Amante japonesa Parte V (2)

Han pasado tres meses desde ese día, lo único que puedo decir, es que aún a día de hoy, no me arrepiento de mi decisión, incluso con todo lo que sucedió durante estos meses.

Después de tener sexo sin protección, nos bañamos, nos pusimos nuestra respectivas ropas - Saeko tuvo algo dificultad con su camisa al haberle roto uno que otro botón - y salimos del cuarto sin decir mucho. Al vernos salir, la recepcionista nos dio las gracias por haber visitado el motel, para después disculparse conmigo otra vez por cómo me trató.

Salimos del motel, agradeciendo por la comodidad del cuarto, y al pisar fuera del establecimiento, Saeko rompió el silencio entre nosotros por lo sucedido al agarrarme de la camiseta, robándome un largo beso apasionado. Al separarse, dejó salir un largo suspiro para relajarse -<Que tengas mucha suerte con tus últimos semestres>- Dijo Saeko con una sonrisa antes de irse en dirección a la estación de tren, dejándome frente a las puertas del motel sin poder decir mucho, sacando la suficiente fuerza para reaccionar y agradecerle.

Cómo les dije antes, ese era mi único día de descanso, por lo que al día siguiente volvería a empezar mi infierno, por lo que no volvería a ver a Saeko por otro mes, tendría que esperar a marzo 21 para volver a verla.

Y así fue, durante todo febrero hasta marzo, el semestre fue aumentando en dificultad hasta dejarme casi muerto del cansancio, pero cada que pensaba en abandonar, en no hacer uno de mis trabajos/tareas o al menos practicar por mi cuenta, sólo necesitaba recordar que quedaba poco para volver a ver a Saeko.

Hasta que finalmente, el día que tanto esperaba llegó, el 21 de marzo, el equinoccio de primavera, por lo que volví a tener todo un día libre, y está vez, Saeko vendría a mi apartamento con Mai. Esta no era la primera vez que venían, solo que nunca ví que fuese importante el escribir sus visitas.

Mientras preparaba todo para recibirlas, escuché a alguien tocar la puerta, e, imaginando que se trataba de las dos, me dirigí corriendo a esta para abrirles y dejarlas pasar, solo para encontrarme con una mujer un poco más alta que yo.

La mujer media lo que parecía un metro sesenta y siete, de complexión delgada pero musculosa y de cabello liso negro que le llegaba hasta la mitad de la columna, vistiendo una camisa de botones blanca simple, un pantalón negro y un blazer rayado por encima de sus hombros, con gafas de sol tapandoles los ojos, todo esto junto solo consiguió que se formace una palabra en mi cabeza "Es una mafiosa."

Levantandose las gafas, la mujer me permitió ver su rostro mejor, era claramente japonesa, cos ojos color café oscuro. Mirándome de pies a cabeza, la mujer dejó ver una sonrisa alegre mientras me hacía a un lado para entrar al apartamento -<Tú debes ser Miguel, soy Saori Nakamura, un gusto en conocerte>- Al escucharla decir su nombre, un pequeño escalofrío recorrió toda mi espalda al entender que ahora tenía a la hermana de Saeko frente a mí, y dentro de mi apartamento.

Dejé que se pusiera cómoda y le serví lo todo lo que me pedía, lo que terminó siendo muchas latas de cerveza. Mis nervios estaban por las nubes mientras me destrozaba cómo era posible que la hermana mayor de mi novia supiera dónde vivo, pero lo que más me preguntaba, era si esto era un plan de Saeko para permitir que nos conozcamos antes de que llegasen.

-<Se lo que estás pensando>- Dijo Saori antes de pegar la lata de cerveza a sus labios, terminando lo poco que quedaba dentro para agarrar otra y tomar otro poco -<No, Saeko no sabe que estoy aquí, y no lo sabe porque ella todavía piensa que no sé sobre ti, pero mi sobrina me contó todo hace meses>- Al terminar de hablar, volvió a tomar un poco de cerveza.

