Cielo Yamile River-os mis aventuras sexuales con viejos 13





Cielo Yamile River-os mis aventuras sexuales con viejos 13


Cielo Riveros se dabacuenta de todo esto, pero tampoco se atrevía a armarle un escándalo o ponerloen su lugar ya que sabía que luego los platos rotos los terminarían pagando lapobre señora y también su novio, la cosa fue que a medida que pasaba el tiempola tierna chiquilla ya se estaba comenzando a acostumbrar a las salidaspalabras halagadoras que le hacía don Severiano lo que se combinaba con lasequía de verga en que la había dejado don Pedro a tal punto que ya no podíanegarse para ella misma que hasta a veces le gustaba que un viejo tan odioso ymachista como el primero se las dijera, pero este otro sin la necesidad detratarla de puta como lo hacía don Pedro.
Don Severiano por suparte medía muy bien el terreno el cual estaba pisando, si bien tenía pruebascontundentes para poder chantajear a la novia de su hijastro, este quería queel día en que se la cogiera fuera por las buenas y con pleno consentimiento deella, en otras palabras lo que deseaba el libidinoso vejestorio era quitarlelimpiamente la novia a su hijastro, y si realmente lo lograba estaba dispuestohasta en despacharlos de su casa, a Rodrigo y a la señora María con tal de elquedarse viviendo como marido y mujer con tan tremendo y jovial pedazo dehembra, pero la situación que lo perturbaba un poco era que no estaba seguro sien la oportunidad en que el mismo fue testigo cuando la vio cogiendo encueradaen un desolado callejón público, aun no sabía si se la habían violado, o ellase había dejado follar con su propio consentimiento, por más que veía y estudiabala grabación que le había tomado mientras un viejo se la culeaba y le pegaba,no lograba tomar una determinación, ya eran innumerables las pajas que se habíahecho mirando aquellas enloquecedoras imágenes en donde se la follaban tiradaen un mugriento y miserable rotoso colchón.
Cielo Riveros y comoya se dijo anteriormente sin darse cuenta en este corto tiempo se había idoacostumbrando a ver a don Severiano, ya que eran seguidas las oportunidades enque su novio la invitaba a compartir a su casa, y claro desde que el calientepadrastro había conocido a la atractiva novia de su hijo se las arreglaba paraestar todo el tiempo posible en casa, además que con lo que el sabia de CieloRiveros presentía que tal vez no le sería tan difícil acostarse con ella, peroopto por el camino más difícil, intentaría seducirla bajo cualquier costo, estolo calentaban y enardecían hasta la insania.
La incauta chamaca nose daba cuenta o más bien dicho ya se había acostumbrado que su futuro suegrocada vez que ella iba para su casa este se encargaba de atenderla como unaverdadera reina, de cómo cada vez que se sentaban a la mesa era el quien seinstalaba al lado de ella y Rodrigo con su madre tenían que ocupar el otroextremo de la mesa, la situación ya se había formado costumbre, sumado a quefueron incontables las oportunidades en que cuando ella con Rodrigo pretendíansentarse a charlar en el living de su casa el viejo se las arreglaba paramandar al chamaco a comprar cervezas o cualquier otra cosa para ser el quienocupara el puesto al lado de la agraciada jovencita, situaciones quemalhumoraban a Rodrigo ya que cuando se desocupaba del encargo encontraba a supadrastro enfrascado en cualquier tipo de conversación con su novia, y CieloRiveros quien ya lo veía con más confianza, solo reía de las salidas con que elvejete intentaba congraciarse con ella sin  notar ni lo más mínimo de lososcuros deseos carnales que imperaban en la lasciva mente del padrastro de sunovio.
Fue un día sábado deese mismo mes en que don Severiano celebraba su cumpleaños número 58, este sepaseaba como bestia enjaulada a pesar de estar en un ambiente muy festivo entremedio de casi toda su parentela con amigos incluidos, el interior de la casa yel jardín trasero en donde estaba la pista de baile que había preparado elmismo anfitrión estaban adornados con numerosas y chillonas guirnaldasmulticolores, las mesas engalanadas con vistosos manteles estaban repletas debocadillos y jarras con pulque y aguas frescas, otras con vino blanco y frutapicada, sin dejar de lado las numerosas botellas de Tequila y Mezcal, y paracoronar diversas botellas de Jim Beam, para los de gargantas más refinadas.
Desde hace rato que yahabían comenzado a llegar los invitados, casi la gran mayoría eran toscosviejos cincuentones vestidos por apolillados trajes de chaqueta y corbataquienes asistían acompañados de sus mujeres todas viejas gordas y feas quevestían sus mejores trapos para no desentonar en la festividad reinante, lasrancheras y cumbias ya desde hace rato que alegraban el ambiente, pero elvejete solo pensaba en que el muy imbécil de su hijastro hacían más de doshoras que se había ido en busca de Cielo Riveros y aun no se la traía, en esascondiciones el caliente viejo no se podía relajar ni disfrutar de su día.
Cada vez que se abríala puerta de la casa el iracundo de don Severiano con un vaso de pulque en sumano llevaba su mirada hacia la entrada para ver si el estúpido de Rodrigohacia su aparición con la mujer que él ya prácticamente consideraba de supropiedad, su esposa en esos momentos ajena a los perversos sentimientos de sumarido solo se esmeraba en atender a las visitas y que a nadie le faltara nada,ya que si algo no salía bien sabía que su esposo era capaz de zurrarla delantede todos los presentes, tal como ya la había hecho en otras reunionesfamiliares.
Hasta que por fin losantipáticos ojos de don Severiano pudieron ver lo que con tantas ansias estabaesperando, la puerta se abrió y como obra de magia hacia ingreso a susaposentos la joven hembra que lo tenía enloquecido de una insana y animalescacalentura, la vio que venía entre avergonzada y risueña tomada de la mano de suhijastro.
Lo que don Severiano,familiares varones y amigos de este vieron en el momento de la irrupción de lachica casi cayeron en un aletargado estado de calentona admiración por lo queen esos momentos veían, la tremenda hembra que acababa de entrar por el umbralde la puerta era un verdadero monumento esculpido en honor a la femineidad, esajoven y hermosa deidad hecha mujer se presentaba ante ellos con un vestidonegro de una sola pieza algo ajustado en la parte de su cintura lo queremarcaba en forma deleitosa las líneas de sus caderas,  la parte dedebajo de la soberbia vestimenta que traía puesta atrayente chamaca era másholgado, el vestido que lucía le llegaba hasta un poco más arriba de susexquisitos y apetitosos muslos, los viejos estaban que se morían pues vieronque aquella curvilínea jovencita poseía una cara bellísima: mitad hembra ymitad pendeja, con unos ojos verdes intensos y preciosos, de piel trigueña, sualisado cabello largo y oscuro lo traía peinado hacia un lado de su carita,1.70 de estatura por lo menos se decían para ellos mismos, con unas nalgotasprominentes y bien paradas que estaban para excitar a una ciudad enteraestimaban con ojos lujuriosos, con unas chichotas de muy buen tamaño que senotaban sedosas y duras, todo está conjunción de exquisitos atributos físicos yfemeninos declaraban que aquella mujercita se gastaba un cuerpazo mejor dotadoque cualquier modelo de esas que aparecen en la TV, se le notaba un cutis suavecomo el de una verdadera bebita, sus tersas piernas y relucientes muslosparecían estar dibujados a mano alzada por lo muy bien formados que se lenotaban, en fin la chamaca estaba de por si más que buenísima era lo que alunísono pensaban la jauría de machos que embobados la recorrían y se la comíancon la mirada.
