Encuentros peligrosos - parte 3 - Piedra, papel o tijera

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No te vas a arrepentir


ENCUENTROS PELIGROSOS
PARTE 3 - PIEDRA, PAPEL O TIJERA


En los días siguientes las cosas cambiarían en el seno de mi relación con mi esposa, alguien me había dicho alguna vez que cuando metes terceros en la cama, sus fantasmas te acompañaran por siempre.
No podría describir mis sentimientos hacia el amor de mi vida, rozar su piel me daba asco, pero al mismo tiempo la necesitaba a mi lado, cuando le hacía el amor no podía evitar recordar lo vivido esa noche, y solo me comparaba con Alexis, era imposible no hacerlo y más cuando notaba que Sofía era diferente conmigo, me hubiera encantado sacar esa puta para mí, pero por alguna extraña razón ella era más timorata de lo que había sido con él.

Mi mujer por su parte, vivía la vida como si nada hubiera ocurrido, según sus palabras esa noche de sexo había sido solo eso, buen sexo, probar algo diferente y ya, no había que confundir la sexualidad con el corazón, y si lo vivido a mí me molestaba, pues era un estúpido y yo tenía el problema producto de mi inseguridad.
Discutimos mucho, no me cansaba de recriminarle que se suponía que era un trío y que sencillamente sentí que se había olvidado de mí, que solo quería cogerse a Alexis porque estaba cegada por su pija desde el momento en que se la había visto en la playa nudista, ella contra atacaba, que yo solo me había apartado de ellos y que nadie me había echado, además pronto tendría mi revancha con Roxanne, porque ella no era tonta y también notaba como yo la comía con la mirada, claro, todo esto asumiendo que no me arrepentiría nuevamente.
Solo tragaba saliva una y otra vez maldiciendo, recordando ese vestido que tan bien le quedaba, ese baile mientras yo cantaba, sus gemidos, sus actos, sus gozos, y no me molestaba en el fondo que ella gozara, porque era feliz con su gozo de mujer, no podía ser tan castrador, pero las cosas solo no estaban bien, y solo dejé rodar la bola porque apenas habíamos gastado el primero de los cuatro cartuchos, y me juré a mí mismo que la próxima vez sería diferente.

Quince días después acordamos ir a un complejo a ver una película al cine y luego compartir algunos tragos en el paseo de compras, los cuatro juntos, era hora de girar la rueda.
Roxanne, que mujer llamativa, una minifalda de cuero tan corta que ni el mismo demonio podría haberla diseñado mejor, botas caña larga, pasando sus rodillas, una remera tan ajustada que parecía quitarle la respiración, por donde sus enormes tetas amenazaban escapar por el exagerado escote, su andar, su fragancia, su hablar, como describirla con palabras, era centro de atención de miradas, era una bestia salvaje, tan atractiva como peligrosa.
Miramos la película, aunque mi mente estaba en otro sitio, solo pensaba en esa mujer, mi obsesión, y si algún remordimiento podría haber sentido, después del comportamiento de mi esposa ya nada me importaba.

Fuimos por unos tragos, otra vez una mesa redonda, Alexis al frente, mi esposa a mi izquierda y mi deseo a la derecha, apenas si comentamos la película que terminábamos de ver, en verdad se hacía tarde y era todo un preámbulo para lo que vendría.
Alexis sacó el tema, haciendo referencia a lo sucedido en el primer encuentro, contándole a su mujer lo buena que era Sofía y la forma en que yo me había quedado fuera del juego, no era necesario, era obvio que ya se lo había contado todo y que solo estaban jugando

Marcos, Marcos... - dijo Roxanne - imagino que conmigo serás diferente cierto?

Roxanne, por debajo de la mesa, sin que nadie lo notara, había tomado mi mano con la suya y discretamente la llevó entre sus piernas, la falda era tan corta que no había ningún inconveniente en llegar a su paraíso, pero para mí absoluta sorpresa noté que no tenía ropa interior, mis dedos acariciaron suavemente su vagina lampiña y jugosa, ella me quemaba con la mirada y una sonrisa perversa se dibujaba en sus labios, Alexis dijo entonces

Marcos, todo bien?

