viaje a españa de Staryuuki
_"¡Hola, chiquita, ¿solita?... Vení que acá tengo lo que te hace falta...!".
_"¿A cuánto el pete, mami?..."
_"Ese culo necesita una poronga, parece, ¿eh?". Y cosas por el estilo...
Me gusta que me piropeen, pero me entró un cagazo... Un pelado bajito, se me acercó rengueando a ofrecerme merca, y otras cosas.
Tenía de todo! Era un "dealer ambulante". Le dije: "No, gracias...". Alguien me gritó: "¡Puta!...". Besos, silbidos...
Nada que ver con las veces que había pasado por ahí acompañada de mis amigos y medio borracha volviendo del boliche cuando casi amanecía.
Atravesé una especie de callejón, que era el último trecho para cruzar todo eso,
¡RE cagada! Se me hacía que me iban a apretar el culo, como hacía mi ex, o a meterme por la fuerza en uno de esos depósitos que había.
Empecé a apurar el paso, cuando veo un remis que dejaba a una persona. Casi me le tiro encima. Me subí rápido atrás y sentí un alivio...
El tipo era un flaco, morocho, de rulos medio canosos y melena en la nuca. Tendría unos cincuenta y pico. Y estaba escuchando cumbia (!).
_"¿Adónde vamos piba? ¿Pal boliche...?".
_"No...", le dije tímida y medio amedrentada todavía. "Para allá...", señalé, nombrando un barrio.
La cumbia y la seguridad del auto me dieron otra idea, que me devolvió a mi plan original. Acá estaba "mi turro" buscado, jaja.
Obviamente, no me importaba mucho la pinta. Lo único que quería era sentir una pija escuchando cumbia.
Pero, ¿cómo se lo decía? Se notaba que era uno de esos "vivos" de la calle.
_"Pensé que ibas al boliche...", interrumpió mis pensamientos.
_"Sí, no... Iba, pero no...".
_"¿Qué pasó...?", me preguntó.
_"Nada... Pasé por el playón y me asusté. Me perseguí que me querían robar, o violar...", dije con voz de putita.
Se me cagó de risa.
_"Naaaaa... Robarte capaz... El celular. Pero violar ahí no. ¿Sabés el quilombo que se les arma? Para eso pagan ahí".
Me empezó a hablar de "la noche", hasta que llegamos a mi barrio.
_"¿Hasta dónde te llevo, piba?...", me preguntó.
Se me iba la oportunidad. Y no me había animado a decirle nada. Me iba a volver a dormir, como una boluda.
_"Pare aquí!", le dije.
Estábamos en una vereda sin casas, en la división entre un barrio y uno más jodido, más afín con el look del remisero.
Me mostró el precio. El corazón me latía fuerte. Tomé aire y le dije con la voz temblando:
_"Quiero coger..,".
_"¿Cómo?..."
_"Tengo ganas de coger...", le repetí.
Se dio vuelta y me miroteó de arriba a abajo.
_"Soy una chica Streamer le dije.
Volvió a mirar al frente, pensó algo unos segundos, y arrancando dijo:
_"Habrías dicho antes que querías garcha, mami...".
Volanteó para la parte "jodida".
_"¿Adónde vamos?", le pregunté.
_"Y... Aquí no hay muchas opciones. Si me habrías dicho allá...".
_"Es que no me animaba...", le dije. "Es la primera vez que hago esto. No soy una puta".
(Por lo menos dos de esas cosas eran ciertas).
_"¿No sos una puta?...", dijo con sarcasmo. "Bueno, ahora sí lo vas a ser...".
Llegamos a la zona de la cárcel, una parte con varias cuadras semi oscuras,
con un par de potreros al lado.
Paró ahí, y apagó todo.
_"Pasá adelante", me ordenó.
Ya no tenía la amabilidad de cuando me charlaba. Ahora me trataba como lo que me dijo que iba a ser: una puta.
Hacía frío, así que pasé rápido al asiento del acompañante
y me senté mirándolo sin animarme a nada.