Don Severiano que elalma y el corazón ya se le salían por la boca de lo caliente que se puso consemejante visión rápidamente tomo una bandeja con vasos servidos y se dirigióhacia donde los recién llegados, estratégicamente le paso la fuente con vasos asu hijastro para notificarle,
--Hazte cargo de estopendejo… le sirves a mis invitados todo lo que les haga falta y luego le ayudasa tu madre en todo lo que necesite, yo me encargare de presentarles tu novia ala familia, jajaja… Y sin esperar respuesta por parte del joven simplementepuso una de sus peludas manos en la cintura de Cielo Riveros para llevársela yhacer las presentaciones, sobre todo con sus amigos.
Un rato antes y en elmomento en que el viejo la saludo le dio un beso en la cara el cual fue muycerca de sus labios, Rodrigo no se percató de esto y Cielo Riveros quien si lohiso pensó que fue por pura casualidad.
Rodrigo en formaencolerizada por la egoísta forma en que fue recibido por su padrastro, se dioa ayudarle a su madre en todas las tareas que se necesitaban para llevar a caboel buen desarrollo del cumpleaños de don Severiano, mientras veía que esteúltimo no se le despegaba a su novia por ningún motivo, Cielo Riveros por suparte también se sentía incomoda con la situación, en dos oportunidades seseparó del viejo para ir donde Rodrigo para ayudarle a él y a su madre, pero elastuto vejete luego de darle unos 15 minutos para que la cosa no fuese tannotoria iba hasta donde estaba Cielo Riveros con Rodrigo y nuevamente bajocualquier patraña se la llevaba para lucirla ante sus amistades como si lajoven tuviera algo que ver con él y no con su hijastro.
Al rato Rodrigo lavabaunos vasos enojado y enrabiado, si bien estaba seguro de los sentimientos de CieloRiveros, veía preso por los celos como la joven conversaba animadamente con supadrastro y con unos amigotes de este, situación que era advertida por donSeveriano que cuando su mirada se cruzaba con la del muchacho aprovechaba paraponer su mano en la estrecha cintura de la joven y decirle cualquier estupidez,lo hacía siempre mirando al muchacho  para que ella se riera y así ponermal al celoso novio, esto lo entretenía como a su vez también lo calentaban,mientras Rodrigo lo presenciaba todo con un doloroso nudo en el estómago y conimpotencia.
Así se ibandesarrollando los acontecimientos y la fuerte música invitaba a todos loscomensales a pegarse una bailadita, la festiva actitud de don Severiano estabadando sus frutos ya que con esto la inocente jovencita ya no lo veía tanantipático, su futuro suegro estaba siendo muy atento con ella y por cada vasocon trago que se bebía el astuto vejete no perdía el tiempo en reponérselo,situación que a la mareada muchachita le hacían sentir bien, lo que si leincomodaba en esos momentos era estar ella pasándolo tan bien y su pobre noviocasi no tenía tiempo para disfrutar de la fiesta, en eso su suegro aprovechopara continuar acortando trechos entre él y ella,
--Señorita CieloRiveros … sería tan amable de bailar conmigo?, le consultaba el aprovechadorvejete a la vez que sin disimulo alguno la recorría de pies a cabeza…
--Ay don Severiano… deverdad que me gustaría, pero encuentro que no sería correcto de yo ponerme abailar mientras Rodrigo esta tan ocupadito, le respondía la dulce chiquilla,que por nada del mundo pretendía ponerse a bailar con el viejo, que si bienahora lo veía con más confianza, ella sabía que no era lo correcto además queno quería indisponer a Rodrigo con algo semejante,
--Pus él está ocupadoayudando a su mami, además que solo bailaremos… anda será solo un bailecito,insistía el viejo en forma eufórica. En ese momento tocaban rancheras mexicanasde esas que se deben bailar muy pegaditos…
--Es que no sé si seacorrecto don Seve…, además que aparte de Rodrigo por ahí está su esposa, quépensaría ella de mí?… se podría enojar si nos viera bailando…
--Ella no dirá nada…en esta casa mando yo!, decía el vejete que la calentura ya se le salía por losojos al notar que la colegiala en cualquier momento le concedería un bailedelante de todos sus familiares y amigos, que desde hace rato habían notado queel viejo no se separaba por nada del mundo ni un centímetro de la novia de suhijastro, --Te lo repito dulzura en esta casa se hace todo lo que yo digo,además que ya somos casi familia, jajajaja, le volvía a repetir el exaltadovejestorio intentando mantener la calma para no asustar a la joven.
Cielo Riveros observabacomo el padrastro de Rodrigo le hablaba, el alcohol en su mente la hacíansentirse estimulada, sentía como bajo esas circunstancias tal vez le encantaríaser manoseada por cualquiera de los viejos ahí presentes, pero sin que Rodrigose diera cuenta de ello, inconscientemente la nena estaba deseando verga agritos, y la culpa de sentirse en ese estado la tenía el mecánico se decía lajovencita al recordar la hedionda vergota que este le metía sin ni siquierapedirle su permiso, se preguntaba porque don Pedro aun no la llamaba si yaestaban casi en la fecha en que él dijo que se aparecería, de a ratos casideseaba que el viejo la llamara por teléfono en esos mismos momentosconfirmándole su advenimiento y ella junto con pasar a buscar a Claudiamandarse a cambiar con ella al lugar que él les dijera y hacer todas esas cosascochinas que el viejo le había juramentado.
Con estos pensamientosCielo Riveros volvía a la realidad observando los mostachos de don Severianoque pretendían ser italianos, estos se movían al ritmo en que el vejeteinsistía que ellos se pusieran a bailar, don Severiano era levemente más bajoque ella y estaba vestido con pantalones negros y camisa del mismo color estala tenía abrochada solo hasta el botón que le daba inicio a su tremenda panza cervecera,los ojos verdes de Cielo Riveros veían de muy cerca un tupido enjambre de pelosentre canosos que el viejo tenía en el pecho, por algunos segundos sintió unastremendas ganas de meter sus pequeñas manitas blancas por entre medio de esosgruesos pelos canosos y sentirlos entre sus deditos, miro hacia la sala y vioque Rodrigo con una bandeja vacía conversaba animadamente con unos viejitos queal parecer eran sus abuelos, luego miro al viejo y le dijo,
- Cielo Riveros -Estábien… bailemos pero solo un ratito…
Don Severiano quien nodaba más de gozo se zampo de un solo trago su vaso, y agarro a la joven por lacintura para sacarla a la terraza en donde estaba la improvisada pista de baileen la cual ya había varias parejas bailando animadamente.
En el trayecto en quese desplazaban a bailar el vejete le hizo señas al hombre que estaba a cargo dela música que era otro pelafustán que trabajaba en esto mismo en elordinario restorán del que era dueño don Severiano, y abruptamente laseguidilla de rancheras cambio a una tanda de baladas mexicanas para comenzarcon la canción “Si nos dejan” de Alejandro Fernández, y luego por otras delmismo estilo, pero ahora de Marco Antonio Solís.
Ya en la pista debaile el viejo la tomo firmemente por su esbelta cintura para atracarla haciasu cuerpo, la nerviosa chamaca mientras sentía por primera vez el cuerpo de donSeveriano tan cerca de ella miraba en todas direcciones intentando ver dondeestaba Rodrigo y si este ya se había percatado de que ella estaba bailando consu padrastro, pero el joven ajeno a esto ya estaba en la cocina ayudando a sumadre y a otras viejas que se aprontaban a poner los platos en la mesa ya quese acercaba la hora de la cena.
