A los pies de Mi Hermana.

Una tormenta nocturna cayó cuando mi papá decidió estacionar el camper en medio de un bosque algo aislado.

- Bueno chicos... Tendremos que dormir aquí está noche, no queda de otra. Mañana temprano volveremos a partir.

Nos había llevado a un pequeño viaje de vacaciones a Romina y a mí, ya que mamá se había ido con sus hermanas llevándose a Denisse (nuestra hermana menor) con ella.

La verdad es que yo hubiera preferido ir con ellas, ya que mi tía tenía una casa en la playa, la cual era muy grande y además, ahí podría haber visto a Fabiana, mi prima... Sin embargo decidí acompañar a Romina ya que parecía muy entusiasmada por ir con papá y quería que la acompañe. Ella y yo somos mellizos, por lo cual casi siempre hacíamos todo juntos, no obstante hasta hace un año y un par de meses cuando empecé mi relación con mi novia nos separamos un poco, y ella quería recuperar esos momentos pasando más tiempo como hermanos.

Me costó el perderme de unas buenas noches con Fabiana, pero Romina tenía razón, necesitábamos pasar más tiempo juntos.

- Las perfectas vacaciones...- Susurré a mi hermana mientras veía como papá se dirigía a su habitación.

- No seas tan malo Lu, papá se veía muy entusiasmado por llevarnos con él.- Me respondió tras seguir con la mirada a papá.

- Ah... Está bien.- Dije sin muchas ganas.

- Vamos...Preparemos algo para cenar y vámonos a acostar.- Trató de animarme mientras se levantaba de su asiento.

Sacó algunas cosas de la alacena y finalmente dejó dos sopas instantáneas sobre la mesa, las cuales preparó mientras yo revisaba mi celular y me escribía con mi mamá.

Al terminar de comer ambos nos fuimos a dormir. El camper tenía dos habitaciones, una en la que dormía papá y otra en la que dormíamos nosotros en una litera, ella abajo y yo arriba.

- Tranquilo, ya después podremos vernos.
- Lo sé, pero si al menos este viaje fuera divertido...
- No seas tan duro con tu papá y Romina, se veían ansiosos por llevarte con ellos.
- No entiendo que es lo que le entusiasma tanto a Romina, o sea, ahí en tu casa hay más cosas que hacer en comparación a este camper.
- Talvez quiere pasar tiempo con los hombres de su casa. A veces a las chicas nos gusta sentirnos seguras al lado de alguien como nuestro padre... O hermano.
- Hubiera sido mejor ahí con ustedes, como todos los años.

Fabiana intentaba hacerme sentir mejor por mensaje de texto, pero talvez yo era fastidiosamente testarudo. Apagué el celular y me di la vuelta dispuesto adormir.

- Buenas noches.- Le dije a Romina.

- Buenas noches Lu.- Me respondió ella.

Quedé rápidamente dormido, no sin antes tocarme un poco pensando en Fabiana... Y en Nicole. La verdad ansiaba que algo entre ellas pudiera suceder, pero claro, como decirle a tu novia que coges con tu prima.

En menos delo que me di cuenta ya estaba dormido, sumergido en mis húmedas fantasías, escuchando a mi novia gemir debido a mis movimientos. Por alguna razón cada vez sus gemidos iban disminuyendo de volumen. A pesar de tenerla frente a mí sentía su voz soltar quejidos de placer lejos, como si vinieran de otra habitación, hasta que poco a poco comencé a darme cuenta que no era su voz.

Al momento de despertar me di cuenta mientras me desperezaba que los gemidos seguían.

- ¿Qué mierda...?

Me incorporé sentándome encorvado debido al techo del camper, dándome cuenta de que los gemidos venían de afuera. Mi primer instinto fue sacar la cabeza para mirar a la cama de abajo, donde su supone que debería estar Romina, pero solo estaba la frazada destendida.

- Mierda...Mierda... Es Romina... Pero...

Mi corazón se aceleró en respuesta a la preocupación y en el fondo temor por la idea de mi hermana melliza haciendo lo que creía que estaba haciendo. Silenciosamente bajé de la litera y caminé hacia la puerta de nuestro cuarto.

Cogí un liga para el cabello y me lo amarré ya que estaba algo despeinado, al fijarme la hora eran las 3am (probablemente necesitaría ese dato).

Al llegar a la puerta la entre-abrí evitando hacer mucho ruido, dejando el suficiente espacio para ver lo que sucedía.