Mientras intentaba procesarlo todo, Saori comenzó a explicarme todo; resulta que después del día en el que Mai y yo nos conocimos, ella volvió a quedarse con su tía mientras que Saeko trabajaba, y ahí fue cuando le contó todo lo que pasó en navidad, tanto sus mi reacción ante la revelación de su existencia y sus primeras impresiones sobre mí, las cuales, según Saori, no fueron las mejores.

Por suerte para mí, el esforzarme para ganarme la confianza su confianza consiguió que Mai empezara a hablar mejor de mí, lo cual sólo aumentó la curiosidad de Saori, y, gracias a qué su sobrina sabía la dirección de mi apartamento, ella por fin consiguió la forma para conocerme, lo que nos trae a su visita inesperada.

-<Tengo que admitir que no eres un mal tipo Miguel… ja, hasta estoy algo celosa de que mi hermana se consiguiera un extranjero como su pareja>- Mencionó Saori con una sonrisa, sus mejillas empezaban a ponerse un poco rojas, lo cual, seguramente era efecto del alcohol -<Sólo vine para ver si Mai solo estaba exagerando, pero veo todo era verdad.>

-<Gracias Saori… tú también eres alguien agradable, t-tengo que admitir que pensé que eras una mafiosa cuando te ví en la puerta>- Dije sin pensar, tapándome la boca al momento de terminar de hablar por miedo a ofenderla, pero contrario a lo que pensaba, Saori soltó una fuerte carcajada.

- <¿Mafiosa? ¿Yo? Soy una oficinista-> No pude evitar sentirme apenado por haberle dicho criminal a la cara, por lo que intenté disculparme, pero ella simplemente no le dio importancia -<Pero eso sí Miguel, lastima a mi hermana y te prometo que no la cuentas.>

-<Si señora.>

-<Así me gusta… debería irme, no quiero que Saeko me encuentre aq-

Antes de que Saori pudiera terminar de hablar, volvieron a tocar a la puerta, por lo que soltó un largo suspiro de derrota, la expresión en su rostro dejándome ver qué los dos pensábamos en la misma persona.

Nos dirigimos a la puerta mientras seguíamos hablando, para mí sorpresa, Saori resultó ser mucho más amigable de lo que me imaginaba. Al llegar a la entrada, abrir la puerta para recibir a Mai y a Saeko, quienes se quedaron a mitad de saludo al ver a Saori, quien las saludó con un simple gesto de mano y una sonrisa.

Saeko al escuchar la explicación de Saori de cómo supo sobre mí, terminó regañando tanto a Mai como a su hermana por hablar detrás nuestras espaldas, quejándose con ellas de que tenía pensando en algún momento tener una linda presentación.

Después de eso, el día continúo con tranquilidad, y los cuatro tuvimos una simple reunión hasta la noche, cuando Mai se quedó dormida y Saori tuvo que irse por tener que trabajar al día siguiente, Saeko y yo aprovechamos para volver a disfrutar del otro.

El siguiente mes fue el más difícil al ser el último semestre de la universidad, dónde tuve que abandonar incluso la idea de aprovechar cualquier día libre para encontrarme con Saeko, todo para poder estudiar y rendir los exámenes que se acercaban, las únicas personas que pude ver durante todo ese mes fueron mis amigos, visitando sus apartamentos o yendo juntos a manga cafés para pasar la noche estudiando entre todos.

Para nuestra suerte, realizamos nuestros exámenes y logramos pasar, finalizando nuestra carrera y graduandonos con honores, por lo que lloramos entre los cinco como si no hubiera un mañana, celebrando con nuestros diplomas unos días después.

Lisandro, Wilfrido y yo llamamos a nuestras casas inmediatamente al momento de recibirlos, llorando junto con nuestros padres, a los que llevábamos años sin ver. Aprovechando que Saeko vino a la ceremonia para felicitarme, decidí presentarla a mis padres por videollamada.

