Mi sobrina y su prima del pueblo 6

 Mi sobrina y su prima del pueblo 6


Aclaración: El relato no es mío, pero me encanto y me pareció muy buena la historia.



Sigue pendiente la venganza de Jenny, y a mi cuñada le hace falta “corregirla”. También esta Claudia, que no espera ya que vaya por ella, y disfruta mucho con Esther.
    Jenny ya se follaba a dos profesores en el mismo callejón detrás de mi bloque. Bueno follar no, más bien se la chupaba un poco, se ponía a cuatro patas, y muy sabiamente gemía escandalosa al notar la polla entrar. Los dos profesores no aguantaban cinco pollazos.
No se tiene, a una de las tías buenas del instituto a cuatro patas cada día. Los pobres se pajeaban antes de quedar con ella, pero nada. Era verle ese cuerpazo, esa cara de zorra, escucharla gemir y correrse con los ojos en blanco.
Jenny recogía su examen y se iba a ver a su amiga Luci, eran muy amigas, y Luci sabia como follarla con el consolador y el “satisfacer” a la vez.
Se había fijado en mí, y ya se colocaba cada mañana y cada tarde donde me veía, y yo no la podía ver. Veía como me besaban mis chicas en la boca y como movían sus culitos al alejarse, y mirarme riendo. Tenía curiosidad, se le mojaban las bragas al verme, y la curiosidad hace, a una jovencita, hacer tonterías.
Nosotros en casa esa tarde, y la noche la pasemos muy tranquilos, y mi polla descanso. Vimos una peli, Esther y Claudia se fueron pronto a la cama a seguir con sus juegos, al ver que no estábamos muy “cariñosos” o algo pasaba. Mis chicas me abrazaban, y como mucho me acariciaban, pero se sabían castigadas. Acabo la peli y me fui a fumar, y ellas a mi cama, esperándome para abrazarme y dormir.
Al día siguiente sin planearlo, me cruce con Esther en la puerta del baño. Se paro, me dio los buenos días mirando mi empalme matinal, y la empuje dentro, cerrando con pestillo. La senté en borde de la bañera, mee agusto, me la lave bien en el lavamanos. Me acerque a ella sonriéndole, y se lanzó a ordeñarme.
La cabrona había pillado una técnica que solo con muchas pollas, o siendo masoquista, se adquiere. Casi la tragaba toda por su cuello y encima sonreía orgullosa. Me vació los huevos en cinco minutos. Y se corrío solo con maltratarle las tetas y los pezones. Una gozada.
Sali del baño prometiéndole follarle el culo la próxima vez, y me sonrió alegre por la promesa.
Me fui a la cocina y me tomé el café bien relajado. Las chicas fueron desfilando, y lleguemos al instituto sin mucho hablar. Mi sobrina me recordó lo de su madre, y no les quise recordar, que esperaba una explicación. Ya lo sabían.
Lo que si hicieron fue besarme con más pasión de la habitual y me deje hacer, me morrearon con pasión y se fueron moviendo sus culos para mí, girándose como siempre a mirarme y reírse.
Arranque y al volver la esquina estaba parada haciéndome señas. Pare a su lado y le pregunte:
- ¿Qué te pasa Jenny? -me sonrió y me dijo:
- ¿Me conoces? – y puso cara de alagada.
Daban ganas de abofetearla con la polla.
-Jenny, te conozco desde primero de la ESO - le dije resoplando.
Jenny se sintió tonta, muy tonta. Una cosa era que no le hiciera ni caso, porque es una pija repelente. Y la otra que soy el tutor de mi sobrina desde entonces. No legalmente, pero lo soy.
- ¡Ah vale! ¡jejeje! Te había confundido con otro- se excusó.
- ¿Sabes de mecánica? – pregunto con voz de pena.
-De esas maquinillas de afeitar no mucho- le conteste mirando su moto eléctrica.
-Échale un ojo “porfa”, no se mueve. - me pidió con voz de pena.