¿Cómo explicar lo que uno siente al ver a su hermana teniendo sexo? Más aún si es tu melliza, la persona con la que te criaste, con la que creciste, con la que hiciste miles de cosas alrededor de tu vida, con la que naciste. La cosa es que si, estaba ahí mi hermana melliza de espaldas montada sobre las piernas de una persona que yo desconocía. Su cabellera ondulada teñida con mechones rojo oscuro se agitaba al ritmo en el que sus caderas subían y se dejaban caer sobre los muslos de su amante, el hombre por su lado recorría la mestiza piel de Romina con sus manos, mientras desde mi perspectiva se notaba vagamente los descomunales pechos (que a su edad se manejaba) rebotar.

- Si papi, dame duro, soy tu putita.- Repetía ella entre gemidos que luchaban por mantenerse silenciosos.

Muy en el interior por alguna razón deseaba mantenerme ahí, observando a aquella chica tener sexo, observando a mi hermana haciendo algo que no se supone que yo deba ver.
Tras un suspiro cerré la puerta. Mis ojos estaban perdidos en la nada, mientras en mi mente se reproducía aquella imagen. Fueron los gemidos los que me hicieron volver a la realidad. Fue ahí cuando me percaté que bajo mi pantalón se escondía una nada discreta erección.
- Mierda…
Murmuré para luego avanzar lo más rápido posible hacia la litera y subir a mi cama, cubriéndome con las sábanas e intentando quedarme profundamente dormido.

La mañana siguiente se tornó algo incómoda, al menos para mi. Me había despertado lo más temprano posible para evitar cruzarme con Romina cuando se despertara. Salí ya vestido y me senté en la mesa, en el mismo asiento donde la noche anterior mi hermana estaba dándole sentones a un hombre. No puedo negar que desde que empecé a recapitular el suceso no dejaba de matarme con la pegunta de quien será ese tipo. Por lo poco que llegué a ver era alguien mayor, gracias a sus manos y sus piernas con bellos ondulados. Talvez era un amante al cual le dio la dirección en la que estábamos, pero eso no respondía del todo quien podría ser.

Así mismo en lo más profundo de mis pensamientos reproducía lo acontecido con otra intensión... Podía empezar a reparar en detalles en los que no me había centrado al momento de ver. El trasero de Romina era un buen atributo, el cual gracias a la posición en la que se encontraba se admiraba enorme, a su vez no podía pasar desapercibido sus piernas, las cuales eran gruesas pero bien proporcionadas (después de todo ella medía 1.78), las cuales terminaban en sus dos pies. Aún recordaba el momento en el que comencé a notar la belleza en los pies de una mujer, gracias a esto podía apreciar que los de mi hermana no escapaban de ser muy bonitos…

Sin darme cuenta ya estaba pensando en Romina de una forma sexual, pensamientos de los cuales salí al escuchar su voz, lo que me cayó como un balde de agua fría.

- Buenos días Lu.- Me dijo mientras se acercaba a mí para darme un beso en la mejilla.

- Oh, Ehm… Buenos días Romi.- Respondí sin mirarla.

- ¿En que piensas tanto? Conozco esa mirada y sé que algo te trae con el cerebro trabajando.

- En nada relevante.- Respondí de manera algo brusca mientras me paraba.- Necesito tomar aire.

Salí del camper para sentarme en la puerta de este. Podía notar el barro liso que se había formado gracias a la lluvia de la tormenta. Ahí comencé a respirar lentamente mientras me cuestionaba sobre mi moral. “¿En que carajos piensas?”, me decía mientras me reprochaba mis pensamientos sobre Romina. Una cosa era Fabiana que era mi prima, y otra cosa era mi hermana gemela (gemela coloquialmente, ya que éramos mellizos). En mi mente repasaba aquellos momentos que pasamos como más que hermanos, como mejores amigos. ¿Cómo era posible que el simple hecho de verla tener sexo cambiara tanto mi perspectiva sobre ella en unas horas?. Si, ella era una chica bastante atractiva sobre la cual varios tontos habían posado su mirada, sin embargo nunca me preocupé en prestar atención a su reacción, debido a que la conocía y sabía que ella no se andaba con esas cosas. Esas veces que entramos a sex-shops ahora ya no lo veía como antes, antes veía que entrábamos en joda, para reírnos un rato, ahora veo que de su parte… Talvez era lo mismo que conmigo. Mientras que le hacía pensar que entraba con ella ahí para tener una anécdota graciosa que contar, en el interior también lo hacía por el morbo y para ver que cosas podría usar luego con Nicole.

