Mi vecina (vouyerismo)

Ella solía estar en casa, en tanga y una remera corta, hacía tiempo que lo sabía y a veces me paraba a mirarla. Me apoyaba en mi ventana y la observaba como iba limpiando de aquí para allá. Ya se había dado cuenta de mi presencia semanas atrás, pero no parecía disgustarle. Diría incluso que le gustaba exhibirse, porque cuando la miraba hacía gestos y posturas provocativas y orientadas hacia mi ventana. Cuando nos vemos por la calle, en el supermercado o en otro lugar, nos saludamos al pasar educadamente, ella me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa. Aquel día estábamos en la cola del supermercado esperando nuestro turno para pagar, ella iba delante y entre nosotros había una señora grande con solo una botella de agua. Ella se giró y amablemente invitó a la anciana a ponerse delante, argumentando que ella llevaba mucha cantidad y era injusto que la señora esperara cuando sólo portaba un artículo. De esta manera quedó delante de mí, me miró, me sonrió y se volvió, dándome la espalda. Empezó a colocar los productos en la cinta de la caja, pero se agachaba para tomarlo del chango sacando el culo y apuntándolo hacia mí. Hasta lo movía suavemente, sabía que me gustaba y me estaba provocando. Eso fue lo que pensé. Mantuve la compostura a pesar de que mi cabeza había empezado a hervir de deseo. No quería obsesionarme con ella, pero tampoco podía sacarla de mi cabeza. Cuando pagó y había recogido toda su compra en bolsas, la cajera pasaba mi compra, ella me hizo un gesto con la cabeza que entendí como un “vamos”. Salió del local. Poco después pagué y salí del supermercado. Ella no había avanzado mucho, así que la vi caminar con las bolsas a unos metros. Se dio cuenta de que iba detrás de ella. Al doblar la esquina entramos en nuestra calle. Ella llegó primero a su edificio, abrió la puerta y se giró hacia mí. Volvió a hacerme un gesto, esta vez me indicó que subiera a mi dpto. Eso hice. Cuando entré dejé las bolsas y me asomé a la ventana. Ella apareció y me enseño su mano derecha abierta, cosa que entendí como que esperara cinco minutos. Aproveché para organizar los que había comprado y volví a la ventana, pero no estaba. No pasó mucho tiempo hasta que apareció y se puso frente a mí. Iba vestida como la había visto, jeans y una blusa que marcaba su figura. Desabrochó los botones de su blusa y la abrió. Yo levanté el dedo pulgar como aprobación e indicando que me gustaba lo que veía. Desabrochó el botón de sus jeans y los abrió. Con el dedo índice le hice un gesto para que se diera la vuelta, y así hizo. Se bajó el pantalón mostrándome su precioso culo, y a la vez su tanga muy chiquita color negro. Cuando se sacó la ropa y quedó en ropa interior me indicó que la acompañara, que me desnudara. Saqué mi camiseta primero, ella asintió con la cabeza, aprobando mi acto. Después me hizo señas para quitar mis pantalones. Obedecí y me quedé en bóxer delante de ella. Teníamos buena visión, los ventanales me permitían verla de cuerpo entero, mientras ella a mí me veía más o menos desde las rodillas. Se llevó las manos atrás para soltar el corpiño, pero antes me preguntó con un gesto si quería que se lo quitara. Le dije que sí, evidentemente. Se quitó el corpiño y por primera vez me mostró sus tetas, eran hermosas, deseaba lamerlas. Empezó a tocárselas, apretándolas, pellizcándose los pezones e inclinando la cabeza para saborearlos con la punta de su lengua. La verga se me había puesto dura, así que la marqué con las manos por encima del bóxer para que pudiera verlo. Ella se mordió el labio inferior y se llevó las manos a las caderas, cogiendo el elástico de la tanga. Hice el gesto de “sí”. Empezó a mover las caderas suavemente, poniéndose de perfil y bajando su tanga. En ese momento queria comérmela, me tenía muy excitado. Entonces saco su tanga y las tendió hacia mí alargando su brazo. Las soltó y cayeron al suelo. Estaba desnuda frente a mí. Me indicó que me quitara el bóxer y así lo hice, dejando mi verga erecta y bien dura a la vista de sus ojos. Se mordió el labio y se llevó la mano a su depilada conchita. Empezó a masturbarse, mirándome con cara de placer. Me indicó que me la agarrara y me masturbara para ella. Empecé a masturbarme lentamente. Ella hacía lo mismo. Se giró y acercó una silla para sentarse en ella y abrir bien las piernas, me estaba mostrando su conchita abierta, para después introducirse dos dedos y masturbarse regalándome esa maravillosa visión. Ella se dio la vuelta en la silla y empezó a masturbarse mostrándome el culo. Yo seguía haciéndome la paja hipnotizado por las vistas. Estaba muy excitado, pero no quería acabar, así que bajé el ritmo de mi mano. De repente ella se volvió hacia mí, me hizo el gesto de esperar y desapareció de mi vista. Esperé unos segundos que me