Baje y le eche un ojo. A su culo redondo, sus caderas, y a sus tetitas levantadas con un “wonderbra” de manera escandalosa. No le hacía falta, joder. Aun las tiene en su sitio, pensé.
Se dio cuenta y se hizo la tonta. Moví la llave, le di al gas y no hacía nada. insistí y no se encendía ni la pantalla. Ella me miraba de arriba abajo y le dije:
-Esta mierda no va. Sera la batería. Llama a la grúa. Y me iba dejándola hay.
La pobre no sabía la que le caería, si mis chicas la veían hablar conmigo. O estaba loca, o loca por mi polla. Pero tenía prisa y me iba.
-Es que me he dejado los deberes en casa, y los tengo que entregar hoy. ¿Me llevas en un momento? -me pidió, otra vez con voz de pena.
Mi polla salto contenta, y está demasiado buena para decirle que no. Aunque no sabía lo que me pedía la pija zorrita.
-Vamos, sube- le dije.
Salimos y me indico la calle, más o menos sabia por donde era. Se había sentado lo más sexy que sabia, con una pierna bajo el culo, con las piernas abiertas, y bajo su minifalda, se le notaba la forma, con todo detalle, del coñito bajo unas mayas casi transparentes. Miraba al frente, pero me controlaba cuando la miraba. Pero no se esperó mi actitud.
-Lo tienes pequeñito, parece de niña – le solté.
Me miro, y le señale su coñito con los ojos.
- ¡Oye! ¿Dónde miras? Jajaja- me dijo riendo, haciéndose tonta.
-Joder, Sonia es más pequeña que tú y tiene un chochito precioso. EL tuyo parece de la Nancy- le dije.
- ¿Le has visto el coño a Sonia? -Pregunto desviando el tema.
Si supiera lo bien que se lo había visto, y las cosas que le hacia a estas alturas, saltaba del coche en marcha, pensé riéndome.
-Claro, como a ti ahora. Si es qué vais pidiendo guerra. -Le mentí tranquilamente.
Se lo miro y me dijo:
-No sé, nunca me lo habían dicho. ¿de verdad lo ves pequeño? ¿es mejor para vosotros no? Más cerradito. -me pregunto empezando a calentarse.
En un semáforo, me cogí la polla, la definí bien con el pantalón y le dije:
- ¿tú te crees, que esto va a caber hay?
La miro, abrió los ojos y dijo:
- ¡Madre mía!, ¡pero eso es muy grande! – y empezó a sentir miedo, sin reír esta vez como una tonta.
Se dio cuenta de que se había metido en un lio. Creía que sería un adulto que no le hablaría como yo, que le respetaría, solo pensaba ponerme cachondo, tontearme y luego dejarme con la boca abierta babeando y empalmado. Y luego contárselo a Luci, presumiendo de haberme calentado.
-Pues está descansando- le dije riendo.
Había pasado su calle, y recordé que había un antiguo polígono con calles de antiguas fábricas, ya sin actividad. Pero no se había dado cuenta.
-Osti, es que tú eres muy grande y claro, vas acorde a tu talla- dijo riendo otra vez.
Iba despacio, buscando un sitio donde parar y le dije:
-Pues te conformas con este- y le puse mi dedo en el muslo, muy cerca de su coñito.
Lo miro, y cogiéndolo me dijo:
-Esto ya es un tamaño normal, esto si me cabe sin problema- y se lo llevo a la boca chupándolo golosa.
Pare y la deje hacer. Me lo chupaba experta, ya llevaba unas cuantas mamadas. Me miraba viciosa y vio cómo me sacaba la polla. Abrió los ojos y se fijó como crecía mientras me pajeaba mirandola. Se empezó a calentar y dejando mi dedo se acercó a chupármela. Aproveché y puse mi móvil a grabar en el salpicadero.
Chupaba fuerte, sabía hacer que se corrieran pronto, y esto le gustaba más de lo que tenía pensado. Nunca había visto ni chupado una polla tan grande. Pero conmigo no iba a poder, no me correría en dos minutos como sus profes.