En ese momento sentí otro baldazo de agua fría sobre mi. Era la mano de papá sobre mi hombro.

- Ya vengo hijo.- Dijo mientras pasaba a mi costado para salir del camper.

- ¿A dónde vas?.- Pregunté levantando la mirada hacia él.

- A comprar algunos víveres, nos estamos quedando sin comida para el resto del viaje.

Lo miré alejarse y luego dejé caer nuevamente mi mirada sobre el barro, el cual ahora estaba marcado por las huellas de papá.

Una media hora después (o lo que se sintió como eso) entré cerrando la puerta. Romina estaba sentada con su laptop sobre la mesa tecleando rápidamente con los dedos. Sin decirle nada me senté frente a ella con la espalda apoyada en la pared y mi brazo sobre la mesa subiendo las piernas en el resto del asiento.

- ¿Te divertiste afuera?.- Me preguntó sin despegar la mirada de la pantalla.

Estuve algunos segundos en silencio sin dirigirle la mirada, para luego sin pensarlo responder:

- No más que tú anoche…

Lo hice, si, de una manera estúpida e impulsiva, talvez movido por el pequeño resentimiento de haberlo visto, o talvez por algo más, pero no muy en el fondo sabía que no debí haber dicho eso.

Sentí su mirada sobre mi, para luego escucharla cerrar su laptop. De manera miedosa volteé mi mirada hacia ella, para notar que me miraba con una ceja levantada.

- ¿Qué fue lo que dijiste?.- Me preguntó de manera tranquila, pero con un tono de disgusto en su voz.

- Nada.- Respondí inmediatamente de manera cobarde.

- No, si, dijiste algo.- Dijo levantando un poco la voz.

- Ya dije que nada.

- ¿Qué fue lo que viste?

- Nada.

- ¡Lucas! ¿¡Que fue lo que viste!?

- Está bien.- Alcé la voz.- ¿Quieres saber lo que vi? Vi a mi hermana gemela teniendo sexo con un tipo mayor ¿Eso quieres que te diga?

En ese momento noté como su mirada cambió a una más preocupada, la cual se dirigía a mí denotando un leve desespero.

-Es importante que mamá no sepa esto…

No estaba en mis planes sabotearla de ese modo. Por más molesto que pueda estar sé que la vida sexual es de uno, y en el fondo sabía que mi enojo era egoísta.

- Oh ¿Qué? ¿Qué acaso mamá y papá no pueden saber que te dejas coger por tipos que te doblan la edad?

Tras oír mis palabras noté como su expresión cambió primero a una de… ¿Alivio?, y luego a una de furia.

- ¡Es mi maldito problema con quien tengo sexo, idiota!

- Bueno, creo que es asunto de todos que traigas a cualquier idiota al lugar en el que estamos todos…

- ¡Cállate imbécil!.- En ese momento se paró y se inclinó sobre la mesa, haciendo que de manera imponente su rostro quedara muy cerca del mío.- Escúchame bien… Yo follo con QUIEN SE ME DE LA GANA.- Dijo haciendo énfasis en las últimas seis palabras.

- Vaya, entonces si eres una zorra.- Respondí mirándola amenazadoramente.

Ahí fue cuando ella reaccionó. Una fuerte bofetada fue a caer sobre mi rostro, la cual sonó. Tras volver mi mirada hacia ella vi sus ojos ardiendo en furia.

- ¡Si! Soy una zorra ¿¡Y que!? Disfruto tener penes en mi boca, en mi vagina y en mi culo. ¿Eso querías oír?.- Dijo agresivamente.

Talvez me lo había buscado… No, en verdad me lo había buscado, pero de todos modos no necesito explicar el coctel de malas sensaciones que uno tendría al oír a su hermana decir eso.

- Yo, ehm… Lo siento.- Dije de manera estúpida luego de unos segundos de incómodo silencio.

- ¡Oh! Con que ahora piensas que con una disculpa se puede solucionar todo.

- Oye, ¡Tranquila! Si… Me excedí…

- ¡Cállate!.- Me interrumpió con otra bofetada, para luego sujetarme haciendo presión con sus dedos índice y pulgar sobre mis mejillas y hacerme mirar hacia ella.- Te gustó ¿Cierto?