Al momento de verla, tanto mi padre como madre se pusieron felices al ver que había conseguido pareja, lanzando todas las preguntas que se pueden imaginar que unos padres harían al ver a su hijo con novia, la mayoría dirigidas a una Saeko que apenas y lograba seguir lo que decían cada que escuchaba mi nombre al no saber español.

-Ma, pa, por favor, no hagan tantas preguntas.

- ¿Cómo que por favor? ¡Queremos saber sobre ella, ¡Es muy linda! ¿Cuántos años dijiste que tenía? ¿35? ¿Desde cuándo te gustan may-

-Eso es irrelevante mamá.

- <Es un gusto conocerla, de verdad>- Dijo Saeko mientras entraba en el encuadre de la llamada, haciendo una pequeña reverencia ante mis padres -<Miguel es una gran persona y… a sido de muy gran ayuda en mi vida.>

No pude evitar sonreír y sentirme algo apenado al intentar traducir lo que decía Saeko, cosa que mis padres tomaron cómo un gran cumplido, por lo que comenzaron realizar más preguntas, en una de ellas, mi padre lanzó una que me tomó al por sorpresa.

- ¿Dijiste que llevan ya más de 6 meses juntos, no? ¿Tienen pensado casarse? Porque tienen mi bendición- Al terminar de hablar, mi madre se unió a mi padre, incluso preguntando si teníamos pensado tener hijos.

Notando mí sorpresa y mis intentos de explicarles, Saeko me pidió que le tradujera lo que decían, y al hacerlo, su ella tuvo la misma expresión de sorpresa, solo para sonreírme algo roja.

-<No vería problema con hacerlo>- De alguna forma, mis padres lograron entender lo que Saeko dijo, por lo que volvieron a celebrar como si nos fuéramos a casar en ese preciso instante.

Me despedí rápidamente y guardé mi celular, dejando salir un suspiro de cansancio, alzando la mirada y sonriendo al ver a Saeko parada frente a mi, haciéndome sentir orgulloso por las decisiones que tomé desde nuestro primer encuentro, pude haber rechazado su oferta, pude no ir a visitar su bar, pude no haberle ofrecido ser mi novia, y pude haberla abandonado al describir que tenía una hija.

De igual manera, ella pudo haber pasado de largo sin ofrecerme nada, ella pudo quedarse con su tarjeta y que nuestro sexo de una noche podría haberse quedado como eso. Pensando en eso, me acerqué a ella y le robé un pequeño beso, separandome por un momento para abrazarla y susurrar en su oído.

-<Te amo.>

Escucharme decir eso la tomó un poco por sorpresa, pero ella no tardó en aceptar mi abrazo, rodeando mi cuerpo con sus brazos con algo de fuerza como para no dejarme escapar, susurrando las mismas palabras en mi oído.

Al terminar con la ceremonia, nos dirigimos al bar de Saeko para seguir con la celebración, estando acompañados por todos junto a sus respectivas parejas, incluso María, la novia de Wilfrido, regresó a Japón para celebrar con él y volvernos a ver.

Durante la celebración, tanto Lisandro, Wilfrido y yo hablamos sobre lo que haríamos durante nuestro último mes en Japón al haber terminado con nuestra beca, por lo que decidimos que lo mejor era disfrutar entre todos juntos, y que crearamos buenos recuerdos antes de irnos. Y eso hicimos, comenzando ese mismo día con otra pseudo orgía, está vez con Wilfrido y María, que al describir lo que habíamos hecho en navidad justo despues de que los dos se fueran se sintieron traicionados, y al momento de caer borrachos, ellos fueron los primeros en dar la idea.

A lo largo del mes, viaje por la mayor parte de Japón, algunas veces con Saeko, de vez en cuando con Mal, otras veces solo con mis amigos, y otras lo hicimos todos juntos.