Había jodido a mis chicas, y yo sabía el tipo de chica que es. Ya había conocido y sometido a muchas “Jenny”.
Le levante la minifalda, y cole mi mano por sus mayas y su braguita hasta su coñito. Chupo más fuerte al notar mi mano decidida llegar a su coñito.
-Vaya, vaya, el coñito de la Jenny está contento- le dije metiendo un dedo sin compasión.
- ¡Mmmmh! ¡Aaaaj! Despacio tío – me dijo soltando mi polla.
Le agarre la cabeza, se la baje a la polla, le saque el dedo metiendo dos de golpe diciéndole:
-Yo no soy tu tío puta- y la empecé a follar sin compasión.
- ¡Mmmmh! ¡mmmmh! ¡Mmmmh! – decía sin poder sacarse mi polla de la boca.
Le metía los dedos hasta donde daban y le follaba la boca intentando que no le dieran arcadas. Protestaba y se intentaba escapar de mis dedos. Pero no podía, y tampoco le ponía mucho empeño. Mi mano la levantaba con los dedos en el fondo de su coñito, y la volvía a sentar follandola más rápido.
Jenny no sabía porque lo había hecho, su instinto ya le decía que era un empotrador nato, y no le gustaban los empotradores. La follaban y la dejaban sin su orgasmo. Solo era un juego para reírse luego con Luci, mientras se calentaban y se follaban, pero cada vez se ponía más cachonda y tenía menos miedo. Y lo mejor, es que notaba que se iba a correr con la pedazo de "Polladedos” follandola sin descanso. Empezó a dejar de quejarse y a saborear el pedazo de polla que le follaba la boca.
Yo me di cuenta de su cambio de quejarse a gozar, y rápidamente le saque los dedos y le empuje tres. Grito quejándose, pero poco rato.
- ¡Aaaaaj! ¡Mmmmh! ¡Mmmmmh! ¡Mmmmh! ¡Oooooh!
No le soltaba la cabeza, no la quería oír pedir clemencia. Seguí follandola y al final paro en seco y empezó a temblar como si le dieran corrientes.
- ¡Mmmmmmh! ¡Mmh! ¡Mmh! ¡Aaaaj! ¡Aaaaah! ¡Ooooj! ¡Mmmmh! ¡Ostia que me pasa! ¡Hay que me da algo! ¡Aaaaaj! ¡Mmmmh! – me empezó a decir cuando le solté la cabeza.
-¡Jajaja! Un orgasmo joder -le dije riendo, y jugando con mis dedos en su coñito.
Se levanto y se estiro apoyándose en el techo, temblando mientras se corría largamente.
- ¡Mmmmh! No, joder ¡Mmmmh! ¡esto es mejor! ¡Aaaaaah! ¡Que gustazo! ¡mmmmh! Sigue, sigue un poco más ¡Aaaah! ¡Mmmmh! ¡Ostia puta! – me decía moviendo las caderas con mis dedos moviéndose sin piedad en sus entrañas.
-Sera el punto G – le dije mordiéndole lo que le sobresalían de tetas del sujetador, y sacándole los dedos poco a poco.
Meneaba las caderas aun corriéndose y me agarro la cabeza contra su escote. Lo bajo con fuerza, y se las saco dejando que se las mordiera y le frotara el coñito poco a poco.
- ¡Aaaaah! ¡Aaaaah! ¡Mmmmmh! ¡Aaaaah! Sigue, sigue más ¡Mmmmh! – gemía débilmente buscando mi mano, y apretando mi cabeza contra sus pechos.
Le volví a meter los tres dedos y escapo diciéndome:
-Para, para ¡Mmmmh! – mirándome viciosa.
-Venga sube que tengo prisa- le dije atrayéndola a mi polla para que se la metiera.
-Voy, voy ¡Buuuf! Que pasada joder. No sé qué me has hecho- me dijo aun moviendo sus caderas notando los espasmos de su coñito.
