You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Soy todas...soy una.

Ser sumisa no es una mujer cualquiera que se rinde a los deseos, caprichos y órdenes de un Amo sin voluntad ni discernimiento como una simple mortal.
Es una mujer en esencia hembra que lleva sus hormonas revoltosas y sus deseos puestos a disposición de un Amo que realmente la merezca.
Puede transformarse en lo que el desee, desde la más puta de las perras a la más sofisticada de las de las mujeres.
 La desnudez del alma y a su vez del cuerpo es la clave para hacerse inolvidable. En nuestra piel se escribe la vida; historias grandes y pequeñas, vivencias, experiencias, penas y alegrías, pero por sobre todo la satisfacción y la entrega mutua, esa que se graba en nuestra memoria y que al primer recuerdo excita al primer roce.
Mi Amo y yo, hemos creado la sociedad perfecta, donde codificamos un lenguaje propio y con solo señales secretas concertamos nuestros encuentros para practicar nuestros rituales, nuestro arte con la maestría y la excelencia de cada uno.
 Soy su placer y responsabilidad, El, mi custodio incansable y protector universal.Si desea mi cuerpo, lo entrego satisfecha para que sus deseos y su voluntad sea mi única finalidad, pero él también me entrega toda la confianza, seguridad, goce y placer.
 Así un día cualquiera en la cocina, me pilla preparando su infusión favorita, aparece por detrás y coge mis senos, pellizca mis pezones que se endurecen tanto que me hace gemir más de placer que de dolor. Muerde mis labios y recorre con su lengua el cuello, mientras con sus manos en mi entrepiernas en un solo movimiento me quita la ropa interior.
Me voltea y me sienta sobre la mesa donde abre mis piernas, sujeta mis caderas y me hace sentir su pene duro y firme que busca a ciegas la entrada a mi húmeda y resbalosa vagina que clama por tenerlo dentro.
 Lo recibo tan caliente que el primer contacto de su pene al interior de mi vagina siento las primeras contracciones y acabo irremediablemente, cierro los ojos, me tiemblan las piernas y solo escucho sus gemidos detrás de mi oreja.
 -Que deliciosa eres- me dice susurrando mientras muerde mi oreja
- no hay nada comparable al placer que siento al estar dentro de ti-
¿Te gusta? –, me dice -Pídeme más – vamos -
 Aún sin regresar del intenso clímax, me recuesta sobre la superficie de la mesa donde me saca el vestido, así desnuda me recorre a mordidas y me vuelve a penetrar una, otra y otra vez.
Con palabras entrecortadas le suplico que acabemos juntos.
-Aun no es el momento- dice
 Sale de mi interior y se arrodilla para meter su lengua en mi vagina, beber de mis fluidos, chupar mi clítoris y recorrerlo con la punta de la lengua.
Entreabre mis labios y se deja llevar por mi humedad.
Él juega, yo gozo.
Me da vueltas y me ubica en el borde de la mesa dejando ante su vista mi culo en todo su esplendor, moja, lubrica y acaricia mi ano, este empieza a palpitar y se prepara para recibir en su interior esa fuerza masculina que hace perder todos los sentidos.
Me penetra.
Entonces la cocina se convierte en ese lugar perfecto para beber y degustar los mejores sabores y manjares de la lujuria.
Los recuerdos y sensaciones te hacen inolvidable.
Soy suya las veces que quiera.
En mi encuentra la mujer que desea.
Puedo seducirlo silenciosamente y enloquecerlo desnuda.
Lo que el pida se lo doy, lo que el piense, lo que el sueña, lo soy para él.
Soy todas, soy una.
Soy todas...soy una.

3 comentarios - Soy todas...soy una.

lmasse74
Muy bueno, van mis 10!!
marcelobhabca
Que buen relato, pude ver todo lo que contaste, mi miembro se puso duro, gordo con ganas de participar en esa escena amorosa y poder acabar junto con Ustedes. Saludos para ambos 😉👏🏼👏🏼👏🏼

hermosa