Los días pasaban, y la fecha de partida se acercaba cada vez más rápido, cosa que me carcomia por dentro al saber que dejaría a Saeko y a Mai solas. Pensando en eso mientras regresaba a mi apartamento después de dar un paseo por Ikebukuro con mis amigos, el sonido de un disparo al abrir la puerta casi me mata del susto, solo para ver confeti caer frente a mi y a Saeko, con un pastel de crema en la mesa y un matasugras en su mano.

- <¡Sorpresa!> Gritó Saeko mientras tiraba del matasugras, soltando una pequeña risa al verme saltar del susto, para después disculparse y actuar como si fuera un exagerado.

En venganza, tomé un poco de la crema del pastel y se la esparcí por toda la boca, pero ella, con una sonrisa juguetona, simplemente me besó, embarrandome con la crema. Sin darle importancia, correspondí al beso, que pasó a uno con lengua, que luego pasó a la cama, los dos jugando con el sexo del otro.

Después del sexo, salimos de la habitación hacia la sala, yo agarré dos platos para servir el pastel, y Saeko se dirigió a una ventana para fumar, dejando que el humo saliera por esta.

- <¿Desde hace cuánto fumas?> -Pregunté sin pensar, cosa que la tomó algo por sorpresa en mitad de una calada y casi la hace ahogarse con el humo.

-<Pues… desde que mis padres me echaron de casa>- La expresión de Saeko se tornó amarga al mencionarlos, cosa que ya había visto antes al preguntarle si le gustaría volver a verlos, cortando la idea inmediatamente -<Siempre me habían dicho que era algo que solo los delincuentes hacían, y cuando me dieron la espalda al quedar embarazada… solo quise tener una forma de decirles que ya no los necesitaba.>

-<... ¿No crees que estaría bien dejar de pensar en ellos?>

-<... Si, tienes razón>- Al decir eso, Saeko dio una última calada al cigarrillo, dejando salir todo el humo en un largo suspiro mientras lo apagaba, dejando la caja de cigarrillos en una estantería.

Nos sentamos a comer el pastel juntos, sirviendonos pedazos el uno al otro mientras hablábamos, lo cual, solo me destrozaba más el corazón, ya que no podía dejar de pensar en el día que me iría de Japón para regresar a Colombia.

- <¿Te queda poco para irte, no?> -Preguntó Saeko al momento de meterse la cuchara en la boca, reposando su cabeza en su mano mientras me miraba.

-<Si…>- Eso fue lo único que pude decir, no me atreví a decir nada más. En ese preciso momento entendí la razón de su visita y del postre, era su pequeña firma de despedirme.

Pensando en eso, de repente noté cómo de los ojos de Saeko empezaban a caer lágrimas, por lo que me levanté preocupado, preguntándole si le dolía algo o si se sentía mal, su respuesta casi me hace llorar.

-<No quiero que te vayas…>- Las lágrimas seguían corriendo por su cara mientras hablaba, intentando secarlas para no dejarme verlas -<Eres lo mejor que me ha pasado y… tengo miedo de que todo vuelva a ser como antes cuando te vayas.>

La abracé con todas mis fuerzas, dejándola llorar en mi pecho sin decir nada, ya que no era capaz de pensar en algo para consolarla, por lo que lo único que pude hacer fue simplemente dejarla llorar, hasta que ví mis dedos. Me separé de ella, arrodillandome frente a Saeko a la vez que quitaba la cadena en mis anillos.

-<Saeko>- Extendí mi brazo y usé mis dedos para secar algunas de sus lágrimas, viendo como sus ojos se hinchaban poco a poco y su cara roja por la rabia consigo misma por llorar -<Te prometo que volveré>- Dije, a lo que Saeko intentó hablar, pero no se lo permití al taparle la boca -<Déjame hablar, por favor>- Ella asintió con la cabeza, y al retirar mi mano, seguí hablando- <¿Recuerdas la canción que cantó Wilfrido en navidad? La canción trataba sobre un marinero que conoció a una mujer en una de sus viajes, y al día de partir, la dejó con un anillo y la promesa de que en algún momento volvería>- Retiré uno de los anillos de mis dedos, los mismo anillos que usé al día siguiente para visitar el bar de Saeko.