Le sobaba las tetas viendo como poco a poco se recuperaba y miraba mi polla pensándoselo.
-Venga joder, que tengo prisa- le repetí.
Se subió encima, se la coloco y me dijo:
-Un poco eh, y te corres agusto que tomo la pastilla. -me dijo bajando.
Yo le comía las tetas redondas y duras, notando su coñito ardiendo recibirme.
- ¡Madre mía! ¡Mmmmh! ¡Joder que caliente la tienes! ¡Aaaaaj! ¿estas cachondo eh? - me decía burlona gozando y bajando poco a poco.
Le solté las tetas dejando a mi boca con ellas, y la cogí del culito fuerte. Se dio cuenta de lo que iba a hacer y me dijo la valiente Jenny, cachonda otra vez:
-Dame caña cabrón ¡Mmmh! ¡Que pollón joder! ¡Aaaaah!
Y eso hice. La empecé a bombear bajándola hasta que notaba que no podía, y calculando la distancia la follé como a una muñeca de paja.
- ¡Aaaaj! ¡Aaaaajj! ¡Para, para! ¡Oooojj! ¡Aaaaaj! ¡Sácala un poco! ¡Mmmh! ¡Aaaaajj! ¡me haces daño! ¡Aaaaajj! ¡mmmmh! -me pedía la puta Jenny.
La ignoraba, y sacándome su pezón de la boca le dije:
-Calla perra, da gracias de que no te la meto toda.
Y seguí con el otro pezón follandola muy rápido.
- ¡Aah! ¡Aah! ¡Ahh! ¡Mmmh! ¡Solo un poco! ¡mmmh! ¡Sácala porfa! ¡Mmmh! ¡Aaaaj! ¡mmmmh! ¡Aaaaah! ¡Mmmmh! ¡Aaaah! - dejo de quejarse por fin.
- ¡Aguanta perra, que ya casi estoy! ¡Mmmmh! Mira, mira como si te entra ¡Ooooj! ¡Puto coñito de pija! ¡Aaaaaj! ¡Joder me corro puta! ¡Mmmmh! – le decía moviéndola como una muñeca sin compasión y ella con los ojos en blanco y la boca abierta gozando agarrada al techo.
- ¡Joder! ¡Aaaaaj! ¡Si, si, si! ¡Aaaaj! ¡La noto hasta la barriga joder! ¡mmmmh! ¡Me corro yo también! ¡Sigue, sigue! ¡Aaaaajj! ¡Madre mía que gustazo! ¡Aaaaaj! ¡Mmmmh! ¡Mmmmh!
Nos corrimos a la vez y se intentaba subir con las piernas para sacarla y le dije:
- ¡Espérate que me corra pera! ¡Aaaaajj! ¡Toma leche calentita puta! ¡Aaaaj! ¡Puta pija! ¡Aaaaajj! - le decía gozando y mordiendo sus tetas.
Se dejo hacer mientras ya se había corrido, y su coño le ardía hasta muy adentro. Gemía y se le caía la baba entre mi cara y sus tetas. Le acabe de soltar mi lefa y la iba levantando, escuchando como gemía agradecida y me besaba la cara. Estaba extasiada, ni Luci cachonda perdida le había hecho gozar asi con el consolador.
Se la saque y la empuje a su asiento. Se acurruco, agarrando sus piernas, me miraba con cara de tonta con los ojos casi cerrados. Le pasé el paquete de servilletas y le dije:
-Límpiate que me vas a manchar el asiento.
La pobre se movía lentamente, se limpió y antes de que se vistiera le dije:
-Chúpamela y me la limpias, tú ya te vestirás de camino.
Se acerco notando su coñito dolorido y me la chupo y lamio fijándose bien en mi polla. Aun no se creía lo que había pasado y lo que había gozado. La deje hacer jugando con sus tetitas y cuando noté que me volvía a calentar, la aparte y le dije:
-Vístete va, que mira que tarde es por tu culpa. - le dije mintiendo.
