Fui infiel a mi marido y lo gocé-El origen

Muchos me han preguntado: ¿Sandra, de dónde sacaste lo puta?, yo queriendo complacerlos he decidido publicar los orígenes de mis instintos sexuales. No me averguenzo de señalar la persona de la cual aprendí muchas de las cosas que sé pues sino fuera por ella, quizás jamás estaría contando mis vivencias. El origen de mis deseos es genético, lo heredé de mi madre, aparte de un cuerpo como el de ella: tetas grandes, trasero voluminoso y firme, sumado a un rostro sensual y un abdomen plano capaz de soportar el peso de lo que está debajo y arriba de el.
Yo en ese tiempo apenas y vivía con ella casi sola por que mi papá viajaba mucho por su trabajo, mi madre tenia 36 años y mi padre 47, cuando el llegaba lo hacía ebrio y aunque nunca golpeó a mi mamá desde mi cuarto los escuchaba pelear y decirse cosas, muchas por el poco dinero que el dejaba para que mi madre pagara el supermercado, otras mencionando que venia con olor a mujer de calle, otras simplemente reclamos por ella rechazar darle sexo al venir en ese estado, en fin, cuando el venía a dormir era una guerra que me parecía de nunca acabar, luego todo quedaba en silencio y no se oía nada.
Así pasaron a llevar una vida rutinaria, sobre todo mi mamá, la cual no notaba feliz, como queriendo escapar e irse lejos pero nunca me lo comentó, se casó llena de sueños que nunca llegó a concretar y mas bien quedó bajo una vida de esclava sirvienta como le pasa a muchas mujeres de la actualidad, sometidas a la presión de un marido posesivo impulsado por una familia que te dice que esto es lo mejor para ti. 
Nuestra modesta casa estaba ubicada en una zona rural, con cercado que no dejaba ver nada de lo que pasaba hacia afuera, detrás había un terreno baldío, a la derecha y al frente dos familias poco sociables, mientras que a la izquierda había una casa de una pareja que se habían mudado hace 5 años allí, dicha pareja estaba formada por una enfermera delgada y bajita, mientras que el marido era un muchacho como en los 30, alto, fornido, guapo, a8 Carlos, el cual no se de qué rayos trabajaba pues nunca lo veía haciendo nada, luego supe que vivía del arriendo de unos terrenos heredados por su padre, así que en esa familia solo trabajaba la mujer, me causaba gracia verlos pues ella no era muy linda que digamos y no sabía qué le vio ella a él.
Resulta que un día un árbol al caer rompió parte del cercado que tenían nuestras casas y el mismo se agrietó en varias partes, era fácil cruzarse de una casa a otra y como mi padre era tacaño no quería gastar en reparaciones, igual los vecinos tampoco se inmutaron en reparar, el detalle fue que de un tiempo para acá pude observar desde la ventana de mi cuarto a el vecino espiando a mi madre mientras lavaba, ella no se percataba de nada a mi entender y como estaba en su casa se vestía con ropa cómoda: pantaloncitos cortos ajustados que no podían ocultar la parte inferior de su trasero, arriba ni se diga pues usaba un top que estaba escotado, ombligo afuera, no le gustaba usar sostén mientras hacía los oficios, como nuestras casas no tenían mucha área verde él podía verla claramente.
Un día el la llamó mientras lavaba y ella caminó hacia el cercado dañado, no sé qué tema hablarían pues el la hacía reír y poco a poco esas charlas eran más frecuentes, obviamente el la miraba con ojos lascivos y hasta se atrevió en algunos días a salir sin camiseta para que ella le viera su cuerpo sudado producto de hacer ejercicios, no se si ella le incomodaba o no y me enojaba que él estuviera tan meloso con ella siendo mi madre casada, a veces le obsequiaba alimentos en señal de buen vecino pero eso me olía a que querría algún día reclamar algo a cambio, si bien yo era apenas una niña ya había visto películas de adultos porque yo era una chica muy curiosa que todo lo quería saber.
Una noche escuché unos ruidos raros como si tocaran mi ventana, me levanté y me fui a asomar con algo de miedo pero al parecer ese ruido sonaba ahora en la ventana del cuarto de mi madre, abrí la ventana con sigilo y traté de ver qué sucedía al lado de mi cuarto, me llevé una sorpresa pues no era nada más y nada menos que mi vecino al cual inmediatamente mi madre la abrió su ventana y escuché lo siguiente:
Vecino: Vecina, soy yo Carlos, su vecino.
Madre: ¿Qué haces tocando a esta hora?, pudo estar mi marido, ¿estás loco?
Vecino: Si estoy loco por una vecina que me fascina.
Madre: Oye respeta que soy casada, sólo he conversado contigo por educación pero soy casada y tu también.
Vecino: Tranquila que mi mujer llegó agotada y duerme como roca, entre nosotros casi no hay intimidad.
Madre: ¿Y yo qué culpa tengo de eso?
Vecino: Ninguna, pero sé que estás igual que yo, sin disfrutar de buena compañía, hasta mi casa se escuchan sus discusiones cuando el llega borracho.
