La vida secreta de mi hija. (II)

II. Tentaciones


La vida secreta de mi hija. (II)


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Juan Carlos no pudo dormir bien esa noche. Tampoco podría hacerlo las noches siguientes pero, en esta ocasión, definitivamente los motivos de esto estaban frescos.
La calentura con que los recuerdos de las fotos de Sara lo habían dejado, la indisposición de María para ayudarle con ello, las dudas sobre el futuro de su relación con su hija, el futuro mismo de su hija. Demasiadas preguntas, pensamientos vagos también atormentaban su cabeza. ¿Su hija perfecta realmente era una pervertida de primera?
Está bien que ella disfrute su sexualidad pero ¿Hacerla pública de esa manera? ¿Realmente disfruta eso? ¡Qué extraño!

Durante el desayuno se mostró inquieto, María salió mucho antes que él hacía su trabajo así que le tocó desayunar a solas con Sara, aunque ella no comió mucho. No pudo evitar mirarla con un poco de deseo y con gran timidez y nerviosismo. Sara, por su parte, no entendía el por qué de la actitud de su padre, suponía que había tenido problemas con María y que él no quería involucrar a su inocente hija en sus problemas maritales.
Afortunadamente, Sara se fue a la escuela temprano. O eso fue lo que dijo que haría.

Juan Carlos hacía Home Office la mayor parte del tiempo. Siempre terminaba demasiado temprano sus labores y simplemente se quedaba al pendiente el resto del día por si surgía algún imprevisto. Esa tarde le tomó un poco más de tiempo llevar a cabo sus funciones puesto que los recuerdos de la imágen de su hija masturbándose de manera tan morbosa no le dejaban concentrarse de manera apropiada.

La curiosidad y el morbo continuaron creciendo el resto del día y no tuvo más remedio que volver a la computadora de su hija para tratar de disminuir esos pensamientos con una buena paja.

Mientras navegaba por la laptop de Sara le dió curiosidad regresar al sitio donde ella streameaba para volver a ver ese único clip de verificación.

Juan Carlos encontró también en el sitio el horario en que su hija streameaba sus cam shows. Sería en el horario de su siesta, al poco tiempo de volver de su escuela.
¿Qué tipo de shows realizará?
La curiosidad lo consumió y terminó por ceder a esta (y a su lujuria).
Se abrió una cuenta en el sitio (que le pidió una fuerte cantidad de dinero en Ethereum para poder registrarse) y volvió al trabajo. Pronto se resolvería al menos una de sus muchas dudas.

Sara llegó a casa. Fue directamente a donde su padre a recibirlo con un beso en la mejilla, volvió después a su habitación. Colocó su portátil sobre una mesa que suele usar para estudiar, la apuntó a su cama dejando de fondo una pared blanca y cubrió muy bien con cortinas su ventana para evitar revelar su ubicación específica.

Se puso un collar de perro, tomó su teléfono y abrió la app que le permitiría controlar a distancia su stream.

Se puso su típica máscara que le permitiría —al menos un poco— proteger su identidad.

Cambió la ropa que llevó ese día a la universidad por un uniforme genérico de secundaria que había usado más de una vez para sus shows. Le quedaba perfecto en su diminuto cuerpo.
La ropa interior que llevaba era una igualmente diminuta tanga y dos pezoneras adheribles en forma de equis con las palabras "fuck me" en ellas.

Luego de cambiarse, insertó un pequeño vibrador a control remoto en su coño. Ese vibrador es controlado por la audiencia quien le dará fuertes vibraciones cada que envíen una cierta cantidad de dinero, lo básico y normal para cualquier cam show.

Sara presionó el botón de comenzar stream.

...

Juan Carlos había estado esperando esto todo el día. Cuando su hija llegó a avisarle que había llegado y le dió un beso en la mejilla no pudo evitar calentarse —aún con demasiado sentimiento de culpabilidad y vergüenza— al pensar en lo que esa inocente joven estaba a punto de hacer.