Se vistió lentamente, estaba en una nube. Sentía que había vivido el sexo de verdad, el de los mayores. Como en las películas que se ponía con Luci. Me miraba de reojo, me recorría el cuerpo y los brazos y ya no me tenía miedo, ahora me deseaba. Pero era el tutor de su “archienemiga y su novia”, si se enteraran, le arrancarían los pelos. Rio al pensarlo, pero antes de empezar a hablarme, me adelante yo:
-Mira Jenny, ya hemos cumplido nuestro sueño erótico. Pero como se entere mi sobrina, o Sonia, te van a partir las piernas. No sabes lo protectoras que son conmigo y las mujeres. Me ha encantado, y ya quedaremos para follarte ese culito de vicio que tienes. Pero ni me saludes, ni me mires.
Me miraba absorta, mientras le explicaba lo que ya sabía, y me dijo sonriendo:
- ¿Tenias sueños eróticos conmigo?
-Contigo, y con todas las que veo cada día que me ponen -le conteste riendo los dos.
-Vale, tranquilo que tampoco pensaba decir nada. Y no te saludare, pero te voy a mirar hasta que me parta la cara la loca de Sonia- me dijo descarada.
- ¡jajaja! Dijo la otra loca.
Reímos los dos.
- ¿Sabes que te quería poner cachondo y dejarte con dos palmos de narices? -me confeso picara.
- ¿sabes cuantas “Jenny” han caído como tú, con las mismas intenciones? - le respondí dejándola a cuadros.
Lleguemos a su portal, y ni me ofrecí a llevarla de vuelta. Si lo hacía, si le follaría el culo.
Pero ella no quería más polla, quería acostarse abrazada a un cojín, y pasar el día asi. Se despidió con un beso en la mejilla, y se fue moviendo el culo y girándose como mis chicas. Pero no le di tiempo a verme mirándoselo y reírse agradecida como ellas, ella solo es una puta pija.
Ya era media mañana, y no tenía prisa. Ya adelantaría mi trabajo. Me pare en una calle tranquila y empecé a ver el video que se había grabado. La puta pija daba bien a cámara, hasta con la cara desencajada de placer. Recorte un par de trozos, donde no se le veía la cara, quite el audio y se los envíe a las chicas.
No la iban a reconocer por la ropa, porque la tenía enrollada y se había quitado lo de abajo. Siempre les gusta ver a la nueva sometida, y si era joven más. Les ponía, y luego me atacaban con más pasión, para compararse. Y lo mejor iba a ser verle las caras cuando se lo confesara.
Arranque y fui a por la segunda que sería sometida más duramente de lo que me gustaría, pero se lo había buscado.
Aparqué en el parquin de pago, porque la plaza de mi cuñada la tenía ella con su coche, y fui a comer un bocata. Por culpa de la pija no había almorzado. Iba a comerle el coño, pero recordé al profesor del video y me dio asco. Igual se hubiera desmayado, después de los orgasmos que tubo, pensé riendo solo.
Almorzaba y pensaba en mi cuñada, y su jugada sucia.
“Las mujeres despechadas son peligrosas” me decía mi abuelo. Y que razón tenía.
Hubiera ganado más pasta, en puestos mejores en el ejército, y me quede en Barcelona por mi sobrina. Ella lo sabía, se lo había explicado muchas veces Noemi. Y recurría al chantaje por no follármela.
Por supuesto tengo llaves de su casa. Entre tranquilo, porque sé que duerme como un tronco. Es jefa de enfermería en una mutua de las caras, el puesto se lo busco Noemi, tirando de contactos y seguro que sometiendo a alguna de camino. Trabaja de noche, porque se trabaja menos y se cobra mucho más.
Me hice un café, y ya se lo dejé hecho a ella, le iba a hacer falta. Me fumé un cigarro y me hice una idea, no quería pasarme, pero si dejarle un mensaje claro. Apague el cigarro y fui al salón, me desnude y deje la ropa en el sofá.
