Sometiendo a mis hermanas (I)

Sometiendo a mis hermanas

Capítulo I. De paredes que no saben guardar secretos y verdades vergonzosas.



Es el fin del año escolar, a mí eso realmente no me importa si tomamos encuenta que he fallado en entrar a la universidad los últimos dos años. Mis padres me dieron un ultimátum: O consigues un trabajo o te aseguras de entrar en la próxima convocatoria. No quiero ni imaginarme qué pasará si no consigo entrar, es debido a eso que me he estado desvelando hasta tarde estudiando. En un día normal me hubiese puesto a buscar algún hentai para liberar estrés y poder dormir a gusto, pero hoy no tengo ninguna opción más que concentrarme. O eso creo.

Lunes 5:15 A.M.


Mientras trato de aprenderme de memoria las funciones trigonométricas escucho un ruido en la entrada ¿Será que Mesalina finalmente volvió de su trabajo? Mi hermana mayor ha estado volviendo tarde de trabajar todos los días desde que se consiguió ese nuevo trabajo. De cualquier forma, eso no me molesta, al menos ahora cuando está en casa siempre está cansada y no me está molestando.


Escucho sollozos. 


¿Está llorando? ¿Mi hermana mayor está llorando? ¿Esa atlética mujer de cabello castaño claro, piel más clara que la de cualquiera de nuestra familia, carácter de general alemán, y (sin olvidar añadir) cuerpo de modelo, está llorando?


Finalmente pierdo de manera absoluta la concentración en los temas de geometría analítica y cedo ante la curiosidad para descubrir qué le ocurre a Mesalina.



Abro la puerta de mi habitación con discreción y me dirijo al suyo, que queda en frente.


Toco la puerta con delicadeza.

—¿Estás bien, Lina?
(Sí, así es como le decimos de cariño. A pesar de todos nuestros problemas, aún nos guardamos suficiente cariño para llamarnos con esos pequeños apodos).


—Vete, por favor, ¿Qué no tienes que estudiar?
A pesar de su voz sollozante, se sentía el desprecio en su voz.


—Okay, yo sólo quería preguntar si estabas bien o había algo en lo que pudiera ayudar.

—Por favor, no te puedes ayudar ni a ti mismo, eres un fracaso.
Eso último sí me dolió. No sé si esa es su opinión honesta o simplemente lo dijo por su situación emocional, de cualquier forma, no iba a perder más tiempo con esa mal agradecida.



Pensé en dirigirme a mi cuarto, pero con un poco menos de intensidad, la voz de mi hermana volvió a atravesar su delgada puerta, esta vez de forma involuntaria. Me quedé estático tratando de distinguirlas palabras (No es que sea chismoso, solamente soy curioso, verdad de Dios).

—Sí, ¿Lo puedes creer? ¡Ese maldito idiota me estuvo manoseando y el idiota de seguridad no lo sacó! ¡Y me hicieron seguir bailando hasta terminar mi turno! ¡Sí! ¡Y me regañan a mí por tratarlo mal! ¡Qué maldito asco! Te juro que quiero renunciar, pero si renuncio no tendré como irme de esta maldita casa de locos. Y ahora el maldito pervertido de mi hermano todavía vino a molestarme, no sabes qué asco me da cuando se me acerca, tiene unos gustos bien raros.


¡¿Mi hermana había sido abusada?! Peor aún ¡¿Mi hermana trabaja bailando enun local nocturno?! ¡Y encima se queja de mí que nunca le he hecho nada!
Oh, Dios, oh, Dios, oh, Dios. Si mis padres se enteran de que mi hermana está tomando un trabajo así la van a matar, o se morirán ellos del impacto. ¿Cómo carajo terminó pasando esto?
¡Fue demasiada información en demasiado poco tiempo! ¿Qué hago? ¿Le digo a mis papás? Pero eso sería destruir la vida de Lina… Aparte, ella me detesta, según parece, ¿Por qué me preocupo en tratar de ocultar esto? ¿Me creerán mis papás si les digo lo que oí?
No, ya sé qué haré. Mañana que Lina salga a su “oficina” podría tratar de seguirla. Si trabaja en un local nocturno ¿A dónde se va durante toda la tarde? Bueno, eso ya lo averiguaré.


