca credibilidad. 

A cada rato, ella jugaba conmigo. Me daba placer de las maneras más inoportunas posibles. Yo estaba súper mojada y no podía concentrarme con nada. 

- "Mirá la pareja de la barra, pediles que nos saquen una fotito porfi"

Me dijo con toda la malicia, indicando con la mirada un chico y una chica de nuestra edad. 

No intenté ni cuestionar su orden. 

Me paré y cuando me acercaba a ellos, empecé a sentir el juguete vibrar dentro mío con enorme intensidad y haciendo cambios de ritmos constantes. 

Trataba de decirles cómo alguien normal, si podían sacarnos una foto pero me resultaba imposible. La chica me miraba con odio por no entender qué pasaba y él trataba (sin éxito) de esquivar mi escote. 

Cuando finalmente se los pude decir, mientras le daba el teléfono a él sentí un pico de placer que hizo que termine agarrada de su mano.

- "Gracias gracias" dije queriendo disimular. 

La novia me comía con la mirada, pero no en el buen sentido. 

Traté de posar con Nadia, para peor ella le pedía que repita la foto. Claramente era solo por torturarme.

Después de varias copas ahí. Yo no podía más con mi vida. 

- "Nadia por favor, necesito coger YA"

- "Shh, yo voy a decidir eso, no vos"

De ahí me llevó a un barcito que ya tenía más música y había gente bailando. 

- "Ves ése chico de allá? Quiero que lo encares. Si te da un beso, vamos a volver a casa a que te coja"

Me había señalado un pendejo algo gordito y de carita muy inocente. Estaba con un grupo de amigos de su misma edad. 

Apenas me acerqué, todas las miradas me recorrieron de arriba a abajo. Si bien sabía que iba a ser fácil, necesitaba ese beso como sea y rápido. 

Mientras, en mi entrepierna sentía un líquido que venía de mi, por culpa de ese juguete que me seguía torturando. Podía sentir cómo las gotas recorrían mi pierna. Gracias a alguna deidad, imperceptibles para el resto. 

- "Hola chicos! Cómo andan?"

Sus miradas eran totalmente incrédulas de la situación. 

Atinaron a saludarme cortante y con mucha timidez. 

Mirando a mi objetivo... - "Perdón te ví desde el otro lado y me pareciste súper lindo chico, soy Ceci"

Los amigos no pudieron disimular una risa y algunos codazos de sorpresa entre sí. Mientras que mi garantía de sexo tímidamente contestó "soy... Pablo. Vos sos muy linda"

- "Gracias, vamos a tomar algo?" 

Y me lo llevé del resto, miré a mi alrededor y Nadia estaba siguiendo atenta la situación. 

Ya en la barra y con varios ojos mirándonos desde lejos. Pedimos algo y no nos lo llegaron a preparar que me tiré a comerle la boca. 

Me daba unos besos algo torpes pero que poco me importaba. Jugué con su lengua mientras Nadia a la distancia jugaba con mi conchita que estaba empapada. 

Pude sentir las manos de Pablo que no tardaron en apretarme la cola con intensidad. Me dejé, es lo mínimo que le debía por lo que él me daba sin saberlo. 

Mientras él empezó a agarrar confianza en sus besos, sus manos también con mi cola. Ya eran bastante más juguetonas y se podía notar que su pija también había podido sentir el disfrute de eso. 

Me separé de aquél nene inocente, ya estaba cumplida mi misión y él también había tenido un lindo premio. Me fuí dejando el trago en la barra y encaré directo a Nadia. 

De lejos pudimos ver a Pablito con sus amigos celebrando la reciente conquista. 

- "Por favor volvamos ahora" le supliqué a Nadia.

Por suerte cumplió su palabra y me sacó de ese bar para irnos directo a su casa. 

Las pocas cuadras que nos tocó caminar se me hicieron eternas. 

Cuando entramos al ascensor, ella se arrodilló, sacó el juguetito de adentro mío y en esa misma pose empezó a chuparme la conchita. Por fin el alivio volvió. 

Llegamos a su piso, ella no dejó de chupar y con una mano evitaba que se cierre la puerta. 

Se reincorporó y entramos a su depto.

Recorrimos los metros que eran hasta su cuarto, desnudandonos la una a la otra y matandonos a besos. 

Paf. Sentí fuerte en la cola. Ya había empezado. PAF. Aún más fuerte. PAF. Otra nalgada. 

Entendí y me tiré en 4 a la cama. Lo que siguieron fueron varios azotes más en mi cola. 

- "Estuviste calentita?" Me interrogó.

- "Toda la noche, muy" respondí obediente. 

- "Te gustó andar a los besos?" 

- "Si, le sentí la pija cómo crecía"

- "Sabía que te iba a gustar putita"

PAF. Otro azote más. Esta vez, no fue su mano, tenía una suerte de pala de cuero que no había visto sacar. 

El ardor de mi cola era enorme después de eso. 

Ella se tiró a chuparmela enterrando su cara en mi cola. Su lengua jugaba con mi rayita, yo sólo podía mojarme y gemir. 

Apenas metió sus dedos y me empezó a pajear, liberé una calentura acumulada increíble, empecé a acabar y dejé caer mi cuerpo sobre la cama. 

- "Apa, estabas caliente de verdad. Apenas te colé los deditos y te me acabaste"

Lo siguiente que hizo, fue girarme y sentarse encima de mi cara. Yo seguía muy caliente y empecé a chupar en el instante que pude. 

Ella se inclinó y siguió con su tarea oral. Quedamos en un 69 con ella encima mío y chupando las dos desesperadas. 

Seguimos un buen rato en esa pose hasta que ella se levantó y vino a besarme. Ambas teníamos el gusto de la otra en la boca. Nuestras lenguas fueron intercambiando sabores entre sí. 

Ella se acostó boca arriba y era mi señal, fui a seguir chupando y colarle los dedos hasta que se acabó. Mientras la veía arquear su espalda, todavía podía sentir mi cola latiendo de los azotes del principio. 

Nos abrazamos y descansamos hasta el siguiente round. Y el otro. Y el otro. Y el otro. Realmente nos pasamos la noche cogiendo. Apenas si dormíamos 30 o 40min y una despertaba a la otra para coger.

Mi colita no se salvó otra vez. La de Nadia tampoco. Recién nos despertamos a las 4 de la tarde del otro día con la satisfacción de un hermoso y completo reencuentro. 

3 comentarios - Una chica sencilla (15)

diegoprey +1
Uff divino reencuentro 👏👏😉. +10 x el excelente cap..
BohemianFantasy
Gracias ♥️♥️
Pervberto
Derroches de placer en grografía diversas. El placer de leerte en todo su esplendor.