Terapia Especial. Capítulo III:

“Una novia necesitada”

Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/5026790/Terapia-Especial-Capitulo-I.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/5029926/Terapia-Especial-Capitulo-Il.html

Tomás se encontraba en su consulta leyendo el informe de un paciente. Debajo de su escritorio estaba Diana muy animada comiéndole toda la tranca. La muchacha picarona hacía sonidos obscenos, cada vez que se tragaba entera esa pija madura, los cuales resultaban ser muy estimulante. A pesar de eso, el hombre actuaba serio y frio. 

Diana: Cuñis, que buena idea fue hacerme tu secretaria de medio tiempo. Así puedo devorarte esta delicia, cuando no hay pacientes. 

El hombre se quedó callado, en un silencio perturbador, la joven se angustia al ver que su cuñado no le hacía caso y parecía pasar de ella. Diana ignoraba que Tomás tenía la cabeza en ese instante en otro lugar, él se estaba ajetreando de tanto pensar que tenía que cogerse a otra muchacha, de acuerdo a la lista y plan de su esposa. Cuando dejó de sentir esa tierna lengua envolviendo su miembro, abandonó su plano astral y regresó a la realidad. Agachando su mirada, observa a Diana haciendo un puchero. 

Tomás: ¿Pasa algo, cariño? 

Preguntó preocupado, la joven se levantó, sin dejar de mirarlo a los ojos. 

Diana: (Suspira) Veo que hoy no estás de ánimo, Tommy. 

Tras escuchar esa afirmación, él sonríe, deja de lado sus líos y colocándose de pie, acerca sus labios a esa jovencita que abre automáticamente su boquita. 

Tomás: Claro que estoy de ánimo, preciosa. (Agarrándola de la cintura) Solo ando algo distraído, pero ahora quiero atender tus necesidades. 

Ambos se besaron de manera tierna, mientras que las manos de él fueron recorriendo la espalda recta de la muchachita. Tocando con sus dedos la tela de la blusa, hasta llegar al cierre de la falda. Se lo baja, causando así que esta caiga paulatinamente hasta tocar el suelo. Diana empieza a sentir las manos de su cuñado acariciando sus nalgas y cómo un par de dedos se colaban en su braguita de hilo. Los dos se quedaron mirando detenidamente, recuperando el aliento tras ese largo beso que se habían dado.

Sin decir ninguna palabra, Tomás de un tirón le quita la tanga a su cuñada. Ella asombrada ve cómo esa verga que aún estaba húmeda por su saliva se va aproximando a su coñito empapado. Con solo sentir el roce de esa polla venosa, su cuerpo entero tembló. Él le lame los labios y luego comienza a mordisquearle el cuello, sin dejar de sobar su pene contra esos muslos y labios vaginales que se derretían por tener adentro ese troncazo. Así se lo hace saber la muchacha, al rogarle que la penetrada y le diera tan duro como de costumbre. 

Aunque el maduro también ansiaba clavar su miembro dentro de ese chochito juvenil, prefirió seguir jugando y haciendo que ella pierda cada vez más la cabeza. Para ella era una tortura no tener esa polla empalándola, por lo que vuelve a suplicar, sin embargo, Tomás en vez de cumplir el deseo de su cuñada, decidió desabrochar la blusa de ella. Era desesperante para la jovencita, ver a su cuñado soltando botón por botón, con lentitud. –“Oh mierda Tommy, ¿quieres volverme loca?”- expresó la chavala agobiada. 

–“Tranquila, corazón. Ya tendrás tu varita favorita dentro de ti”- le susurró el hombre, mientras le tocaba los senos. La joven impaciente lo besó con fogosidad. Todo aquello era registrado por una de las cámaras que se encontraba en un rincón de la sala. Toda la filmación iba a parar al computador de April, la cual ene se instante mantenía sus preciosos ojos quietos en la pantalla, para así no perderse ningún detalle de la diversión que se montaría en esa oficina. 

La Milf completamente desnuda, se enterraba dos dedos dentro de su coño maduro, mordiéndose los labios, apagaba cualquier ruido. A la rubia tetona, jamás le llamaron la atención los juguetes sexuales, por más que con Tomás intentaron usarlos en su vida sexual. April era más de piel y si no era algo de carne dentro de ella, no podía sentir placer. Por lo que siempre usaba esos dedos afortunados, que recorrían sus entrañas y aunque no llegaran tan profundo como los de su marido o su polla, era suficiente para mantenerla tranquila.

Mordió sus labios nuevamente, ahogando otro gemido. Se encontraba muy cerca de tener un orgasmo, nunca pasó por su cabeza que ver a su hermanita con su esposo a través de esos registros resultaría tan cachondo. Concentrada en sí misma, no se percató que golpeaban ligeramente la puerta y luego la abren. Benjamín entró sin imaginar con lo que se encontraría y antes de que se diera cuenta dijo: –“Mamá, me prestas tu lap...”-, no obstante, fue incapaz de terminar la frase, al ver a su madre desnuda y auto complaciéndose. 

Los ojos del chaval se detuvieron en esa vagina depilada y mojada, la mujer rápidamente se cubre con una sábana. –“¡Be-Benjamín!”- exclamó sonrojada y con la voz agitada. Justo en ese momento aparece también Axel, quien al ver a la madura en esa pose, no pudo ni abrir la boca. La figura escultural de esa Milf, que era solo tapada por una delgada tela, resultaba ser muy excitante y sus hijos, no tuvieron otra reacción, que se le colocada dura. 

Vanessa hace presencia, la muchacha algo molesta le pregunta a sus hermanos, porqué tardaban tanto. Al entrar al dormitorio comprendió todo, pues hasta ella se encendió con solo ver a su madre en esa forma. April empezó a sentirse incomoda, por lo que interpeló a sus hijos, Vanessa fue la única en hablar y aclarar la situación. La mujer suspira y mirando la pantalla ve como su esposo continuaba amasando las tetas de Diana y mordía sus pezones. 