Abrí su mano y coloqué el anillo en su palma, cerrándola para acercarla a mi frente -<Con este anillo, te prometo, justo como ese marinero, que volveré para recuperarlo y pasar el resto de mi vida contigo>- Al terminar de hablar, acerqué su puño a mis labios, dándole un pequeño beso, abriendolo y colocando el anillo en su dedo, rompiendo en llanto al hacerlo.

Los dos seguimos llorando por un buen rato ese día, abrazandonos con cariño y melancolía al saber que podría ser uno de los últimos abrazos. Al calmarnos, nos separarnos sonriendo mientras nos secabamos las lágrimas, ninguno de los dos dijo una palabra, hasta que Saeko rompió el silencio -<... Más te vale volver.>

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El día de nuestra partida, Wilfrido, Lisandro y yo fuimos acompañados en el tren por Takao y Saiba, quienes hablaban de todo lo que hicimos durante nuestros años de universidad juntos, desde nuestro primer encuentro, hasta el día del Karaoke, cuando lo dejé plantados por conocer a Saeko, cosa que Lisandro utilizó para reírse de Takao por haber reaccionado tan mal, para luego conseguir novia con Natsuki gracias a qué los abandoné ese día, lo que nos hizo reír a todos menos a Takao, quien comenzó a molestar a Lisandro con lo enamorado que está con Hina, cosa que no funcionó, ya que a él le encantaba hablar de ella.

Al llegar al aeropuerto, Lisandro fue recibido por Hina, quien los abrazó con todas sus fuerzas llorando, y, mientras que los veíamos con sonriendo, escuché una voz familiar llamarme a lo lejos.

- <¡Miguel!> -Al darme la vuelta, me encontré con Mai y Saeko, quienes acaban de llegar para despedirme.

Verlas llegar al aeropuerto para despedirme me hizo sentir tan feliz que no pude evitar abrazarlas, en especial a Mai, la cual se había convertido tan especial para mí cómo Saeko, y ella, sin rechistar o quejarse, aceptó el abrazo, dejándome saber que me había vuelto alguien importante para ella también.

-Mamá regresó de tú casa con los ojos llorosos e hinchados, ¿No habías prometido no hacerla llorar? -Susurró Mai a mí oído en perfecto español, el cuál fue aprendiendo gracias a mi después de pedirme que le enseñara.

-N-no es lo que crees, te prometo que no fue por nada malo.

-Mas te vale- Dijo soltantome, dándome algunas miradas sospechosas, pasando a una sonrisa amigable de un momento a otro -<Ten un buen viaje Miguel.>

Solo pude asentir al escucharla desearme un buen viaje, pasando mi mirada a Saeko, la cual, llevaba el anillo que le dí en su dedo anular. Notando que miraba, ella alzó su mano para dejarme verlo mejor, por lo que mostré el mío también, llevándolo en el anular también.

Acerqué mi mano a la suya, tocando su anillo con el mío antes de besarla apasionadamente -<Te quiero mucho, te prometo que volveré lo más rápido que pueda>- Dije al separarme, a lo que ella respondió asintiendo con la cabeza.

Los ocho seguimos hablando hasta que nos llamaron para nuestros vuelos, por lo que Takao y Saiba nos agarraron a Wilfrido, Lisandro y a mí, dándonos un último abrazo entre todos. Nos separamos y nos dirigimos a nuestros vuelos, los tres abordando distintos aviones y esperando a que estos despegaran para volver a nuestros países.

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Bajando del avión, encendí mi celular para ver qué tenía varios mensajes de tres chats diferentes, el primero era de nuestro chat grupal, con Takao y Saiba obligandonos a avisar cuando lleguemos a tierra, seguido de Lisandro avisando que ya había aterrizado en Cuba y que su padre lo recibió, el segundo chat era de mi hermano diciéndome que le dijera cuando aterrice, por lo que le mandé un corto mensaje de por qué puerta saldría.