Mientras eso ocurríaen la cocina, Cielo Riveros con don Severiano bailaban muy pegados uno al otroy no precisamente porque la chamaca lo quisiera, sino que el caliente viejo latenía agarrada con fuerzas, sus sudorosas manazas se las tenía puesta justo enel límite de sus caderas y donde comienzan las nalgas, el viejo ya estaba verdepor bajarlas y tantear el mismo esas grandiosas nalgotas que por vez primeraestaban casi a su entera disposición.
La nena en la semioscuridad de la terraza y amparados por las otras parejas que bailaban y quetalvez los protegían de las miradas de Rodrigo y la señora María, sentía latupida barba sin afeitar de don Severiano como le pinchaban las suavidades desus mejillas, sus temblorosas manitas las tenía puestas en los hombros de supeculiar compañero de baile, mientras este mismo ya comenzaba disimulada ydespaciosamente a sentir y sobar esas duras carnes que sus manos estabanpalpando, las subía y bajaba sintiendo centímetro a centímetro desde suscaderas hasta su cintura y viceversa, y lo que más lo ponía caliente era saberque a quien tocaba era la misma novia de su hijo, esa hembra dulce y jovial quelo había cautivado desde el primer día que la vio en su casa, aun no seconvencía que era la misma que el tenia grabada culiando con otro viejo aún másasqueroso que el mismo. Don Severiano quiso medir sus avances,
--Que bien bailaschamaca… seguro que ya te lo han dicho antes, el viejo sintiendo que suherramienta ya estaba dura como un fierro incandescente le hablaba casicomiéndose uno de sus perfumados oídos, lo que hiso que Cielo Riveros sintieramuy a su pesar un exquisito escalofrío que nacía desde su misma oreja y este seexpandiera por todas las curvas de su cuerpo.
La colegiala quien seencontraba en forma apenada y casi disfrutando de las delicias de aquel ricoescalofrió no le contesto nada, el viejo por su lado creyendo haber escuchadoun leve suspiro desde los labios de su encantadora compañera de baile la atrajomás hacia su cuerpo tubo el cuidado de poner la altura de su verga justo en laparte media de la chamaca, quería que ella se la sintiera como la tenia de duray parada para ver cuál era su reacción.
La joven sintió ladura punta de la herramienta de su suegro puesta en forma impecable justo en lacurvatura de su pelvis, imagino que si no tuviera su vestido y ropa interiorpuesta como el viejo sus pantalones, la tendrían nuevamente lista parapenetrarla, asustada miro a su alrededor pero vio que las demás parejasbailaban despreocupados de la forma en que ella estaba atracada corporalmentecon el cumpleañero de la fiesta, y pensando en Rodrigo quiso poner término aese atrevido bailoteo en el que la tenía don Severiano,
--Ay don Seve… creoque ya deberíamos parar de bailar en cualquier momento servirán la cena…
--No chamaca, bailasmuy rico y no dejaremos de hacerlo hasta que no se termine la tanda, y no tepreocupes por el mocoso de mi hijastro… él está muy ocupado atendiendo a misvisitas, jajajaja, y si se atreve a darte problemas porque bailaste conmigo, medices y yo me lo arreglo, jajajajja!!!, sientes como te bailo?, le dijo elvejete a la misma vez que le pegaba una fuerte y bien disimulada punteada haciaadelante para que la nena le sintiera lo tan dura que tenía su tranca.
Cielo Riveros quienentendió muy bien que el vejete quería que ella le sintiera la verga, en formamuy avergonzada y temerosa prefirió hacerse la desentendida, recordó la vez enque el salvaje de don Pedro la tubo en las mismas condiciones dando comoresultado una feroz enculada en aquella feria, con estos recuerdos sintió quesu corazón se aceleraba, y no sabiendo que contestar solo le dijo lo primeroque se le vino a la mente,
--Don Severiano…quería darle las gracias por haberme invitado a su fiesta de cumpleaños…
--No tienes nada queagradecerme princesa, tu eres la novia del chamaco que yo mismito he criado,esta es tu casa, y puedes venir y hacer todo lo que quieras cuando te venga engana, jejejeje…
La nena a pesar desentirse apenada de que su odioso suegro la estuviera punteando en plena fiestay cerca de Rodrigo mientras bailaban no pudo evitar sentirse halagada por laspalabras de su suegro, en su mente ya predominaba la imagen de don Pedromostrándole su verga bien parada y brillosa, aun nerviosa y sin saber muy bienque decir siguió con la conversación…
--Don Seve… le quedaredebiendo su regalo de cumple… Rodrigo me aviso tarde y no tuve tiempo detraerle un presente… más adelante le traeré algo, le decía la nena al oído delviejo, la fuerte música hacia que la pareja buscaran los oídos del otro parapoder hablar.
El viejo quien notabaque la chica no hacia problemas como para retirarse quiso seguir avanzando paraintentar conseguir algo de ella esa misma noche, pero por más que pensaba no sele ocurría nada, si se la llevaba a su habitación seria observado por todos lospresentes, además que no estaba muy seguro si la nena iba a querer acompañarloa un lugar donde hubiera una cama, y el saber que se la estaba punteando a susanchas quiso seguir calentándola para ver qué pasaba,
“--Que tal si meregalas tu zorra chamaca endemoniada… ese es el mejor regalo que me podríashacer puta calienta vergas…”, pensaba el vejete para sus adentros después dehaber escuchado las dulce palabras de la novia de su hijastro, situación que loalentó a seguir con su treta,
--Sabes Cielo Riveros?...eres una chavita muy linda, tú me gustas mucho… jejeje… así que no te preocupespor no haberme traído un presente, ya habrá tiempo para que me des un regalito,jejejeje,
Cielo Riveros a quienle tomaron por sorpresa las primeras palabras de su suegro, solo se dio adecirle,
--Ay don Seve… quecosas me dice… me toma por sorpresa no sé qué decirle…
--No me digas nadacosita rica… solo sigue bailando con este pobre viejo que en la verdad de lascosas nunca tendrá una posibilidad de estar con una chamaquita tan linda y delicadacomo lo eres tu dulzura… jejeje…
La colegiala cada vezse enervaba más por las cosas que le estaba diciendo su casi suegrastro, noencontraba las palabras para responderle, se sentía extraña por lo que se dio acontestarle al vejete,
--Ohhh don Severianono me diga esas cosas… Usted me da penita, le decía Cielo Riveros quien ya todosu cuerpo temblaba por saber que prácticamente el vejete se le estabadeclarando, su respiración poco a poco se iba haciendo entre cortada, y noporque el viejo le gustara ni  mucho menos, si no que la misma situaciónla azoraba, el estar en su misma casa, en donde su novio y la propia mujer deeste estaban solo a metros de ellos preparando la cena que ya se venía, y ellabailando muy apegada al viejo sintiéndole la verga casi incrustada en suvagina, ya que las vestimentas de ambos eran lo único que en esos momentos losseparaban, y para rematarla el muy caliente vejestorio regalándole palabrashalagadoras y declarándosele…
--Que no te de penamamacita… pero es la purita verdad… desde que te vi por primera vez que mesentí enamorado de ti, me gustaría decirte tantas cositas que ni te imaginas…
--Don Seve por favorno le siga que me pongo muy nerviosa…, la nena esperaba que el viejo siguieracon sus palabras y al notar que este ahora solo respiraba pesadamente en uno desus oídos se atrevió a preguntarle, --Y qué otra cosa tendría para decirme? Lachamaca solo se sonreía estúpidamente de puro nerviosismo, intentaba que elviejo no se diera cuenta de su estado. Don Severiano a su vez se daba cuentaque ya iba muy bien encaminado.