Regreso a mi cuarto, ya van a dar las seis de la mañana, tengo que descansar un poco si voy a estar fuera todo el día.


Lunes 01:30 PM


Puta madre, me quedé dormido.
Lina ya no está en casa, papá tampoco, pero eso ya es común. De hecho, no sé cuándo vaya a volver, tiene un proyecto en su trabajo que le hace estar fuera de casa durante semanas completas: Está trabajando en la construcción de un estadio de futbol en un estado vecino.


Mamá, por su parte, ya debe estar en el despacho. Siempre se levanta temprano para ir al gimnasio y cuando vuelve solamente se da un baño y se va a trabajar en el despacho de abogados al que pertenece. No sé cómo se atreve a ir con la ropa de gimnasio completamente sudada durante todo el camino de regreso a casa. Aparte de eso, ni si quiera en fines de semana puede permanecer encasa, los sábados está haciendo labores voluntarias en la parroquia y los domingos, aparte de ir a misa, se queda a su grupo de estudios de la biblia.
La única que está aquí es mi otra hermana, Escila, Sila para la familia. Ella, al contrario que yo, ya terminó su carrera, es diseñadora, y al contrario que Lina, es desempleada. Normalmente se la pasa dibujando en su cuarto. A pesar de no tener trabajo, consigue dinero de vender dibujos, lo que le da suficiente autonomía para vivirse la vida de fiesta en fiesta, sin que nuestros padres se den cuenta, claro, o no le dejarían salir nunca de la casa.


Recuerdo que una vez Sila volvió a la casa un día en que mi mamá salió temprano del trabajo, era eso de las once de la noche y le había quedado un ligero aliento a alcohol, pero estaba completamente en sus cinco sentidos… Mi mamá le dio un regaño que rozaba la violencia intrafamiliar y le prohibieron salir de casa, al menos que fuese a la escuela, durante tres meses.


De cualquier forma, fui a tocarle la puerta a Sila. Estaba escuchando música así que tardó en hacerme caso.


—¡Sila! ¿Ya desayunaste? ¿Quieres algo?
El sonido de la música se detuvo y la puerta se abrió lentamente.


Desde la oscuridad de aquél cuarto sin ventanas se asomó una melena oscura y luego se pudo divisar el rostro de la menor de mis hermanas (Que seguía siendo mayor que yo, por cuatro años). Su rostro moreno pero con sus facciones bastante finas, sus ojos paralelos, esos grandes ojos hipnóticos le hacen ver tan linda y seguramente más de un vato ha sido hechizado por ellos. Ella no tiene un cuerpo atlético pero su delgadez resulta bastante atractiva, más considerando la forma de sus caderas. Sus ojos se dirigieron hacia mí y luego sus coquetos labios se abrieron.


—Hasta que te levantas. Ja, ja, ja. ¿En serio me preguntas si ya desayuné? ¡Es la una de la tarde! Claro que ya desayuné. No todos en esta casa somos unos holgazanes buenos para nada.


Acto seguido, la puerta se cierra en mi cara. Tres segundos más y la música regresa a como estaba un momento atrás.

Maldita malagradecida, igual que Lina.
No sé ni por qué me molesto en agradarles.
Pero esos pinches ojos, esos labios. Seré honesto, tanto Lina como Sila son demasiado sensuales para el corazón de este hombre. Y más para su libido.


Bueno, un buen desayuno me ayudará a diluir el coraje.


