Emputecida por mi esposo

“Historia de Marilyn, una esposa sumisa que es obligada por su esposo a fotografiarse y grabarse en situaciones pervertidas y humillantes para sus seguidores online.”


Mi nombre es Marilyn y estoy casada hace varios años. Tengo una relación BDSM con mi esposo desde que nos conocimos, pero eso será para otra historia. Resumiendo, nuestro acuerdo es bien claro. Yo debo estar siempre dispuesta para que él me haga lo que quiera, no importante el tiempo ni lugar, él tiene ese control sobre mi. Yo no puedo negarme a nada, ese es mi motivo principal si quiero estar con él. El tener eso claro me ha facilitado aceptar que nuestra relación es muy caliente y pervertida. No niego que han sucedido situaciones de las cuales he querido negarme pero como dije anteriormente, mi motivo principal es satisfacerlo por completo sin importar nada más. Es una decisión que tengo muy clara que es para toda la vida.


Esta historia comienza con un mensaje de texto que recibo a mi celular. Por el tono especial que le tengo asignado, se que es de mi esposo. Voy corriendo hacia mi cartera para no demorar en leer y responder su mensaje:


Esposo: Hola putita. Esta noche necesito desquitarme de una semana agotadora. Hoy te romperé ese culo.

Recuerdo que cuando vi ese mensaje un escalofríos recorrió mi espalda por completo. El no era un hombre delicado, al contrario. Le gusta tomarme a la fuerza sin importar ni mis lágrimas. Iba a sentir un dolor intenso y de seguro que me iba a romper. No me quedaba mas remedio que empezar a prepararme mentalmente para que él pudiera desquitarse con mi culito.


Yo: Hola mi amor. Estoy dispuesta para ti como siempre. Quieres que me ponga algo especial para ti? Así me coges con mas ganas

Algunos pensarán que es contradictoria mi respuesta con lo que pienso, pero no. Si él está tan caliente conmigo mientras me está cogiendo fuertemente por mi estrecho culo, eso logrará quizás que acabe antes y no tenga tanto tiempo que aguantar sus dolorosas embestidas.


Esposo: Ponte ese vestido corto que te regalé y debajo solo ponte unos colaless pequeños. Ponte medias de liga y tacones. Y también maquíllate como puta.

Él sabía cuanto odiaba ese vestido. Me incomodaba el escote, tengo tetas grandes y en ese vestido cualquier movimiento significa que mis tetas quedan expuestas. Además del largo del vestido, era tan corto que literalmente se me ve medio culo en todo momento. Tengo que estar acomodándomelo para no verme indecente para él. Pero el sabía todo eso. Y eso era lo que le gustaba, mi entrega sin importar mi vergüenza. Eso le calentaba.


Yo: Está bien amor. Prepararé picadillos para comer y te voy a esperar aquí para que te desquites conmigo amor. Te amo.

Empecé a organizar lo que íbamos a comer y beber. Una vez que terminé, fui a ducharme. Cuando salí de la ducha me pongo mi plug anal para ir expandiendo un poco mi estrecho culito.


Una vez vestida y maquillada cómo me lo pidió mi esposo, me miro en el espejo y vuelvo a sentir ese escalofrío por mi espalda. Pueden decir que estoy loca o enferma, pero muy en el fondo de mi, esta situación de sentirme ultrajada me gusta. Me encanta toda esta complicidad entre mi esposo y yo. Vivimos algo completamente no tradicional pero somos felices.


Cuando llegó mi esposo lo primero que hizo fue fotografiarme. Me da terror si ese teléfono se pierde. Se que él tiene todo asegurado pero no deja de ser preocupante la cantidad de fotos y videos muy explícitos sobre mí en situaciones muy bizarras. Me hizo posar y me abre las piernas para poder ver de cerca mi culito que aun contenía el plug en mi estrecho agujero. Lo quita de un tirón y esa fue mi primera lágrima que saltó y luego empezó a meter sin delicadeza un par de dedos que iba forzando la expansión de mi orificio. El dolor era tan intenso que cuando puso 3 dedos ya quería gritar y detener todo pero mi cuerpo se mantenía en posición, como si mi cabeza no dominara mi cuerpo y este solo estaba disfrutando ser penetrada fuertemente por sus dedos.  Cuando terminó de jugar con mi adolorida concha, me pidió algo para beber. Intenté pararme rápido y ordené mi vestido que ya lo tenía todo arriba y las tetas afuera. Le serví un Whisky en las rocas para que el se pudiera sentar en su bergere y desabroché su pantalón, bajé sus pantalones y bóxer completamente. Me empecé a tragar su verga desde el fondo y recorría con mis labios hasta la punta donde aprovechaba de soltar mucha baba y volver a repetir la operación para que el sienta muy jugosa mi boca. 


Mientras se la mamaba y él bebía sentado, me acaricia el pelo y me dice:


Esposo: Quiero prostituirte. Quiero que otros hombres me te vean y te disfruten. Eres una buena perra y puedo obtener dinero contigo.

Yo me asombré con su petición. Él nunca quiso compartirme, yo no sabría cómo iba a reaccionar si otro hombre me iba a tocar o peor aún, dejarme coger. ¿Acaso ya no le importaba? ¿Que tipo de hombres serán? ¿Gordos? ¿Limpios? ¿Y verán mi cara?. Al estar pensando mil cosas por tu petición se me había olvidado seguir mamándosela.