--Mira qué tal si nosvamos un ratito al fondo del patio… ahí hay una parte oscurita…? solo para queconversemos antes de la cena, no es justo que yo te esté diciendo estas cosas ytu novio y mi mujer nos vean…
Cielo Riveros ahora síque estaba más nerviosa que antes, el viejo quería que fueran al fondo delpatio, estaba clara en esos momentos que por nada del mundo accedería, perotambién reconocía que las tiernas palabras del vejete le habían gustado, eso nosignificaba que ella tuviera alguna intención de querer tener algo con él, perode verdad que sentía unas ganas tremendas de saber qué otra cosa más tenía elviejo que decirle, aun así la cordura predominaba en su temperamento…
--Ay no lo creo donSeve… eso no estaría bien… pero si tiene algo más que decirme me lo puede deciraquí mismo…
Don Severiano yaestaba más que recaliente y se daba cuenta que la chamaca no debía andar muylejos de esa condición, ya que si fuese otra la situación simplemente lo podríadejar plantado en la misma pista de baile, pero ahí estaba ella muy abrazada“bailando” con él, y pidiendo que le siguiera diciendo guarradas halagadoras,
--Vamos hacia el fondopreciosa… ahí en esa parte que se ve oscurita… solo será un ratito… te diréunas cositas que quiero que sepas y nos venimos a cenar, jejejeje…
La chamaca quien ya selo estaba pensando de verdad en arrancarse con el viejo por algunos minutoshacia esa parte oscura que había al fondo de la casa del vejete ya le estabacomenzando a gustar la idea, pero aun ponía resistencia,
--Pero qué pensaría minovio y su esposa si nos vieran que nos alejamos a un lugar oscuro? Eso no severía bien, la chica decía todo esto con su cuerpo temblando por una extrañaadrenalina, ella estaba segura que si iba con el vejete a la parte oscura delpatio no pasaría nada entre ellos pero lo prohibido de la situaciónincreíblemente ya la tenían entre curiosa y enervada,
--Ellos no tienen queporque darse cuenta, además que no haremos nada malo… escúchame cosita rica,ahora nos separaremos… tu disimuladamente te alejaras a ese sector y meesperaras ahí mientras yo voy a buscar unos tragos y mis cigarrillos para quehablamos un rato, te aseguro que nadie lo notara…
--Está bien… iremos ahablar un ratito, pero si se demora mucho me veré en la necesidad dedevolverme, no quiero que Rodrigo vaya a pensar mal de mí…
--No te preocupesmamita… yo voy y vuelvo tu solo me esperas, jejejeje…
La pareja se separó enel medio de la pista de baile, Cielo Riveros vio como don Severiano salíadisparado hacia el sector en donde se encontraba la mayoría de los invitados ylo vio desparecer entre ellos, si bien ella sabía que no estaba bien lo quehabía acordado con el vejete, algo en su interior la empujaba que fuera al fondodel patio en la parte que se veía oscura. Sin ni siquiera pensar en Rodrigo yviendo que cada cual en aquella fiesta estaba en lo suyo simplemente ymordiéndose inconscientemente su sensual labio inferior camino hacia el fondode la estancia sin ser vista por nadie hasta que su silueta se perdió en laoscuridad.
Don Severiano preparodos vasos con trago nerviosamente, el de Cielo Riveros lo hiso con granadina ylicor de cherry, una mal sana idea se le paso por la mente ya que pensaba quepor el momento tenía nulas posibilidades de tener algo mas allá con laagraciada chamacota, pero él deseaba que la nena se quedara con algo suyo en sugrácil anatomía, temblando de emoción por lo que se le había ocurrido y luegode otear en todas direcciones con cara de malo para confirmar que nadie de lospresentes lo estuviera observando se dirigió al baño con el mismo vaso que lehabía preparado el trago a la joven, una vez encerrado se apresuró en sacar susemi erecta vergota y sumirla en el vaso para que el licor se impregnara consus sabores vergales, sintió las insanas ganas de masturbarse y agregar unabuena ración de semen para que la pendeja se los bebiera brindando con el perono había tiempo para  aquello, por lo que algo tan asqueroso como loprimero se le instalo en su desequilibrada mente y la puso en práctica, posandoel vaso en la redonda punta de su verga hiso fuerzas hasta que logro soltar unabuena cantidad de amarillenta orina dejando el vaso hasta la mitad, luego delimpiarse y guardarse su pulsante tranca salió nuevamente y muy emocionadolleno el resto del vaso con jugo de fruta heladito con la intención de que lanena no notara nada raro en el momento en que se lo bebiera. Para el solo sellevó una cerveza.
Cuando don Severianoya se aprestaba para ir a juntarse con tan atractiva chamaca, fue interceptadopor su hijastro,
--¿Oiga… ha visto aUsted a Cielo Riveros, le he buscado y no la encuentro?...
--Y que me preguntas ami estúpido… de seguro que debe haberse ido por ahí con alguno de tus primos ahacerle alguna zorrería, ya que se ve que tú no te la puedes con una hembracomo esa, jajajaja…
--Ya no le empieceseñor… yo solo le estoy preguntando si es que la ha visto… fue Usted quien sela llevo para presentarle a sus familiares…
--Pus ya te dije queno la he visto idiota…!, luego de que la deje ya no la vi más…
Rodrigo en esosmomentos se empinaba y miraba en todas direcciones, a lo mejor si hubierapuesto atención en las manos de su padrastro se hubiera dado cuenta que tal vezel viejo algo le ocultaba ya que llevaba claramente un trago de mujer y unacerveza en estas, y además que precisamente don Severiano no era de los queatendía a su propia esposa, pero el incauto muchacho se sintió más tranquilo alsaber que su novia por lo menos no estaba al lado del odioso de su padrastro…
--Gracias… luego labuscare… iré por más trago para poner en las mesas…
--Oye pendejo… encuanto rato más servirán la cena?
--Yo creo que en 30minutos…
--Ya veo… quiero queubiques a tu novia a mi lado cuando cenemos, es la primera vez que cenara conla familia así que debemos ser atentos con ella…
--No lo creo señor… yopensaba en cenar junto a Cielo Riveros luego de que…
--Ya te lo dijeestúpido…!! Ella cenara a mi lado porque yo soy el festejado… y tú aquí estassolo para servir junto a tu madre, o quieres que se los explique a los dosjuntos y de otra forma!!??
Rodrigo quien entendióen el acto que si no accedía a lo que su detestable padrastro estaba ordenandoentre rugidos nuevamente las consecuencias las pagaría su progenitora, por loque solo se dio a responder,
--Si señor… se harácomo usted diga…
--Está bien ahora ve aayudar a tu madre… si veo a la yegua de tu novia le diré que la andasbuscando…, jajajaja!!!
--Gracias… y conpermiso, dijo el atribulado joven que erróneamente había pensado en unprincipio que su padrastro no lo molestaría por esta noche, y que podríadisfrutar de la velada junto a su Cielo Riveros, que equivocado había estado.
Don Severiano luego decruzar la pista de baile y poniendo especial cuidado en que nadie pusieraatención hacia donde el iba, disimuladamente y en forma facinerosa se escabullohacia las sombras traseras de su patio en donde lo esperaba la inocente noviade su hijastro, una vez que ya estuvo casi llegando al lugar oscuro miro conrisa de maleante para corroborar de que no era observado por nadie hasta quetambién su gruesa y tosca figura se desvaneció en la penumbra.