Ellos eran expertos, todo estaba fríamente calculado, eran ajedrecistas que evaluaban cada movimiento antes de llevarlo a cabo.
Se hacía tarde, y Roxanne apuró la jugada

Bueno gente - dijo con aire de superioridad - me parece que acá sobra alguien, no? y ese alguien no soy yo
Es cierto, - agregó mi mujer - pero hoy no tenemos naipes
Ya sé, - tercie yo - juguemos a piedra, papel y tijera

Hice una pequeña trampa en esa oferta, la fortuna suele estar de mi lado en ese tonto juego y rara vez perdía, me sentí seguro y solo quería tener mi revancha, y por, sobre todo, quería cogerme a esa mujer.
A la cuenta de tres, todos fuimos por piedra, sentía mi corazón palpitar por los nervios, repetimos, Alexis y yo fuimos por papel, pero mi mujer por tijera, ella estaba dentro.
Quise morirme, ella pegó un grito contenido de alegría y me recordó a la puta de la noche con Alexis, no podía creer mi suerte, ni siquiera podía imaginar quedar fuera, no esa noche, no poder cogerme a la pelirroja asesina, que el vergudo de Alexis se cogiera nuevamente a mi mujer, que mi mujer volviera a portarse como una perra y por, sobre todo, volver a casa solo, amargado y frustrado a ver alguna película al azar.
Y si algo faltara en ese momento fue sentir la mano de Roxanne acariciando mi muslo

Fui por todo, a cara o cruz, Alexis eligió tijera, yo fui por mi amada piedra, había ganado, tendría a las dos mujeres esa noche.
Nuestro amigo dijo entonces

Bien, se cuándo es hora de retirarse

Besó la mano de mi esposa como un caballero, luego un beso en la boca a su mujer y dándome unas palmadas en el pecho agregó antes de partir

Vamos tigre, no me defraudes, confío en vos

Invité a las chicas a cenar a un restaurante céntrico, tal vez sería mi única oportunidad de presumir dos bellezas, y más si una era un animal como Roxanne.
Fuimos al coche, esta noche sería mi noche, en los diez minutos de recorrido imaginé lo que tendría por delante, quería cogerme a Roxanne, pero quería también que mi mujer sufriera lo que yo había sufrido, solo dejarla fuera, solo ignorarla, sonaba perverso, pero así imaginaba las cosas.
Llegamos, elegimos una mesa cerca de la ventana, esta vez eran cuadradas, así que ellas fueron a un lado y yo solo al frente, me sentía el rey, el dueño del universo, al fin tendía mi oportunidad, la recordé desnuda en la playa, en mi primer encuentro en el free shop, en las cenas, en sus perfumes, tendría esa perra para mí, solo para mí.


Encuentros peligrosos - parte 3 - Piedra, papel o tijera


Pero ciertamente Roxanne era una caja de sorpresas y como yo tenía en mente como sería la película que estábamos por vivir, se hizo obvio que ella también tenía la suya. Lejos de mostrarse timorata, ella empezó a apuntar los misiles contra mi mujer, poco a poco fue bombardeando sus defensas en un juego erótico de seducción, palabras, gestos, miradas, en las que prontamente Sofía se fue enredando sin remedio.
Era muy excitante para mi observar ese juego de seducción entre mujeres, algo que nunca había visto y con el plus de que una de las chicas fuera mi esposa, era todo muy sexual y yo tenía una erección bajo la mesa.

Luego de comer el postre, ellas dijeron que necesitaban pasar por el baño, las vi alejarse a ambas, muy risueñas, despampanantes, y me quedé solo, así que pedí la cuenta para apurar los tiempos.
En esos minutos, estuve encerrado en mis pensamientos, ellas tardaban, cinco, diez, quince minutos, que diablos hacían? estaba solo, no sería que yo no entraría en el juego? otra vez Sofía repetiría la historia? ahora con una mujer? y si todo fuera un plan y solo se reían a mis espaldas? las dudas me asaltaban y me ahogaba la paranoia.
Todo se disipó cuando regresaron a la mesa, mi mujer vino a mi lado, me dio un rico beso, puso discretamente su prenda íntima en mi mano y me dijo

Mirá amor, ahora estoy igual que ella, te gusta? - Sofía sonaba muy perra - ahora quiero ver yo como te la coges toda, es lo que querías, cierto?
Vamos chicos? - interrumpió Roxanne - tengo unas ganas locas de coger!

No esperaría a que lo repitieran, guardé la bombacha de mi esposa en el bolsillo y acaricié mis dedos entre sí, impregnados en sus ricos jugos de mujer.

Emprendimos el regreso, en un abrir y cerrar de ojos estábamos en nuestro cuarto, solo era cuestión de disfrutar, como dije al principio del relato, Sofía había sido mi única mujer y en un abrir y cerrar de ojos estaba participando en un trío
Quise avanzar pero Roxanne me puso un freno, me dijo que tuviera un poco de paciencia, que no me apresurara, ella se sacó las botas para estar parejas en alturas, era más alta que mi mujer, se pegaron frente a frente, se abrazaron y empezaron a tocarse, muy rico, Roxanne empezó besándole el cuello, por la garganta, suavemente, Sofía cerró los ojos y se dejó llevar, poco a poco sus labios se fueron acercando y ante mi incrédula mirada llegaron profundos besos de lengua, no me extrañaron por parte de nuestra amante, pero si por el lado de mi mujer, jamás habíamos tocado un tema así, ni siquiera en nuestras fantasías, solo se mostraban muy complementadas una con la otra, se acariciaron, por debajo de las ropas, las manos de una recorrían las curvas de la otra, muy sexual, yo me desnudaba a un lado con una terrible erección, esta vez no me quedaría al margen, empezaron refregarse los pechos, a tocarse las vaginas, Roxanne se inclinó un poco para pasarle la lengua por los pezones a mi mujer, era todo muy porno