Finalmente la notificación apareció y Juan Carlos sintonizó el stream.

En pantalla se veía a una niña joven de un cuerpo bastante pequeño y un uniforme demasiado infantil para la verdadera edad que ella tenía.

—Hola, papi. Ya volví de la secundaria. Me calenté mucho estando allá. Ahorita te cuento, primero cuéntame cómo te fue a ti.

Las palabras de Sara eran pronunciadas con un tono ligeramente más agudo a su hablar normal y con unas infecciones y modulaciones bastante sensuales y eróticas.

Juan Carlos se sintió observado y juzgado aún sabiendo que seguramente ese "papi" iba dirigido, a manera de roleplay, a sus espectadores habituales.

Comentarios de gente con nicknames genéricos aparecieron en pantalla, Sara respondía a algunos.

«Muy bien, mi bebé, el trabajo ha estado muy estresado estos días, por eso siempre te pido que me ayudes a desestresarme.»

Se leyó en pantalla y Sara respondió:

—Own, papi, yo estoy aquí para consentirte. Ya sabes que para eso existimos las hijas más chiquitas para consentir a nuestros papitos lindos.

Sara sacó entonces de su bolsa, que estaba a un lado, una paleta redonda de color rojo y la comenzo a lamer despacio mientras miraba a la cámara.

—¿Quieres que te consienta mucho hoy también, papito?

«Sí, ya sabes que eres la putita de papá, pero antes cuéntame cómo te fue en la escuela»

—Ay, sí, papito, soy tu puta. Tu sucia putita que no sirve para nada más que para complacerte.
Pues hoy me fue bien en la escuela, papi. El profesor de mates me pidió que hoy llegara temprano. Me quería felicitar por ser tan buena alumna y sacar tantos dieces así que me iba a invitar a desayunar. Pero se asustó mucho ¿Sabes, papi? Creo que cuando me preguntó qué quería desayunar hoy no esperaba que le dijera que quería verga.

Las palabras de Sara iban con un tono muy infantil y se entrelazaban con chupadas constantes a la paleta, chupadas que se volvieron más eróticas una ves terminó de hablar.

«¿Le chupaste la verga a tu profesor de mates? ¡Qué niña mala eres, debería castigarte!»

Seguido de eso se notó una notificación en la que le donaron una inmensa cantidad de dinero en Ethereum a Sara y el vibrador que tenía en su coño hizo suficiente ruido con sus movimientos como para oírse en el stream.

Sara se sobresaltó con la sorpresa y se retorció de placer durante los pocos segundos que duró vibrando a ese ritmo el aparato.

—Ay, sí, papi, castígame, que he sido muy, muy mala. ¿Quieres ver cómo le chupe la verga a mi profesor?

Sara cambió de escena su stream y puso en grande el vídeo que había tomado esa misma mañana mientras ella podía verse en un recuadro más pequeño.

Sara comenzó a jugar con su clítoris por sobre la tanga y por debajo de su falda.

En el vídeo se podía ver una verga de unos catorce centímetros, bastante delgada a decir verdad, y sin rasurar. Unos labios pequeños pintados de rosa se acercaron a ella y descubrieron el glande que yacía escondido bajo una pequeña capa de piel. Luego de eso, la lengua de la que parecía ser Sara —su cara no se alcanzaba a ver por completo— comenzó a hacer circulitos sobre la punta del glande de quien sería su profesor. Poco a poco los círculos fueron haciéndose más grande y Sara terminó por engullir todo el glande entre sus labios. Lo sacó poco a poco mientras seguía presionando con sus labios y una vez que lo tuvo fuera le dió un sonoro beso.

—No sabía que fueras tan puta.
La voz del profesor se escuchó en el vídeo.
—Lo soy más de lo que cree, profesor. Pero no me diga puta, sigo siendo chiquita. Mejor dígame putita.

La voz de Sara con ese característico tono infantil con el que falseaba su voz en stream fue bastante convincente.

