La perra de mí jefa (Parte 2)

La mañana avanzaba cómo cualquier otra, cada cierto tiempo Tom hiba y venía con una gran pila de fotocopias, Martha se rompía la cabeza en el ordenador. Una muy común rutina....bueno, no todos tenían la misma suerte...

"Tráeme un reporte detallado para el fin del día"

Esa condenada perra era un destornillador que jodía su cabeza sin cesar, Erik tenía que reprimirse más que un perro con rabia. Cuando ella regresó a su oficina el soltó un profundo bufido.

"¿Problemas en el paraíso, amor?"

"Jodete Rick...."

Aquí yacia uno de sus colegas más queridos por el, Rick era unos años mayor que él pero eso no quitaba el hecho de ser buenos amigos. Algo característico suyo eran sus bromas para molestar especialmente a Erik .

"¿Alguien está de mal humor? Jajaj!"

"¿Por qué no le preguntas a tu mujer?"

El hombre de actitud miró cómo su compañero de bebidas y trabajo le sacaba claramente el dedo medio con una gran sonrisa fruncida. Ambos soltaron unas carcajadas para volver al trabajo.

El tiempo cuándo uno se la pasa bien (según algunas personas) transcurre más rápido de lo habitual, cuando menos se dió cuenta ya el sol se había ocultado en el lejano horizonte. Apagó la computadora para tomar su abrigo, todos los demás se habían ido y el estaba a punto de hacer lo mismo.

Se encaminó al ascensor, pero justo cuando estaba por entrar algo lo retuvo. Se giró con calma para ver a la persona que menos quería ver en esté momento: Su jefa estaba frente suyo.

"Oh Philips, hoy no podrás irte. Tendrás que quedarte unas horas extra"

Dijo esas palabras cómo si fuera lo más común del mundo, el rostro del hombre era todo un poema mal escrito.... ¿Acaso esa perra lo estaba jodiendo? Eso ya era demasiado. Tensó su mandíbula mientras veía cómo la maldita se acomodaba sus gafas.

"E-Espere.... esperé un segundo Jefa. ¿No cree que es un poco....Uh..."

Intentó buscar las palabras apropiadas para pedir de forma más amable y compresible una explicación por tal cosa, Erik ahora no sabía si dios lo odiaba o esté mismo mandó un demonio para cagarle la vida.

"¿Acaso tienes las neuronas reducidas? Es muy simple de entender. TÚ te quedarás aquí toda la noche ¿Qué más hay que entender?"

Habló con desgano y sin nada de empatía, esos labios gruesos se movían con cada palabra suya, Erik sabía por boca de sus colegas que está mujer actualmente tenía 35 años y sin algún pretendiente o pareja actual. Eso le importaba una mierda a el, por el ella se podía tirar desde el puente más alto.

"Pero...."

"¿¡Acaso eres un niño reclamando cuando no le cumplen un capricho!? Madura un poco Philips..."

Su irá empezaba a filtrarse, ella simplemente pasó a su lado dejando una buena vista de ese maldito culo gordo que provocó excitar al chico involuntariamente. Seleccionó el piso y las puertas metálicas se cerraron frente a sus narices, Erik dió una patada a la puerta metálica con puro enojo contenido.

"!Maldita zorra de mierda.....!"

Está Hiba a ser una larga noche .......

Fin de la segunda parte.

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