Inés cae al lado oscuro

Habíamos salido a cenar, mi novia y yo, con Juan e Inés, con la que lleva saliendo unos meses. Tras la cena, fuimos al bar donde yo trabajo a tomar algo y bailar un rato. Inés iba con una camiseta negra, de media manga, con escote redondo de hombro a hombro, incluso por la espalda, ajustadísima, marcando sus pechos y el sujetador de aro que llevaba; además una falda, de cuero, muy ajustada también, hasta las rodillas, con una raja amplia en v justo en el medio y unas medias transparentes. Rakety, con un vaquero negro ajustado y una camiseta roja, con un escotazo redondo por donde se veía bien su canalillo, ajustada marcándola las tetazas.
Una de las veces que fuimos a la barra a tomar unos chupitos, mi novia se dio un beso con mi compañero de trabajo Emilio, tras tomarnos el chupito. Inés se quedó algo perpleja y me miro sin entender nada. Volvimos a la pista de baile y Rakety volvió a darse un beso y tocarle el culo a Emilio, una de las veces que paso a recoger vasos vacíos. Ante una nueva mirada de incredulidad de Inés, me reí y la pregunté si Juan no la había contado que éramos liberales. Juan, que ya iba algo contento por el alcohol, dijo que no, que lo tiene tan asumido que ni pensó en decírselo. Desde ese momento Inés estaba atenta a cada cosa que hacia Rakety y yo la comencé a explicar que ella y yo podíamos hacer lo que nos apeteciera y que los celos no existían en nuestra relación. Poco a poco, con el alcohol, Inés se fue relajando más y preguntándonos más cosas sobre nuestra relación.
Cuando cerro el bar, Juan, que ya iba muy borracho, nos dijo de ir a su chalé a seguir tomando algo. Allí sentado en el sofá, veía a Inés bailar con mi novia Rakety, mientras Juan sobrevivía poniendo la música, sentado a mi lado. De repente se cayó el móvil de Juan y al mirar, este se había quedado dormido. Lo cogí y lo subí a su habitación, donde lo tiré a la cama. Cuando baje de nuevo al salón, Inés y Rakety estaban riéndose. Cogí mi copa y me arrimé a ellas. Rakety me conto que Inés nunca había sido infiel a ninguna de sus parejas y que ella le había dicho que tampoco, pues siempre había tenido el consentimiento de sus parejas. Mientras bailábamos y jugábamos al hielo, mi novia no paraba de tirar indirectas a Inés, haciéndola ver que no pasaba nada por tener cosas con otras personas.
Mi novia cogió un hielo y decidió que jugáramos a pasárnoslo con la boca. Primero ella me lo paso a mí y entonces Inés debería cogerlo de mi boca. La primera vez lo hizo con bastante vergüenza, pero poco a poco se fue animando y quitando los miedos. Entonces cuando me toco volver a pasárselo, lo metí dentro mi boca, dándonos un pico. Inés se puso roja de vergüenza, pero pronto comenzó a reírse. Tras un par de pasadas más, dejamos el hielo y nos tomamos otro chupito más. Rakety se fue a llenar las copas con bebida. Le agarre de la cintura, arrimándome bien a ella para bailar y esta no puso ningún impedimento.
Rakety nos dio las copas y se unió a nuestros bailes. Esta y yo nos besábamos cerca de la cara de Inés, aposta. Me coloque detrás de Inés, saque un hielo de mi copa y lo pase por su cuello. Esta se giró y me miro con cara sonriente, pero seguía sin decidirse a dar el paso. Lamí el trozo del cuello por donde había pasado el hielo e Inés cerro los ojos y dio un buen suspiro. Cuando los abrió nos miramos fijamente y acabamos besándonos. Mis manos bajaron de su cintura hasta su culo. Me miro con cara de preocupación y la dije que, evidentemente, no iba a pasar nada malo ni nada que ella no quisiera. Volvimos a besarnos y seguí acariciando su culo.
Rakety sabía que con ella allí, era probable que le diera cosa ir a más, por lo que le dijo a Inés, que disfrutara cada momento, y salió del salón para irse a una habitación. Yo lleve a Inés a un sofá y allí nos seguimos besando, con ella sentada a mi lado. Mi mano ahora comenzó a acariciar sus piernas. Poco a poco se fue metiendo por la falda, aprovechando la v del centro. Al subir, descubrí que las medias le llegaban hasta los muslos. Cuando llegue a tocar su coño, Inés cerro las piernas y paro de besarme. La mire y la dije que se tranquilizara, que Juan estaba muy borracho y no iba a enterarse de nada.
Saque la mano y prepare unos nuevos chupitos. Nos los tomamos y volví a lanzarme a besar el cuello a Inés. Mi mano, ahora, acaricio sus pechos. Cada vez tenía la polla más juguetona, por lo que cogí una de las manos a Inés y la llevé hasta mi paquete. Al principio tuve que ayudarla a acariciarlo pues estaba algo tímida. Me desabroche el pantalón y saque la polla. Cuando Inés la noto, paro de besarme para mirarla y comenzar a acariciarla. Cuando volvimos a besarnos, Inés fue animándose, hasta comenzar a masturbarme. Mi mano volvió a meterse por su falda y ahora no puso impedimento a que acariciara su coño. Metí mi mano por el lateral del tanga y la empecé a masturbar. Cuando empecé a hacerlo, Inés me beso con más pasión.
Inés se inclinó y comenzó a hacerme una mamada. Mi mano se posó en su cabeza, acompañándola y acariciando su pelo. La hice subir las piernas al sofá, poniéndola a gatas, para poder acariciar su culo. Inés me miraba mientras me la comía y se la veía cara de saber que, hacia algo malo, pero a la vez no podía dejarlo y estaba disfrutándolo. Desabroché la cremallera trasera de la falda y metí mi mano por dentro, acariciando su culo.
Saque un condón y la pregunte si quería dar el paso final. Inés me miro y sin decirme nada, dio un suspiro, se levantó y se quitó la falda y el tanga negro frente a mí, quedándose solo con las medias. La sonreí, me quité el pantalón y se sentó sobre mí, de rodillas. Me puse el condón y pasé mi polla por su raja, antes de metérsela en el coño. Inés comenzó a moverse despacito, mientras acariciaba sus muslos. Nos miramos e Inés me sonreía. Nos volvimos a besar y mis manos ahora también acariciaban sus pechos. Le quite la camiseta y se quedó con el sujetador negro de aro. La mordí los pechos con el puesto, mientras se lo desabrochaba. Cuando se lo quité, mordí sus pezones ya duros, antes de comerla los pechos. Inés cada vez se movía más rápido y empezó a soltar gemidos, por lo que tuve que taparla la boca con mi mano.
Nos levantamos y la lleve hacia la mesa. La coloque mirándola, con sus manos apoyadas en ella. Abrí un poco sus piernas y volví a follarla. Comencé despacio, para subir cada vez la velocidad y acabar follándola bien duro. Tuve que volver a taparla la boca por los gemidos. Volví a bajar el ritmo y entonces la pregunté si practicaba anal. Me dijo que si por lo que, tras dilatárselo, comencé a follárselo, despacito, disfrutando con cada penetración. Me incline sobre ella, agarrando sus pechos y besándonos.
La volví a llevar al sofá, donde me senté y la puse a ella sobre mí, pero de espaldas. Volví a metérsela por el culo, agarré sus pechos y esta empezó a dar saltitos, mientras nos besábamos. Una de mis manos bajo a su coño y empezó a masturbarla. La tumbe en el sofá y me tumbe sobre ella. Volvimos a follar, con mis manos acariciando sus piernas, besándonos y comiendo sus pechos. Me puse de rodillas y puse sus piernas en mis hombros, siguiendo la follada. Volvió a gemir más fuerte de lo normal, así que me tuve que inclinar sobre ella para poder taparla la boca. Esto hizo que sus piernas se doblaran hacia su pecho y yo la penetrara más dentro aún. Cuando se corrió, baje sus piernas y la gire, tumbándola de lado. Levante una de sus piernas y la folle el culo, siguiendo yo de rodillas.
Cuando me iba a correr, me puse de pie, bajándome del sofá, frente a la cara de Inés. Me quite el condón y esta empezó a hacerme una mamada. Yo estaba ya a puntito y tome el mando, follándola duro la boca. Esta abrió los ojos como platos pues no lo esperaba. Cuando me corrí, solté su cabeza para que ella pudiera tragar tranquila mi semen. Inés termino con una buena lamida a mi glande.