Minutos antes CieloRiveros esperaba nerviosa a que llegara el padrastro de su novio, incluso hastahabía recapacitado y ya pensaba en devolverse, sabía que don Pedro no laperdonaría si se llegaba a enterar del tipo de cosas que andaba haciendo ellaen su ausencia, pero ahora el temor de ser vista por alguien salir de una parteoscura la hacían dudar de sus intenciones. Mientras la atribulada nena sedebatía en cuál sería el mejor momento para salir de aquella parte sin servista por nadie se pudo dar cuenta que el vejete ya venía con dos vasos en susmanos, una vez que este llego a su lado vio que le extendía un copón grande deesos en los que se toma cerveza con la diferencia que este venía con un tragode color rojo que se notaba exquisito.
--Ay don Severiano…creo que yo no debería estar aquí con Usted, le dijo la jovencita en el momentoen que le recibía el vaso al viejo con su blanca manita,
El viejo la miraba depies a cabeza, en la oscuridad veía claramente sus relucientes muslos queresaltaban en el crepúsculo de la noche, y aun no se la creía que la tuviera enel fondo de su patio en donde solo estaban él y ella, mientras toda su familiay amigos se encontraban disfrutando de la fiesta, la música seguía sonandoalegremente. Hasta que a sabiendas que tenía por lo menos media hora paraintentar algo con ella antes de que sirvieran la mesa y los echaran de menos sepuso manos a la obra,
--No tienes de quepreocuparte mi reina… luego servirán la cena y ahí nos iremos de inmediatoadonde están los demás jejejeje…
--Y que es eso de loque me quería hablar?…, le pregunto Cielo Riveros a la misma vez que ponía ensus labios el singular brebaje que le había preparado su suegro en el mismobaño de su casa, don Severiano miraba con su corazón latiéndole a cien por horanotando como la chamaca se bebía inconscientemente una no menor cantidad de suspropios meados, hasta que intentando calmarse un poco le contesto,
--Pus de eso mismo quete dije mientras bailábamos…
--De qué cosa?, leconsultaba la jovencita poniéndole una cara picara mientras seguía bebiendo desu exquisito trago, quería escuchar nuevamente la declaración del vejete,aunque sabía que por lo menos de su parte el viejo tenia cero posibilidades dellegar a tener algo con ella, pero la situación la tenía entretenida, sumado aque don Pedro estaba fuera de la ciudad y además que Rodrigo estaba tan ocupadoque si no fuera por don Seve ella estaría muy aburrida…
--Pues tomate tutraguito primero y te cuento preciosura, jejejeje… te gusta el sabor de tu trago…
--Mmmm, si… estariquísimo, pero lo siento algo amargo… que es?, le consulto a la vez que serelamía sus labios con su exquisita lengüita mirando el vaso e intentandoadivinar el contenido de este…
--Es licor de cerezas,te lo hice algo cargado al cherry por eso lo sientes amarga dulzura, vamosbébetelo todito y si quieres en un ratito más te preparo otro igual…
--Me encantaría… perodígame… eso que me iba a decir, mire que ya creo que tenemos que irnos, no vayaa ser que alguien nos vea aquí y vayan a pensar mal.
El viejo notando que CieloRiveros ya se había vaciado el vaso con licor y orina, simplemente se abalanzosobre ella y la tomo desprevenidamente desde su cintura arrimándola con fuerzashacia su grotesca contextura, haciendo que la chica dejara caer el vaso yavacío,
--Como ya te lo dijeantes chamaca… la purita verdad es que desde que te vi por primera vez que tehe deseado, le decía el vejete con cara de pervertido y mirándola a sus labiosmientras le hablaba.
Cielo Riveros quienfue tomada por sorpresa no tuvo tiempo de ponerse a salvo solo en segundos sevio tomada por don Severiano quien ya le apretujaba contra su ancho pecho y supanza con sus manos puestas en sus ancas y muy cerca de las carnes que daban elnacimiento a su loable trasero, el viejo ya creía sentir los elásticos de sufina ropa interior por debajo de la tela del vestido,
--Nooo don Severiano…que hace!? ¡Nos pueden ver…!!
El viejo en el acto sedio cuenta que a la chica le preocupaba más que no los vieran a que el la estuvieramanoseando a su antojo al fondo de su patio,
--No te preocupespendeja… aquí nadie nos vera, jejejeje además que si viene alguien solo ledecimos que te sentías malita y que vinimos por un poco de aire, jejejeje…
La nena al escucharque el padrastro de su novio ya se dirigía a ella mas vulgarmente, recordó lavez en que otro viejo tan caliente como este mismo la tubo en una situación máso menos parecida, aquella vez había sido en una feria de entretencionesalejados de todo el mundo, y ahora su mismo casi suegro la tenía en su propiacasa al medio de una fiesta de cumpleaños y en el apartado oscuro de su jardín,parecía como si su vida fuese un círculo vicioso entre fiestas, viejosaprovechadores y vergas hediondas, la única diferencia que ahora notaba era queextrañamente a este vejete no le tenía tanto miedo, pero si mucho respetoademás que le causaba cierto temor ser sorprendida por su novio o por la esposadel viejo,
--Don Severiano porfavor suélteme yo no quiero tener problemas con Rodrigo… recuerde que él es suhijo…!
--Ese imbécil no esnada mío…!!, le corto el viejo en el acto para luego continuar con sus leperadas,--Y tú eres mucha mujer para él, jejejeje, así que no pienso soltarte… imaginaque estamos bailando como estábamos hace un rato… si es casi lo mismo,jejejeje. El viejo nuevamente se esforzaba por hacerle sentir su verga mientrasle decía, --Estuve pensando ricura… en eso del regalo que me decías, jejejeje…
--Ay don Seve… mejorsuélteme… ya le dije que otro día le comprare y le traeré su regalo, la chamacaya se estaba comenzando a preocupar, lo que al principio vio como una inocentejugarreta con el viejo ya se estaba comenzando a transformar en otra cosa,llevaban unos buenos minutos abrazados forzosamente al menos por parte de ella,y el viejo no la soltaba.
--Y qué tal si meregalas un besito en la boca… así quedamos saldados y no me debes nada, elviejo le decía todo aquello buscando sus rosados y brillosos labios, la ahorasi asustada chamaca lo esquivaba como podía, sus bigotes italianos ya leraspaban la cara, y ya sentía la verga del viejo ahora más dura de como se lahabía sentido mientras bailaban,
--No don Seve… quehace? Déjeme… Cielo Riveros nuevamente iba cayendo en cuenta que en ningunaparte podía estar a salvo de las garras de viejos calientes y degenerados, sesuponía que don Severiano era el hombre que había criado a su novio como sieste fuese su propio hijo, y no era justo que ella estuviera allí en esascondiciones, a la vez que en otra parte de su mente no dejaba de pensar como lahistoria se repetía cuando ella ya estaba dando por superado sus anterioresviolaciones.
