Mi vida escolar VIII

(Imagenes de referencia)

Ni bien abrí la puerta me encontré con las luces bajas, la ventana abierta, sin cortinas, la cama estaba impoluta, recién hecha.
El espejo en una posición inusual, de frente a la cama, en la cual había una almohada grande a media altura, y por supuesto, sentada sobre el borde, estaba ella, pelo atado, todavía mojado, descubierta su parte superior estaba, sus tetas firmes me apuntaban, su aureolas rosadas y sus pezones parados que me suplicaran que los comiera, pero eso no era lo mejor, ni siquiera se acercaba.
Estaba sentada con las piernas abiertas, totalmente erguida, lo que me dejaba ver esa ligera línea que se le hacía en el abdomen, no tenía grasa, super tonificado pero sin músculos, como sus tetas firmes que colgaban y adornaban la hermosa figura que su cintura le concedía.
Pero su abdomen se veía diferente, algo rodeaba su cintura, ese algo no era más que ese portaligas negro atado ligeramente por debajo de su ombligo, y que conducía unas ligas hasta la mitad de sus muslos. Como si eso fuera poco, una tanga de color rojo, completaba la situación. 
Mi mirada atónita no se hizo esperar ante semejante situación, mis pasos fueron lentos y cuando me acerqué lo suficiente ella se levantó quedando a una altura similar. Sin muchos esfuerzos me quitó la toalla descubriendo mi erecto ser. No lo tocó, solo lo miró. 
-Te ha gustado la sorpresa parece- me dijo pero no respondí, no podía evitar embobarme con semejante figura adornada por esa lencería.
Sin decirnos nada me rodeó con sus brazos y nuestros labios se tocaron. Mis manos se posaron en su cintura. Allí pude sentir la elasticidad y suavidad de su piel, se sentía bien, fresca, limpia, por más que buscaba no encontraba imperfección. Yo era alto, tenía las manos grandes pero nunca pensé que lo suficiente como para rodear enteramente su cintura y atraparla. Cuando hice la prueba, no dude en atraparla pero ahora en su cuello. 
El contacto de labios solo terminó cuando ambos comenzamos a bajar nuestras manos por el cuerpo del otro. La diferencia de altura era notable por lo que cuando ella estaba en la parte superior de mi pectoral, yo ya sostenía sus pechos. Los miraba y la miraba, ella no me quitaba la mirada, cada que los buscaba, sus ojos encontraba. Seguimos bajando hasta que nuevamente me crucé y no dudé en recorrer el abdomen en el que tanto me gustaba acabar, pero en la parte de dentro. Ella también lo recorrió, pero sopresivamente me ganó la carrera, pues cuando yo recién llegaba a su pelvis, ella ya tenía sus manos circundando la base de mi miembro. Posaba sus manos y recorría mi pelvis, hacia un movimiento desde la parte superior hasta el perineo, solo rozaba mis testículos, para ese momento mis manos habían abandonado su recorrido y estaban en sus brazos, ya que por lo exitante de la situación necesitaba regular el movimiento o la noche se iba a acabar demasiado rápido. 
Ya con su desplazamiento más rápido, mis labios fueron a su cuello, con mi mano derecha la sostenía y la otra correspondía sus movimientos estimulandole la zona superior de la vagina, el desplazamiento de mis dedos eran superficiales, ni siquiera entraba, pero ya sentía como sus fluidos aceitaban mi pulgar y mi dedo índice, para ese momento, sus manos ya sostenían cada una, uno de mis colgantes y llenos huevos.
-Ayy si, seguí así...mmmhh...así me encanta- me decía mientras le dejaba chupón detrás de otro en el cuello, y sus labios bañaban mis dedos.
-Así te gusta?- le pregunté mirándola de reojo.
-Si asii- contestaba, mientras yo sentía como su cuerpo se estremecía.
Cuando sentí su límite quité mis dedos a Lu tuvo un ligero espasmo en su pelvis. Como de imán se tratase, sus labios buscaban mis dedos que cada vez más se alejaban al mismo ritmo que su respiración se hacía cada vez más agitada.
-Ahhhh por qué paras?- me preguntó prácticamente gimiendo. 
-Te gusta putita?- le susurré. 
-Si amor, haceme acabar, por favor- me respondió.
Mi otra mano se posó en una de sus nalgas, grande, redonda y firme, contraída por momentos, nos besamos nuevamente y pude sentir sus gemidos al mismo tiempo que no se despegaba de mis labios, gemía mientras todo su cuerpo se endurecia y su vagina rociaba el piso con sus fluidos, no había acabado de manera normal, era otra cosa, prácticamente se deshidrataba, y ni aún temblando se despegaba de mí. 
Cuando se finalmente me soltó, calló rendida a mis pies -No puedo mas- me decía.
-No puedes?- pregunté descansando mi verga en su lavada y reluciente carita.
Sus ojos se iban, pero sola fue abriendo esa fosa y sacando esa serpiente movediza que sin titubear se enfocó en engatusar mis dos testiculos. Yo no la guiaba, solo la miraba desde arriba, algo que al parecer le exitaba ya que succionaba con mayor presión. 
-Subite a la cama- le dije -Ahí chupamela-
Como pudo se subió y de rodillas me esperó, yo solo me acerqué al borde, y poniendo en cuatro se acomodó con mi verga de frente.
Siempre me había gustado observar a la gente, como se mueve, como camina, como se maneja en la vida diaria, a Lu siempre le había observado la cara, era muy curioso y a la vez un poco morboso quizá, en el día a día era una calienta pijas, puteaba a todo el mundo, se llevaba mal con todos, discutía todo, era una mina determinada, y sobre todo por su vida, alguien fuerte y frontal, pero solo a mi me daba la razón, en ese momento solo se me cruzó como puteaba a los profesores cuando no estaba de acuerdo con ellos, o a los pajeros de sus amigos cuando se le tiraban, incluso como cambiaba a un estado tierno cuando estaba con su viejo, fue ahí cuando la visualice, en la mañana anterior en el colegio, saludando con un beso a su viejo, diciendole que lo quería. Esa boca puteaba pero también era amable y cariñosa con su padre, era la boca de una mujer de carácter fuerte que nunca se quedaba con lo que le decían pero sobre todo, era la boca que rodeaba cada centímetro de mi pija, que la lubricaba con cada movimiento, la que se subyugada ante mí, encerraba mis huevos y los chupaba hasta sacarles piel.
Mi vida escolar VIII