Se generó otro silencio. No esperaba esas últimas palabras de parte de ella. ¿Qué se suponía que debía responder? ¿No estaba molesta? ¿Qué sentido tiene todo esto?

- ¿Qué-qué hablas?.- Le respondí nervioso.

- ¡Ah! Ahora quieres hacerte el tonto.

- ¿¡De que carajo hablas!?

- ¡No me grites!.- Gritó muy fuerte, para luego escupirme.

Su saliva cayó justo sobre mis labios. Nunca la había visto ser así de agresiva, y mucho menos conmigo. Sin embargo yo estaba demasiado confundido. En ese momento recordé como había estado pensando en ella, pero también recordé uno de los juegos que tenía con Nicole. En ocasiones ella me dominaba, y muchas veces al escupirme en los labios ella esperaba a que yo me lo tragara, cosa que yo hacía sin objetar, por lo cual reaccioné de manera instintiva, relamiéndome sin retirar la vista de sus ojos.

- Con que sí te gustó…- Dijo ella con una maliciosa sonrisa y una suave voz imponente.

- Ehm ¡No! No es lo que piensas…- Me apuré en decir.

- Oh no, claro que es lo que pienso.

En ese momento acercó su rostro al mío, y en menos de lo que me di cuenta nuestros labios se unieron en un forzado pero apasionante beso, en el cual ella metió su lengua buscando que le siguiera el juego.

- Siempre tuve la sospecha de que esto llegaría a pasar ¿Sabes?.- Me dijo entre el beso.- Con lo pervertido que eres…

- Yo-yo… En verdad lamento haberte hecho enojar.- Contesté de manera torpe, empezando a reaccionar con la cabeza de abajo, sumiéndome ante su posición.

- Oh no hermanito. Eso no se va a arreglar con una simple disculpa.- Me respondió sujetando mi cara con ambas manos.- Sigues siendo un imbécil ¿Sabes?.- Agregó y luego me metió otra cachetada.

- ¡Ouch!

- ¡Cállate!.- Me dio otra bofetada.- Vas a hacer lo que yo diga. ¿¡Me oyes!?

- Yo-yo… Si, lo haré…

- Muy bien.

La sonrisa en su hermoso rostro mezclaba de manera perfecta la malicia, el placer y la emoción. Podía notar en sus ojos una mirada que nunca había contemplado en mi hermana, una mirada que indirectamente me decía que me iba a arrepentir de confrontarla así.

Entonces ella sin retirar su sonrisa victoriosa hizo su laptop a un lado y se subió por completo a la mesa. Estando en medio de esta abrió sus piernas y me miró, para luego llevar sus manos a sus pechos y apretarlos frente a mi.

- No toques nada si no te autorizo.- Ordenó mientras contemplaba mi embobada cara.

- Está bien…- Respondí con la mirada perdida en ella.

Mi hermana era una adolescente muy hermosa. Como dije antes tiene unos grandes pechos, una piel mestiza y suave (lo sabía por las veces que acaricié su rostro y sus manos), era alta y tenía un cabello ondulado (como el mío pero ligeramente más suelto) largo hasta un poco más de los hombros, con mechones teñidos de rojo oscuro fuerte, lo cual incrementaba el fuego a la hora de llegar a morbosear con ella, y unos bonitos ojos castaños.

- ¿Sabes? En un principio decirte estas cosas sobre mí… Fue un impulso de cólera.- Comentó mientras flexionaba sus rodillas y llevaba sus manos a sus pies.- Pero oírme decir eso frente a mi hermano… Simplemente fue denigrante, lo cual me excita mucho…

Mirándome a los ojos comenzó a retirarse las medias para luego tirarlas hacía atrás. Apoyando sus manos detrás de su espalda se inclinó hacia atrás y llevó sus pies a mi rostro.

- Me llamarás ama.- Me ordenó con una mirada seductora.

- Está bien ama…- Respondí sumisamente.

- Ahora bésalos.

Sentí una gran ola de calor que se incrementó desde mi estómago a toda mi cabeza, intensificando el dolor que sus bofetadas me habían dejado. Podría haber sido mucha coincidencia, pero no me negué ni refuté nada ante su orden. Movió sus deditos sobre mis labios, a lo cual yo reaccioné besándolos y llevado mis manos a sus pies para sujetarlos.

- ¡Oye!.- Me dijo metiéndome una patada en la cara.- ¡Te dije que no toques sin autorización!