El viejo por su partese sentía en la gloria al sentir ese majestuoso cuerpo comprimirse contra el deél, muy a su pesar notaba que la jovencita se le estaba resistiendo y si seponía a gritar llamaría la atención de sus invitados por lo que intentocalmarla de alguna forma,
--No te preocupesprincesa si no quieres darme un beso no importa, pero solo déjame tenerteabrazada un ratito… es mi única oportunidad de estar así con una chamaquita tanbonita como tú, el viejo lo decía con voz de si como realmente estuvierasufriendo,
--Ay don Seve creo quelo mejor es que me deje… quiero volver con Rodrigo, me debe estar buscando…
--Solo un ratito másmi bebita… tu cuerpo es muy rico, anda dale en el gusto a este pobre viejo,aunque solo sea en el día de su cumpleaños… no seas malita…
Cielo Riveros seextrañaba de ver como ese viejo que en otras ocasiones lo había visto ser tansalvaje y odioso ahora se comportaba como un verdadero chamaco de esos quehabían en su colegio, esto la hiso bajar la guardia…
--Don Severiano es quede verdad que me da pena estar así con Usted… y que diría Rodrigo si se llegasea enterar que Usted me tiene abrazada en su patio!?
--Él no se enterará denadita… solo déjame sentirte un rato y luego nos vamos donde están todos losdemás… quieres?
Cielo Riveros traspensárselo por un momento y viendo que el viejo ya no le insistía con susintentos de besarla le soltó…
--Bueno… pero que sea soloun rato y solo porque esta de cum… ple… años… lue… go nos va… mos a donde estánsus in… vi…tados…, le decía la nenita en forma entrecortada y con sus manitasapoyadas entre el duro pecho y los hombros de su acosador,
--Gracias cositaricaaaa… no sabes lo feliz que me haces…
Ahora la colegiala alya estar más calmada puso atención en la dureza que el viejo le tenía puesta ensu vientre, y como este de vez en cuando se movía para ir acomodándola en laparte más sensible de su cuerpo, la nena se la sentía a plenitud y le dabavergüenza pedirle al vejete que ya no se moviera, solo se dio a imaginarse loque el viejo le clavaba a la vez que intentando que este no la viera se mordíalos labios intentando no disfrutar lo muy rico que ya estaba comenzando a sentir.
La chamaca con susojos entre cerrados intentaba mirar hacia de dónde venían los sones de: “perorecuerda nadie es perfecto… y tú lo veras… más de mil cosas mejores tendrás…pero un cariño sincero jamaaaas...”, en eso fue que sintió que una mano del vejeteiba bajando disimuladamente casi rosándole una nalga, ella a pesar de sentirloy ya saber que era lo que el vejete quería tocar no le dijo nada, pensaba queya casi daba lo mismo, ese hecho no iba a mejorar o empeorar su situación,luego de unos minutos de aquella extraña circunstancia que estaba viviendo yasentía otros disimulados roces de tanteo en sus promontorios de carne trasera,para luego determinar que estos roces ya no eran de tanteo, sencillamente donSeveriano la tenía bien agarrada del culo y sobándoselo con ella escuchando laromántica canción de M. A. Solís.
Cielo Riveros solo semantenía abrazada al vejete y dejándose que el tocara todo lo que quisiera, elalcohol en su mente le decía que tal vez este era el regalo de cumpleaños queella le daba al viejo, y sumado a que por cada apretón que le pegaba el vejetecon su verga iba sintiendo que paulatinamente su vagina se comenzaba a derretiren un mar de líquidos calientitos, en esos momentos don Severiano ya leapretaba las nalgas a manos llenas saciando y llenando su tacto con las carnesde la colegiala quien ya sentía como un dedo del viejo buscaba su orificioposterior para dedearlo.
Aquello a la nena yale estaba gustando mucho, su panocha ya estaba muy mojada, a la vez que sentíaque el viejo ya empezaba a respirar pesadamente, y en el momento en que donSeveriano tímidamente ponía su dedo medio a la entrada de su ojete, ella sinsaber los motivos e intentando que el viejo no lo notara le paro más el culobuscando el contacto de ese dedo con la entrada de su ano por sobre el vestidopor supuesto.
La mano del vejetelentamente rodeó su cadera y pasó hacia delante de su cintura girándola yapegándose a ella. Cielo Riveros ahora sentía su dura verga apretársele conbravura contra la parte media de sus nalgas, su corazón le empezó a latir confuerza, sus pequeñitos pezones se le endurecieron como piedras.
Al minuto donSeveriano ya restregaba su verga como si verdaderamente se la estuvieraculiando al mismo tiempo que con su mano acariciaba su vagina por sobre elvestido, Cielo Riveros sentía el exquisito sabor de lo prohibido con sus ojoscerrados, este le llamaba cada vez más y estaba sintiendo muy rico, notaba comosu casi suegro movía su manaza en su tajito como si la estuviera masturbando, yera eso lo que precisamente estaba haciendo el detestable vejestorio, para lacaliente chamaca ya todo lo que le estaban haciendo le sabia a delicioso,cuando las manos de don Severiano comenzaron a bajar hasta sus muslos paraluego ir subiéndole el vestido la nena no entendía por qué pero por ahora lodejaba que el viejo se saliera con la suya, hasta ella misma se preguntaba cómoera eso que no oponía resistencia?, el viejo ya tanteaba y recorría la piel desu vientre al desnudo.
Ella solo se estremecíasin saber qué hacer ni que decir, el pesado olor a tabaco y alcohol que donSeveriano expelía le llenaban sus pulmones y a ella le encantaba, sabía que enaquel rincón de la casa nadie los veía, ahora sintió como una mano del viejo semetía por entre su negra ropa interior de encaje para comenzar a acariciarlesus escasos y suaves pendejitos negros y brillosos para enseguida seguirbajando uno de sus dedos y dibujarle con uno de estos su tajito de carne que yaestaba totalmente encharcado, la nena ya sin casi medir las consecuenciascomenzó a menearle el culo contra la dura verga que el viejo escondía en suspantalones.
--Noooo donSeveee…rianoooo… no me to…queeeee…, le pedía Cielo Riveros al vejete en formaentre cortada y con sus ojitos cerrados con una de sus manitas puestas porsobre la peluda mano del viejo que le sobaba su vagina, sin embargo, ellatambién meneaba sus caderas hacia atrás buscando que aquella dureza hicieracontacto con las partes más sensibles de su trasero…
--Estas bien buenota pendeja…no sabes las ganas que tenia de sentir tu cuerpo como ahora lo estoy haciendo…que tal si luego que despache a toda la gente me esperas en la esquina y nosvamos a acostar a algún hotel… ese sería mi mejor regalo de cumpleaños que mepodrías ofrecer… que dices putita… te animas? Tras estas últimas palabrotas elviejo se dio a comenzar a chupar una de sus perfumadas orejas, la jovencitasintiendo como toda su piel se erizaba solo movía su cabeza circularmente, consu oído buscaba la puntiaguda y salivosa lengua del confianzudo vejete, a pesarde estar sintiendo la llamada al desenfreno no le quiso contestar a lo que susuegro le había solicitado como regalo de cumpleaños.
