Inocencia caribeña, Pervertida -4-

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Pasó algo más de un mes desde lo ultimo acontecido. Llegó el fin de semana y habíamos programado una escapada a Punta Cana los tres, para que se despejaran tanto del trabajo como del instituto.
Llegamos al resort que reservé y pronto nos dimos una vuelta por las tiendas para hacer unas compras. Ellas parecían dos turistas más, por cómo compraban ropa y hacían gasto de todo lo que se les antojaba, si no fuera por sus rasgos que delataban que eran del lugar. Cargados con las compras regresamos a la habitación, sólo para dejarlas allí. Nos pusimos el traje de baño y nos fuimos a la zona de las piscinas. Lizbella se puso el bikini completamente blanco, que haciendo contraste de su piel dorada, le quedaba perfecto, pues lucía espectacular con su 1.70 cm de altura, y sus bien contenidos 58 kg. Unos pechos firmes y unas anchas caderas para su respingón culo. El pelo corto con flequillo le quedaba genial, y esos ojos ligeramente rasgados marrones, le daban un aire exótico incluso para la gente del lugar.
Pamela se había puesto un bikini negro con detalles de color verde intenso. La parte de abajo era semitanga, y aunque no era un fino hilo por la parte de atrás, su voluptuoso culo se tragaba por la raja la poca tela de su bikini. Había adelgazado de un mes acá, un par de kilos, estaría por los 62 ó 63 kg ahora, pero se veía tan espectacular y exuberante con ese cuerpito de 1.60, bien voluptuoso, que nadie podía disimular mirarla caminar a su paso. Llevaba la melena de rizos suelta, llegándole hasta más de la mitad de la espalda, lo que la hacía mucho mas apetecible que cuando lo llevaba recogido con una coleta.
Entramos en el agua de la gran piscina central, donde desde dentro de la misma había una barra de cantina, donde servir bebidas a los clientes sin salir del agua. Nos sentamos en unos salientes de cemento que servían de sillas, y pedimos unos cocteles.
- ¿Qué os sirvo bella pareja?- Nos dijo una guapa camarera de pelo rubio y piel blanca, aunque morena del sol.
- Lo que nos recomiendes, prepara un combinado de lo mas rico que hagáis.- Respondiéndola con una sonrisa. Preparó ambas copas y nos las sirvió con una sombrillita.
- Un “papi no te vayas” (así se llamaba lo que nos preparó), está bien rico.- Brindamos por nosotros y probamos ese delicioso brebaje preparado con ron y no sé qué más…
Pamela andaba disfrutando en medio de la piscina, nadando ella sola.
- ¿Sabes cielo? Estoy tan feliz de que hayas aparecido en nuestras vidas, que me voy a poner tan triste el día que te vayas, que no consigo quitármelo de la cabeza estos últimos días.-
- Pues tenía que decirte que la semana que viene me vuelvo a mi país…-
- ¿Queeee!!!?... y me lo dices ahora!!!?- Casi ví como se ponía blanca al oírmelo decir, y empecé a reírme a carcajadas…
- Que no tonta, que es una broma, no os voy a dejar solas ahora.- Lizbella soltó un suspiro y puso cara de alivio a la vez que su gesto se tornó algo enfadado.
- No me gastes esas bromas, que me lo haces pasar mal.-
- Os quiero mucho a las dos, y por eso mismo quiero pedirte que seas mi mujer.- …Se quedó callada con la boca abierta y unos segundos después se bebió de un trago su “papi no te vayas”…
- Siiii…!- dijo con el poco de hilo de voz que pudo pronunciar.
- ¿Quieres casarte conmigo Liz?- Abrió aún mas los ojos y empezó a decir…
- Si, sii, siiiii... Quiero!- Cogió mi cara con ambas manos y empezó a besarme la boca y cara sin parar de darme besos.
- ¡Otro “papi no te vayaaaaaas”!- Le pidió a la camarera mientras no dejaba de sonreír. Miró a la piscina donde se bañaba su hija y la llamó apresuradamente para que viniera hacia nosotros. Al llegar donde nos encontrábamos, se abalanzó hacia ella y abrazándola le contó…
- Mi amor, ahora Vincent va a ser tu papi de verdad. ¡Nos vamos a casar!- Pamela se quedó sorprendida, pero contenta al ver a su madre tan feliz.
- ¿De verdad papi?- me dijo la pequeña Pam mirándome.
