Blancanieves sigue teniendo la piel bien pálida

Blancanieves sigue teniendo la piel bien pálida, aunque ahora esos siete amigos de escasa estatura que conoció en el bosque, se auto perciban como latinos, afroamericanos, gays o forajidos…
Ella ha vuelto a la casita del bosque con una nueva amiga.
De manera muy inocente, Blanca piensa que su amiga es como ella, pura, casta y virginal, criada con los antiguos preceptos familiares.
Pero se equivoca: esa nena es bisexual; se viste con látex, jamás usa tanga, aspira cosas raras con un billete enrollado y ya entregó hasta su virginidad anal.
Lo único que le falta a semejante perra, es seducir a la inocente Blanca.
Y esa inocente se dejará seducir, porque ella es demasiado confiada.
Ambas se detienen en un claro, oyendo ruidos extraños y pensando que tal vez, allí cerca se encuentran leñadores; los chicos malos del cuento.
Pero no, son apenas unos lindos ciervos y unas hermosas ardillas.
Su amiga simula estar asustada y aprovecha la situación.
Blanca siente esas manos delicadas que ciñen su cintura desde atrás, acarician su redonda cola y suben por sus pechos.
Cierra los ojos y se deja llevar, pensando que, después de todo, está en mejores manos que las de esos siete enanos…

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