Ella mira fugazmente a sus hijos y les pide que le den 10 minutos y luego les iba a pasar la laptop. Los jóvenes se miran entre sí y asienten con sus cabezas. Ellos al retirarse, se quedaron en silencio, hasta que Vanessa traviesa, roza con sus manos los paquetes de ambos, –“Vaya, parece que mami los dejó muy erguido a los dos”- afirmó la joven con una sonrisa coqueta y mirando a ambos jóvenes les consulta si querían divertirse. 

Axel: Vanessa compórtate. 

Dijo serio. 

Vanessa: Tsssh... Me había olvidado que desde que te comprometiste, te volviste el señor "Moral".

Axel: Podrías buscarte un novio, para que te quite la calentura. 

Ella lo ignora y se acerca a Benjamín, apegando sus senos lo más cerca de él y regalándole un ángulo de visión exquisito. 

Vanessa: ¿Tú que me dices? ¿Quieres que juguemos un rato en mi cuarto? (Susurrándole en el oído) Aprovechemos que tu noviecita no estás. 

Benjamín nervioso titubea, mira a Axel, quien decide intervenir. 

Axel: Ya déjalo tranquilo, Vanessa. Que tú estés necesitadas no es nuestra culpa. 

Vanessa: Sabes, ¿por qué mejor no cierras la boca y te vas a ver a quién le está abriendo el culo tu prometida? 

Axel: Y tú, ¿por qué mejor no le vas a abrir las piernas a tu jefe o algún productor, para que te den más trabajo? 

Vanessa ofendida y molesta, le da una bofetada a Axel, haciéndolo girar y dejando marcada su mano en su mejilla. 

Vanessa: Eres un verdadero hijo de puta desde que te colocaste ese anillo. El amor que sentí por ti alguna vez, definitivamente se desvaneció, gilipolla. 

Tras decir aquello, Vanessa se retiró con los ojos llorosos. Axel se tocaba la cara y Benjamín impactado por lo sucedido se acerca a su hermano. 

Benjamín: ¿Pero qué mierda pasa con ustedes? ¿Por qué fuiste tan cruel con ella?

Axel: (Suspira) Solo lo hice por su bien. 

Benjamín: ¿Por su bien? ¿Haciéndola llorar? Sinceramente, yo no te entiendo Axel.

Reprochó el más joven de los hermanos, bajando las escaleras. La muchacha entró a su habitación y cerró de manera violenta. Echándose en su cama, suelta un par de lágrimas, después de secarlas, mira hacía el techo. Sus manos fueron acercándose a su ardiente y húmedo chochito rubio, –“Oh papi, si tú estuvieras ahora aquí, de seguro me bajarías esta calentura con una buena cogida”- murmuró, –“Solo tú me complaces ahora, con tu hermosa verga y follas mucho mejor que el idiota de Axel. ¿Qué estarás haciendo ahora? ¿Puedo ir a verte para mi terapia especial?”- añadió, sin dejar de jugar con su vagina. 

En ese preciso instante, Tomás se entretenía jugando con la vulva de su cuñada. Con su lengua, exploraba cada milímetro de ese jugoso coño. Diana solo podía morder sus labios y gemir, sabía que él no iba a detenerse hasta hacerla correr. A pesar de estar deseosa por esa tranca madura, no quería dejar de sentir esa lengua y los dedos afilados del hombre en su interior, menos cuando comenzó a darle cariño a su clítoris. El cual quedó entre los dientes del hombre y era lengüeteado de una forma majestosa. 

Las piernas de la muchacha, temblaron, en señal de que iba a soltar una gran corrida. Al hacerlo, ella quedó recostada en el escritorio, recuperando el aliento. Tomás besa gentilmente el abdomen de su cuñada, sin despegar su lengua de esa suave piel, sube hasta unir sus labios con los de ella. La besa, sin pensar en el tiempo que llevaban divirtiéndose. Tras morder su labio inferior y estirarlo con tersura, él introduce su miembro en ese estrecho coño. A medida que va enterrándolo, el maduro nota como los músculos vaginales de su cuñada se aferran a su verga. 

–“Oooooooohhhh... Sííííííí"- exclamó la jovencita con emoción. Sus delgadas piernas abrazan la cintura del maduro y sus manos se sostienen de las esquinas del escritorio, sus labios entre tanto, vuelven a juntarse. No había tiempo para que la follada fuese lenta y vaya aumentando el ritmo a través de los minutos. Debía ser rápida y feroz, por lo que Tomás desde el inicio fue dando estocadas profundas. Los chillidos de ella, resonaban por la sala, mientras que el escritorio, sutilmente se movía con cada penetración.

Diana: Oooohhh, Diooooooosss... Mááásss Tommmyyy... 

Tomás: (Sonríe) Veo que tu coñito me ha echado mucho de menos, amor. 

Diana: No te imaginas... 

Poco a poco las cosas que estaban en la mesa se fueron cayendo al suelo. Sin embargo, a ninguno de los dos le importaba, solo querían seguir cogiendo como dos dementes. Extasiados se besan de manera prolongada, solo era cuestión de minutos que ambos acabaran, pero justo en ese momento de pasión, golpean la puerta del despacho. Tomás sin bajar la intensidad, pregunta quién era, escuchando así la voz gangosa de uno de los conserjes de la clínica donde trabaja. Él le comunica que había llegado una paciente y que la secretaria no se encontraba. El hombre ríe al igual que la muchacha, el morbo hizo que el cachondeo y placer incrementada. 

Tomás: Ya veo... Gracias Tony... Por cierto, no te preocupes por Diana, ella está conmigo, me ayuda a acomodar unos horarios para mañana...

Diana: Uuuhhhgg... Doc... Creo que mañana debe tomarse unos 30 minutos y no 20 como hoyyyyygg... Para poder agendar todo con tranquilidaaaaaaaaaad... 

Ambos escucharon los pasos del conserje retirándose, justo cuando soltaban sus cargas. Para apagar sus gemidos se comieron la boca con desesperación, aun así, se alcanzaban oír un par de suspiros. Todavía bombeando semen dentro de su cuñada, Tomás muerde con suavidad los pezones de ella. La muchacha sonríe, mientras trataba de recuperarse del nuevo orgasmo que había experimentado. Después de unos cinco minutos aproximadamente, los dos se levantaron, se vistieron y recogieron las cosas que cayeron al suelo. 

