Yo... la mas puta de todas - 6 de 6 -

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Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos


YO… LA MAS PUTA DE TODAS…

PARTE 6





Favio me recibió en su departamento, yo solo tenía lo puesto, mi maleta de mano y un sobre con dinero, en ese momento odiaba a mi esposo, también odiaba a Favio, sabía que todo había sido armado por él, y que él le había dado a Alberto todas las fotos, los videos e incluso me había dejado en casa vestida como una puta.

Pero la verdad es que no tenía donde ir, donde caerme muerta, y Favio, a pesar de todo parecía ser mi mejor opción, además el tenía algo que yo deseaba, quería volver a probar esa mierda que me había metido en la nariz…

Tuvimos una larga charla, el un poco se excusó y me dio algunos motivos del por qué había hecho lo que había hecho, algo me dijo sobre que mi marido lo había contactado y que lo había amenazado, que yo me había transformado en una carga para el y que quería sacarse el paquete de encima, al menor costo posible…



En algunas cosas me convenció, y en otras fingí que lo había hecho, el me ofreció techo y comida por un tiempo, hasta que yo acomodara mis cosas, pero claro, en ese momento no intuí que mis cosas se arreglarían según sus planes…

Por un mes todo pareció funcionar, era como su mujer, hacía la limpieza, acomodaba sus cosas, y por las noches me daba a probar un poquito de coca y después cogíamos como locos…

Siempre dije que tenía todo bajo control, pero no era cierto, me estaba metiendo en una adicción sin retorno y las cosas con Favio empezaron a cambiar…



Me dijo que no podíamos seguir así, que el no podía mantenerme indefinidamente, y que lo que me metía por la nariz salía demasiado dinero, así que empecé a pagar por mi droga y en poco tiempo de lo que mi esposo me había dejado solo me quedaba el sobre vació.

Y todo siguió cuesta abajo, ya no tenía como solventarme, así que una noche me llevó a cenar, estaba muy coqueta, parecía todo muy lindo, muy formal, hasta que de improviso llegó alguien a quien me presentó como su amigo, pero palabra va, palabra viene, poco a poco entendí de que se trataba, ese supuesto amigo pondría el dinero por esa noche para que yo tuviera mi droga, y claro, yo terminaría en la cama con el…



Fue el primero, empecé a prostituirme, Favio me conseguía los clientes, yo ponía el sexo, el se quedaba con el dinero y yo con la coca…

Y ese maldito monstruo empezó a ajustar las cuerdas, conforme yo caía mas y mas en una adicción sin control el mas me exigía, cada vez mas sexo por menos droga, de un casual amante pase a hacer orgías, shows, mujeres, lo que fuera, llegué a pasarme a siete hombres unos tras otro en apenas unas horas, y si no usaba preservativos se pagaba mejor…

Favio era una basura, me convenció de ponerme siliconas, unos pechos más voluptuosos armonizarían mi figura y sería más fácil conseguir clientes, accedí…

Admito que me veía mucho más llamativa, atractiva, pero me odiaba a mi misma por ser tan estúpida, mas cuando me enteré de que yo debería pagar los gastos de esos implantes, nunca me lo había dicho, odié a mis tetas en esos momentos…

Y ese bastardo siguió y siguió humillándome, cada vez abusaba más de la situación y yo solo quería drogarme, me dijo que así no podíamos seguir, que debía dejar su departamento, que no tenía privacidad y que bueno, el tenía una pensión donde yo podría vivir con otras chicas, si es que no tenía nada mejor que elegir…



Me fui a vivir a una pocilga, a compartir mi prostitución con otras chicas, que al igual que a mí, Favio se había encargado de hacer un trabajo fuera de serie.

Solo cogíamos para él, todas, cuando él quería, como él quería, el solo elegía, éramos sus títeres, sus marionetas y el nos pagaba con un poco de esa porquería blanca y un poco de comida…

Mi vida era como estar en un pozo, en un gran pozo cavado en la tierra, de esa forma que miras el cielo, que quieres salir, que parece que puedes lograrlo, pero que cada vez que rasgas las paredes solo logras que mas tierra caiga sobre tu cabeza, lo intentas, una y otra vez, hasta que al final solo te resignas…



Drogarme antes de tener sexo se había transformado en una necesidad impostergable, siempre me mostraba predispuesta, puta, gemía como a los hombres les gusta que gimamos, a todos les decía que tenían la verga más grande y hermosa, y a todos les decía que jamás me habían hecho gozar así, pero en verdad la mayoría de las veces ponía la mente en blanco y solo dejaba que me penetraran, y solo me repetía una y otra vez ‘da lo mejor de ti’ ‘da lo mejor de ti’ ‘da lo mejor de ti’, esa frase daba vueltas en mi cabeza sin cesar…

Saben qué? empecé a preferir a las chicas, al menos ellas no me penetraban y si lo hacían, era con juguetes, pero sabían lo que yo sentía, porque éramos iguales, éramos putas que solo hacíamos un servicio para complacer a nuestros clientes, a los que ponían los billetes…

Mi deuda con Favio era ya impagable, no tenía vuelta atrás…



Mi final con el sería abrupto…

Fuimos a una casa de fin de semana, supuse que sería una de sus fiestas, él amaba esas tardes de naipes, dinero, alcohol, drogas y putas, muchos hombres, pocas mujeres, eso era moneda corriente…

Pero esta oportunidad sería diferente…

Al llegar fui por mis prendas, el las elegía como siempre, esta vez todo en negro, una diminuta tanga que se perdía en mis glúteos, transparente haciendo notar mi pubis completamente rasurado, medias de red, de esas que ajustan bien arriba en los muslos, unas botas de tacos altos que llegaban por encima de mis rodillas, y por encima un corsé super ajustado, que hacía resaltar mis tetas como dos globos exultantes.