Madre: Ese es problema mío y de mi marido.
Vecino: Si pero yo quiero ayudarte en todo, si vieras cómo me masturbaba cuando te veía lavando.
Madre: ¡Eres un enfermo que sólo piensa en sexo, respétame!
Vecino: Sé que tú también piensas en eso, sólo mírate ese cuerpazo y tu marido no le da placer como se debe, yo no sólo quiero darte buen sexo, estoy para ayudarte en todo, toma este sobre que puse en la ventana.
Mi madre se acercó con su bata a la ventana y tomó el sobre, no sé por qué no le dijo que no iba a tomar nada y que se fuera a dormir, debería de haberlo hecho pues es una mujer casada y no debería aceptar nada de otro hombre que no sea mi padre (aunque bien sabía que él no le regalaba nada) pero hizo lo que él le sugirió hacer, no sé qué habría en el sobre, imagino dinero pues mi padre no le daba mucho a mi madre, ni siquiera para que ella se comprara ropa, ella le dijo:
“¿me ves cara de puta para recibir esto?”
Vecino: No te lo doy buscando sexo, te lo doy porque una mujer como tu merece tener para sus gastos, te espero en la puerta de atrás para que hablemos mejor.
Madre: No pienso salir, nunca le he sido infiel a mi marido y menos me he vendido, ¡déjate de locuras y vete para tu casa!
Vecino: Tranquila que nadie lo sabrá, soy discreto, a ambos no nos conviene que se sepa algo, ven que te quiero mostrar algo mejor de lo que viste en el sobre.
El vecino caminó hacia la puerta de atrás, allí había unos sillones para reposar al aire libre, la luz trasera encendida por si algún ladrón quería entrar. Escuché unos pasos en el cuarto de mi mamá, además del ruido sigiloso de su puerta abriéndose, me asomé y la vi caminando con la bata semitransparente, la cual se amoldaba a sus curvas, sobre todo a su culo grande, ella abrió la puerta trasera y la cerró.
Yo moría por ver qué pasaba, no me importaba si me descubrieran pero caminé hacia mi ventana y me escabullí hacia afuera, me escondí detrás de unas plantas a oscuras mientras la luz trasera los mostraba a los dos bien cerca a mi, el vecino quedó embelesado viéndola casi desnuda sólo con esa bata, se le notaban los pezones pues no usaba sostén y además el hilo que traía debajo.
Madre: ¿Haber qué era lo que ibas a mostrar?
Vecino: Algo que te va a encantar….se bajó el pantalón y le mostró una verga grande y parada, la cabeza sobresalía y estaba cubierta de venas, calculo que le medía como unos 20 centímetros (pues ya yo adulta los aprendí a medir y narro en base a mis conocimientos que aprendí después).
Madre: ¡Oye, estás bien dotado!
Vecino: Y bien cargado de leche también, ven tócala, será tuya de ahora en adelante.
Mi madre se acercó y la tomó con su mano derecha, su manera de mirarlo mostraba un rostro de mujer coqueta y atrevida, nada parecido a la cara qe nos mostraba en nuestro hogar, le acarició ese miembro gordo y viril y le dijo a el: “nunca digas nada de lo que pasó”, ella se agachó lentamente y se la fue hundiendo en la boca, empezó a saborearla con la lengua, semejante trozo no le cabía entera, el le acarició el cabello y con sus manos halaba la cabeza de mi mamá hacia su vergota, escuchaba el ruido de su boca succionando ese pene con suma energía.
Yo estaba inmóvil, al principio me molestaba que mi madre hubiera aceptado pero luego note que mi vagina estaba empapada, una excitación recorrió mi cuerpo al ver esa escena, era como ver porno en vivo, no me importó que fuera mi madre la que estaba agachada mamándosela como a una perra al vecino, vi que ambos lo disfrutaban mucho, sobre todo él que suspiraba del gusto de tener la boca de mi mamá dándole tanto gusto, cada vez que la sacaba salían chorros de baba de ella, se la tenía mojada de la chupada.
Ella se detuvo y se levantó, se quitó la bata dejándole a el ese panorama que los hombres tanto les fascina ver, se abalanzó hacia ella y la abrazó, besándola en la boca, su boca corrió hacia el cuello de ella y bajó a sus tetas, allí se las chupó mientras le hundía varios dedos en su vagina gorda y soplada de mi mamá, ella empezó a gemir parecido a como él lo hizo al principio y se entregó a la lujuria de hacer lo que él le ordenaba.
Le dijo: “agáchate y pon mi verga entre tus tetas”, ella obedeció, luego le dijo: “escúpemela” y ella como soldada acató la orden, jamás pensé que mi mamá se atrevería a hacer esas cochinadas que creo que con mi padre nunca hacía. Sin más el se dedicó a frotar su verga parada entre las tetas voluminosas de mi madre, la cual algunas veces chupaba la cabeza del pene cuando se acercaba a su cara.