El maduro se percata que de los muslos de su cuñada, corría un poco de la leche que él le había depositado. Le pasa una toalla para que se limpiada, luego él seca el suelo y el escritorio. Acercándose a la puerta, la muchacha le acomoda la corbata, en esa pequeña distancia, él susurra: –“Joder, me he quedado con unas enormes ganas de seguir”-, la joven ríe, sugiriéndole que debe hacer el receso mucho más largo, para que así, puedan coger tranquilamente. 

Diana abre la puerta y sale, guiñándole el ojo a su cuñado, él sonríe, no obstante, le duraría por muy poco, al observa que Sophie, la amiga morocha de su hija se aproxima. 

Sophie: Hola tío. 

Tomás: Sof, recuerdo haberte dicho que me llames por mi nombre. 

Sophie: (Ríe) Sí, verdad... Supongo que lo olvide, por tenerlo tan cerca. 

Tomás y ella se miran fijamente a los ojos, por unos segundos. A ella parecía que se le derretía la boca y debajo de ese suéter azul claro, tener los pezones erectos. 

Sophie: Supongo que ya puedo pasar, ¿verdad? 

Tomás: Cla-claro... Adelante. 

La negrita volvió a sonreír y caminado de forma sensual entra a la consulta de Tomás, quien se da vuelta y se deleita al mirar mejor el atuendo de esa muchachita. Ese suéter tenía un gentil escote en la espalda, la cual lucia muy sexy en esa abertura. Bajando por sus curvas, el maduro se asombra por los vaqueros ajustados que llevaba puesto esa morocha, su culito era muy similar al de Diana aunque algo más ancho, finalmente recorre esas largas piernas hasta llegar a esos tacones negros, que eran perfectos, ya que la hacían lucir fenomenal.  

Sophie tomó asiento, Tomás todavía encandilado por esa jovencita, tarda en reaccionar. Al hacerlo camina hasta su escritorio, para tomar un lápiz y la libreta en donde anotaba los detalles más relevantes de la conversación. Quedando frente a frente con esa morochita, sus ojos se centraron en esos labios carnosos, los cuales estaban pintados de color rosa. Ella sonríe al darse cuenta que el padre de su amiga, no dejaba de apetecerla. Era tanta la calor que sentía el hombre, que tuvo que desbrocha unos botones de su camisa.

Tomás: Bien Sophie, dime, ¿qué te ha traído aquí? 

Dijo él, sin dejar de observar esa boquita apetitosa. Ella aprovechando sus encantos, se inclina hacia adelante, presumiendo sus carnosos labios. 

Sophie: Usted. 

Expresó en un susurro sensual. 

Tomás: (Confundido) ¿Qué? 

Sophie: Usted es un gran profesional y como sabrá, estoy comprometida. (Mostrando su dedo anular y la sortija) Debería estar feliz, ya que mi prometido pertenece a una familia adinerada, me compra de todo y me apoya en mi trabajo de modelaje. Sin embargo, desde que acepté casarme con él, se ha mostrado distante conmigo, prefiriendo salir con sus amigos... 

La muchacha toma una pausa, Tomás comienza a interesarse más en su historia que en su cuerpo.

Sophie: Pensará que soy una egoísta y que me quejo por nada, pero estoy a dos semanas de mi matrimonio, pensando que el chico del cual me enamoré y comprometí, ya no existe. Porque una cosa es su tiempo y espacio, otra muy distinta es la vida en pareja, la cual no existe hace meses. De hecho, últimamente solo nos vemos para eventos de su compañía en donde me trata como un mero objeto o adorno. 

Tomás: ¿Te sientes como una esposa trofeo? 

Interrumpe el maduro. 

Sophie: Sí... Siento que solo me usa para elevar su imagen, presumirme con sus amigos e incluso creo que me es infiel. 

La morocha, empieza a llorar, causando que Tomás, se tenga que parar, para abrazarla y consolarla entre sus brazos. En llantos, ella balbucea.

Sophie: Hace unas semanas lo vi muy coqueto con una de sus empleadas. Él le agarraba de la cintura, mientras bromeaban y la muy desgraciada de seguro le iba a devorar la boca si yo no los interrumpía. 

El hombre, acariciaba tiernamente la espalda desnuda de la joven, y a medida que los minutos van pasando, él vuelve a calentarse por esa piel de chocolate de la amiga de su hija. Todo se hace más inquietante cuando siente como esos senos morenos se apoya en su pecho. 

Sophie: Él... Él me sacó de su despacho como si no le importara, me llamó celosa y loca... Yo no puedo ocultar más esta angustia, menos mis necesidades como mujer.

Sophie levantó la mirada, secándose sus lágrimas esperaba un consejo de ese maduro, sin embargo, él parecía tener la boca sellada. Quería alejarse de esa jovencita y evitar que sintiera o viera su erección. Lo que era complejo, pues si se levantaba, ella apreciaría el bulto que tenía él en su pantalón y si se quedaba ahí quieto, no podría dejar de excitarse por esa muchacha. Ella le regala una sonrisa, al mismo tiempo que muerde sus labios. Durante todo ese rato que el maduro la tenía abrazada, Sophie fue calentándose, después de todo, él siempre producía eso en ella. 

La tentación de hacer algo inmoral se respiraba en el ambiente, ambos quería entregarse a la lujuria y cometer una locura. No obstante, ninguno tenía la iniciativa. Afuera de la oficina, Diana seguía rememorando la reciente cogida que había tenido con su cuñado, de hecho todavía salía semen de su coñito. Vanessa, por otra parte, se colocaba un vestido azul y unos tacones rojos, mirándose en el espejo se preparaba para salir. Benjamín y Axel le devolvía la computadora a la Milf, quien rápidamente pone en su pantalla lo que sucedía en la consulta de su marido. 

Aprecia a él y a Sophie, mirándose fijamente y el deseo corriendo por sus cuerpos. La morocha rompe finalmente el silencio, –“To-Tomás... Sabe, su hija me recomendó que debo buscarme a un hombre con una gran polla, para que me dé una buena follada... Así, dejaría de estar amargada y aliviar mis necesidades”- manifestó, disminuyendo aún más la distancia entre los dos. –“Va...Va...Va-Vanessa, ¿dijo eso?”- preguntó tartamudeando. 