Lunes 3:30PM


Tras desayunar volví a tratar de concentrarme en mis estudios, cosa que no logré debido a que la música de Sila había continuado durante estas horas, e incluso había aumentado el volumen. En circunstancias normales hubiera optado por ponerme mis audífonos para ignorar el ruido con mi propia distracción sonora, pero hace días que mis audífonos dejaron de funcionar y no he podido conseguir unos nuevos. Fue así que decidí ir a pedirle de favor a Sila que le bajase el volumen a su música.


Toco la puerta.


No hay respuesta. La música sigue sonando.


Vuelvo a tocar, ahora con mayor intensidad.

Ni asomo de respuesta. La música continúa.


—¡Sila, está muy fuerte tu música, bájale un poco!


La ausencia de respuesta me desespera y opto por tratar de abrir la puerta.


Escucho el chasquido y la puerta se abre.


Sila no está en su cuarto. ¿Se estará bañando y puso la música así de fuerte para bañarse con música de fondo?
Sea como sea, eso no me importa a mí, necesito estudiar para aprobar ese examen y no sufrir las consecuencias de volver a fallar.
Me acerco a la computadora de Sila con la intención de bajarle el volumen, pero lo primero que sale en pantalla me saca un pedote.
¡¿Qué carajos?!
¿Sila tiene un OnlyFans?
¡¿Qué no su dinero lo ganaba de vender porno furro?!
Bueno, eso era lo que le escuché contarle a alguna amiga suya en otra ocasión que estaba despierto hasta tarde.


Sí, las paredes de esta casa son tan delgadas que no permiten a nadie tener privacidad.


De cualquier forma, mi mente empezó a darme algunas ideas de qué podría hacer con esta información, pero cada cosa en su momento.
Anoto la página del OnlyFans de Silita y regreso a mi cuarto sin bajarle el volumen a su música, será un pequeño agradecimiento por los favores que me hará en el futuro, aunque sean en contra de su voluntad.


Lunes 11:30 PM

Pasé el resto de la tarde tratando de medio estudiar, por suerte, Sila salió de casa como a las cuatro y tuvo la dignidad de apagar su ruido. Aparte de estudiar, también estuve pensando en qué podría hacer para sacarle provecho al secretito de mi hermana. Finalmente, llegué a la conclusión de que podría ir presionándola un poco sin hacer un evidente chantaje sino ver cómo reacciona al enterarse de que descubrí su secreto.


Después de un rato, la oportunidad llegó, mis padres no han vuelto a casa, Lina debe estar exhibiendo su cuerpo en algún club nocturno, y Sila acaba de llegar a casa en un evidente estado de ebriedad. Ha aprendido la rutina de nuestros padres para poder llegar en este estado sin que ellos se den cuenta, cosa que Lina y yo ignoramos pues así los tres podemos hacer lo mismo, pero hoy aprovecharé su estado para mis propios fines.

Sila se dirige a su cuarto sin saber que me encuentro bloqueando su entrada. Al verme me grita.


—¿Qué haces ahí? ¡Quítate, que tengo sueño!


—Espera, quiero hablar contigo sobre algo.


—¿Hablar conmigo? No mames, tengo sueño, ya déjame pasar.


—¿Desde cuando tienes un onlyfans?


El moreno rostro de Sila adquirió un color más similar al de Lina.


—No mames, no mames, no le digas a nadie, no puedes decirle a nadie, por favor. ¿Qué quieres? ¿Quieres una parte de las ganancias? ¿Quieres que te ayude a estudiar?


—Tranquila, no le diré a nadie, sólo me dio curiosidad. No le diré a nadie, es más, voy a ayudarte.


—¿Cómo que vas a ayudarme? No jodas con esto, por favor, ya dime qué tengo que hacer para que guardes el secreto.


—En serio, lo que tienes que hacer para que no le diga a nadie es dejarme ayudarte. Yo seré tu fotógrafo. Dime ¿Qué clase de fotos sueles tomarte para tu OF?


—¿Ser mi fotógrafo? ¡Eres un pervertido, idiota! ¡Ya déjame entrar a mi cuarto!


—¿Entonces prefieras que les cuente tu secreto a nuestros padres?