Me exitaba mucho ver a semejante minon sometida sin esfuerzo chupandome hasta el último centímetro de pija y lista para ser penetrada en el momento que quisiera.
Hacía gárgaras con mi verga en la boca mientras me tiraba la mirada matadora que los hombres conocemos. Yo disfrutaba del paisaje.
-Te gusta lo que ves?- me decía entre chupadas.
-No sabes cuanto-
-Me vas a cojer hoy?-
Sacandole la pija de la boca y tomándola del mentón le dije -No tengo drama en llenarte hoy- ella se quedo mirándome pero pude ver como sus pupilas se dilataban cuando le dije -Si te lleno, no podría estar más contento de cogerme ese culo toda mi vida-
Esas palabras parece que detonaron algo en ella, se mordió el labio y arrastrándome, me dejó tirado en la cama. Rápidamente se puso sobre mí, corrió un poco su tanga empapada y se sentó sin meter mi pija.
A todo esto, yo me coloqué una almohada y sus brazos no tardando en ponerse en paralelo a mi cara, dejándome ver sus pendientes que se hacían cada vez más grandes cuanto más las chupaba.
Quise chuparlos pero se apartó, me hizo lo mismo dos veces. Hasta se sentó sobre mi, aplastandome la pija. 
Poco a poco se fue moviendo, me sobaba la verga, sus labios prácticamente se la comían y cuando estaba por entrar, la apartaba, me la llevaba hasta su ano, y dejaba que puertee pero no mucho más, el recorrido iba desde su clito hasta su culo.
relato

Cuando sintió que mi su vagina devoraba mi pija se la ensarto completa, entró hasta el fondo de lo lubricada que estaba pero pareció la primera vez de lo que me apretó. Ambos nos juntamos al son de un -Ahhhhhhh- muy placentero que culminó con sus tetas en mi boca. Furiosamente me cabalgaba, no podía hacer mucho, sus movimientos eran cortos, solo me estimulaba la punta, era como si me perreara sobre la pija.
Nuestros abdomenes no se tocaban, solo se rozaban de sus altos movimientos. 
-Ah....ah ah ah- se escuchaban por parte de ella, por mi nada, no podía emitir sonido más que un ocasional
pendeja