Ella vino por mí, me besó profundamente en la boca, con un beso tan perverso como su estampa de mujer asesina, luego me rodeó y quedó por detrás, apoyó sus ricos pechos en mi espalda y sentí la humedad de sus labios en mi nuca y en mis hombros, casi en un susurro dijo

Quiero ver cómo te la chupa.

Sofía vino de rodillas a mi lado y solo empezó a chupármela, muy rico, muy audaz, nuestra amante seguía refregando sus tetas en mi espalda, había pasado sus brazos bajo los míos solo para acariciarme el pecho y el vientre, mi mano derecha estaba en la cabeza de mi esposa, solo para forzarla a metérselo en la boca tan profundo como pudiera, la izquierda la tenía atrás, acariciando la concha depilada de Roxanne, metiendo los dedos en agujero desbordado de humedad. Ella volvió a hablar y dijo

Ahora es tu turno de chupársela.

Parecía quedar claro que ella sería quien llevaría la voz de mando, mi mujer entonces se recostó sobre la cama y yo me arrodillé en el piso, al borde, para chuparle la conchita, estaba jugosa como nunca, caliente, y en verdad no dejaba de sorprenderme por el estado de excitación en el que caía mi mujer con estas situaciones. Una mano de Roxanne en mi pija me tomó por sorpresa, yo estaba en cuatro y la tiró hacia atrás entre mis piernas con fuerza hasta hacerme doler, empezó a chupármela y a pajearme, alternando entre boca y manos, luego solo dejó su mano en mi verga y la sentí comerse mis testículos, y eso no sería todo, su lengua viperina llegó a mi ano, y solo se quedó chupándome el culo mientras me masturbaba lentamente, solo la dejaba hacer, se sentía rico, y trataba de no dejar de darle placer a mi mujer.

Tomé a Roxanne por la fuerza y la recosté junto a mi mujer, lado a lado, fui entre sus piernas, y fue su turno de recibir sexo oral, me pegue a su conchita, estaba jugosa, con un flujo apetitoso, metí mis dedos en ella, lamí su culo, ella jadeaba, volví por mi mujer, recibió los dedos de mi mano libre, jugué con una, con la otra, abiertas para mí, note que ellas se besaban en la boca, llegaba el momento que tanto había soñado, fui sobre Roxanne, acaricie un par de veces su clítoris con mi glande y solo se la metí hasta el fondo, empecé a cogerla, a gozar con ella, a sentirla gozar conmigo, la aferraba por las piernas, conchita depilada se me hacía irresistible y sus enormes tetas se movían acompasadas en cada embate, veía su rostro desencajado por el placer y solo ignoré a mi esposa, tal vez fuera inconsciencia, tal vez fuera una venganza por la noche de Alexis, o tal vez fuera solo porque Roxanne encarnaba la perfección en el cuerpo de una mujer.

Pero mi mujer no era como yo, decididamente no se quedaría al margen y se sumó al juego, solo se sentó sobre el rostro de Roxanne para recibir su lengua, me sentía acabar, me recliné hacia adelante y llené mi boca con las enormes tetas de la pelirroja, pasé por mis labios sus afilados pezones, eran hermosas, las manos de Sofía y sus gemidos me recordaban que ella estaba presente, y tuve una loca idea que imaginé condenada al fracaso.
Volví a mi posición original, tomé de los hombros a mi esposa y la invité a dejarse caer hacia delante, imaginando un rico sesenta y nueve entre mujeres.
Para mi sorpresa, ella aceptaría el reto, y empezaba a lamerle el clítoris, mi mujer, mi hermosa mujer, esa santa, jugando de lesbiana.
Saque mi verga y la apoye en el clítoris de Roxanne, la lengua de mi mujer se encargaba de degustar toda la zona, se la metí en la boca, y en la concha a la otra, y volví a la boca, y fue suficiente, me retiré apenas para terminar con mi mano el trabajo, la leche caliente saltó con una fuerza descomunal, bañando el rostro de mi mujer, sus labios, su boca, también el pubis de nuestra amante, sus piernas, su vientre.