Esposo: ¡Porqué dejas de chupar!

De un golpe a mano abierta en mi cabeza, volví a reaccionar y seguir succionando su jugosa verga.


Esposo: Estoy seguro que te preocupa que otros hombres verán tu cara y sobre todo que deberás dejar que te cojan. ¿Cierto?

Me conoce demasiado bien. A veces creo que me conoce mejor que mi misma. Pero estoy segura que él ya pensó en mi seguridad. Él jamás me dejaría sola y expuesta. ¿Cuál era exactamente su idea?


Yo: Amor, ¿Vas a dejar que cualquiera me pueda coger?

Esposo: No putita. Quiero crear una cuenta porno tuya para vender tus fotos y videos a los pajeros de internet. Ya es hora de sacar provecho a ese cuerpo de puta que tienes.

No sé si eso era mejor o peor que prostituirme. Ser una puta virtual. He visto cuentas de esas modelos y que todos vieran mi cara, con mi tremendas tetas al aire y mi zorra abierta mostrando todos mis agujeros. Esa escalofriante puntada en mi espalda volvió.


Esposo: Jajajajaja, no te preocupes. Serás anónima. Ocultaré tu cara y nadie sabrá que eres tú.

Admito que era un tremendo alivio que mi identidad seguirá siendo anónima. Me gusta ser usada y que él haga lo que se le de la gana. Pero siempre en nuestra intimidad. Ahora muchos hombres verán mi cuerpo en fotos y videos. Y se van a pajear pensando en mi. Otra vez ese escalofrío por mi espalda.


Luego mi esposo se levanta de su bergere y yo de rodillas frente a él. Saca su celular y se prende la luz del flash y me dice:


Esposo: Ahora di tu nombre, edad y qué eres.

Tenía su dura verga frente a mi y la luz del flash hacia mi rostro. Tomé aire para prepararme y ser la perra que él quiere:


Yo: Soy Marilyn Palace, tengo 35 años y soy la puta de mi esposo. Me encanta que me use y haga conmigo lo que quiera.

Comencé a mamarle la verga como esos videos que me envía a diario. La pornografía es algo muy normal en nuestra relación, siempre compartíamos material para fantasear o probar cosas nuevas. Me tragaba por completo su verga hasta el fondo y cuando sentía la arcada me la sacaba. Mucha baba para que sienta húmeda mi boca. Me agarra de mi cabeza y me atraganta bruscamente. Podía sentir como palpitaba su cabeza en mi garganta. Luego se quitó para dejarme respirar y empapo mis tetas con mi saliva. Mi maquillaje empieza a desarmarse por la brusca manera que usa mi boca para darse placer. Nuevamente se detuvo, para decirme:


Esposo:  Ahora date vuelta, que voy a usar ese culo y de seguro lo voy a romper.

Cuando me da vuelta y quedo expuesta en 4 puedo notar que mi concha estaba hirviendo y toda mojada. Jamás había estado tan caliente en tan poco tiempo. Me gustaba la sensación que otras personas me verán. Seguramente se van a pajear con mis fotos y videos. Estoy demasiado caliente con todo esto.


Esposo: Esta es la perra que tengo. Está entrenada para que pueda darme placer. Miren como trato a esta puta.

Me pega un par de buenas nalgadas que hicieron saltar un par de lágrimas y gritos. Luego otras mas para poder demostrar que yo estaba ahí para lo que quisiera. En ese momento yo no pensaba nada más. Solo necesitaba que me cogiera duro. Siento que la punta de su verga se hunde lentamente por mi estrecho ano. El escalofríos que sentía anteriormente quedó ubicado justo en mi culito y estaba gozando como penetró lentamente. Estaba tan caliente que nada era dolor, todo era placer. Empezó a embestirme como una bestia y sin piedad. Yo solo necesitaba que acabara dentro de mi culo. Necesitaba sentir que acababa dentro de mi. Seguía grabándome y me dijo:


Esposo: ¡Que te gusta que te rompan putita!Yo: Mi culito mi amor, por favor tómame y usa mi culito. Todo esto es tuyo.

Sus embestidas fueron cada vez más potentes. Estaba a punto de acabar por mi culo y todo está grabado. Justo cuando recuerdo que todos me verán de esa manera tan puta y vulgar, es cuando comienza la sensación de que voy a correrme. Imagino que muchos están mirándome y tocándose mientras piensan en mi. Cada vez se intensifica la sensación del orgasmo y ya no aguanto mas. Mi esposo comienza a correrse dentro de mi culito y siento sus espasmos. No pude aguantar mas, acabé como nunca antes había acabado.


Esposo: Pero miren que buena perra tengo. Miren como goza que se la cojan por el culo.Yo: ¡Que rico! ¡Soy tuya! ¡Me encanta que me partas!

Gritaba gozando como mi culo se contraía y quedaba inmóvil con su verga aún dentro de mi. Dejé todo el suelo empapado con mi exquisito orgasmo. No podría creer todo esto que estaba haciendo. Definitivamente este hombre me conoce mucho mejor que yo.


Estaba en 4 con todos mis agujeros expuestos. Sentía como mi esposo sacaba fotos a mi culo todo roto. Podía sentir como palpitaba mi pobre ano. Ya no me importaba nada en ese momento, solamente quería disfrutar como mi esposo me emputecía.


¿Continuará?

1 comentario - Emputecida por mi esposo