—Eres un maldito.


—¿Qué tipo de fotos te sueles tomar?


—… Normalmente… Sólo son fotos en lencería, nada demasiado sugerente…


—Genial, podemos hacer unas fotos hoy ¿Quieres?


—No mames, estoy echa un desastre, ya es de noche, pronto vendrá mamá.


—Entonces querrás alistarte antes de que ella llegue.


—Idiota.


—Ve a bañarte, yo te espero en tu cuarto. También te ayudaré a elegir qué utilizarás para las fotos de hoy.


Me hago a un lado de la puerta y Sila la abre con su llave. Saca su toalla y se dirige a bañarse.
Tras un rato regresa cubierta solamente por su toalla.


—Salte de aquí, me voy a cambiar.




—Te dije que iba a ayudarte a decidir qué usarás para la sesión de hoy.


—No me voy a cambiar frente a ti, pervertido.


—Voltearé a otro lado cuando te cambies, primero decidamos qué vas a usar. Muéstrame qué tienes.


—Te odio.


Tras decir eso, Sila sacó algunos conjuntos de lencería y piezas individuales. Me sorprendió la cantidad ropa así que tenía, se nota que el negocio sí deja buenas ganancias.


Después de analizarlo un rato tomé una decisión: Le indiqué que se pusiera una tanguita negra bastante delgada y un bra a juego que daba una imagen de elegancia y pulcritud.


Me volteé para dejarla cambiarse más a gusto y una vez que hubo terminado la vi arreglarse el cabello.
La tanguita en su cuerpo delgado y sus anchas caderas daban un toque bastante sensual y erótico, mi entrepierna comenzaba a reaccionar al ver a esa pequeña mujercita de espaldas con tan poca ropa concentrándose en lucir lo más elegante posible. Luego la vi tomar un lápiz labial, el cual acercó a sus labios con delicadeza, ver el tacto del lápiz con la piel de sus labios me generó una extraña especie de placer. De pronto, sin darme cuenta, tenía unas tremendas ganas de sentir el tacto de esos labios con los míos. Me perdía en estos pensamientos mientras ella terminaba de maquillarse y, una vez que hubo terminado me pasó su teléfono.


—El mío tiene mejor cámara que el tuyo, aparte, así no te quedas con mis fotos, maldito enfermo.


—De cualquier forma, me las vas a pasar.


—Ni creas.


—¿Tienes otra opción?


—Sí, dejar que le digas a nuestros padres, así les digo que me obligaste a hacer esto y nos jodemos los dos.


—¿Y dejarás la comodidad de estar en esta casa para tener que usar tus ganancias en pagar una renta y servicios por ti misma?


—Okay, pero ¿Para qué quieres mis fotos? ¿A caso te vas a pajear con tu hermana, maldito enfermo?


—¿Y tú para qué quieres saberlo? ¿Te calentaría que tu hermano se pajee con tus fotos? Es más, me acabas de dar una idea.


—Ni que fuera igual de pervertida que tú.


—Ya veremos.


Tras esa pequeña discusión nos calmamos y empecé a tomarle fotos.
Repitió algunas poses que me dijo que siempre solía tomarse, pero con distinta ropa, luego le sugerí algunas distintas.


Después de algunas tomas decidí presionar un poco más:


—Tengo una idea. Tomaremos tres imágenes distintas que le gustarán mucho a tus seguidores.


—No pienso mostrar nada.


—No vas a mostrar, la gracia está en lo que representarán.


Me bajo el pantalón para quedar en calzoncillos.
(Se me olvidó decir que no soy realmente alguien apuesto. Estoy bastante pasado de kilos debido a la falta de actividad física)


—No jodas ¿Qué mierda quieres hacer?


—Yo sé lo que te digo, vamos a representar unas escenas que son bastante populares entre los consumidores de mangas hentai.


—Y tú sabes mucho de eso, maldito virgen.