 -Mmmmh- silenciado por sus gomas.
Me montó de esa manera por un buen rato, hasta que se detuvo y cayó sobre mí. 
- Te ha gustado- me preguntó asfixiandome aún más con sus tetas -Ahora cogeme vos- me dijo.
Ni bien esas palabras terminaron de salir, mis rodillas estaban flexionadas y mis huevos chocaban violentamente contra el espacio entre su concha y su ano.
-AYY SIII... ASI... DALE.. MMH- se escuchaban ahora sus gritos.
Yo no me detuve pero ella sí, sacándome de la prisión de lactancia y envolviendo mis labios con los suyos.
Nos besamos un buen rato mientras la taladraba.
Ya con un ritmo más lento sus gemidos se transformaron en fuertes suspiros.
-Te cogería toda la vida así- le digo, sus movimientos crecen.
-Y cogeme toda la vida, todos los días, cuando quieras- me contesta haciéndome puchero.
-Se puede?- le pregunto mientras coordinamos gemidos.
-Vos decides eso- fue lo último que me respondió antes de besarme mientras me daba tres o cuatro sentones mortales, de sacar mi pija prácticamente a ensartarsela entera en las profundidades de su concha.
Cuando se despegó, hizo una mini sentadilla y sin soltar mi pija, se desplazo dándole un par de chupadas, babeandola, dejándola lista. 
-Te has gustado la sorpresa, que no?- me dijo con su acento santiagueño.
-No sabes cuanto amor- le dije.
-Es mejor desde atrás- me contestó, dándose la vuelta, haciéndome prácticamente desmayar al contemplar semejante culo.
Sus nalgas gigantes ahora estaban contorneadas por la lencería, su tanga también ayudaba (si es que ese culo necesitaba algo más)
Sola me separó las piernas, y sin pivarme de la vista, se sacó la tanga, y en una sentadilla colocó toda la extensión de mi pija en la puerta de concha.
Lentamente pude apreciar como cada espacio de mi verga se perdía en esos labios que se extendían a cada pijazo.
Cuando llegó al limite, se quedó sentada.
-Ahora disfruta mi amor- me dijo mientras se daba vuelta y tomaba mis manos. Allí las guió hacia su portaligas del que me agarre. Si pudiese cambiar todas las comidas con Lu de lo que había tenido por solo esa, no lo dudaba. Sus movimientos de adelante hacia atrás con mi pija totalmente adentro me enloquecía.
-Ayyy- se escuchaba de ella, mientras sentía la pija como palanca de cambio, moviéndose de aquí para allá con una presión incansable. 
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-Ay Lu- le dije y paró. 
-Todavia no amor- me dijo.
Dió un par de saltitos sacándose y metiéndose la pija completamente y me preguntó -Te gusta así amor-
-Si Lu, me encanta- le dije sin aire.
-Bueno, ahora te enamoras- me respondió con tono de puta.
De sentadilla pasó a sentada, sus rodillas apoyadas sobre la cama, sus piernas una a cada lado de mi abdomen y comenzó a moverse, su presión era aún mayor.
Yo estaba en el cielo, como esas nalgas se movían y podía ver como tragaba mi pija con su concha.
Estuvimos así un buen rato hasta que sentí sus manos en mis rodillas, de apoyó bien dejándome ver la otra hermosa sonrisa de la que en ese momento, era mi mujer y esos hoyuelos que se le hacían en la parte superior de la cola.
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Cuando comenzó en ese movimiento sentí dos cosas, placer por querer acabar y miedo por que me quebrara la pija. Reaccioné bien y me sostuve la pija en los primeros sentones, ya que con la violencia y velocidad que se movía esa mujer era peligroso. La sostenía desde la base pero el placer lo sentía bien por la toda pija, como me la dejaba al aire libre y como me la sumergía en sus húmedas y calientes paredes.
La sostuve hasta que encontró un ángulo perfecto y desde ahí todo fue disfrute. 
Sus nalgas rebotaban, su piel se deslizaba, lo podía sentir al tacto, ella gemia y después de un momento yo tambien.
No abré aguantado más de veinte sentones de esa hembra pero creo que cualquiera lo hubiera hecho.
-Ay Lu, si segui- le dije.
-Ya te vas a venir mi amor?- me preguntó tiernamente. 
-Si Lu, ya estoy...mmmh- contesté.  -Donde... ay Lu... Donde lo quieres?-
-Antes me lo has dicho amor- me dijo y mirándome de reojo completó -Esta semana no tomé la pastilla por eso estoy más caliente-
Ni bien termino de decir esa frase su ritmo llegó al pico, sus sentones se había trasnformado en una cabalgata monumental.
-Adentro Lea, acabame-
-Lo quieres Lu? Decime que lo quieres-
-Ay si por favor, acabame, llename, dale llename.- me dijo, mientras me tiraba las últimas embestidas.
-Ahhhhh- es lo que soltamos los dos cuando lancé los pibes dentro de esa concha. Sentí esa calidez, ese movimiento y mi descendencia no paraba de salir.
-Ay si Lu- le decía mientras me vaciaba dentro de ella.
-Llename amor- colocaba ella la frutilla del postre.
Me dió un par de sentones más hasta clavarse mi pija por completo, ahí cual puta movió sus nalgadas como en el gimnasio, una y la otra rebotaban con mi leche dentro.
Hasta que dejándola salir lentamente, se levantó, dejando caer mi pija y dejándome ver como mi leche espesa y en gran cantidad brotaba de esos labios rosas hermosos bien abiertos y bien lubricados.
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Yo me agarré la pija, la cual seguía bien dura y se la fregué en la concha mientras mi semen brotaba, se la metí varias veces mientras ella mantenía la posición hasta que levanté mi pelvis un poquito y comencé a puertear su ano, y a diferencia de las anteriores veces en las que se quedaba quieta, se abrió de nalgas, haciendo más grande su agujero.
Sin dudarlo seguí empujando hasta que la mitad del glande entró.
-Ahhh- soltamos los dos y yo seguí presionando, a lo que en esta vez ella se quitó.
Se levantó ligeramente y me comenzó a masturbar la pija que en ese momento comenzaba a perder dureza y mirándome de reojo con la punta apuntando a su orto me dijo.
-Te da para llenarme la colita ahora?....

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