- Lo-lo siento ama…

- Cállate y sigue lo que estabas haciendo.

Llevé mis manos abajo y continué en mi labor. Mientras besaba sus dedos sentía como estos lentamente se iban adentrando en mis labios y ella miraba todo con orgullo.

- Eso… Chupa mis pies perra.- Me decía mientras se relajaba.- Dime quien soy…

- Mi ama…- Respondí lentamente mientras me embutía con sus pies.

- ¿Y quién eres tú?

- Tu esclavo…

- Eso..- Dijo en una entonación como felicitándome.- ¿Ves que fácil es?

Una vez todos sus dedos estuvieron dentro de mi boca comenzó a mover sus dedos desesperadamente para luego empezar a meter y sacar lentamente uno de sus pies, simulando una penetración.

- Normalmente me gusta que me azoten y me objetifiquen, sin embargo esta vez seré yo quien o haga contigo.

Entonces se incorporó sentándose sobre sus rodillas y sacando sus pies de mi boca, para luego cogerme del pecho y tirarme al suelo de un solo golpe. Normalmente ella no podría haberme vencido de ese modo, pero el contexto me hizo ceder. Sin decir mucho más se bajó de la mesa y se acercó hacia donde estaba yo tirado. Mirándome a los ojos con esa expresión autoritaria llevó sus manos a mi pantalón y metió sus dedos bajo el elástico.

- Veamos una de las tantas pollas que Nicole se coge… ¿Qué? ¿No lo sabías? Bueno, yo tampoco, pero supongo que con lo sexy que es y la cara de putita que tiene debe tragarse dos pollas diarias como mínimo.

No puedo negar que por un momento sentí un temor y una tristeza muy grande al creer que ella sabía algo que yo no, pero luego noté que solo me estaba tratando de humillar… De verdad que lograba su cometido.

Finalmente bajó mi pantalón junto a mi bóxer, liberando mi miembro el cual ya estaba erecto por completo gracias al poder que Romina ejercía sobre mi. Pude notar como ella se quedó callada durante varios segundos con la mirada perdida en mi miembro, para luego subir la vista nuevamente a mi rostro.

- No puedo humillarte de la forma en la que pensaba… Pero… Puedo sacar más provecho de el que imaginaba.- Dijo lentamente con una sonrisa pervertida y malévola.

Lanzó un escupitajo en el glande y luego llevó su mano a la base mi pene, rodeándolo con fuerza para luego subir lentamente haciendo que mi piel cubriera la punta, bajando nuevamente y así sucesivamente.

- Que rico juguete nuevo me he conseguido.- Dijo anonadada mirando mi miembro.

¿Cómo explicas el morbo y el sin fin de sensaciones que provoca tu propia hermana haciéndote una paja?. Se notaba en ella experiencia, la cual me sorprendía y a la vez no. Subía y bajaba con elegancia para luego sujetar la base con la mano izquierda y con su dedo derecho frotar la puntita.

- Tienes prohibido correrte sin que te diga.- Me dijo amenazante mientras sus manos continuaban dándome ese éxtasis.

Mantuvo su mano sobre la base para finalmente llevar mi pene a sus labios. Su boca comenzó a devorar mi polla apenas estas entraron en contacto. Se tragaba hasta la mitad y luego la sacaba para succionar el glande. En fin, una delicia morbosa que solo un pecado de este tamaño puede causar.

- Tienes una rica polla.- Me dijo mientras se incorporaba.

Por un momento pensé que sus atenciones a mi pene se detendrían, pero ella se inclinó hacia atrás apoyando sus manos detrás de su espalda tal y como lo hizo sobre la mesa, solo que ahora poniendo sus pies sobre mi pene.

- ¿Se siente bien eh?.- Preguntó mientras daba leves pisaditas hacia adelante.- A mi me encanta.

Mi miembro reaccionaba dando leves latidos entre sus pies. Sus deditos en respuesta presionaban mi glande y el talón hacía presión sobre la base. Se podía notar como ella disfrutaba esto, y obvio yo no me quedaba atrás.

- Te has portado bien.- Dijo mientras se paraba.- Creo que tendrás permiso de tocar.

Retiró su camiseta para luego desabrocharse el brasier. Al hacerlo lo tiró hacia mi liberando sus enormes y hermosos pechos. Su pezones carnosos apuntaban hacia adelante mientras los senos en general tenían cierta caída sin dejar de estar firmes. Eran las mejores tetas que había visto en mi vida.