—Mira, a la gente le encanta ver chicas lindas con tipos feos. Estamos de acuerdo en que no soy la persona más hermosa del mundo, esto va a funcionar. Piénsalo así: Yo no te pediré dinero y, a cambio, podrías aumentar tus ganancias.


—¿Y qué quieres hacer? ¿Quieres tomarnos fotos sugerentes?


—Síp, solamente serán tres. Para la primera necesito que te pongas encuclillas, separa las piernas y yo pondré mi entrepierna cerca de tu cara, sólo tienes que verla con deseo. Ya sabes, esa cara de lujuria que pusiste para contigo misma en las fotos pasadas.


—Ni se te ocurra acercar tu entrepierna a mi cara.


—Sólo será una foto así, vamos.


—…


Finalmente accedió y se puso en posicón, yo le puse una mano en la nuca como asumiendo propiedad. En la foto se veía la mitad de mi cuerpo, incluyendo mi barriga. Mi erección era bastante notoria a través del bóxer y la cara de mi hermanita que con sus grandes y hermosos ojos observaba con anhelo lo que se escondía tras de la tela.


La segunda foto fue ella sentada sobre mis piernas viéndome de frente. En la imagen sólo se veían mis piernas, ella sobre mí, con su cara y cabello cubría mi cara, pero se alcanzaba a ver la forma de mi cuerpo. Sus manos tomaban mi rostro y ambos nos veíamos como si estuviéramos a punto de besarnos.



La última foto fue la más atrevida: Utilicé mi cinturón como una correa para ella, en la imagen aparecía a gatas tomando leche de un plato mientras yo aparecía sosteniendo su “correa”, igual que en las fotos anteriores, sólo se veía de mi barriga hacia abajo.

Tras esa sesión de fotos me envié las fotos del teléfono de Sila al mío y le dije:


—Okay, terminamos por hoy. Lo último será que yo me quedaré con esa tanguita tuya por hoy. Mañana la lavo y te la entrego.


—¡¿Qué?! ¡No! ¡No mames! ¡Tienes que tener un límite!


—Bueno, o podrías no dármela y le envío estas fotos a papá.


—¡Ey! ¡Esto definitivamente tiene que ser un delito! ¡No puedes chantajearme así!
—¿Entonces qué harás? ¿Me demandarás? Eso no evitará que papá vea a su hijita actuando como perrita.


—Eres una mierda de ser humano ¿Sabes? Ahí tienes, disfruta pajeándote con la tanga y las fotos de tu hermana, maldito pervertido.


Dijo eso mientras se quitaba la tanga en un instante y me la aventaba.


Me retiré a mi cuarto mientras me reía de ella. Ja, ja. Al menos una de mis malagradecidas hermanas ya tiene razones justas para odiarme.
Ya en mi pieza me di cuenta de algo bastante relevante:
Mi hermanita Sila había mojado su tanguita. Al menos me la lubricó un poco antes de que yo me sirva de ella. Ja, ja.

Mientras la usaba escuché a mamá llegar a casa. Gracias a Dios se le hizo tarde. ¿Se le habrá hecho tarde también a Lina? Mañana haré lo posible por averiguar qué hace en la tarde y en dónde se va a bailar por las noches.


----------------------------------------------------------
Fin.
Si te gustan mis relatos, por favor, considera apoyarme invitándome un café desde 1USD en ko-fi
https://ko-fi.com/madsea
También puedes apoyarme entrando a mi blog desde aquí.
¡Ya están disponibles los capítulos II, III y IV desde mi blog!
Puedes acceder desde aquí.
Si quieres estar enterado de mis publicaciones, también puedes seguirme en Twitter donde aparezco como @MadSeaRelatos.
---------------------------------------------------------
¡Muchas gracias por leer!

6 comentarios - Sometiendo a mis hermanas (I)

Atom1237 +1
Espero la parte dos con ansias
panzerkrieg
Excelente relato! Mucho morbo.... A la espera de la segunda parte
MadSea
Ya está posteada la segunds parte! 🙂