Fui a la habitación de mi sobrina, busqué su olor en su cama y me empecé a pajear pensando en ella y en follarla en esa litera. Añadí a Sonia a mi imaginación y mi polla respondió rápida.
Cuando entre en su habitación olía a coño, y bastante parecido al olor del de su hija. Sonreí y puse el móvil a grabar.
Estaba de lado, la destape, la giré boca abajo y me senté debajo de su culo. Se asusto y le dije:
-Buenos días- en un tono neutro.
- ¡Ey! ¡Que sorpresa morenazo! Buenos días, y ahora más- me dijo acariciando mis piernas.
Le sobe el culo, se lo pellizque y se reía, le subí la camiseta, bajando a sus tetas, ella se apoyó en los codos y me las dejo colgando. Se las sobé un rato y fui a bajarle el pantalón. Quería que fuera rápido, lo importante venia al acabar.
Cuando noto mi polla entre sus cachetes me dijo:
- ¡Mmmh! Joder como vienes ¡Mmmmh! Que calentita. - y movió las caderas para rozársela.
Volví a sus pechos y le frotaba, con su ayuda, la polla por su culo mientras empecé a maltratárselos. Le estiraba los pezones y se los retorcía. Ella pensaba que yo follo asi, ya aprendió algo en la cocina la última vez. Pero no le importaba un poco de “dureza” en el sexo, si luego la follaba como la última vez.
- ¡Mmmmh! ¡Aaj! Como te pasas cabrón ¡Aaajj! ¡mmmmh! -me decía quejándose, pero cada vez más cachonda.
Solté saliva en el principio del canalillo del culo, me mojé la polla, parándola en su agujero del culo. Empuje un poco y dijo saltando:
- ¡Mmmh! Primero por delante porfa, y levantaba el culo para que bajara mi polla a su chochito.
No iba a pasar, y no le nada. Volví a escupir y a rozar mi polla mojándola de saliva y volviendo a su culo. Empujé, y ya estaba bastante mojado. Asi que aprete de golpe y entro el capullo.
- ¡Aaaaj! ¡Joder pender! ¡Después si quieres sí, pero ahora no! ¡Aaaaaaj! ¡Para, para! ¡Aaaaaj! ¡Joder que duele! ¡Aaaaj! ¡Para pender por favor! ¡Aaaaaj! ¡Aaaaj! ¡Aaaaaj! ¡Mmmmh! ¡Para, me haces daño! ¡Aaaaaj! ¡Aaaj! ¡Aaaj! ¡Aaaaj! - me decía mientras la violaba sin piedad su culo. Lo único bonito que tiene.
Entre pollazo y pollazo, mi cuñada pensaba en porque le hacía esto, pero no podía pensar mucho. Hacía más de 10 años que no le follaban el culo, y recordó como dejarlo dilatarse para que bajara un poco el dolor y llevándose una mano a su clítoris. Y cuando ya eran 70 dolor y 30 placer, se dio cuenta de lo que pasaba.
Yo la follaba sin miramientos, la tenía bien cogida y no iba a escapar. La oía pedir que parara, pero aun no.
Esperaba, y seguía follándole sin compasión.
- ¡No Pender, no es lo que crees! ¡Aaajj! ¡Aaaj! ¡joder me haces daño! ¡Aaajj! Yo no quería ¡Para por favor! ¡Aaajj! ¡Aaaaajj! ¡Mmmmh! ¡Joder tío! ¡mmmh! ¡Aaaaajj! ¡PERDONA! ¡Perdona, perdona, perdona! ¡mmmmmmh! ¡Lo siento pender! ¡Buuuufff! ¡Me partes tío! ¡Aaaaj! ¡Deja que te lo explique! ¡Aaaaj! ¡Mmmmmh! ¡mmmmh! - me suplicaba, pero empezaba a gozar, lo notaba, y le metí más polla.