En la cocina me encontraría con Amalia, una morena cubana de largos cabellos negros que le llegaban a la cintura, de piel oscura como la noche, de mirada intimidante y carnosos labios pintados en un carmesí discreto, era muy bonita, y ella lucía prendas sexis en tonos de blancos.

Ella estaba aspirando unas líneas, tan tonta como yo, nos saludamos y me convidó, no lo dudé y metí esa mierda en mi cuerpo, una vez más…



Y empezamos con nuestro trabajo, a servir copas, a ser manoseadas, a regalar sonrisas, solo que en esta oportunidad no eran solo juego de cartas, había algo más, algo pesado, estaban haciendo arreglos, drogas dinero, dinero drogas…

Algunos de los tipos con los que hablaba Favio tenían acento extranjero, en un momento uno de estos hombres tomó un paquete, lo perforó con su cuchillo y trazó un par de líneas sobre la mesa, luego nos llamó a nosotras y nos invitó a disfrutarlas…

Aspiré con fuerza, ella también… entonces nos pidió que le regaláramos un rico show

Ellos se hicieron a un costado y nos invitaron a subir a la gran mesa redonda en la cual estaban discutiendo negocios, era como la arena del circo romano, ella subió y yo la seguí mientras alguien puso música, muy melosa, muy strip, y solo hice lo mío…



Amalia y yo empezamos a bailar, una muy cerca de la otra, nos miramos fijamente, cada vez mas cerca, cada vez mas caliente, sus manos llegaron a mi cuerpo y yo la correspondí, besé sus labios carnosos y ella metió su lengua en mi boca, refregamos pechos contra pechos, ella me tomó por la cintura y yo acaricié sus suaves y duros glúteos.

Los tipos reían y se jactaban, son tan predecibles, se calientan como animales, pero yo solo me concentré en mi partener de turno…

Sentí inmediatamente una atracción natural hacia esa chica cubana y noté que era recíproco, danzamos muy pegadas meneando las caderas, lado a lado, traté de abstraerme de todos esos estúpidos tipos que aullaban como lobos hambrientos y solo concentrarme en los bonitos ojos negros de Amalia, que me miraba en forma intimidante, de esa forma que te hacen bajar la vista…



De hecho lo hice, y sin intención mis vista cayó sobre sus pechos que eran cubiertos por un ajustado sostén blanco como la nieve, haciendo relieve contra el tono apagado de su piel, solo lo solté y ella permitió que lo hiciera, sus tetas eran pura silicona, al igual que las mías, pero tenía unos enormes pezones, eran largos y llamativos, empecé a pasar las yemas de mis pulgares muy dulcemente, incluso metí mis dedos en su boca para salivarlos y luego volver a esos botones que me excitaban…

La cubana jugaba mi juego, pasó su mano entre mis prendas, bajo mi tanga y empezó a acariciar mi conchita con ritmo, incluso metiendo sus dedos en mi jugoso hueco, giré sobre mi eje poniendo mi espalda contra su frente, me dejé seducir, ahora sus manos pasaban a mi frente, acariciando mis pechos por arriba y mi sexo por debajo, yo solo miraba a los tipos que nos rodeaban y pensaba que pronto nos cogerían a su antojo, como pedazos de carne, pero a pesar de todo hacía mi trabajo, les regalaba cuanta sonrisa quisieran tener…



El final del tema musical y el comienzo del siguiente nos dejó saber que era tiempo de cambiar las cosas y pasar a algo mas fuerte, Amalia moviendo sus caderas desnudó la mitad inferior de su cuerpo, y se recostó suavemente con sus piernas bien abiertas, en una posición demasiado porno, me llamo la atención el contraste entre sus oscuros labios prolijamente rasurados y el casi rojo del interior de su sexo, sabía mi rol, solo me arrodillé al frente, en cuatro patas, cerré los ojos y empecé a lamer su clítoris…


Yo... la mas puta de todas - 6 de 6 -


Era un tanto incómoda la posición, para ambas, porque en verdad nuestro real objetivo era excitar a los machos con lo que hacíamos, por lo cual ellos tenían que ver con el mayor detalle posible, no era lo mismo pegar mi boca como sopapa, a estirar mi lengua todo lo posible fuera de mi boca, abrir toda su vagina y apenas rozar su clítoris, ella debía gemir en un gozo fingido, yo era mujer, yo sabía como hacerlo…

Los tipos a mis espaldas empezaron a acariciar mis glúteos y no pasó mucho tiempo en que alguno se las arregló para meterme dedos, por ambos lados, era el siguiente peldaño en la escalera del placer, empezaba la entrega…



Pero no duraría muchos más, estábamos todos tan concentrados en eso que nadie notó lo que pasaba afuera, de repente irrumpieron los comandos especiales antidroga, parecía una película de Swat, hubo disparos y pensé que moriría en ese momento, la cubana y yo nos arrojamos al piso y nos acurrucamos bajo la mesa envueltas en una crisis nerviosa…

No duró mucho, el lugar estaba copado, ellos se rindieron, incluso Favio, para quien vendrían muchos años a la sombra….

