sigo disfrutando con mi cuñado

Darío viajó a Uruguay para comprar insumos, y de paso visitar a unos primos. El sábado Martín amasó conmigo unos tallarines y, aunque parezca mentira no hubo ni una pizca de sexo entre nosotros. Comimos con mis hijas  serví helado para todos, Martín dijo que vería un partido en la tele, y yo entonces me fui a tender las camas. Tenía planeado leer algo en la cama, o tal vez dormir un poco. Pero justo cuando cerraba las cortinas para que no entre tanta claridad, siento unas manos en el culo, y seguido un bulto compacto fregarse en él.
Ya estaba en bombacha, presta para descansar, por lo que a Martín no le fue difícil tumbarme boca arriba sobre la cama, poseer mis tetas con sus labios audaces, lamer mis pezones mientras rozaba mi entrepierna y luego comerse mis pies con besos rodantes, cálidos y fogosos.
Le pedí que se detenga, pues, la puerta había quedado abierta, ymis hijas  iban y venían por la casa. Me tranquilizó diciendo que estaban en el patio meta mojarse, y entonces liberó su pija colorada para que mi boca la lama, chupe, muerda, la acune y se la trague con un deleite tan especial como renovador. Lamí sus huevos, arañé sus nalgas, le escupí el calzoncillo y lo pajeé al tiempo que él escurría dos dedos bajo mi bombacha para tocar mi clítoris, lo que se le complicaba al estar parado. Acabó en mi boca luego de 3 envestidas a mi garganta fértil y atorada de saliva, y en medio de la erupción de mi boca invadida salpicó también la almohada.
Me saqué la bombacha, me senté de piernas cruzadas en la cama para pajearme mientras él estiraba mi calzón entre sus dedos y me miraba. Cuando mis gemidos se intensificaban me levanté como despedida de un columpio invisible. Me colgué de sus hombros frotándome en su cuerpo y logré tirarlo en mi colchón, donde después de mamarle el pito unos minutos supe que era mi momento. Me subí a sus piernas temblorosas y coloqué su miembro en mi concha húmeda para darle saltitos, cabalgarlo emputecida, moverme de atrás hacia adelante, dejarme penetrar hasta el límite de mi vagina y sentir esa espada lechera en el clítoris como una interminable descarga eléctrica.
No podía callar mis gemidos ni el cese de mis jugos ardientes. Los pezones me dolían de tan erectos, cuando él buscaba meterse cada vez más adentro mío, y su verga era mi trozo de paraíso.
Estábamos en lo mejor de la cogida cuando oigo junto a la ventana a mis hijas  discutiendo , pero mi cuñado me siguió cogiendo
¡No pares guacha, seguí cogiendo así que te la doy toda,
La leche de Martín se perdía en mis adentros para mezclarse con mis flujos i
Esa noche se quedó a dormir tras convenir que yo lo haría en mi pieza y él en el sillón 
Cerca de las 4 de la madrugada Martín entra en silencio, me destapa y pone en mi mano derecha su pedazo de pija durísima para que lo pajee y, enseguida me lo meta en la boca. yo dormia con una d emis hija s ya que se habia peleado con su hermana ,  Vale y yo estábamos en bombacha, y eso pareció motivarlo, al punto que luego de un par de esfuerzos por llegar a mi garganta, y de que mi lengua le recubra los huevos de saliva, largó un abundante chorro de leche en mi cara. Valeria ni se despertó para nuestra fortuna, pero la sola idea de que lo hubiese hecho nos excitó por igual.

2 comentarios - sigo disfrutando con mi cuñado

leloir2010
Caliente, morboso y peligroso. Van puntos