Don Alberto me invitó al centro de jubilados a tomar algo y terminé tomando leche de machos viejos
Don Alberto es mi vecino, siempre educado y amable, todos los días va a pasar las tardes en el centro de jubilados del barrio, ya que hace mucho vive solo y su compañía son los otros abuelos del barrio.
Una tarde como cualquier otra, se me acerca a saludar y nos ponemos a charlar acerca de lo bien que están mis perros, que son muy bonitos y bien alimentados, palabra va, palabra viene, me invita a ir una de estas tardes a tomar algo al centro de jubilados, acepte gustosa e ilusa (obviamente sin saber lo que me esperaba)
Quedamos en ir el día sábado, día que no laburo. Me vestí normal, un short de jean ajustado y una remera translucida. Me pasa a buscar y nos subimos a su auto en todo el viaje no paro de alabar mi figura y lo linda que estaba.
Yo sonreía y le agradecía los piropos, me puse re caliente pensando en como me cogería ese viejo y sin preámbulos comencé a acariciarme las tetas, después de un rato no aguante mas y le dije si quería tocarlas sin vueltas (sumado a que me di cuenta que me estaba mirando), y eso hizo las apretaba mientras manejaba, le digo que pare unos momentos y se estacionó recién frente al centro de jubilados. No entramos, quedamos un rato ahí dentro mientras comencé a acariciar su verga y el me baja la remera y el corpiño y sin mas empezó a comerme las tetas, las mordía sin parar mientras lo pajeaba, se puso dura al toque y ya quería tenerla en la boca (la verdad hace rato que no chupaba pijas humanas y estaba algo antojada) comencé a comerla con muchas ganas, estuve un buen rato hasta que me interrumpe el pete, me dice si quería conocer a algunos compañeros y yo pensé: - este viejo hijo de puta ya tenía todo planeado- yo obvio dije si, quería saber que tenía planeado.
Me pongo la remera sin el corpiño, bajamos y entramos... Y para sorpresa mía encontré a varios conocidos, todos del barrio y yo tipo, hoooolaaaaa
Don Alberto me presenta, obvio todos me conocen pero hace un agregado más: "no saben cómo la chupa la nena" y yo solo sonreí y dije que si asintiendo con la cabeza...
- epa, Martinita - se escuchó más atrás, era el dueño de la panadería. También estaba el gasista, algunos otros vecinos y 2 que no conocía, don Alberto me llevo hacia la zona del buffet y retomamos dónde hacíamos quedado, me hizo arrodillar y comencé a chuparle la pija y por detrás de el vinieron todos los viejos.
Y empezaron los comentarios y las risas
-chupa pendeja
- si te viera tu padre - dijo el gasista
- miren que puta resultó ser la hija de Mariano - se escuchó por ahí atrás
Yo estaba muy muy caliente, me saco la ropa y los llamo a qué me llenen la boca de leche, y eso hicieron se empezaron a poner a mi alrededor y las pijas se turnaban para entrar en mi boca golosa. algunas estaban bien duras, el único que era impotente era don Jacinto que igualmente se la chupe como si no hubiera mañana, fue el blanco de las burlas del resto pero le pedí que me pegará que eso me calienta aún más. Me pegaba en las tetas y me daba cachetadas mientras yo comía su pija muerta, en eso uno lo corre y comenzó a pajearse y largo un chorro de leche espesa lo trague con ganas mientras el impotente Jacinto golpeaba mis tetas. Y empezaron a acabar todos en mi boca y yo tragando como la zorra sucia y hambrienta que soy, no dejo caer ni una gota de esperma.
De los 8 solo 2 acabaron por segunda vez en mi boca, y me di por satisfecha. Me levanté me lave y con don Alberto tomamos el trago que me había invitado.
Quedamos en que nadie (muchos menos mis familiares) se iban a enterar de esto.
Quedamos en volver a hacer esto, solo que la próxima iban a ser más, ya tengo ganas que se repita.
