Mi esposa y sus amantes 2

Desde que mi esposa empezó a engañarme se ha mostrado indiferente conmigo, sale más a menudo y llega a altas horas de la noche a veces llega tomada y con olor a cigarrillo y a perfume de hombre. A empezado un nuevo año en la escuela y nuevamente mi esposa salió electa tesorera de padres de familia. Yo por mi parte salía con un amigo a tomar cervezas y cada vez me contaba sus aventuras sexuales En una ocasión me presento a dos de sus amigos, tipos un tanto vulgares de tez morena quienes ya en tragos también nos compartieron sus depravaciones sexuales:
Amigo 1. Te acuerdas de la Tati
Amigo 2. Como me voy a olvidar. Esa noche de tragos estaba muy arrecha.
Amigo1. Le dimos hasta el amanecer
Amigo 2. Gritaba como perra cuando le rompimos el culo
Amigo 1. Imagínate dos vergas por el culo debe ser doloroso jajaja.
Amigo 2. Esa putita va todos los viernes a la oficina del negro Guido a recibir su dosis de verga.
Quien es Guido...? les pregunté.
Es un agente de aduanas que se ha propuesto prostituir a esa putita para sacarle lucro... es un desgraciado. 
Tati se llama mi esposa pensé.
Habíamos instalado una tienda de víveres para que ella se ocupará en algo productivo, cierta tarde llegó un señor de tez morena poco atractivo y llevaba consigo una botella de trago que amablemente nos brindó, mi esposa aprovechó la oportunidad para presentarmelo como el nuevo presidente de padres de familia. Copas van, copas vienen decidimos ir a casa y poner un poco de música bailable ,la velada se ponía cada vez más intensa y el alcohol hiba haciendo un efecto sedante en mi al punto de quedar semidormido. A ratos podía abrir los ojos y otros me quedaba dormido pero lo que pude apreciar en imágenes borrosas era como mi mujer se había puesto cómoda con un traje de lencería negra y le bailaba a nuestro invitado de forma muy sensual. Aunque quería reaccionar mi cuerpo se sentía todo pesado me sentía drogado. Eran imágenes borrosas donde mi esposa le mamaba la verga y luego desnudos en el piso de la sala ella sobre el y luego el cogiendola en cuatro patas. Pude percibir el sonido del timbre de la casa y más tarde pude ver a mi mujer en medio de un orgía, tres hombres la penetraban frenéticamente. Pude apreciar como mi mujer gritaba de placer toda desarreglada y corrido el maquillaje en una faena de sexo violento con jalones de cabello escupitajos y chirlazos en el culo y las tetas. Luego una soledad total, reaccioné y ya no había nadie. Todo estaba en silencio y completo orden eran las 3 de la mañana subí a la habitación y encontré a mi mujer dormida así que me acosté a su lado hasta que amaneció. Al día siguiente le pregunto qué pasó y me dijo qué me había quedado dormido y que había despedido a nuestro invitado, cómo estaba tan borracho me había dormido en la sala y ella había subido a su habitación. Vaya sueño me dije a mi mismo.
Cada viernes mi esposa llevaba a mis hijos a la escuela pero se demoraba en llegar a casa así que una mañana me propuse seguirla. Después de dejar a mis hijos en la escuela tomó un rumbo diferente, ese día vestía un pantalón celeste apretado qué le marcaba la vagina y el culo y una blusa negra descotada qué le realzaban las tretas y los pezones. Con sus tacones altos caminaba sin saber que yo seguía sus pasos hasta un edificio de oficinas de aduanas, entró en una de ellas y yo me quedé esperando tratando de escuchar el mínimo ruido. No pasó ni cuarto de hora cuándo se empezaron a escuchar jadeos y gemidos. Luego la voz de mi mujer qué gritaba con desesperación: nooo Guido eso no por favor...me duele annnghh. Escuché risotadas y una voz varonil que le recriminaba que tenía que ser complaciente con los clientes.
Recordé la plática en el bar dónde hablaban del negro Guido y de la Tati. Será posible...??? pensé.
Al cabo de una hora salieron de esa oficina dos hombres maduros desaliñados sudorosos y con cara de satisfacción que al parecer eran traileros pues se dirigieron a un camión de mercadería y se marcharon. Posteriormente salió mi mujer con el tipo qué nos había visitado con la botella de licor. Vaya sorpresa, este era el famoso negro Guido, presidente de padres de familia y el nuevo amante de mi mujer. Pude ver como le pagaba una suma de dinero y lo demás se lo guardaba en el bolsillo, inmediatamente se despidieron dándose un beso prolongado acariciandole las tetas y las nalgas. Luego me enteraría de que esté negro era un proxeneta reclutador de mujeres casadas para sacarles provecho y mi esposa había sucumbido a sus encantos para satisfacer sus perversiones.
A mí que soy un cornudo orgulloso me excita saber qué mi esposa es la putita del pueblo, así que consiento todas sus aventuras sexuales.
Ya les seguiré contando.....

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