Sophie: Sí y su esposa, me dijo que usted hace una terapia especial para jovencitas necesitadas como yo. 

Tomás miró nuevamente esa boquita pintada de rosado y luego sus ojos se desviaron a la cámara que le transmitía todo a su mujer. Sophie ante el silencio de él, se avergüenza, pensando que se había dejado llevar por la calentura que ese maduro le generaba y la urgencia de tener un pene dentro de ella, entonces sus ojitos vieron el enorme bulto que resaltaba en ese pantalón. Una sonrisa se le traza en la cara y sin arrepentimientos, acercó sus manos a la entrepierna del hombre, para agarrar esa tranca que la tenía loca y llena de deseo hace mucho tiempo.

Con sus largas uñas, raspa el tronco endurecido del maduro y sus labios quedaron a nada de tocarse. Tomás suspira, él se moría de ganas de probar esa boquita, entrelazar sus lenguas lascivias y desnudar ese cuerpecito, para darle lo que se le había privado durante tanto tiempo. Solo se controlaba porque su esposa le había dicho que no empezará hasta escuchar las palabras claves. Era una tortura aguantarse ante esa hermosa negrita cachonda, sus manos lentamente se aproximaban a esas piernas de ella y en un murmulló candente se oye: 

Sophie: ¿Me va hacer su terapia especial? 

Toda esa tensión se rompió en un segundo discreto. Él tomándola de la cintura, le responde. 

Tomás: Sí... Y hasta te voy a dar por el orto. 

Tomás no aguantó más y devoró esa boquita tentadora. Sus salivas cálidas se mezclaban y sus lenguas no dejaban de abrazarse. Sus manos recorrían con ansias cada parte de sus cuerpos ardientes y se desvestían sin dejar que sus labios se separen. –“Wow”- exclamó el maduro al ver como esos melones de chocolates se balanceaban. Ella se ruboriza ya que nunca la habían visto con tanto deseo antes, algo curioso, pues estaba acostumbrada a los halagos por su cuerpo y su belleza, al igual que las miradas depravadas, pero ese hombre la observaba de manera distinta.  

Era algo que catalogaba como sensual y erótico, no era para menos, si Tomás estaba loco por poseer ese cuerpo acaramelado. Él comenzó a amasar esos pechos y su lengua se paseaba por todo el cuello y la oreja de esa jovencita. Las manos de ella tiritaban al ir acercándose a esa polla y su voz se oía entre cortada. Mordió sus labios, aun saboreando la saliva de ese maduro que le estaba haciendo perder la cabeza. Al tomar esa tranca en sus cálidas manos, el padre de su amiga bufó cerca de su oído, encendiéndola todavía más. 

Sophie: Guaooo... Es muy dura tu verga y para qué mencionar su tamaño... 

Tomás: ¿Te gusta? 

Le susurró, mientras seguía jugando con sus senos y mordiendo su oreja. 

Sophie: ¿A quién no le gustaría tener este troncazo? 

Tomás: No lo sé, pero estoy seguro que al gilipollas de tu prometido no le gustaría oírte decir eso. 

Sophie: (Sonríe) Pues, que se joda... Porque ahora solo quiero divertir contigo y este enorme trozo de carne que tienes. 

Expresó la morochita, sobando tiernamente la pija del hombre. 

Tomás: Te veo con muchas ganas de empezar.

Sophie: Claro, si tan solo me queda 1 hora de consulta. 

Afirmó entre risas. Los dos se besaron nuevamente, proyectando la calentura que sus cuerpos tenían. Sophie se colocó de rodillas y al ver esa gruesa tranca venosa empinada, sus ojos se abriendo de asombro. Estar tan cerca de esa polla y observarla desde ese ángulo, era algo increíble. –“Dios mío, ¿y esto se come todos los días la señora April?”- preguntó con inocencia sin dejar de admirar lo que pronto iba a tener dentro de su boca. –“Sí, a ella le encanta”-, responde el hombre con una sonrisa fanfarrona. 

–“Cómo no, lo que yo daría por tener una así, todos los días”- manifestó la muchacha, oliendo esa verga, que hace un momento atrás, perforaba el coñito de Diana. –“Bueno, podrás tenerla todos los días que dure nuestra terapia especial”-, comentó el maduro, esperando que esa morocha comenzara a devorarle ya la pija. –“¿La señora April, no se molestará que nuestras sesiones sean más de un día?”-, volvió a preguntar esa negrita, aunque para el consuelo de Tomás, ya le daba unos pequeños besos a su tronco. 

Tomás: Uuuhhhggg... Descuida, aunque a ella le encanta mi verga y estamos muy enamorados, no le molesta para nada que estás terapias duren más de una sesión. 

Sophie: Si yo fuera ella, no dejaría que ninguna otra tocará esta hermosa polla que no fuera yo. 

Sophie abrió su boca y fue golpeando su lengua con ese miembro maduro. Tomás al mirarla hacer aquello, se colocaba aún más cachondo y anhelaba iniciar con la diversión. 
 
Tomás: Jodeeeeerrr... No me tortures más y empieza de una puta veeeeeeeez... 

Sophie ríe, al ver tan alterado al hombre que se supone que debería aplicarle a ella la terapia, pero parece que los roles se habían intercambiados. Mordiendo su labio inferior, ella se prepara para dar inicio a su mamada. Su lengua rodeó tiernamente la glande del maduro, quien soltó un suspiro excitante. Esa negrita traviesa arañó esos huevos blancos mientras se traga los primeros 5 centímetros de esa gorda y apetitosa polla. El piercing de su lengua le daba un toque más placentero, provocando que Tomás tuviera que agarrarse entre los costados y morder su boca, para apagar un gran gemido. 

Ella prosiguió engulléndose esa tranca que parecía interminable. El hombre contempló alegremente a esa boquita de chocolate devorando su polla. Brevemente observa a la cámara y sonriendo, le hace un gesto a su esposa para que tache algo. La mujer sin perderse ningún detalle, con una de sus manos jugaba con su coño travieso y con la otra, tacha en su agenda, un cuadrado en la que decía "mamada". –“Ooohhh... Sigue así perrita, no te detengas y come toda esa verga exquisita”-, balbuceó la Milf. 