Don Alberto es mi vecino, siempre educado y amable, todos los días va a pasar las tardes en el centro de jubilados del barrio, ya que hace mucho vive solo y su compañía son los otros abuelos del barrio.
Una tarde como cualquier otra, se me acerca a saludar y nos ponemos a charlar acerca de lo bien que están mis perros, que son muy bonitos y bien alimentados, palabra va, palabra viene, me invita a ir una de estas tardes a tomar algo al centro de jubilados, acepte gustosa e ilusa (obviamente sin saber lo que me esperaba)
Quedamos en ir el día sábado, día que no laburo. Me vestí normal, un short de jean ajustado y una remera translucida. Me pasa a buscar y nos subimos a su auto en todo el viaje no paro de alabar mi figura y lo linda que estaba.
Yo sonreía y le agradecía los piropos, me puse re caliente pensando en como me cogería ese viejo y sin preámbulos comencé a acariciarme las tetas, después de un rato no aguante mas y le dije si quería tocarlas sin vueltas (sumado a que me di cuenta que me estaba mirando), y eso hizo las apretaba mientras manejaba, le digo que pare unos momentos y se estacionó recién frente al centro de jubilados. No entramos, quedamos un rato ahí dentro mientras comencé a acariciar su verga y el me baja la remera y el corpiño y sin mas empezó a comerme las tetas, las mordía sin parar mientras lo pajeaba, se puso dura al toque y ya quería tenerla en la boca (la verdad hace rato que no chupaba pijas humanas y estaba algo antojada) comencé a comerla con muchas ganas, estuve un buen rato hasta que me interrumpe el pete, me dice si quería conocer a algunos compañeros y yo pensé: - este viejo hijo de puta ya tenía todo planeado- yo obvio dije si, quería saber que tenía planeado.
Me pongo la remera sin el corpiño, bajamos y entramos... Y para sorpresa mía encontré a varios conocidos, todos del barrio y yo tipo, hoooolaaaaa
Don Alberto me presenta, obvio todos me conocen pero hace un agregado más: "no saben cómo la chupa la nena" y yo solo sonreí y dije que si asintiendo con la cabeza...
- epa, Martinita - se escuchó más atrás, era el dueño de la panadería. También estaba el gasista, algunos otros vecinos y 2 que no conocía, don Alberto me llevo hacia la zona del buffet y retomamos dónde hacíamos quedado, me hizo arrodillar y comencé a chuparle la pija y por detrás de el vinieron todos los viejos.
Y empezaron los comentarios y las risas
-chupa pendeja
- si te viera tu padre - dijo el gasista
- miren que puta resultó ser la hija de Mariano - se escuchó por ahí atrás
Yo estaba muy muy caliente, me saco la ropa y los llamo a qué me llenen la boca de leche, y eso hicieron se empezaron a poner a mi alrededor y las pijas se turnaban para entrar en mi boca golosa. algunas estaban bien duras, el único que era impotente era don Jacinto que igualmente se la chupe como si no hubiera mañana, fue el blanco de las burlas del resto pero le pedí que me pegará que eso me calienta aún más. Me pegaba en las tetas y me daba cachetadas mientras yo comía su pija muerta, en eso uno lo corre y comenzó a pajearse y largo un chorro de leche espesa lo trague con ganas mientras el impotente Jacinto golpeaba mis tetas. Y empezaron a acabar todos en mi boca y yo tragando como la zorra sucia y hambrienta que soy, no dejo caer ni una gota de esperma.
De los 8 solo 2 acabaron por segunda vez en mi boca, y me di por satisfecha. Me levanté me lave y con don Alberto tomamos el trago que me había invitado.
Quedamos en que nadie (muchos menos mis familiares) se iban a enterar de esto.
Quedamos en volver a hacer esto, solo que la próxima iban a ser más, ya tengo ganas que se repita.
3 comentarios - Blancanieves y los 8 abuelitos