Fue vergonzoso, los efectivos policiales nos sacaron del lugar esposadas, casi desnudas, nos dieron unas frazadas para que nos ocultáramos apenas el rostro, afuera estaba la prensa, ellos siempre se enteran de todo…

Imaginen la situación, te invaden con las cámaras, con los micrófonos, con las preguntas, y digas lo que digas, la sociedad ya dictó sentencia…



Nos trasladaron en un camión cerrado, en total silencio, los tipos estaban encapuchados y parecían estatuas, eran atemorizantes, llegamos a un centro de detención provisorio y adivinamos que la situación no sería fácil…

Me tiraron a un calabozo mal oliente, casi desnuda, como estaba, mis pies sintieron el frío y la humedad de ese cuarto oscuro, y Amalia corrió la misma suerte, solo que, al otro lado, donde no podía tener contacto visual.

Yo sabía la suerte que podíamos correr chicas como yo, en un sitio a si, temblaba, un poco por miedo, un poco por frío…

Vi pasar unos tipos de la custodia por frente mis rejas, y luego sentí el chirrido del que supuse sería la puerta del calabozo de Amalia…



Entonces empezó el infierno, las voces de los tipos, tratándola como puta, y las protestas de la joven, entre sollozos y enérgicos reclamos, como un animal acorralado, sentí golpes, me acurruqué y me tapé los oídos con mis manos, pero era imposible aislarme, era imposible…

De repente el silencio, un silencio aterrador, esos silencios que hela la sangre, esos silencios que hacen pensar lo peor, Amalia, una cubana, una prostituta, quien extrañaría su ausencia? Quien preguntaría por ella? Sabía de muchas historias como estas…

El chirrido de la puerta volvió a repetirse, solo que ya no había palabras, todo parecía sordo…

Entonces llegaron a mi puerta, comprendí que era mi turno, uno de los tipos sentenció



Espero que seas buena chica, no como esa sucia negra… o correrás la misma suerte…


No voy a dar detalles de lo que sucedió, porque no fue grato para mí, solo cerré los ojos y con lágrimas rodando por mis mejillas me sometieron a su gusto, como imaginen, por donde imaginen, fue humillante, pero al menos pude salir viva…

En los días siguientes me transformé en la puta del lugar, turno a turno venían por mí, me desgastaron, me humillaron, me quitaron la estima, me hicieron un títere dulce, cariñoso y complaciente.

Cuando terminó el proceso legal en el cual se comprobó que yo solo era una putita que estaba en el lugar inadecuado en el momento inadecuado me lanzaron a la calle, supe que Favio estaría muchos años tras las rejas y que Amalia…. la pobre de Amalia nunca había existido…



No tenía nada, ni donde caerme muerta, solo la necesidad de drogarme, empecé a prostituirme en la calle, lo que sea, por dos pesos, cualquier cosa con tal de conseguir algún polvo para meterme en la nariz, y ya no era pura calidad, como me proveía Favio, no, ahora solo conseguí basuras que me quemaban el cerebro…

Empecé a adelgazar, perdí muchos kilos, casi no comía, porque lo poco que juntaba era para comprar drogas, lo único que se mantenía firme en mi cuerpo eran esas tetas siliconadas, y empecé a odiarlas, esas tetas perfectas eran solo el símbolo de mi decadencia…

Saben qué? el suicidio empezó a ser una opción, ya no quería más de este maldito mundo…



Y lo intenté… y fracasé, me desperté en un hospital, fue un milagro, una segunda oportunidad…

Me ofrecieron una alternativa, un centro de rehabilitación…

Y acá estoy, empezando nuevamente, pasito a pasito, incluso me dieron la posibilidad de sacarme esas horribles prótesis, ya tengo nuevamente mis pechos como la vida me los dio…

El sol entra por la ventana y calienta mi rostro, varias hojas de papel con mi caligrafía se apilan sobre la mesa, termino de escribir mi historia, una mujer que lo tenía todo, y la ambición la llevó a quedarse sin nada, y no hablo de dinero… hablo de afecto, hablo de amor, hablo de alma, hablo de estima, hablo de corazón…





FIN



Si eres mayor de edad puedes escribirme a con título ’YO… LA MAS PUTA DE TODAS…’ a dulces.placeres@live.com

1 comentario - Yo... la mas puta de todas - 6 de 6 -

slash2006 +1
Wow!!!! Lo leí completo. Tus relatos son tremendos. Tienen todo. Excelente. Van +10