Pequeños jadeos comenzaban a hacerse eco por la consulta. Tomás era consciente de que su cuñada no iba a tardar en tener curiosidad de lo que estaba ocurriendo en esa sala. Él vuelve a morder sus labios, para amortiguar su gemido, sin quitarle el ojo al recorrido que hacía esa morochita. Ella llevaba gran parte de ese tronco dentro de su garganta, solo le hacían falta 7 centímetros para tenerlo por completo, sin embargo, se sentía incapaz de seguir tragando. Jamás había tenido su boca tan llena, al punto de que sentir asfixiada. 

Sin tener otra alternativa esa morochita tiró la toalla, retirando hasta la última pulgada de esa pija de su garganta. –“Mierda, en verdad es muy grande y yo que quería comérmela entera”- expresó cabreada. Tomás rio ante esa situación, acariciando su rostro ébano le respondió: –“No te desanimes mi chocolatito, con un poco de práctica, podrás comértela completa y vas a gozar hacerlo”-, esas palabras motivaron a Sophie, quien tomó entre sus manos una vez más esa tranca y empieza a lengüetearla como si fuese una paleta. 

Tomás: ¡Esa es la actitud Sophie!

Manifestó alegre el maduro. 

Sophie: Me encanta el sabor de su polla, podría estar todo el día así.

Tomás: Y a mí no me desagradaría tenerte todo el día así, pero solo tenemos 40 minutos, así que recuéstate y déjame ahora comerte ese coñito, para hacerte feliz. 

Sophie: ¿Comerme el coñito? 

Exclamó asombrada. 

Tomás: Sí, tu coñito. 

La muchacha seguía impactada por esa declaración, el hombre se le acercó y tras morderle los labios le consulta: 

Tomás: Oh, vamos. No me digas que nunca te han comido tu chochito. 

Sophie: No...

Respondió en voz baja y avergonzada. 

Tomás: Vaya que han sido desconsiderados los tipos con los que has estado, principalmente el tontorrón con quien te vas a casar. 

Sophie: Bueno, tampoco es que yo se lo haya pedido. 

Tomás: Nena, no lo defiendas, se nota que es un egoísta, que solo quiere que se la chupes y no es capaz de devolverte el maravilloso favor. Porque tener tus labios devorando un pene, es un privilegio, no lo olvides.

Afirmó el hombre, volviendo a entrelazar su lengua con la de esa jovencita que cada vez estaba cayendo más rendida a sus pies. Nunca habían sido tan cortes y gentil con ella, menos romántico. El padre de su amiga era sin duda un hombre fantástico del cual era difícil no enamorarse. 

Tomás: Joder, como me fascina el sabor a miel de tu boca. Aún sigo sin entender cómo ese patán no te valora, si yo fuera él, te trataría como una reina todos los días y te satisfaría cada una de tus necesidades.
 
Sophie cautivada y halagada se deja dominar por sus impulsos, besando nuevamente a ese hombre de forma apasionada. Parecía que nunca iba a soltar esa boca, pero él se desprende y tomándola entre sus brazos, hace que intercambien de lugar, la joven quedaba echada en el sofá y él encima de ella. Besándola desde el cuello, baja hasta llegar a esa vagina mojadita. 

Tomás: Estoy seguro que muchas veces te quedaste con las ganas de correrte y tuviste que consolarte sola. Si ese tipo no fuese tan mezquino e idiota, hace mucho te hubiera comido este chochito sabroso. 

Susurró, dando una ligera pero larga lamida y luego tocó con sus dedos esa vulva empapada. 

Tomás: Aunque siendo sincero, me alegro que yo sea el primero. No es por ser presumido, pero sé que te voy a dar una experiencia exquisita que no vas a olvidar y dejaré la vara muy alta. 

Él sonríe y la morocha se muerde los labios, si ya esa lamida se había sentido muy bien, no se imaginaba el placer que podría recibir de una buena comida de coño. Tomás no hizo esperar a su paciente por más tiempo, empezando a lengüetear toda esa vulva húmeda e introduciendo un par de dedos adentro, haciendo que ella se aferré de las esquinas del sofá y suplique por más. El maduro tocó el clítoris de Sophie con sus labios y luego su lengua fue lamiéndolo tiernamente, como si fuera un beso. 

La jovencita no logró soportar tanto deleite y soltó una gran cantidad de sus juegos. Él bebiendo cada una de las gotas que había soltado esa morochita, continúa jugando con ese clítoris, el cual movía de lado a lado. Atrapándolo gentilmente entre sus dientes, lo chupa como si fuera un pequeño dulce. Los jadeos de la chica se transformaban cada vez en alaridos, que llamaban aún más la atención de Diana. Los ojos de Sophie quedaron blanco de tanto goce, sus manos se clavaban en la nuca del hombre y con cierta desesperación movía su pelvis, para seguir disfrutando de ese sexo oral.

Tomás le da un pequeño descanso, pero rápidamente vuelve a mover su lengua alrededor de esa legumbre de carne en círculo. Las piernas de Sophie tiritaron, un nuevo orgasmo estaba pronto de llegar y él sabiendo aquello de manera traviesa vuelve a meter dos de sus dedos en esa vagina necesitada. Las paredes de esta apretaron aquellos dedos, antes de soltar una nueva carga de sus dulces jugos. Agitada suelta la cabeza del hombre, quien sube hasta su boca y la besa con fervor, a la vez que sus manos acariciaban sus senos.