Me agarró suavemente el mentón, y me acarició la mejilla con un pulgar duro y áspero como lija.
_"Mirá de bonita que sos...", me dijo. Se desabrochó la bragueta con la otra mano, y me bajó de la nuca hasta una pija "chocolate", dura y de buen tamaño.
Después de unos minutos me dijo:
_"Qué bien que la chupás para no ser una puta, ¿eh?". Y me metió una buena apretada de orto.
Me subí la pollera para dejarlo jugar un ratito con mi culo. No era para nada bruto este tipo.
Era fuerte pero sabía cómo tocar y dónde. Tampoco me ahogaba ni me empujaba la
cabeza.
Empezó a buscar preservativos, y le di los mios por el lubricante. Me untó bien el ojetito,
se limpió la mano con una franela, sacó el volante, reclinó el asiento, y me dijo:
_"Bueno, mami, ya estás lista para pagarme el viaje...", y me pegó un chirlito en el culo.
Me levanté babeando. Me saqué la campera y el pulover, mientras él se ponía el preservativo.
_"Yo siempre uso forro, ¿sabés rubita?... Hay que cuidarse".
_"Está bien...", le dije.
Me bajé la falda hasta las rodillas, y con la pollera enrollada en la cintura me senté encima suyo.
Despacito, porque esa verga negra era respetable.
Me agarró de la cintura con sus manos curtidas y me la metió hasta donde quiso. Yo me recosté sobre su pecho y él se empezó a mover.
Sentí su crucifijo frío en mi espalda.
Me agarró de las tetas, me las apretó, y se empezó a mover más fuerte. Yo empecé a gemir, y él a decirme cosas, como: "No te va a quedar igual el coño después de ésta, rubita, ¿eh?...", o:
"Mirá la que no era puta, dónde terminó...".
¡En eso me acordé de la cumbia! Le dije que por favor prenda la radio, que quería escuchar cumbia. Me dijo: "¿Queeé?".
Le insistí. Fue gracioso, porque él no entendía nada.
Y empezó a sintonizar el dial conmigo empotrada.
Volvimos a movernos. Me recosté de nuevo en su pecho y cerré los ojos. La cumbia me puso re arrecha. Él se empezó a pajear. Le dije que no, porque me iba a hacer acabar. Me puso un forro -
supongo que para que no le ensucie el auto- y siguió. Le dije que no quería acabar, porque se me iba a ir la excitación, y detuve su mano con las mías.
No le importó; me agarró de las dos muñecas con una sola mano y se siguió pajeando y dándome verga hasta que me hizo acabar, con un grito de puta bien cogida.
Me hizo sacarme el forro y tirarlo por la ventanilla, y limpiarme la verguita con esa franela sucia. Me volví a recostar sobre él, con la pija todavía adentro. Quedé planchada.
_"¿Por qué me hiciste acabar...?", le pregunté. "Quería durar más...".
_"Porque no puedo estar aquí toda la noche, mami. Tengo que laburar.
Y vos ahora, te vas a tomar toda mi leche...".
Me hizo levantar, y que me suba la falda. Tiró su forro, y me volvió a bajar la cabeza. Se la chupé un ratito hasta que me la dio toda en la boca.
Sentía con los labios cómo la leche le subía por la pija, y enseguida bajaba por mi garganta: una, dos, tres, cuatro, cinco descargas. Tragué y me incorporé.
_"¡La que no era puta!", me dijo y se rió.
Me limpié la boca con la mano y me arreglé. Me sentía húmeda y fría por todos lados.
Y mi colita ya no era la misma, como él había dicho.
_"Vení...", me dijo haciéndome un gesto con la mano, y me chupó la papayuuki.
_"¿Cómo te llamás?", me preguntó.
_"Maria...", le dije tímidamente. "¿Y vos?...".
_"Es mejor que no lo sepas".
Me hizo sentar de nuevo atrás, y me dejó muy cerca de mi casa temporal .
Nos saludamos como chofer y pasajera, y cuando me bajé me gritó desde el auto:
_"¡Staryuuki! ¡Ahora ya sos puta...!".
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