- ¿Te gustan?.- Preguntó mientras con su mano y sin dificultad llevaba su pezón a sus labios y lo succionaba.

- Son los mejores que he visto…- Respondí inmerso en el paraíso que la vista sobre su busto ofrecía.

- Y serán los mejores que probarás.- Dijo de manera coqueta mientras iba bajando su pantalón.

Finalmente se retiró la tanga (la cual era muy delgada) y la puso sobre mi cabeza.
Ella abrió sus piernas sobre mi poniendo sus pies a cada lado de mis caderas, para luego arrodillarse e ir bajando. Pude sentir el calor de su vulva sobre mi miembro, el cual se inundó en la humedad que mi hermana emanaba.

- Vamos esclavo. Puedes tocarlas.- Me invitó sonriendo mientras sujetaba mis muñecas y las llevaba a sus pechos.

Yo no me hice esperar y como un niño con un nuevo juguete comencé a apretar y amasar sus senos. Eran tan suaves, tan grandes, tan hermosos… No exageraba al decir que eran los mejores que me habían tocado hasta ese momento.

Ella comenzó a moverse lentamente, frotando su vagina húmeda sobre mi pene erecto. Mi pelvis comenzó a ceder, moviéndose lentamente a su ritmo. Así entonces mi pene estuvo frotándose entre los labios vaginales de mi hermana melliza, la cual metió sus dedos medio e índice en mi boca.

- Uhm… Dios… Que exquisito se siente esto.- Decía de una manera relajada y a la vez excitada mientras con sus uñas ligeramente largas rascaba mi lengua.

En cierto punto ella no resistió más y cogió mis manos poniendo las suyas sobre estas con fuerza a cada lado de mi cabeza, luego inclinando su rostro hacía el mío besándome desesperadamente. Yo no me contuve y seguí el juego con sus labios, haciendo que los míos succionaran su labio inferior. Mi hermana estaba tan excitada que estiró su torso haciendo que sus pechos quedaran a la altura de mi rostro. Con la cabeza a tope de la excitación adentré mi cara entre los senos de Romina.

Durante intervalos succionaba sus pezones con mucha intensidad mientras nuestros dedos se entrelazaban y nuestros pene y vagina se frotaban entre sí, hambrientos el uno del otro.

- Que bueno eres…-Dijo ella tras un rato.- Otro chico se habría venido hace un buen rato.

Entonces decidí hablar más, decidí meterme en el papel que yo mismo había buscado con mi insolencia.

- Hago lo que debo para complacer a mi ama.

Vi como ella sonrió excitada y triunfante tras mis palabras. Se paró sin dejar de mirarme y caminó hasta que se puso sobre mi cara con sus pies a cada lado, de modo que mirando de frente hacia arriba podía ver directamente su vagina húmeda y caliente.

- Te portas bien esclavo… Te daré de comer como recompensa.

Acto seguido con una sentadilla puso su vagina y su trasero sobre mi rostro. Yo ya sabía que debía hacer. Puse mis manos sobre sus muslos (arriesgándome a que me castigara por tocarla sin permiso, pero supuse que lo dejó pasar) y subí mi cara. El olor era fenomenal. Ese aroma a hembra en celo, a mujer caliente y deseosa de ser satisfecha… Era uno de los mayores placeres que un hombre puede experimentar.

Comencé a lamer su vagina haciendo que mi lengua se adentrara ligeramente mientras mi nariz se deleitaba con sus hedores. Sentía aquel milagroso elixir bajar por mi lengua. Luego de unos segundos subí lentamente hasta llegar a su ano. Estando entre sus nalgas comencé a lamerla suavemente, para luego de manera incisiva succionar su agujero mientras sentía sus gritos de placer extenderse (cualquiera a unos metros del camper podría oírla).

- ¡Oh joder! ¡Si! Esto es lo mejor… Ah… Ah… ¡¡AHH!!... Si esclavo… Cómeme el culo… ¡Cómete el culo de tu hermana! ¡El culo de tu ama!.- Gritaba ella inunada del morbo y el placer que esta situación generaba.

Se inclinó levemente y su mano alcanzó mi polla, la cual reaccionó a esta como si estuvieran vinculadas. Me masturbaba bruscamente mientras movía las caderas producto de los espasmos que le causaba mi lengua y labios. Bajé lentamente de su culo a su vagina de nuevo, ahora centrándome en su botón mágico. Una vez tuve el clítoris sobre mi lengua comencé a succionar como un bebé tomando leche materna.

