Los negros del Caribe valen

Los negros del Caribe valen
se la notaba exaltada. Mientras terminaba de cenar con su marido en el restó del hotel, Cafesito se paseaba por los alrededores y le clavaba su mirada desde lejos que ella se encargaba de devolverle con sonrisas y gestos de aceptación al convite. Vamos a dormir? Le consultó a su marido, quien aceptó la invitación y rápidamente se dirigieron al cuarto. Su marido había tomado mucho alcohol y en menos de 5 minutos quedó tendido en la cama, roncando como tantas noches. Eran las 23.45 y Valeria se dirigió al encuentro con Cafesito, su corazón estallaba de nervios y ansiedad, cuando llegó a la zona de las piscinas todavía no había nadie, el lugar era increíble, el agua celeste del fondo del agua reflejaba la tanga ajustada que traía puesta, el silencio en la noche y el ruido del viento con las palmeras, hacia mágica la noche. Valeria se bajó de sus tacos y se sentó en el borde de la pileta, remojando sus pies, como quien no quiere la cosa. A la media noche en punto, desde el fondo del agua, aparece Cafesito, para sorpresa de Valeria ,su torso y espalda eran todo musculo, el agua tibia de la pileta recorría toda su piel negra y sus ojos brillosos no podían dejar de mirarla. Sin emitir palabras, Valeria entendió todo, con sus dos manos retiro su vestido ajustado de su cuerpo, lo dejó sobre la silla junto a sus sandalias, luego hizo lo mismo con su corpiño de encaje y su tanga. Totalmente desnuda se metió lentamente en el agua donde la estaban esperando los brazos musculosos de Cafesito. Sus dos manos negras la sostenían apretándola sobre su cuerpo, las piernas de Valeria se agarraban en forma de llave como una niña a upa de su padre y sus manos acariciaban el cuello y la cara del morocho que para esta altura tenía su primera erección. El primer beso fue intenso, la lengua de Valeria no paraba de recorrer la boca suave y carnosa de su comensal. Cafesito aprovechaba para bajar a besar los pechos turgentes y voluminosos, casi sin uso de su presa blanca. El rosa de sus pezones hacia contraste con el negro de la boca de Cafesito, su lengua recorría en forma de círculos una y otra vez los erizados pezones, Valeria estaba entrando en la recta final de su primer orgasmo, apretando su pubis sobre el vientre de Cafesito, sin parar de besarlo, su vagina se estremeció como no lo hacía hace mucho tiempo estallando en un gemido de placer interminable totalmente humedecida y excitada por la situación. Cafesito la tomó de la cintura, la sentó sobre el borde de la pileta y sin dudarlo lamio su vagina hasta volver a lubricarla y prepararla para la próxima acción. La excitación de Valeria por la situación le generaba la adrenalina suficiente para volver a lubricar naturalmente su sexo , cosa que iba a facilitar lo que venia. De un solo tirón, retiro del musculoso cuerpo negro la malla del morocho y por primera vez pudo ver su pene gigante y erecto preparado para hacerla sentir lo que por mucho tiempo había deseado. Antes de recibirlo en su vagina decidió recorrerlo centímetro a centímetro con su lengua, nunca había tenido en su mano algo tan grande, el pene de cafesito no paraba de crecer excitado por las caricias suaves de sus manos y el roce de su lengua. Como nunca antes, la boca de Valeria se abría para recibir en el fondo de su garganta el glande gigante de su nuevo amante. Cafesito empujaba suavemente el pene hacia el fondo de su garganta hasta provocar las primeras ahorcadas, que si bien no eran deseadas, provocaban mas placer en su anfitriona. Luego de varios minutos de tremenda felación, todo estaba listo para que Valeria recibiera en su interior el tan deseado falo negro. Valeria se recostó sobre el borde la pileta, abrió sus piernas y nada más hizo faltar decir, Cafesito tomo su pene desde la base del tronco con su mano derecha, y lentamente en posición de misionero, la introdujo dentro de su húmeda vagina. Lentamente balanceando su cuerpo logró que entrara por completo tremenda ofrenda, tan distinto al pene flácido de su marido, que apenas lograba mantener una erección cada dos meses y a fuerza de viagra. Valeria se encontraba completa en su interior y su goce era infinito, Cafesito no paraba de bombear una y otra vez, el segundo orgasmo estaba por llegar, estremeciendo sus pies y abriendo más aun sus piernas, la vulva de Valeria volvió a explotar en líquidos y jugos vaginales, que lubricaban el falo de su amante y permitían una penetración total Cafesito era una maquina sexual, no paraba de penetrarla, besarla y acariciarla, sus testículos negros golpeaban el pubis depilado de Valeria, sus tetas grandes se movían de arriba hacia abajo con cada embestida del morocho. Valeria nunca había tenido 3 orgasmos con su marido, tampoco con ningún otro novio o amante de su juventud, ella no paraba de gozar y disfrutar, sus gemidos se escuchaban desde el lobby del hotel, pero nada impedía que siguiera disfrutando de las embestidas salvajes que estaba recibiendo. Casi al mismo tiempo y sin planificarlo, llegaron al orgasmo juntos, el semen de cafesito no paraba de inundar la vagina de Valeria, su dulce néctar, mezclado con los jugos de su 3er. orgasmo, desbordaban por la comisura de los labios vaginales y terminaban enchastrando los testículos negros que para esta altura, ya habían vaciado todo su contenido dentro del sexo de Valeria. Luego de tremenda copulación, ambos se besaron amorosamente, limpiaron los restos de semen y flujo con el agua tibia de la piscina y sin perder el tiempo se vistieron y se despidieron prometiéndose un próximo encuentro. Eran las 00.35 y Valeria se acostaba junto a su marido, quien no paraba de roncar profundamente como todas las noches. Valeria no pudo conciliar el sueño por varias horas, pero su sensación de fantasía cumplida hacía que nada le importara. En su mente ya estaba planificando un segundo encuentro.

0 comentarios - Los negros del Caribe valen