La lengua de Sara recorrió el falo del docente y tardó poco en comenzar a engullir con bastante velocidad y presión el falo del aludido.
La respiración del profesor se escuchaba ya muy agitada cuando Sara se sacó la verga de la boca.

—¿Ya vas a acabar profe? ¿Me quieres echar la lechita en la cara? ¿O en dónde?
—Déjame acabarte en el culo.
—Claro que sí, así me quedo con tu lechita calientita pegada a mí el resto del día.

El vídeo se cortó allí y la escena del stream volvió a mostrar en primer lugar a Sara.

—¿Qué te pareció, papi?
¿A poco no fui una muy buena alumna el día de hoy?

Juan Carlos ya se encontraba masturbándose con fuerza cuando el vídeo de la mamada se detuvo pero tuvo que disminuir su velocidad cuando vió a su angelito realizar un baile erótico en la cámara.

Sería cosa de unos treinta minutos. La música de fondo era jazz, algo muy sensual y poco común.
Sara se movía con gracia pero seguía transmitiendo ese toque infantil e inocente que toda su vida se había empeñado en desarrollar.

Poco a poco fué despojándose de su ropa hasta quedar sólo su tanguita de color negro y esas dos equis en sus pezones que decían «Fuck me».

—¿Qué te gustaría verme hacer hoy, papi?
Llévame al extremo. Ya sabes que estoy para complacerte. ¿Quieres que me tome esas pastillas mágicas de placer? ¿O quieres acaso que me beba mi propia orina? Tal vez quieras que me meta algo por atrás...
Tú dime, por favor...

«Hola, bebé. Papi quiere ver qué tanto puede dilatarse tu ano»

El mensaje iba acompañado de una fuerte suma de dinero para Sara, quien sonrió con confianza.

—Own, papi, muchas gracias por eso. ¡Con gusto la perrita sucia de tu hijita te mostrará cómo se dilata su anito!

Entonces sacó de su bolso unas bolas tailandesas y un frasco de lubricante.

Juan Carlos veía cómo poco a poco esas bolas cada vez más grandes entraban por el culo de su angelito.
No sé lo podía creer.
Ya se había venido y —a diferencia de otras ocasiones— la culpa no había sido superior al morbo por lo que seguía viendo la transmisión de su hija.

Poco después ya Sara se encontraba metiéndose un grueso consolador en el culo.
El vibrador en su coño seguía activando su mayor potencia cada cierto tiempo por lo que el pequeño cuerpo de ese angelito de 18 años estaba sometiéndose a una doble penetración.

Para el final del stream, Sara ya había sacado el consolador de su culo y este se había quedado sumamente abierto por la dilatación producto del trabajo que había realizado en la mayor parte del show.

Sara se despidió de sus "papis" y Juan Carlos ya había ido a ducharse.

Él creía entender del por qué su hija había elegido esa plataforma en lugar de una convencional. Pensaría que el hecho de hacerse pasar por alguien de otra edad tendría sentido, pronto sabría que esa no era la única razón por la que ella no transmitía en un sitio web "normal".

Mientras tanto, al salir de la ducha, se topó con su hija quien se veía muy roja y sudada. Ella esperaba para bañarse. Juan se apresuró a volver a su pieza para ocultar la tremenda erección que le produjo al ver a su hija así.

La idea de cogerse a su propia hija se volvía cada vez más fuerte en su cabeza.

Esa tarde sí cenaron los tres juntos. María volvió un poco más temprano que el día anterior pero igualmente cansada.

Sobra decir que Juan Carlos no tuvo oportunidad de acostarse con su mujer, así que tuvo que recurrir a los recuerdos de su hija para poder liberar un poco su libido esa noche.




2 comentarios - La vida secreta de mi hija. (II)

Marc7663713
Exelente relato y en espera del.siguiente capitulo, +10
Leoricard60
Una pena leer esto y que aún no esté la siguiente parte , por ahora excelente calidad +10