- ¡¡MIERDA!! Eres un maldito hijo de puta…- Exclamaba ella a gritos.- Joder no… Lo vas a lograr… Lo vas a lograr maldito…

Esto fue motivo para aumentar el movimiento de mis labios, tratando de hacerla llegar al máximo, lo cual no tardó en suceder.

Un chorro de fluidos y finalmente un líquido blanco cayendo dentro de mi lengua. Yo me tragué todo saboreando hasta la última gota. Ella se levantó levemente agotada y se sentó sobre mi pecho (con las piernas abiertas en dirección a mi cabeza).

- Joder idiota… Eres un buen esclavo… Un excelente esclavo…- Decía ella entre suspiros.

- Es un placer para mí el satisfacer a una diosa poseedora de un exquisito par de tetas y un exquisito par de pies…

- ¡Ah! ¡Silencio!... Silencio… Silencio que me enamoras, maldito…

La miré ahora con una sonrisa. Estaba satisfecho con lo que había logrado. Era inverosímil el como pasamos de una discusión a esto, el como una relación y un lazo tan sagrado se había roto para dar lugar a uno de los mayores placeres de la vida… El incesto.

Pude notar su mirada sobre mi, pensando de manera dubitativa. Así como ella en un principio notó que yo pensaba en algo, yo lo podía notar en ella, por algo éramos mellizos. Finalmente me miró.

- Escúchame… Estoy en mis días seguros. Te dejaré correrte dentro de mi, pero necesito que me asegures que mamá no sabrá de esto.- Dijo firme y a la vez con leves nervios.

Un festival de emociones estalló en mi cabeza al oír lo que me sugería. Era sin duda una gran oferta, pero a su vez arriesgada.

- ¿Estás segura de esto?.- Le pregunté dirigiendo mi mirada a sus ojos.

- Mira Lucas… He sido una completa zorra. Quiero que al menos esto sea especial…

Notaba cierto sentimentalismo en ella, una calidez que por un momento a pesar de estar desnudos bajo un contexto sexual me hizo reparar de manera no morbosa que ella era mi hermana.

- Está bien.- Le respondí.- Hagámoslo.

- Si me embarazo… Al menos sabré que es de un idiota que si me quiere.- Respondió de broma para luego en la misma posición en la que estaba retroceder un poco. Su vagina estaba ahora sobre mi pene.- Pero que no se te olvide quien manda aquí.

Agregó lo último con una mirada provocativa y puso sus pies sobre mi cara, moviendo sus dedos enredando mi cabello en ellos.

- A sus órdenes, ama.- Le respondí devolviéndole la mirada con la misma insinuación.

Entonces ella metió sus dedos en mi boca nuevamente y cogió mi pene entre sus manos, puso el glande en la entrada de su coño y me guiñó el ojo.

- Que te conste que tú no me estás cogiendo a mí, yo te estoy cogiendo a ti.- Comentó con una risa, para luego de un solo golpe dejarse caer, haciendo que mi miembro entero se metiera en su intimidad.- ¡¡AHH!!

Pegó un fuerte grito de placer mientras yo sentía la presión de sus paredes vaginales ejercer alrededor de mi polla. Fue así como entre sus gemidos ella comenzó a montarme mientras mis caderas se movían hacia arriba con la intensión de llegar más profundo.

- Oh Dios… Mmm… Hijo de perra… Que buena polla tienes… Uhm…

Decía ella a gritos mientras sacaba sus pies de mi boca para posarlos sobre mi abdomen, sujetando con sus dedos mi polo y subiéndolo. Yo la ayudé en la tarea de dejar mi torso desnudo, retirando el polo y tirándolo lejos. Pude notar la sonrisa en su cara al ver mi torso desnudo, el cual no tardó en explorar con sus pies mientras su coño se encargaba de tragar lo más que podía de mi polla.

Los movimientos continuaban, se extendían durante segundos los cuales se convertían en minutos. Nuestros gemidos se expandían por todo el camper y nuestros morbos se unían en uno solo, no dejando de pensar en todo momento que éramos hermanos. Así fue como luego de lo que pareció una hora cogiendo, ella comenzó a tener espasmos y contracciones, su estómago sonaba y finalmente no pudo resistir más. Con un gemido hilarante soltó un exquisito squirt, el cual por la posición fue a parar a mi cara. Abriendo la boca me tragué todo lo que ella me dio y acto seguido se la devolví.
Sentí el calor del semen viajar de mis testículos a la punta. Un gran chorro espeso y caliente salió encontrándose con el interior del coñito de mi hermana gemela.

