Cacería de conejitas / Alejandra M. en Bunny Hunt (Parte 7)

El cazador se acerca a su presa

Ranko es un perro de presa. Una vez sobre el rastro de su víctima, la perseguirá paciente pero implacablemente. Ninguna de las muchas chicas que entraron al juego con él como cazador pudieron escapar: todas terminaron siendo acorraladas indefensas ante él. El realmente disfruta de la persecución. Casi tanto como los momentos finales de sus presas, donde les muestra toda la crueldad de la que es capaz. Pero es durante la persecución que muestra sus habilidades para el rastreo. Tiene un olfato muy fino, tanto que se pudiera comparar a un perro de caza. Es cierto que las presas en su desesperación van dejando rastros de manera inconsciente. Por ejemplo, el sudor las traiciona siempre, una habitación por la que pasó una presa queda impregnada por ese olor durante el tiempo suficiente para que un experto lo perciba.
Alejandra además cometió el error de dejar su tanga tirada a la vista. Ranko la toma y huele el delicioso perfume del sexo de su presa. Húmeda todavía, la tanga es un trofeo para él. Sabe que su presa está cerca.
Alejandra está cada vez más desesperada, el lugar es un laberinto de salas y corredores, sin saberlo ya corre en círculos, volviendo a lugares por donde ya pasó.
Llega a una gran sala con columnas, como si fuera una catedral. En este caso una catedral pagana, donde se rinde culto a la maldad. La recorre buscando la puerta que la salvará.
Sabe que quizás no saldrá viva de ahí



Cacería de conejitas / Alejandra M. en Bunny Hunt (Parte 7)

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