- Así es cielo, serás mi hijita.-
Ambas me abrazaron y besaron en la cara mientras celebraban la noticia. Seguimos un buen tiempo en la cantina de la piscina, mientras no dejábamos de pedir una copa tras otra. Yo no me llegué a tomar tantas como Liz… que ya empezaba a notársele cierta borrachera. Pam sólo tomó una para brindar con nosotros, pero su madre parecía una esponja. Levada por la excitación del momento, no dejó de beber hasta que ya casi se caía de su asiento debido al mareo que ya sentía. Nos despedimos de la amable y guapa camarera y nos dirigimos a la habitación del Resort.
Tenía que sujetar a mi ahora prometida, durante el camino a nuestra estancia, pues apenas podía caminar sin tropezarse y dar tumbos. Todo el camino de vuelta, ella vociferaba que yo era su hombre y solo suyo, que ella era mi mujer… Entre risas y gestos típicos de su estado, entramos en la habitación. Colgándose de mi cuello y dejando caer su peso, sacándome la lengua mientras se la pasaba por los labios, en un intento de parecer sexy, aún debido a su embriaguez me decía…
- Hazme tuya papi… fóllame duro, fóllate a tu mujercita ya!- Era cómico escucharla en ese estado, pero también realmente me ponía oírla suplicarme que me la follara, y con su hijita al lado escuchándolo todo.
- ¿Y ahora yo que hago?- se sentó Pam en el sillón de la estancia, cruzándose de brazos y piernas. –Ahora vas a chingar con mi madre totalmente borracha, y me voy a tener que ir afuera todo el tiempo sola.- Había un cierto tono de celos mientras lo decía, no sólo el aparentemente fingido hecho de quedarse sola mientras estaba con su madre… Yo no iba a desaprovechar la situación de una madre completamente bebida e incapaz de ser consciente de sus actos, y a su preciosa hija deseándome mientras tanto. Dejé a su madre tumbada en la cama y comencé a desnudarla quitándole el bikini.
- ¿Me vas a comer el bollo papito?, me apetece mucho…- me dijo Liz entrecortándose sus palabras mientras lo decía. Al bajarle la braguita del bikini puso los pies sobre la cama flexionando las rodillas. -¡chúpame, chúpame…!- decía con voz sensual, mientras abría sus piernas y posando ambas de sus manos en su coño.
- Ahora te como cariño, déjame quitarme el bañador.- Mientras le decía aquello rodeé la cama y cogí a Pamela de la mano para recostarla en la cama, en un borde de la misma… -Mira lo que le voy a hacer a tu madre, y tú quédate en la cama con nosotros, está tan mamada que ni se dará cuenta que estás aquí.- se lo susurré al oído a mi pequeña morenita.
Pam se sintió excitada e intrigada a la vez. Su madre totalmente ida casi de consciencia, sin poder abrir los ojos siquiera.
- Amooorrr, ¿Dónde estas?... quiero sentirte.- Enseguida puse mi cara entre las piernas abierta de Lizbella y comencé a pasar mi lengua entre sus labios vaginales… Ella gemía de placer mordiéndose su labio inferior. –Así mi amor, cómete todo, me vas a correr rico con tu boquita…- Todo lo que me decía, lo hacía sin dejar de yo apartar la vista de su hija mirándonos, y sin perder detalle de lo que le hacía a su mami.
- Dime que eres una puta!-
- Soy tu puta papi, soy una guarra que le encanta que le coman el bollo.- A su hija, las palabras de su madre empezaban a excitarla más, pues tenía sus dos manos pellizcándose los pezones. Me incorporé un poco sobre ella y cogiéndola de las caderas la hice girarse para ponerla boca abajo, separé bien sus piernas y abrí ampliamente los cachetes de su culo.
- Ahhhh mi amor si…, cómete mi ojete, chúpamelo- apenas podía balbucear lo que me dijo, con sus ojos cerrados, parecía que estaba casi a punto de caer en la inconsciencia. Le di varios bocados a ambos lados de la molla de su trasero, a lo que hizo un apenas sonoro gemido al dárselos. Lamí la raja de su culo desde el coño, hasta su ano y volví a hacerlo unas cuantas veces más, apenas reaccionaba a mis lamidas, así que comprobé cuan profundo era el sueño al que parecía haberse sumido, intentando meterle un dedo en su culo.
Ni siquiera se inmutó… Volví a darle esta vez otro bocado en su precioso culo, ahora con más fuerza que antes, incluso dejándole una marca de mis dientes en el… No reaccionó ante el mordisco, había entrado en un estado de seminconsciencia y profundo sueño. Me acerqué a su oído y susurré…
- Mientras tu te quedas dormida y mamada, yo voy a aprovecharme de la putita de tu hija.- Como cabía esperar, ni se percató de lo que le dije. Pamela me miraba ansiosa viéndome hacer todo a su mamita. A gatas pasé por encima de Liz y me acerqué a su linda niña.