- Oh… Esto fue… Carajo… Esto fue lo mejor…- Dije exhausto tras terminar.

- Lo fue…- Dijo ella dejándose caer sobre mi.- Has sido el mejor esclavo.- Me murmuró con una sonrisa y me dio un beso en la mejilla.

Yo la abracé y dejé un beso en su frente, admirando la belleza de su rostro.

- Y tú la mejor ama…

- Obvio, soy la mejor.- Respondió de manera vanidosa pero sabiendo que no lo decía del todo en serio.

- Una diosa…

- Tu diosa…

- Mi diosa…

- Pues tu diosa aún tiene algo de hambre…

- Mi diosa es insaciable.

- Para eso tiene a su fiel esclavo.

- Siempre…

Se levantó para luego ponerse en la misma posición en la que estaba cuando me hizo la paja al principio, pero esta vez me retiró el pantalón estando ahora si desnudos los dos. Entonces como la diosa que era comenzó a masturbarme sin despegar la mirada de mis ojos. Metió mis testículos en su boca y comenzó a chupar sabiendo lo sensible que era esa zona. Luego volvió a subir para chupar de manera intensa mi glande mientras me masturbaba, haciendo así que luego de unos minutos un gran chorro de esperma saliera disparado, cayendo gran parte dentro de su boca, y otra en su rostro dispersándose a través de este.

- Uhm… Eso estuvo genial…- Dije viendo su cara llena de mi semen

- Lo estuvo.- Dijo ella mientras se relamía y llevaba parte del semen en su cara a sus labios.

Y fue en ese momento donde… Cayó otro baldazo de agua fría. La puerta del camper se abrió y entró mi papá. Romina volteó a mirarla con la cara llena de semen y así él nos notó, desnudos en el piso, con mi pene en la mano de Romina.

A mi papá se le cayeron las bolsas que había traído de la sorpresa.

- Papá… Yo… Nosotros… Esto no es lo que crees…- Me apresuré a decir.

En ese momento su expresión inanimada cambió a una sonrisa, lo cual me sorprendió mucho.
- ¡Hijo! No puedo creerlo… ¡En serio estoy muy orgulloso de ti!

Ok ¿Qué?, esto ya no tenía sentido. Bajé mi mirada hacia Romina esperando compartir unas caras de confusión, pero notaba una pequeña sonrisa de complicidad en su rostro.

- Pues… Te dije por algo que era importante que mamá no lo sepa, Lu.- Dijo Romina con una sonrisita…

- Espera… ¿Qué?

Ahí fue cuando varias cosas comenzaron a cobrar sentido. Al salir a sentarme en la mañana el barro estaba liso, no había huellas antes de que papá saliera, por lo cual no había rastro de que alguien haya entrado al camper la noche anterior. La cara de alivio de Romina cuando dije “¿Qué acaso mamá y papá no pueden saber que te dejas coger por tipos que te doblan la edad?”, evidentemente se alivió porqué pensé que papá se enojaría, pero no podía hacerlo después de todo, porque el tipo que se la estaba cogiendo en la noche era él…


2 comentarios - A los pies de Mi Hermana.

Russ_G +2
Tremendo! Leí con detenimiento cada parte del relato y, debo admitir que como fetichista, esperaba más situaciones de feet worship. Sin embargo lo que leí me encantó, hasta me calentó! Van +10 y fav
OpenSex123 +1
Gracias! La segunda parte está en mi perfil, aunque esa trata más del incesto que de los pies.
Tendré en cuenta tu comentario para ponerle más de este hermoso fetiche a mis historias (:
OpenSex123 +1
¿Te gustan mis relatos?
Puedes unirte a mi canal de Telegram, ahí estoy subiendo mi historia defnitiva: Insanity; que va de Lucas, un chico normal que va una por una teniendo sexo con cada mujer cercana a él (mamá, hermanas, novia, amigas, primas, tías, etc).

Agrégame a Telegram y te meto: @hostler_summer
Chryskyng +1
@OpenSex123 hola cómo estás hoy, me encantó tu relato, es un excelente trabajo. Felicidades, te agregué en telegram. Saludos cordiales!