El viejo por su parteya estaba que sufría un enloquecedor orgasmo, en su pantalón ya se dibujaba unatremenda aureola de humedad producto de los viscosos líquidos pre seminales quesu verga desde hace rato estaba expulsando, aun así no le daba descanso a laatractiva Cielo Riveros, le seguía comiendo su oreja como desesperado ya quecreía darse cuenta que a la nena esto le encantaba, además que en el momento enque le había subido el vestido hasta la cintura pensó que la portentosa chamacalo frenaría pero solo la vio con sus ojos verdes semi cerrados y mordiéndose ellabio inferior, el viejo simplemente comenzó con pequeños besos en su cuello yen la parte baja de sus oídos, a lo que al poco rato ya los combinaba con lossendos chupeteos que en estos momentos le estaba dando, Cielo Riveros solamentemovía su cabeza al mismo compas de los chupeteos de oreja, se imaginaba a ellaesperando al vejete en alguna esquina para luego ir a acostarse con él en algúnhotelucho, esto hacia que todo su cuerpo se enervara por la seguidilla deescalofríos que don Severiano le estaba haciendo sentir con su propuesta, larespiración de la chamaca ya era fuerte y acelerada, sus mejillas las teníarosaditas de lo tan caliente que la estaban poniendo en ese sitio oscuro,sentía como el dedo del viejo le recorría su vagina rosando el inicio de suscarnes interiores pero sin metérselo del todo, su coñito estaba empapado ydestilando líquidos como si este fuese un manantial, y en el mismo momento enque ella se estaba dejando llevar por la calentura del momento y le iba apreguntar que como lo harían con Rodrigo si ella accedía a ir a acostarse conél, a sus oídos le llegaba la ronca voz del viejo quien le hacia una inusualsolicitud,
--Quítate los calzoneschamaca… ya que veo que no te atreves a ir a revolcarte conmigo… quiero que melos des como regalo de cumpleaños, jejejeje…
Esta vez la nena sínoto su voz grave y autoritaria como a ella le gustaba que la trataran, lacolegiala solo obedeció, como pudo llevo sus manitas hasta los elásticos de sudiminuta lencería negra que se perfilaban bien estirados y tirantes a la alturade sus caderas, para ir lentamente bajándoselos tal como le había pedido sucasi suegro, con mucho trabajo logro hacerlos deslizar hacia abajo mientrasestos se enrollaban en sus muslos, pasando por sus apetitosas rodillas y hastaque por fin los hiso llegar a sus tobillos para luego de levantar una pierna,con la otra subirla y retirarlos con su manita, en la penumbra del patio se losofreció a don Severiano, el viejo antes de recibírselos le dijo,
--Di que me losregalas por mi cumpleaños número 58, jejejeje…
La chamaca quien yaestaba fuera de sí, y presa de una extraña calentura que se combinaba con loprohibido de la situación le dijo con su temblorosa vocecita,
--Don Severiano… tome…se los regalo por su cumpleaños número 58…, le respondió la tierna chamacaofreciéndoselos, el vejete encantado se los recibió y una vez de aspirarloscasi hasta la asfixia a un lado de los ojitos verdes de Cielo Riveros se losguardo en el bolsillo interior de su chaqueta como si estos fuesen un verdaderotrofeo, para luego comenzar nuevamente a besarla en el cuello, el viejo alnotar como la chamaca casi se retorcía de quien sabe que cosa lentamente la fuegirando hasta quedar de frente a ella, ya sin nada más que esperar simplementejunto su hedionda boca con la fresca boquita de ella, Cielo Riveros lo recibiódándole muestras que desde hace rato ella también lo deseaba, y se lo demostrósubiendo uno de sus muslos hasta la cadera del viejo y con su pierna alzadaempujarlo por detrás haciendo que la compresión de cuerpos fuese más completa,don Severiano aprovecho para sobar a sus anchas esa curva del muslo levantadoque daba paso a toda la curva de la suave nalga de la joven, una vez que sesacio de manosear aquella singular parte de su cuerpo en la forma más naturaldel mundo le tomo su manita y se la llevó al paquete, en donde la chamaca porfin pudo tantear ella misma esa caliente vergota que desde hace rato leespoloneaba el culo intentando traspasarla con ropa y todo.
La colegiala mientrasaún estaba siendo besada por cada segundo que pasaba más se entregaba a esaenloquecedora relación con su suegro, con su manita y por sobre la roparecorría y palpaba esa nueva vergota que don Severiano le estaba enseñando queno tenia nada que ver con el convencional pene que a Rodrigo le había sentidosolo hace algunos días, se notaba que el viejo no era su padre biológicodilucidaba la colegiala al notar que ni siquiera a mano llena alcanzaba acircundarla, y cuando la recorría con la palma de su mano esta era interminable,don Seve notando lo entusiasmada que estaba la pendeja simplemente le ordeno,
--Sácamela putaaa…quiero que te arrodilles como la zorra que eres y me mames la verga, jejejeje…recuerda que hoy es mi cumpleaños, y tú eres el regalo que me trajo mihijastro, jajaja… el vejete nuevamente le tenía su manaza perdida en la zorramasturbándola y calentándola para no dejar que la chamaca pensara en formasensata.
Por primera vez entodo este rato Cielo Riveros sitio un dejo de enojo con el viejo, el no teníaque porque burlarse de Rodrigo por lo que ellos estaban haciendo, aun así ellaya sentía unas ganas tremendas de mirar con sus propios ojos lo que donSeveriano tenia escondido en sus pantalones, a la vez que el viejo seguíadiciéndole guarradas al mismo tiempo que le saco sus empapados dedos desde suvagina para luego ver ella misma como este se los llevaba a la boca paralamerlos y chuparlos,
--Mmmmsssrrrpsss!!!,sonó la bocota del vejete cuando termino de chupase los dedos a la misma vezque le notificaba, --Que rico sabor tienes pendeja, este es un verdadero manjarsolo para Dioses, te apuesto que el imbécil de mi hijastro aun no te los haprobado, jajajaja!!! Sabes riquísimo cabrona…
Cielo Riveros de piejunto al vejete y tan caliente como este mismo como pudo le comenzó adesabrochar el pantalón, le encantaba la forma prepotente en que este la estabacomenzando a tratar, y más la enardecía que el viejo le recordara a cadamomento que ella era la novia de su hijastro, el solo hecho de sentirse ella mismacomo el regalo de cumpleaños que el viejo tanto había estado esperando hicieronque en su cuerpo se formara una verdadera bomba de tiempo que en cualquiermomento estallaría, ya casi sin pensar en nada con sus temblorosos dedos bajóel cierre de este abriéndolo de par en par, para después meter su mano condedición y agarrar la gruesa culebra que don Severiano tenía por verga paraluego sacarla ante su vista.
La chica quedo comohipnotizada y aterrada ante la demencial imagen vergal que tenía ante sus ojos,o sea esto que estaba mirando y que su blanca manita no alcanzaba a circundarno tenía nombre, sintió la imperiosa necesidad de soltársela por el miedo quele ocasionaba, pero algo en su mente se oponía a ello obligándola a mantenerseasida a ese venerable instrumento viril, claramente su conciencia le indicabaque si de las vergas que ya había probado con antelación la de don Pedro era lamás grandota, esta al parecer hasta le ganaba, y no era que el viejo mecánicola tuviera chica ni mucho menos, era que sencillamente don Severiano se gastabauna monstruosidad, a pesar de la oscuridad imperante en el lugar en donde seencontraban se la podía ver casi en todo su esplendor, una gran cantidad dehiel y saliva se le formo debajo de la lengua, ya que ella sintióinstintivamente unas tremendas ganas de llevársela a la boca si es que lecabía, como una posesa se fue arrodillando sin quitar su vista ni por unsegundo de aquella grotesca masa de carne que palpitaba delante de ella ycuando ya se disponía a tomarla también con su otra manita para poder tantearlaa sus anchas, noto que la música dejaba de sonar y que varias mujeres invitabana los contertulios a pasar a la mesa ya que la cena estaba servida,
--Me lleve la vergapendejaaaa… jajajaja! ¡esto queda pendiente mamasotaaa…!!, le decía don Seve almismo tiempo en que le quitaba su verga de las manos y procedía a guardárselanuevamente, y luego continuar, --Yo saldré por una puerta trasera y me daré lavuelta hasta llegar a la parte de adelante de la casa… diré que andabacomprando cigarrillos… y tu levántate… espera un rato y sales haciéndote lamensa por el mismo lugar en que vinimos, jajajaja…
Cielo Riveros quienaún no reaccionaba vio como el viejo Severiano desaparecía por una tosca puertade latón que había por detrás del patio y que daba a la calle, rápidamente sepuso de pie y recompuso su vestido, a la vez que limpiaba sus rodillas de latierra en que estuvo hincada, recién caía en cuenta que le acababa de regalarsus calzones al padrastro de su novio, y que estuvo solo a segundos de chuparlela verga.