Me volví a tumbar sobre ella y nos besamos y acariciamos un rato, antes de que nos fuéramos al baño a limpiarnos. De repente, cuando estábamos aseándonos, Inés se puso a llorar. La cogí de la cintura y la dije que no llorara pues no había hecho nada malo, solo disfrutar de la vida. Esta me miro y me dijo que Juan no se lo merecía y yo la pare diciéndola que Juan no iba a enterarse y que ella se había llevado una buena fiesta para el cuerpo. Se me quedo mirando y comenzamos a besarnos nuevamente.
Una de mis manos acariciaba su culo y la otra sus pechos. Comencé a comérselos y mi mano bajo a masturbarla. Sus gemiditos se mezclaban con algún pequeño sollozo. Me arrodillé y comencé a comerla el coño, mientras acariciaba sus muslos y culo. No tardo en poner sus manos en mi cabeza, apretándola, y entonces ya solo se oían gemiditos. Cuando Inés soltaba mi cabeza, aprovechaba para sacar mi lengua de su coño y juguetear con su clítoris, mientras la masturbaba, pero pronto volvía a agarrarme la cabeza para que la comiera el coño. No pare hasta q Inés se corrió. Entonces fui subiendo, lamiendo su cuerpo, hasta llegar a sus pezones. Los lamí, succioné y mordí, antes de seguir subiendo para volver a besarnos.
Volvimos al salón, donde nos vestimos y tras tomarnos una ultima copa, mientras nos besábamos, nos fuimos cada uno a nuestra habitación.

A la mañana siguiente Inés estuvo algo nerviosa mientras estuvimos en su casa, pero sin ningún problema.

0 comentarios - Inés cae al lado oscuro