Muchas pijas para Erika

Días atrás la puta de mi esposa y yo nos tomamos un día libre del trabajo, sin más nos fuimos a la CDMX a buscar algo de relajación.




Abordamos el metro y segui las indicaciones de un amigo para llegar a un cine porno, apenas entramos un fuerte olor a fluidos corporales invadió nuestros olfatos, según nuestro plan, yo entraría primero y me sentaría en un lugar cualquiera, ella entraría después aparentando estar sola, los tacones no hicieron ningún ruido para delatar la presencia de una fémina en el amplio lugar, caminaba despacio y trataba de ver dónde ocupar un asiento, nada difícil pues apenas unos veinte tipos estaban en la sala, en una esquina estaban de tres a cuatro fulanos, la iluminación de la película no me dejaba observar muy bien, pero los más se encontraban de pie y alcance a distinguir una silueta que se cambiaba de lugar frente a ellos cada cierto tiempo, imaginé que algún gay prestaba sus favores orales a los otros tipos, que si bien no se consideran bisexuales y mucho menos homosexuales dejan que otro macho afeminado les saque la carga de los testículos, los demás fulanos estaban esparcidos por la sala y todos hacían su juego solitario con sus respectivos genitales, la zorra se colocó tras uno de ellos, el que estaba más apartado, se quedó de pie, quizá dudando en quitarse el largo abrigo y mostrar su cuerpo casi desnudo, deshizo el nudo del abrigo, lo doblo un par de veces y procedió a colocarlo sobre el asiento, para ahora sí, sentarse con pierna cruzada y todo, yo elegí la parte más alta de la sala y así observar todo el panorama, los tipos que estaban de pie, terminaron quizá en la boca de quién los atendía y salieron apresurados, mientras el fulano tras dar una vuelta por la sala y no encontrar su siguiente víctima, hizo lo mismo, sin esa distracción, seguí atento las acciones de mi mujer, quién ya tenía las piernas bien abiertas y por los movimientos de su cabeza, adivine que se mandaba al menos dos dedos por la panocha, la película hizo un silencio no programado, pues en la pantalla una rubia gemia exagerada momentos antes, así pude percibir un chapoteo desde el lugar donde estaba la zorra, dos tipos giraron la cabeza para buscar la presa, ese ruido no es propio de una chaqueta , ambos se levantaron, con la verga de fuera y caminaron entre las filas para detenerse apenas a dos asientos de mi mujer.


También cambie de asiento, esta vez, fui una fila adelante para girarme y tener mejor visión, Erika, con la mano libre, dejo las gemelas a la vista, volteaba hacia los tipos y sacaba la lengua centrando la mirada en los duros órganos, uno de ellos se aproximó aún más quedando junto a ella, adelanto la mano y metió también dos dedos sin que ella sacará los propios, el de la fila trasera se apresuró para tocar los globos con ambas manos, la puta gimió gustosa, finalmente los demás se percataron de su presencia y también se acercaron, conté 17 fulanos de todo tipo dispuestos a degustar ese postre, pronto la zorra tenía la verga de un tipo gordo y belludo bien metida en la garganta, aparte de gordo, calvo y con unos lentes tan gruesos que daba risa, para este momento, me encontraba junto a los demás fulanos, que estiraban sus manos para estrujar cualquier parte de las carnes que estaban libres, el gordo, con la respiración a tope y con riesgo de un infarto, empujaba la cadera y jalaba los cabellos de la puta para llenar de Lefa esa boca, quedó tan cansado que se dejó caer en el primer sillón libre a su paso, de inmediato otra verga ocupo el lugar vacío mientras bastantes dedos dilataban ano y concha, las tetas estaban llenas de babas y sudor, en medio de esa masa de manos, dedos, piernas, tetas y vergas, surgió un líder, que rápidamente sugirió llevarla a la zona más libre de la sala, el pasillo lateral serviría bien, como buen líder, empinó a la puta en el respaldo del asiento y sin miramientos le enterró la verga, les dijo a los demás que hicieran fila, unos para follarle y otros para que se las mamara, así unos tras otros ocupaban el hueco que les parecía mejor, algunos derramaban su semilla dentro de la vulva, otros en la boca y algunos en el ano, desafortunadamente para mí, ningún presente tenía la verga de tamaño grande, pero hay que reconocer que le dieron hasta quedar satisfechos, al final, la puta quedó sentada en el piso, con chorros de leche escurriendo de todo el cuerpo, incluso en el cabello, la ropa quedó inservible y solo el abrigo sirvió para ocultar el maltrecho cuerpo, a dos cuadras del cine encontramos un motel donde la zorra se dio un merecido baño.

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