parecieron eternos. Me empecé a desesperar. Incluso pensé que había sido un idiota, que hacía aquello para tenerme enganchado. Mi pija empezó a decaer poco a poco, sonó el timbre del portero del dpto. Lo descolgué y pregunté extrañado porque no esperaba a nadie. Si? Abre la puerta y no te vistas. Dijo una voz femenina. Pulsé el botón. Sonó la puerta. Me acerqué y miré por la mirilla, era ella, mis sospechas se habían confirmado. Abrí y entró. Llevaba un abrigo largo y unos zapatos de tacón. Me miró desnudo de arriba a abajo. Después miró alrededor, siéntate ahí, me dijo señalando el sillón. Obedecí. Se puso frente a mí y abrió el abrigo, no llevaba nada, sólo los zapatos de aguja. Dejó caer el abrigo al suelo y quedó desnuda. Empezó a acariciarse mirándome. Mi pija ya había reaccionado y estaba llenándose de sangre, tomando volumen. Pajéate, me dijo. Me la agarré y cumplí su orden. Iba haciéndome una paja despacio ante ella, que estaba divina. Tomó una silla y se sentó frente a mí para comenzar a masturbarse conmigo. Te gusta lo que ves? Preguntó pajeándose gozosamente, introduciéndose dos dedos con una mano y agitando el clítoris con la otra. Me encanta, puta le dije, me encanta. Empezó a gemir subiendo el tono para excitarme más aún. Yo aceleré el ritmo de mi paja, estaba muy caliente ante esa situación. Me gusta tu pija, da gusto verla. Y esos huevos están para lamerlos, e dijo. Me coloqué más cerca de ella pajeándome de pie. Me gusta que seas exhibicionista, me pones muy caliente, le dije. Sí? hijo de puta, te gusta verme? Respondio. Me encanta verte, asi bien puta pajeandote para mi. Podía oír lo húmeda que estaba cuando se metía los dedos rápidamente, ese sonido endiablado que sube la moral de cualquiera. Sobre el suelo habían caído algunas gotas desde su concha. Te gustaría cogerme? Hijo de puta me dijo Me encantaría cogerte por todos lados, como toda puta merece. Qué hijo de puta sos, dijo tras emitir un gemido denso y levantar las piernas del suelo, me pones muy caliente, mira mi concha cómo está? Sí, lo veo y lo deseo sos muy puta, y eso me gusta. Soy la más puta, la más viciosa y la más sucias de todas. Y quiero que acabes sobre mí (dijo). Perfectamente puta. Métete entre mis piernas y lléname de leche, pero cuando yo te diga me dijo. Ella tenía las piernas abiertas y elevadas, dejándome ver bien su concha y el agujero de su culo, se masturbaba rápidamente poseída y furiosa. Me acerqué hasta el máximo, con mis piernas tocando las suyas, colocando mi pija sobre su cuerpo. Ella miraba como me estaba masturbando con la mirada fija en mi verga y mi mano que la agitaba. "Dame leche hijos de puta" me ordenó. Yo lo hice dejando mi pija dura ante su cara. Ella emitió un gemido alto. Qué buena pija tenes hijo de puta –y me la escupió. Volví a agarrármela y a pajearme. Prepárate que quiero leche, la quiero enseguida. - Me avisó y volvió a escupírmela. Aceleré el ritmo de la paja para buscar la eyaculación, al agitar tan rápido oímos el sonido de mi mano agitándome la verga empapada de saliva, mezclado con el de su coño. Gotas de saliva caían sobre su cuerpo. Acaba ya hijo de puta, quiero verlo para acabar yo, vamos acaba, lléname de leche. Afortunadamente ya lo tenía muy cerca, iba a romper, a estallar, a explotar sobre ella, llenándola de leche como me había pedido. La escuchaba gemir y empezó a subir el semen por el tronco de mi pija, notaba que empezaba a reclamar su expulsión de mi cuerpo para estrellarse en el suyo y chorrear hacia abajo por sus tetas y su abdomen. Estoy por acabar, le dije. Acaba, dame leche caliente, lléname. Empecé a sentir convulsiones y a expulsar semen sobre sus tetas y su abdomen, ella se mojó la mano en él y se la volvió a llevar al coño, gimiendo y masturbándose como una loca, hasta que empezó a correrse, a convulsionarse. Yo aún me la tenía agarrada exprimiendo las últimas gotas que salían de mi glande. Acabamos. Me hice hacia atrás y me senté en el sillon. Ella bajó las piernas y las apoyó en el suelo. Respirábamos profundamente. Entonces nos miramos, nuestras eran caras satisfechas, cuerpos satisfechos. Me levanté y le entregué un paquete de pañuelos de papel, pero lo rechazó. Se puso en pie, se colocó el abrigo y caminó hacia la puerta. La abrió, y desde la puerta me miró. Y se fue. Me quedé mirando por la ventana hacia la suya, quería verla entrar. No tardó mucho en aparecer, como si supiera que yo iba a estar ahí. Se quitó el abrigo y quedó desnuda frente a mí. Pasó su mano derecha por su abdomen y sus tetas, donde había caído mi leche, y luego se llevó la mano a la boca y lamió sus dedos y desapareció de la ventana. Yo me quede un rato más y al ver que no aparecia fui a bañarme

1 comentario - Mi vecina (vouyerismo)

choloysra
Excitante. Me paraste la verga. Buena imaginación