El tercer chat era de Saeko, enviándome una foto de ella y Mai pidiendo que les dejase saber cuándo llegue a Colombia, por lo que les envié un simple sticker dejándoles saber que todo estaba bien, junto a un mensaje diciendo que ya las extrañaba.

- ¡Miguel! -Escuchar mi nombre de la nada me sacó del trance en el que estaba al revisar mi celular, y al darme la vuelta, me encontré con una figura que, aún después de años sin verlas, reconocí fácilmente.

- ¡Daniel! -Grité de regresó mientras caminaba en dirección a mi hermano, saludandolo con un fuerte abrazo -Dios, han sido tres años sin vernos.

-Tres años sin vernos no es nada- Dijo Daniel mientras sonreía, haciéndome soltar un suspiro de fastidio por su actitud relajada -No, pero hablando en serio, es bueno volverte a ver hermano.

-Si, por cierto, ¿Qué dijo papá del favor que le pedí? Nunca me respondió.

-Ah si, su celular murió porque estaba pegado a él casi toda la noche y se quedó dormido sin cargarlo, dijo que te dará un trabajo pequeño en el spa por ahora para que te vuelvas a acostumbrar, pero que no podrá pagarte mucho.

-Eso es suficiente, todo lo que pueda reunir me sirve- Dije aliviado, ya que gran parte de mi plan de regresar a Japón necesitaba que empezase a reunir dinero al llegar a Colombia, y buscar trabajo recién graduado iba a ser muy complicado.

-Por cierto, ¿Qué es eso de que te conseguiste novia en Japón?

-... Mamá te dijo, ¿No?

-Se les escapó un día que me fue a visitar en la casa de Daisy, pero eso no importa, cuenta cuenta.

Dejé salir un largo suspiro de fastidio mientras caminábamos en dirección los taxis, rascándome la nuca intentando pensar -Pues es una larga historia.

Buenas, lamento que me haya tomado tanto tiempo sacar esta parte, además de eso, tuve que separarla en dos partes, todo porque Poringa me tomó por sorpresa con un limite de caracteres en el cuerpo.

Como dije en Casa compartida, la razón por la que me tomó tanto tiempo es porque conseguí trabajo, comencé a estudiar y estuve escribiendo un proyecto personal, aun así, de verdad lo siento.

Ahora, puede que noten que esta parte terminó algo apurada, y se siente así porque así es, por desgracia, la mayoría de cosas que tenía en mente tuve que dejarlas de lado simplemente resolverlas tan rápido como pude, si esto les molestó o dañó su experiencia, lo lamento.

Dejando las disculpas de lado, espero que al menos hayan disfrutado la conclusión de Amante japonesa, revelando también la relación de hermanos entre Miguel y Daniel tal y como se reveló en Casa compartida, esto fue algo que tuve en mente desde la primera parte, y hay una razón para esto.

La sorpresa especial que llevo diciéndoles desde la parte IV de ambos relatos es un relato especial entre los cuatro personajes para concluir sus historias al mismo tiempo, esta siendo mi forma de despedirme de Miguel, Saeko, Daniel y Daisy, por ser los primeros relatos eróticos (o intentos de relatos eróticos) que he hecho.

Muchas gracias por leer, y espero verlos la próxima.

Si te interesa seguir leyendo, aquí tiene la siguiente parte:

Daisy & Saeko:

Si esta es la primera vez que lees uno de mis relatos y te gustaría leer más, revisa mis otros relatos!

Casa compartida: https://m.poringa.net/posts/relatos/4105810/Casa-compartida-parte-I.html

Bye!

2 comentarios - Amante japonesa Parte V (2)

Necrosfire +1
tienes que sacar mas esto es arte.... ademas saeko no puede quedar sola jaja
Necrosfire
donde esta el de daisy y saeko??