La colegialaaprovechando que la mayoría de los invitados estaban preocupados de tomarubicación en la mesa que estaba al interior de la vivienda pudo salir sinllamar la atención, efectivamente nadie había visto nada, totalmente apenada yarrepentida por lo que ella misma estuvo a punto de hacer se preguntaba quecomo se le había ocurrido haberse dejado llevar y seducir por aquel odiosoviejo que desde que la conoció lo único que hacía era acosarla y burlarse de sunovio en cada ocasión que podía, y justo en el momento en que ya llegaba alsector del comedor fue abordada por Rodrigo,
-- Cielo Riveros …donde diablos estabas?, desde hace un rato que te estaba buscando…
--Rodrigo… solo estabatomando un poco de aire… de pronto me sentí un poco sofocada, y tú estabas tanocupado…
--Sí, es verdad amor…le corto el chamaco, --Intentare desocuparme luego para que podamos estar unrato juntos…
A la chamaca quien alestar ya con la mente más despejada sabía que corría un peligro inminente si sele ocurría quedarse en la fiesta de don Severiano, por lo que le pidió a sunovio,
--Rodrigo de verdadque te estoy muy agradecida por haberme invitado, pero creo que ya me iré parami casa… me siento muy cansada…
--Pero amor después dela cena ya estaré desocupado… por favor quédate y te prometo que lo pasaremosmuy bien… además que tu puesto ya está servido… anda ve a cenar…
--Y adondecenaremos?...
--Yo lo hare en lacocina con mi madre… tú vas en aquel puesto, le dijo el muchacho apuntandohacia la silla que estaba ubicada justo a un lado del puesto de don Severiano…
La nena en formaautomática y ya no queriendo darle más chance al viejo para que este pensaraque ella quería tener algo con él, solo se dio a responderle a su novio,
--Ay no Rodrigo… deverdad que no tengo hambre… mejor te acompaño en la cocina…
--De verdad que megustaría mi Cielo Riveros … pero tu puesto ya está considerado… le dijo sunovio a la vez que casi la llevo a la fuerza a que la nena tomara ubicación allado de su padrastro, ya que él sabía que si no le obedecía a lo que habíadicho el vejete, lo más seguro es que este se desquitara con su madre.
Al joven aunque no legustaba la idea de que su novia cenara al lado del odioso hombre con el cual sumadre tenía una relación desde la muerte de su difunto marido, solo queríaminimizar problemas en su hogar además que no creía capaz que el viejointentara propasarse con su novia delante de su esposa y de toda la familia.
La cena se llevaba acabo casi con normalidad, don Severiano se las estaba pasando de lujo en el díade su cumpleaños, la reciente incursión en el patio trasero de su casa con lanovia de su hijastro lo habían dejado en un delirante estado de calentura, dereojo miraba a la tremenda hembra que tenía sentada a su lado, como también enforma continua y creyéndose ya con ciertos derechos posaba una de sus manazasen las suaves piernas de la joven por debajo de la mesa, ella disimuladamente ypara no armar una incómoda situación se las retiraba intentando que nadienotara de lo que estaba ocurriendo bajo el mantel.
Así continuo la cenaen donde Cielo Riveros casi no toco su plato, estaba más preocupada deretirarle las manos a su suegro desde sus muslos que de otra cosa, sumado a quela gran mayoría de los viejos que compartían la mesa más se la comían a ellaque lo que tenían puesto en sus platos, mientras don Severiano alternaba susmanoseos con verdaderos deseos de meterse debajo de la mesa abrirla de piernasy pegarle una buena chupada de zorra ahí mismo delante de todos los presentes,pensaba en esto devorándole el nacimiento de sus tetas que estaban solo acentímetros de donde él estaba sentado, se preguntaba de cómo había sido tanpendejo en no habérselas manoseado o chupado, y el saber que la chica estabasin sus calzones y que estos estaban en el bolsillo de su chaqueta,prácticamente la caliente situación lo tenían erotizado.
Hasta que mientras sedesarrollaban estos libidinosos acontecimientos llegó el momento de la torta,la señora María con otra vieja que la acompañaba en todas las tareas ubicaronel pastel al frente de don Severiano con la colorida velita con el número 58que ya estaba encendida para que el viejo la apagara luego de que entre todosle cantaron el cumpleaños feliz,
--El deseoo…! eldeseoooo!!, gritaban los compadres del vejete con vaso en mano, antes de queeste soplara la velita. El viejo con su mejor cara de pervertido miro a CieloRiveros penetrantemente a sus ojos verdes en un momento en que la chica lomiro, este le dijo telepáticamente que su deseo ella lo tenía entre medio desus piernas, lo que la nena creyó captar casi al instante ruborizándose yllevando su mirada hacia cualquier parte de la mesa con una de sus manitas enlos labios.
Cuando la azorada ymanoseada chamaca por fin se pudo levantar de la mesa se fue rápidamente abuscar a su novio, le pediría que la fuera a dejar a su casa ya que lasrecientes experiencias vividas sumados a la calentura con la que andaba donSeveriano en la fiesta, y que ella bien sabia, la podían hacer cometer unabarbaridad, todo este tiempo sin probar una buena verga después de lastremendas folladas que le había puesto el viejo Pedro por la zorra, y losbestiales enculamientos por parte del maestro Tulio y el cojo Juan, ya leestaban por pasar la cuenta, ya casi deseaba que don Pedro la interceptara encualquier parte y se la violara en la misma calle o en cualquier callejónoscuro de la forma en que únicamente él sabía hacerlo.
Una vez que CieloRiveros pudo encontrar a su Rodrigo se tranquilizó un poco ya que el joven ledijo que por fin ya no tenía que realizar más trabajos, mientras el viejoSeveriano por más que pensaba no encontraba la formula necesaria de poderarrebatarle a su hijastro a la tierna pendejita que tenía por novia y que solohace unas horas había estado solo a segundos de que le chupara su verga.
--Pero porque noquieres entrar a la fiesta?, le consultaba el chamaco a su novia ya que ella lehabía solicitado que se quedaran sentados en el ante jardín de la casa,
--Es solo que al estarentre medio de tanta gente me siento ahogada, además que aquí solitos podemosplaticar más a gusto, le mentía Cielo Riveros a su novio.
Pero la verdad era unasola, si bien ya se le había pasado reconocía que solo hace un rato donSeveriano el odioso padrastro de su novio la había tenido más que caliente, yahora ya más enfriada y pensando en forma prudente le rogaba a Dios que alviejo no se le fuera a ocurrir contarle mentiras a su novio, vería la forma dehacer que Rodrigo ya no la invitara más a su casa, y antes de que su cuerpo lehiciera cometer cualquier tontería, pensó en que tendría que concederle a suRodrigo lo que el tanto deseaba a penas se lo pidiera nuevamente, no fuese aser cosa que don Severiano se le adelantara pensaba la confundida chamaca.
Solo fueron suficienteunos cuantos atracones y fogosos besos para que el enamorado muchacho comenzaracon sus febriles insistencias,
--Amor… has pensadoen eso que yo quiero que hagamos?, le dijo el chamaco en uno de sus perfumadosoídos

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