De guardia (la doctora rubia y pendeja)

DE GUARDIA
 
Éramos compañeros de guardia en el Hospital SanMartín. Julia hacía tres noches por semana y en dos de ellas coincidíamos. Estoque cuento ocurrió entre 2020 y 2021, cuando la pandemia hizo que disminuyerala cantidad de personal en el edificio.
Julia, una rubiecita de 26 años, 1.60 m dealtura, ojos claros, delicada en sus movimientos, no había tenido más que unnovio hasta entonces. Se había cuidado siempre (lo que llamaríamos “una chicaejemplar”), focalizando su tiempo en la carrera que promisoriamente hizo entiempo récord. Comía sano y practicaba fitness. Pero bajo el ambo de trabajo nose apreciaba nada especial. Más adelante iba a enterarme de que Julia semasturbaba con frecuencia y que cuidaba sus pechos con un aceite nutritivo cadanoche, masajeando los pezones con ritmo cuidadoso antes de irse a la cama. Erauna chica meticulosa. Todo en ella debía estar bien. Y su concha y sus tetas noeran la excepción.
Conocí más en profundidad a Julia (digámosloasí) luego de un episodio puntual. A fines de 2020 llegó una madrugada a laguardia una jovencita de 18 años que padecía una vulvovaginitis a causa de unembutido atascado en su cuerpo. La acompañaba su padre, muy avergonzado ydesencajado por la situación. Pasó a guardia y al rato pudimos recomponerla,recetando un antiflamatorio tras la breve intervención. Cuando se fueron,quedamos solos con Julia y ella me dice: “viste qué rica concha tenía esapendeja”. Yo me incomodé pero al instante advertí una oportunidad que jamáshubiera esperado. “Sí, divina” le dije enseguida. “Te gustan los culitos apretados como el de ella?” dijo mientras memanoteaba el bulto que ya no podía ni quería disimular.
Nos fuimos al área de mantenimiento, donde no habíanadie. Julia me bajó el pantalón y me empezó a petear con unas ganas que pocasveces había visto salvo en xvideos. Con mi verga dura, notaba el tronco recto ycon esa pinchazón de cuando está al tope; la empecé a desnudar y a lamer lospechos. ¡Qué tetas las de Julia! Grandes pero no caídos, sino en punta demisil. Perfectos. Podría haber acabado ahí, tan solo de chuparle las tetotascon la lengua redondeando el pezón y jugando con esos timbres duritos. Pero ladi vuelta y quise probar esa conchita y ver ese culazo. Desde atrás se la metídespacito, así sin forro, directo, con la lubricación natural que tenía ella depura calentura. Yo mido 1.87 así que Julia quedaba en puntitas de pie,levantada con ese culo para arriba en una imagen que no olvidaré nunca. La sacabay la metía mientras veía mi verga salir cada vez más encerada, jugosa, y a ellaarquearse para atrás de placer. El culo le quedó latiendo aunque la habíapenetrado en la vagina (me preguntaba si alguna vez podría probar ese agujerotentador). Luego de unos minutos la saqué y le tiré la leche en las nalgas. Meapreté contra ella y me pegué un poco con el semen, mientras le respiraba en eloído y mi pija latía todavía tiesa.
Ese día cada uno siguió por su lado, no noshablamos en toda la noche, como si nada hubiera pasado. Hasta que volví a tenerla oportunidad de cogerla, cuando quedamos solos de nuevo pero esta vez en unquirófano que cerré con llave, pasaron unas dos semanas. En ese lapso me pajeémil veces recordando aquel ano que latía mientras le penetraba la concha. Esasnalgas divinas contra mis piernas y ella elevándose de la ensartada. Las vecessiguientes probamos otras cosas, usamos las camillas y hasta me pude dar elgusto de comerle el culo un buen rato con mi lengua. Ya les daré más detallesde esos encuentros. Ahora creo que voy a dedicarle una mi vieja compañera, quepor lo que me contaron sigue igual de puta que por entonces.


LIAMNOLE


De guardia (la doctora rubia y pendeja)

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2 comentarios - De guardia (la doctora rubia y pendeja)

Genesis2202
Hermosa pendeja, debrias seguir cojiendola, buscala asi contás mas de ella... abrasos
scorpion1978
Terrible rubia!!!! Donde atiende q me enfermo ya