Ambos órganos sexuales se rozaban y el anhelo de fundirse aumentaba. –“Dios mío... Lo de hoy no voy a olvidarlo nunca”- expresó la joven, mordiendo el labio inferior de su amante. Él sonríe, al mismo tiempo que con su mano izquierda sostenía su miembro erguido y lo guiaba a es coñito ébano. –“Eso que aún no iniciamos con el plato de fondo”- le susurra entre risas. Ella plenamente a su merced, le dice que se la meta cuando él quiera, Tomás allegando sus labios a la oreja derecha de Sophie, le murmura: –“Te voy a dar la mejor cogida de tu vida”- 

Enterrando paulatinamente su tranca dentro de ese estrecho coño, el maduro besa a la muchacha, para así apaciguar, sus aullidos. Con esas bocas entrelazadas, solo se escuchaban unos suaves suspiros. El pene del hombre era abrazado por esas paredes que se dilataban y se desgarraban al ser penetrado después de tanto tiempo. Él se detuvo cuando tenía la mitad de su polla dentro de la jovencita y la retira con suavidad. Su tronco estaba cubierto de los jugos de la amiga de su hija. Golpeando con su vara de carne a los labios vaginales de la chavala, le pregunta si le había gustado aquello. 

Sophie: Uuufff, sí... Se sintió espectacular, me muero por sentirla toda adentro. 

Murmuró agitada, Tomás sonriendo toma su pene y de una estocada le clava todo su miembro dentro de ese coñito. Ella soltó un fuerte grito de dolor y hasta unas lágrimas fluyeron de sus ojos, pensaba que su útero había sido destrozado. No obstante, de forma gradual, esa molestia se fue convirtiendo en una sensación de deleite. –“Uuurrgggghh”- bramó, antes que sus labios fueran devorados una vez más por el padre de su amiga. Sus lenguas se juntaban y se trenzaban con suavidad, todo lo contrario a esa embestida. 

Tomás siguió perforando esa joven vagina sin piedad, aumentando la intensidad de sus estocadas. Ella se regocijaba con golpe profundo que recibía, llegando a un increíble y maravilloso orgasmo. Estaba experimentando algo único y completamente nuevo, algo que no quería dejar de sentir y por el contario, disfrutar por siempre. Diana no aguantó más la intriga y se levantó de la silla, acercándose al despacho de su cuñado. Quería saber por qué se oía tantos suspiros y ruidos. 

La muchacha al frente de la puerta era capaz de escuchar con claridad el sonido de esa tranca entrando y saliendo de la vulva de Sophie, el ruido que se generaba con el impacto de los huevos del maduro con el culo de esa morochita eran aún más llamativos. Diana cierra los ojos y suspira, antes de abrir pausadamente la puerta y corroborar lo que se temía. Ver a su cuñado empotrando a esa negrita, le causó un gran dolor en el pecho, pues no estaba preparada para verlo con otra, a lo más con April, ya que era su esposa. 

Pero no solo lo observaba con otra, sino que también lo veía eufórico y descontrolado, deleitado por ese coño ébano. Pareciera que disfrutaba romper ese chocho, más que el de ella. Y, la forma en la que se besaban era mucho más apasionada a cuando ella mordía esos labios. Los amantes separaron sus bocas, para tomar un respiro, –“No pares, no pares... Dame más, quiero más fuerteeeg... Quiero que me destroces el coño con ese enorme taladro que tienes"- balbuceó Sophie. 

Tomás le hizo caso y aumentó la velocidad se sus penetraciones, comenzando a mover el sofá con cada golpe que daba. La muchacha no tardó en correrse, su vulva era una cascada con tantos orgasmos que soltaba. –“Jodeeeeeerrr... Tú sí que sabes coger y satisfacer a una mujer”- expresó la morocha, zampando su boca en la de él. Esta vez el beso fue más corto aunque igual de fogoso, él saboreando la melosa saliva de la joven, le dice: –“Se siente tan genial, porque tu vagina es una delicia. Aprieta tan fuerte mi pene, como si quiera arrancármelo”- 

Sophie: Ooohhhgg... Hhhhhmmm... Llevaba tiempo esperando por esto... Por eso mi coño abraza tan fuerte tu monstruosa verga... 

Tomás: Me alegra oír eso... Aaagghh... Porque yo desde el primer día que te vi, soñé con este momento... Me vuelves loco Sophie... Locooo...

Manifestó el maduro en éxtasis, volteando a mirar brevemente a la cámara. Su esposa que presenciaba esa brutal cogida desde su laptop, no paraba de masturbarse y de correrse. Era todo un precioso sueño para ella, aunque a la vez, daba las gracias que esa muchacha no apareció antes, cuando ella y Tomás eran jóvenes, ya que era muy probable que Sophie se hubiera transformado en una rival muy difícil. Diana por su parte, abandonó la consulta con unas lágrimas y un gran ardor en su vulva, no entendía cómo podía estar excitada si aquello la lastimaba.

El hombre empezaba a sentirse en su límite, sus piernas temblaban y su verga palpitaba ferozmente. Tenía claro que debía sacar su miembro y bañar a esa morochita con su leche, sin embargo, al mismo tiempo quería llenar ese útero con su semilla. Esos segundos de dudas, le permitieron a ella poder abrazar la cintura del maduro con sus piernas y suplicándole que le llenase la matriz con su espeso semen, convenció al padre de su amiga. Quien volvió a arrimarse en sus labios y a engullir su lengua, explotando en un gran orgasmo. 

–“Jooooderrrgg...”- balbuceó la joven al sentir ese litro de leche caliente rellenándola. El bufaba sin sacar su tronco duro dentro de ese coñito, había tenido una de sus más largas corridas, a pesar de eso, su polla no perdió su firmeza y todavía vigorosa se preparaba por un segundo round. 

Sophie: Ooohh... Ooohhh... Ooohh... Dios mío... Aún puedes seguir... 

Expresó exhausta y recuperando el aliento. 

Tomás: Uuuhh... Sí... Y todo es por tu culpa morochita, sé que debes irte ya, pero por qué no mejor te quedas un rato más junto a mí. 