Mi cuñada tenía miedo, mucho miedo. Me vio un par de años en las fiestas de su pueblo, con mi “Cara de combate” lanzando a hombres rudos y fuertes del campo, como muñecos contra las paredes, con brazos y piernas rotos, al faltarle el respeto a Noemi. Me había aguantado, porque Noemi sabe pelear, pero cuando vi que ya peleaba con tres, y me miro pidiendo ayuda, me transformé, y mi cuñada vio el cambio en mi cara, de enfadado a “Demonio” en un momento los hombretones de su pueblo lloraban y corrían despavoridos. Y ahora temía por su vida. Pero solo podía dejarme hacer, e intentar explicarse.
- ¡Aaajj! ¡Aaajj! ¡Aaaaj! Ha sido mi madre Pender ¡Aaaaj! ¡Mmmmh! ¡No me la metas más! ¡Aaaaj! Follame el rato que quieras, pero ¡Aaaaaj! ¡buuuf! ¡Aaaaj! Más no por favor ¡Aaaaj! ¡mmmmh! ¡Mmmmmh! ¡Aj! Pender, por favor ¡Mmmmh! Fue mi madre, me chantajeo ¡Aaaaah! ¡mmmmh! ¡Mmmmmh! Ya sabes cómo es ¡Aaaaaah!
Ya no entraba más y había bastante sangre, pero la cabrona empezaba a gozar, aunque lo disimulaba y empezaba a moverse indicando que quería más. Ya tenía tres dedos en su coño, que movía son rabia, por tonta, se castigaba también. Si me lo hubiera explicado, la hubiera despertado cualquier día y la hubiera follado haciéndola gozar,  lo pensó y empujo más fuerte los dedos en su coño agradecido.  
Seguí follandola y me corrí sin hacérselo saber, pero lo noto por mi respiración y se alegró. Ahora sabía que estaría un par de días con el culo roto. Acabe deleitándome, empujando hasta el fondo mientras me vaciaba las pelotas, y se la saque de golpe.
-Pender no te vayas, ¡perdona! Mi madre me chantajeo por querer dejarla aquí. Perdona Pender, te lo tenía que haber dicho.
Quería que me la follara, pero disfrutando, no lo que le había hecho, tenía el coño ardiendo. Aun tenía esperanzas, la pobre ilusa. Se incorporo para lanzarse a chupármela, pero cambio de idea al verme la cara.
Se cayó de golpe, se alejó, encogiéndose como un armadillo, buscando las sábanas para taparse. Me había dado la vuelta hacia ella, pajéandome, y subiéndome a la cama a follarle el culo, otra vez. Viendo mi cara, supo que no la follaría como ella quería.
Me baje de la cama, me lave la sangre en la ducha, me vestí y antes de irme le dije:
-Tú lo has entendido, ahora procura que este verano en las fiestas, tu madre no se me ponga a tiro, porque le hare lo mismo y la dejare desnuda en la alameda, que la vea todo el pueblo con el culo sangrando, y si le gusta, hare que no le guste. Tu hija también es mi hija, y si te la llevas, iré a vivir a Oviedo, no tengo ningún problema, y tampoco la veréis.
-Reza porque no se lo cuente a Noemi.
Abrió los ojos, y me dijo:
-No, no Pender. Tranquilo que me quedo aquí, ya no me voy, que venga a verme cuando quiera, y no te molesto más, tranquilo.
Y me fui dejándola con la palabra en la boca.
Miré el video en el coche y no hice nada. Se lo iba a mandar a Sonia, le hubiera encantado, y me habría agradecido “muy bien”, que no se llevara a mi sobrina, su “complemento”. Pero al final lo borre.
Todos somos egoístas, todos miramos por nosotros, todos nos olvidamos de lo que recibimos en su día, miramos nuestro ombligo sacando las pelusas, como si acabaran de aparecer, pero lleva horas para que se formen, y un día, te des cuenta, de que esas pelusas están hay.


Continuará.


Autor: CacharroLoco 

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