Me retiré un poco más, para observar mi obra de arte, Sofía le limpiaba la concha embadurnada a Roxanne, luego volvió a sus labios, a besarse, ambas, con sabor a mí, mi amada cruzó una pierna entre las de la colorada y empezaron a refregar sus clítoris, uno contra el otro, con el adicional de sentir mi semen entre ellos, se tocaban por todos lados, sus pechos, los enormes de una, los pequeños de la otra, mi esposa estaba fuera de sí, parecía que no era la primera vez que estaba con otra mujer y sentí sus gemidos muy femeninos cortando el aire denso de la habitación, se revolcaban sobre la cama, de un lado a otro, se masturbaban cada una por su lado, o mutuamente, me estaban enloqueciendo, las sentí llegar.

Mi mujer cayó a un lado, con la respiración agitada, inconexa, mirando el techo, la otra, boca abajo parecía más tranquila, me estaba mirando, notando que mi verga ya estaba dura nuevamente, yo solo miraba las curvaturas de ese trasero del infierno, ella lo notó y dijo

Alguien que yo se tiene ganas de hacerme la cola... y yo tengo unas ganas!

Que mierda, nunca había hecho sexo anal, era tema prohibido para mi esposa, y justo ella me lo venía a pedir, que tipo afortunado.
Ella se puso en cuatro, su esbelta cola quedó disponible a mi antojo, su esfínter estaba visiblemente abierto, perra, y me excito solo ver como se habría ante mis ojos, lubriqué apenas, lo indispensable, entró fácil, sentí mi pija comprimida, era rico, en si no sentía demasiada diferencia a cuando se lo hice vaginal, pero entendí que la diferencia estaba en mi cabeza, en el morbo de sodomizarla, el lugar prohibido, me sentí dueño del juego, la tomé por la cintura y solo me moví en su interior.
Sofía vino a mi lado, a ver lo que yo veía, sus manos recorrieron sus glúteos y mi pecho, mis cabellos y su voz provocativa me susurraba en el oído

Te gusta mi amor? que rico se ve - me decía calentándome el oído - disfrutalo papi...

Era demasiado, me sentí venir nuevamente, se la saqué del culo y con mi mano libre empuje a mi esposa sobre Roxanne, perdieron el equilibrio y cayeron ambas desparramadas sobre el colchón, yo me paré sobre el mismo y desde un punto elevado me masturbé para ellas, las llené de leche a ambas, por todos lados, una eterna lluvia de esperma.

Seguimos cogiendo toda la noche, me sacaron todo el semen que pudieron sacarme, me exprimieron, me dejaron seco perdí la noción de cuantas cosas locas llegamos a hacer, y no recuerdo cuando me quedé dormido

Cuando abrí los ojos ya era de día, sentí mi brazo derecho adormecido, adolorido, de esa forma horrible en que uno no puede moverlo, soportaba todo el peso de mi mujer quien dormía plácidamente de lado, voltee la cabeza hacia la izquierda, el enorme culo de Roxanne estaba casi en mi rostro, la situación fue un tanto risueña, estaba invertida, quien sabría como terminamos así.
Lo peor de todo es que me dolía la verga de tanto coger, literal, sin vueltas ni falsas modestias.
Me moví un poco, naturalmente ellas se despertaron, Sofía quería seguir durmiendo, pero Roxanne se sentó sobresaltada, era demasiado tarde, o, mejor dicho, era temprano.
Pasó por el baño, y luego a recoger sus prendas, fue cuando recordó que había salido de su casa sin ropa interior y la situación se tornó risueña
La tranquilicé, le dije que yo la llevaría hasta su casa y así fue.

Los días siguieron pasando, sensaciones encontradas, en la boca sentía un dulzor especial, jamás había imaginado que terminaría en la cama con dos mujeres, y que una fuera mi esposa, y que otra fuera una bestia como Roxanne, me enloqueció descubrir ese lado lésbico en mi mujer, y también realizar fantasías que pocos pueden concretar, había tenido por primera vez en mi vida sexo anal, estaba extasiado, viviendo en el paraíso.
Pero también era cierto que tenía un amargor inocultable, ella había estado con otro hombre, yo con otra mujer, estaba tambaleando todo nuestro pasado perfecto del uno para el otro, la fidelidad, el amor eterno, el futuro empezaba a ser incierto y en nuestras charlas de pareja Sofía y yo coincidimos en que nos estábamos redescubriendo como individuos, nuestras emociones, nuestros sentimientos.
Y sabíamos que tarde o temprano Roxanne y Alexis harían girar la rueda nuevamente, que vendrían por todo, y que, lanzado a la suerte, mi mujer y yo estaríamos por primera vez en nuestras vidas separados en la cama, uno estaría cogiendo con ellos, el otro pasaría las horas en soledad.

Esa situación nos creaba conflictos internos, celos, desconfianzas y recelos, estando juntos en la cama, ya sea con Alexis o con Roxanne podríamos controlarnos mutuamente, pero ahora, ahora alguien quedaría a ciegas.
Y ese día, llegaría más rápido de lo imaginado.


CONTINUARA


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