La muchacha acepta de manera inmediata, después de todo, había pasado meses sin sexo y ese maduro era un extraordinario amante para decirle que no. Besándose como lo había hecho durante toda la tarde, se acomodaban para iniciar una nueva follada. Esta vez Sophie le daba la espalda al padre de su amiga, con su culo levantado y con sus manos se afirmaba en el sofá. Él maravillado con ese trasero negro, soba su polla erecta entre esas nalgas y le susurra a la jovencita, –“Para la próxima usaré este agujero también”- 

Ella muerde sus labios, al notar como sus paredes vaginales eran una vez más extendidas por esa gruesa y gran verga. –“Aaaahhhggg, síííí”- exclamó, recibiendo embestidas suaves pero muy profundas. Poco a poco Tomás fue incrementando la intensidad de la cogida y sus ganas de penetrar ese ano morocho también aumentaban. Al principio le bastó con chupar uno de sus dedos y clavárselo, no obstante, con el pasar de los minutos no lo soportó más y pidiéndole perdón a la amiga de su hija, se lo ensarta en el culo de una estocada. 

Sophie: Uuuff... S-s... Se lo pe-perdono... Porque tenía unas ganas que me pa-partiera el orto...

Balbuceó ella sintiendo que esa cabeza entera dentro y cómo fue desplazándose ese tronco hasta hacer chocar sus huevos con su chocho. –“Uuuufff, ¡Dios mío!”- añadió mientras su ano se adaptaba a tal descomunal miembro. Él impresionado por lo cómodo que se sentía adentro de ese ajustado culo, retira con lentitud su polla, observando cómo había dejado de abierto ese pequeño agujerito, sin mucho uso. Para la jovencita le parecía un proceso interminable, no dejaba de sentir nunca esa gorda verga separándose de su ardiente y adolorido ano. 

Cuando por fin ese cilindro de carne había parado de salir, vuelve a experimentar su recorrido y está vez con más fuerza, haciendo que ella grite, encontrando ese desgarrador avance algo único y delicioso. Seguía algo incrédula, le resultaba difícil aceptar del todo que el padre de su amiga la estuviera follando y que lo hiciera de una forma tan placentera que todo su cuerpo no quería parar de sentirlo. En ese mismo instante, Vanessa llegaba a la clínica, tras pasar por la recepción general, se fue directo a la consulta de su padre. 

Ella esperaba encontrarse a Diana, pero para su sorpresa no había rastro de su tía. Tal vez había ido al baño o quizás su jornada ya término, pensó la rubia, viendo aquello como la oportunidad de oro, ya que no debía preocuparse de su tía, solo tenía que sorprender a su padre y que sus cuerpos se fundan como ya lo habían hecho. Sin embargo, cuando estaba aproximándose a la puerta con una sonrisa coqueta, escucha los bramidos de su amiga, ignorando que eran de ella, abrió la puerta y quedó perpleja. 

Su papá estaba encorvado enterrando su gran paquete en el trasero de una de sus amigas. Quería pegar un grito en el cielo, no obstante, al darse cuenta que su padre lo estaba disfrutando y Sophie aún más, extrañamente esa escena le resultó muy cachonda. Era algo muy similar a lo que su madre le describía cuando le preguntó el por qué dejaba que otras cogieran con el hombre. Cerrando con disimulo la puerta ella se sienta en la silla de secretaria y aprovechando que no había nadie más ahí, fue tocando su vulva empapada. 

–“¡¡Ooohhh Dioooosss!!...”- gritó su amiga, perdida en el placer, sintiendo cómo esa gran verga madura perforaba una y otra vez su ajustado ano. Todo era deleite, que recorría por sus cuerpos, –“Máááássss... Dame mááááássss... Me encanta tu polla”- expresó Sophie. Tomás seguía sin comprender el porqué se sentía tan bien follar con esa jovencita, allegándose a su boca, la besa con vehemencia. Sus salivas cálidas y lascivas se mezclan con el sabor de sus flujos, mientras que sus lenguas se enroscan con ternura y no se sueltan. 

April no podía aguantar más el silencio y dejó ir uno par de jadeos, lo que veía era simplemente maravilloso. Lo mismo ocurría con Vanessa, la cual si bien no estaba observando toda la acción, con los chillidos de su amiga, los suspiros de su padre y el sonido lascivo que se producía cuando esa tranca madura entraba hasta al fondo de esa colita morocha, aumentaba ese hormigueó en su interior el cuál saciaba con sus dedos, haciendo que unos pequeños gemidos se escuchen. 

Tomás: Uuufff Soff... Dime, ¿qué prefieres?, ¿esta verga madura o la de un tonto prometido? 

Sophie: ¡¡La tuya!!

Contestó sin dudar.

Sophie: ¡Me encantaaa!... La adoró, es sencillamente una maravilla lo que posee entre sus piernas. 

Tomás se colocó contento al escuchar eso y empezó a aumentar el ritmo de sus estocadas, a la vez que cargaba a esa chica. Sophie se dejaba amar y no quería soltar esa polla de su culo. La apretaba cada vez más, mientras sus tetas rebotaban de lado a lado y de su coño fluía una cascada de néctar. Todavía regocijándose, tartamudea por más, olvidándose completamente de la hora, solo quería tener ese tronco en su orificio anal, toda la tarde. El martilleo intenso continuó, a pesar de que ambos parecían fatigados. 

Vanessa estaba asombrada por la resistencia de su amiga, ya que ni ella podía soportar tanto tiempo con esa verga en su cola. Sophie parecía una maestra, dominando el grueso paquete del padre de su amiga. Tomás por su parte, sentía cómo su gordo miembro palpitaba dentro de ese hoyito estrechó, la presión que generaba era tan agradable que en cuestión de segundos iba a terminar embadurnándolo. Las manos de esa morocha se trasladaron al cuello de su amante y echando su cabeza hacía atrás, abría su boquita, para saborear esa baba lujuriosa. 

El maduro no la hizo esperar y, al mismo tiempo que daba sus últimas estocadas, comió esa boca fogosa, perdiéndose en esa melosa saliva. Con sus labios apegados y sus lenguas luchando, Tomás terminó corriéndose dentro de ese culito. Tras el último chorro que soltó, retiró lentamente su tranca, la cual sorpresivamente no perdió su rigidez, parecía tan vigorosa como al principio. Al sacarla completa de ese agujerito circular, comenzó a caer su espesa leche que había depositado. 