El la levantó y le dijo “date la vuelta lentamente”, ella obedeció, mi madre sabía lo que tenía como cuerpo y lo hizo muy coquetamente, él se deleitó viendo sus caderas anchas, sobre todo admiró el culo grande, redondo y firme de mi madre que sin ir al gimnasio lo tenía espectacular (cuerpo que luego yo también al crecer se me puso así).
Se le pegó a su espalda y le frotó la verga, ella se meneaba al compás de ese movimiento, también él le frotaba los senos con sus manos, la tenía bien pervertida, no conocía ese lado oculto de mi madre, actuaba como actriz porno, se besaban con lengua y el la cargó hacia el sillón, la abrió de piernas y empezó a lamerle la concha con tanto placer que mi madre se corrió en su boca, le dijo que eso no se lo hacía mi padre, cosa que a el le encantó escuchar, le pidió que no parara, el siguió dándole lengua y le metió unos dedos también, ella no aguantó correrse nuevamente y ya bien caliente le dijo: “Ven, clávame tu verga lo más duro que puedas”.
Sin pensarlo retiró su boca  de la vagina y acercó su mástil hacia los labios vaginales, los cuales se fueron abriendo al irla penetrando, empezó clavándola toda adentro, luego siguió embistiéndola con fuerza, las piernas de mi mamá se las puso en los hombros y el atléticamente la embistió profundamente, el ruido del coito se hizo intenso y empecé a oler un extraño olor que luego supe era olor a sexo.
El se la cogía sin piedad y ella lo disfrutaba al punto de agarrarlo por la espalda con fuerza, sus piernas las bajó y lo abrazó por la cintura con ellas, yo estaba tan cerca que podía ver la verga entrando y saliendo, mi madre se comía una polla bien gruesa que no quería salir dentro de ella, la trataba como a una puta de esas que son adictas a la verga. Seguí escuchándolos:
Vecino: Date la vuelta que te la quiero meter por esas nalgas.
Madre: Con gusto papi.
Vecino: Oh vecina qué culonsote tiene, me va a sacar la leche con esas nalgas.
Madre: ja ja loco, métela y deja de hablar tanto.
El no dudó de hundirla en esas nalgas y con sus fornidos brazos la agarraba por la cintura y la bombeaba, luego la haló por el pelo y lejos de molestarse ella lo disfrutó, las nalgas de mi mamá se mecían salvajemente al igual que se movían las pelotas de toro que tenía él, el ruido del coito inundaba el lugar, que si no fuera por los demás vecinos son personas mayores ya estarían protestando para que los dejaran dormir.
Finalmente el se sentó en el sillón para descansar y darle oportunidad a ella de cabalgarlo y así lo hizo ella mientras el le chupaba las tetas, la concha de mi madre se tragaba ese enorme pene sin piedad, al punto que ella empezó a brincar encima de el y allí no pudo más y descargo su leche dentro de la vagina de mi mamá, la cual tubo un orgasmo al igual que él al sentir ese semen abundante que al levantarse le chorreaba por sus muslos, al levantarse sentía floja sus piernas, él le dijo que le limpiara su verga con su boca y ella sin el mínimo asco se agachó y le lamió el semen que tenía en la cabeza del pene y alrededor de sus huevos.
Ese sabor le gustó y se la volvió a chupar, al rato logró que se le parara de nuevo y ella se sentó en esa verga pero de espalda a el, ya estaba cansado así que ella hizo todo el trabajo y se comió esa verga exclamando unos gemidos de mujer en celo, sorpresivamente la sacó de su cuca y se la colocó en su ano y se sentó hasta por la mitad, despacio y suave, ella quería quedar con sus agujeros colmados de semen y ese le hacía falta, sus gemidos cambiaron a largos y pausados, sorprendentemente mi madre disfrutó esa verga en su culo y como es más apretado el no demoró en inundarle el culo con su segunda descarga de leche, ella satisfecha se recostó encima de el y lo besó como si fuera el marido, estaban los dos desnudos y bien sudados.
Vecino: ¿Te gustó?
Madre: Claro que si, fue el mejor sexo que he tenido en décadas.
Vecino: Me alegro, espero no sea la última vez.
Madre: Siempre y cuando traigas más sobres, no dudes que si (de tonta mi madre cambió a mujer astuta y manipuladora).
Me fui a la ventana y apoyé un masetero para poder escalar hacia mi cuarto, no me resultó difícil la acrobacia y pude entrar rauda y veloz a mi cuarto y me acosté en mi cama con algo de temor de que me hubieran atrapado, sentía tantas emociones, vi cosas que a mi edad no debería haber visto o escuchado, mi vagina estaba chorreada pero no me atrevía a siquiera tocármela, había visto algo que no debía ver pero que luego me sirvió como aprendizaje para ponerlo en práctica tanto con hombres como con mujeres. Espero hayan disfrutado mi vivencia de niña, eso jamás lo olvidé por ser mi primera cercanía al sexo y fue lo que originó a ver que el sexo es para disfrutarlo y que siempre es importante buscar lo que te de felicidad, ya que la vida sumisa a una persona no es vida.

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