La prima

Nunca imaginé que esto sucedería.

Mayra, es mi prima, ella es una mujer muy linda.
Es tres años menor que yo, ni muy delgada pero tampoco muy llenita, carga un cuerpo hermoso, unas morenas y gruesas piernas, un rostro bonito, cabello quebrado, y unos pechos que desde que iba en la secundaria, ya las tenía así.

Ella vino a la ciudad de visita, claro que fui a recogerla en la central, y vaya sorpresa me lleve al verla.
Ella lucía sus ajustados jeans negros, dónde destacaba su delicado y bien formado trasero juvenil, aunque mi mirada se concentro más en sus pechos, era un hermoso contraste al cual eso hace relucir a Mayra. Tenía una camiseta que ajustada a su torso dejaba entrever que sus senos, eran dos dignos melones para ser devorados.

Pasamos el día, en la ciudad divirtiéndonos, tomando nos fotos y demás.
Al llegar la noche estando en casa, ella se fue a duchar ya que deseaba ir a un antro a relajarse, claro que la acompañaría, al cual esperando en la sala, que se me hizo eterno, dió sus frutos.

Ahi estaba mayra, con un hermoso vestido rojo, claro que sus zapatillas también le daban ese toque exitante, ajustado a su cintura, marcaba bien tanto esos pechos que parecían presos de esa diminuta tela, esforzándose para salir de ahí, y ese juvenil trasero.
Bailamos, en fin, nos divertimos como nunca.
Conforme fue pasando la noche, ella me solicito llevarla a la casa, al cual accedí.

Llegando a la casa, la lleve a su habitación al cual, en ese momento no pensaba en nada, más que dormir, pero que equivocado estaba.

Resulto, que una vez que la deje en su habitación, yo me dirigí al baño a ducharme y luego a la habitación donde dormiría, estaba viendo un película, cuando, escuché tocar la puerta, era mayra queriendo entrar, al cual sin miramientos la deje entrar.

-primo, no puedo dormir, ¿Puedo quedarme contigo hasta reconciliar el sueño?-

Yo accedí, y justo al verla, mis ojos brillaron.
Mayra había entrado en mi habitación con una tanga tipo hilo dental negra, al cual se le veía lo abultado de su concha, Su brassier del mismo color, hacía notar sus hermosos senos.
Yo no podía creer lo que veían mis ojos, realmente se veía deseable, y sus perfectas nalgas sobresalían en esa tanga.

-¿Me ayudas a reconciliar el sueño?-

No pude decir nada, ella se arrepego a mí, regalando me un apasionado beso, mis manos fueron rápido a quitarle el brassier, al cual una vez hecho, sus voluptuosas tetas quedaron libre, desafiando la gravedad por qué para nada se movían, al cual me deleite con verlas, coloqué mis manos sobre ellas mientras besaba su cuello y hombros, luego mis manos recorrieron esas nalgas de mayra, Tiernas, moldeadas, suaves.

Estuvimos así un par de minutos, claro, poco a poco nos desnudamos.

Sin cruzar palabra, ella leyó mi mente de lo que ya deseaba con su cuerpo hacer, se puso de perrito al cual yo detrás de ella, toque el cielo, mi polla se hundió en lo profundo de su vagina, al cual ella dió un enorme suspiro, sin moverme, la agarre del cabello y empeze a bomberos de manera suave y constante, dándome una vista en cómo su trasero chocaba con mi pelvis, mientras ella, de gemidos suaves, empezó con unos más subidos de tono.

En esa posición me dedique a clavar a Mayra en su totalidad, hasta que ella me dijo entrecortado.

-quiero que me habrás las nalgas-

Poco a poco le fui introduciendo mi polla en su trasero, al cual lo empeze habrir y dejé que mi polla se hundiera.
En los siguientes minutos ví el mismo cielo y las estrellas, ese trasero lo estuve clavando de manera salvaje, mientras ella gemía a gritos.

No paso más minutos, cuando descargue mi semilla en ella.
Al día siguiente la pasamos de la manera más normal, pero en las noches, ahí follamos como conejos, admito que aveces deja que deje mi semilla en su concha, ano o en su misma boca

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