Sophie sentía que todo su ano ardía, pero no era por dolor, sino de placer y satisfacción. El padre de su amiga la recostó en el sofá en donde todo había iniciado, quedando boca abajo, percibe la punta de esa pija madura aún dura. –“Dios mío... Es fue increíble, jamás había follado así”- exclamó la negrita, mordiéndose los labios y disfrutando de la mezcla entre su baba y la del hombre. –“Joder, nena... Yo también lo gocé, tienes un cuerpo majestuoso, además de un coñito y culito divino”- le contestó el hombre, mordisqueándole el lóbulo y pasando a sobar su erecto pene. 

–“Veo que sigues con ganas de más”- afirmó en un tono travieso la jovencita, –“Uuff... Ni yo lo entiendo cómo, solo sé, que entre más tiempo estoy a tu lado, más dura se me pone”- manifestó Tomás, separándose de ella. Al dejar de sentir ese miembro entre sus nalgas, hizo que esa chica se sentara en el sofá y abracé al maduro antes de que se levante. –“Sabes, mañana vendré más temprano a mi terapia. Porque quiero pasarme toda la mañana, debajo de tu escritorio devorándote esta paleta de carne”- señaló atrevida.

Tomás ante esa actitud soltó una pequeña carcajada, –“Me encanta tu idea, te estaré esperando entonces, para repetir lo de hoy”- le murmuró, besándola otra vez, mientras lo hacía, se dio cuenta que ese pavor que tenía e incertidumbres se fueron. Le había gustado tanto coger con esa muchacha, que anhelaba que fuera ya el siguiente día, para seguir disfrutando de ese cuerpo ébano y esos labios carnosos. Tras unos eternos morreos, Sophie se marchó feliz a su casa. 

Vanessa se había ido unos minutos antes, totalmente satisfecha pero no de la forma que imaginaba. Tomás alistó toda sus cosas y cuando estaba por salir de su consulta, su móvil sonó, era Agustina la novia de su hermano Bruno. No era extraño que la muchacha lo llamada, pero si era un mal momento, porque Tomás había abandonado aquel comportamiento tachable que poseía y todavía estaba sumergido en la lujuria, comportándose igual a como era durante los inicios de su relación con April. 

Tomás: Hola, Agus. ¿Pasa algo?

Preguntó, caminando hacía su coche. 

Agustina: Hola, Tomás. Disculpa que te moleste, pero tienes tiempo para charlar. 

Tomás: Siempre tengo tiempo para charlar, más para ti, hermosa. 

Afirmó, seguro y coqueto. Agustina quedó asombrada, pues nunca lo había escuchado hablar de esa forma, menos que la llamada hermosa de manera tan sobrada, él era siempre muy educado con ella y hasta llegaba a comportarse como un padre. 

Tomás: Agus ¿sigues ahí?

Agustina: S-sí… Eeehh… ¿Seguro que no te molesto? 

Tomás: Corazón, te he dicho que no. Así que dime ¿qué necesitas?

Agustina dudaba en pedirle que se juntaran después de escucharlo de esa manera, por muy poco que habían hablado, le resultaba que estaba conversando con otra persona y no con su cuñado. Finalmente la muchacha urgida por el motivo que lo había llamado, decidió invitar a su cuñado a juntarse en una cafetería. Tomás aceptó sin dudarlo y solo tardó un par de minutos para estar a donde su cuñada le había señalado como punto de encuentro. Al verla quedó fascinado con su figura, desde que la conoció, él se había limitado a verla como una niña y no mujer, por ser precisamente la novia de su hermano. 

Agustina se dio cuenta al instante que algo había cambiado en su cuñado, no era solo por la forma en la que la miraba, sino su comportamiento tan seductor que desprendía. A pesar de eso, ella ignoró aquello para poder desahogarse y obtener algún consejo de aquel hombre que desde se posó en frente de ella, no paró de cortejarla. La muchacha sentía que todo su cuerpo temblaba de miedo al querer referirse del tema por el cual había convocado a su cuñado, cosa que aprovechó Tomás para abrazarla. 

Tomás: Tranquila, cariño. Soy todo oído. 

Expresó, acariciando gentilmente la espalda de ella. 

Agustina: To-To… Tomás… T-te-te-te… Tengo miedo… 

Aseveró ella, sin darse cuenta que las acaricias de su cuñado cada vez iban más debajo de su espalda y rozaban su redondo culito. 

Tomás: ¿Miedo? ¿Miedo de qué, amor? 

Consultó al mismo tiempo que se decía a sí mismo: –“¿Miedo de sentirte atraída a mí? ¿Qué yo pierda el control y te dé la cogida de tu vida? ¿Qué tras pasar el rato conmigo ya no sientas nada por Bruno?”-, todas esas interrogantes quedaron respondidas cuando la muchacha de sus labios balbuceó temerosa el nombre de Isidora. Solo bastó oír ese nombre, para que Tomás volviera a ser el mismo de siempre. 

Tomás: ¿I-Isidora? ¿Te la encontraste? ¿Te quiso hacer daño? 

Interpeló preocupado y pensando con claridad. 

Agustina: No… No la he visto desde que con Bruno nos fuimos a vivir juntos… Pero no ha habido día en que me aterre la idea, de que ella le cuente de nuestro trato a su hijo. 

Tomás: ¿Trato?

Exclamó Tomás desconcertado, preguntándose qué tipo de trato había hecho esa chavala con Isidora, para que no quisiera que Bruno lo supiera. 

Agustina: Verás… Al principio, ella me contactó para seducir a Bruno… Quería que yo lo ilusionada y que luego le rompiera el corazón, a cambio de una gran cantidad de dinero… Yo acepté, porque pensé que sería solo un juego, jamás pensé que en el proceso iba a terminar enamorándome de Bruno… Mi desaparición era parte del plan, sin embargo, le dije que ya no quería seguir en ese trato y entonces me amenazó con decirle cómo yo era realmente a mi papá. He querido decirle a Bruno la verdad muchas veces, pero me aterra que no esté listo y me odie, creyendo que todo este tiempo he estado jugando con él. 

Manifestó la chica angustiada y desesperada, dejando atónito a Tomás, que no dejaba de asombrarse por la maldad y crueldad de quien alguna vez fue su única amiga. Le aterraba todo lo que había cambiado aquella amable y gentil chica de al lado.   
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Espero que les haya gustado el relato y gracias por leer. 

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