- Hola mi amor.-
- Hola mi macho.- Me respondió la chiquilla inmediatamente, cara con cara. Estando ella de rodillas puso sus manos sobre mi polla y empezó a masajeármela.
- Chúpame la lengua.- la saqué por completo de mi boca y ella apresuradamente empezó a lamerla como si estuviera haciendo una mamada. Al poco me separé de su boca y me volví a dirigir hacia su madre inconsciente. La volví a girar dejándola nuevamente boca arriba y poniéndome a cuatro patas sobre ella, con mi polla apuntando a los labios de la madre dormida y mi culo mirando hacia donde Pam estaba arrodilla tras nosotros. Estando en esa posición me quedé mirando hacia atrás a la pequeña belleza mulata, que sin saber que hacer me dijo en voz baja…
- ¿Y ahora que hago papi?-
- Cógemela desde atrás y restriégala por los labios de tu mami…- Hizo lo que le mandé y pasó mi polla rozando mi glande por los carnosos e inmóviles labios de su mamita. Parecía excitarle mucho lo que hacía, pues ella misma sin decirle nada, intentaba abrirle la boca para introducir mi pene en ella, aunque solo consiguió restregarlo entre sus dientes.
- Cariño, está un poco seca la zona y el roce me incomoda, ¿Por qué no la humedeces un poco con tu saliva?- Ella intentó atraer mi polla a su boca para mojármela, pero mi erección era muy intensa y apenas pudo echarla hacia atrás. Así que acercando su boca a la de su madre, dejó caer abundante saliva en sus labios, para justo después, dar un escupitajo, que salpicó por toda la cara de su mami. Volvió a rodear su mano en la base de mi pene y restregó todas las babitas que había depositado, con la punta de mi polla.
- Eres una pervertida cariño, mojar así la carita de tu madre.-
- Tú que me has enseñado estas cosas.-
- Besa mi culo, y ahora te enseñaré otra cosa.-
- Eres un cochino, ¿Por qué te gusta tanto que te mame el culo?-
- Porque tienes una boca preciosa y haces que me corra enseguida haciéndomelo.- …Puso ambas manos en mi trasero y me dedicó un sonoro beso en él. Acto seguido se introdujo un dedo en la boca, mojándoselo bien, y con el apretó la entrada de mi culo, hasta meter la puntita. Sus dedos eran finos y entro con cierta facilidad, aunque no estaba acostumbrado a tener nada en mi culo antes…
- Papi, tu hijita te está follando el culoooo, jajajaja.- Riéndose y tomándoselo como un juego más. Realmente la sensación de su dedito metido en mi culo, junto a mi polla rozando los labios húmedos de su madre me hizo tener una sensación de placer intensa. Sacó su dedito de mi y volvió a compensarme con un apasionado beso con lengua en mi agujero.
Me di la vuelta y agarrándola de las manos, hice que ella se pusiera de rodillas, justo encima de la cara de su dormida madre. Bajándole el culo hasta hacer que su rajita tocara la boca de Liz, le indiqué que se restregara de adelante hacia atrás por toda su cara… Empezó a mover sus caderas, recorriendo desde la barbilla hasta la nariz, la rajita de su coñito babeante, dejando toda la cara de mami, empapada de sus jugos y saliva.
Lizbella no parecía inmutarse al sobeteo del culo de su niña pasando por su linda carita. Pamela sobreexcitada, empezó a pellizcarse los pezones, yo me senté en una esquina de la cama para observar bien la acción, mientras me hacía una paja mirándolas.
- ¿Te gusta ver a tu niña siendo tan guarra?-
- Si amor, continúa…-
- Creo que me voy a correr ya papi…- y apretando mas su rajita sobre la boca y nariz de su madre, la pequeña Pam tuvo un intenso orgasmo, corriéndose y empapando aún más la cara de su preciosa mamita… Al mismo tiempo y tras el espectáculo que me había ofrecido, empecé a sentir los estertores de una intensa corrida. Acercándome a las enormes tetas de Pamela, me pajeé soltando toda mi leche en ellas, gimiendo de gusto, hasta sacar la última gota de mis huevos… El semen chorreaba por su pecho, hasta gotear y posarse en el pecho de su madre. Dejándonos extasiados y tumbados junto al cuerpo dormido de Lizbella.
- Te amo papito, haría lo que fuese por ti.-
- Yo también mi niña, ahora que tu mami y yo nos vamos a casar, vamos a estar juntos todo el tiempo que quieras.-
- Vas a ser mi papi y mi novio.- me besó en la boca y continuó diciendo… -Te amo, y haré cualquier cosa que me pidas, seré tu dulce putita y lameré tu polla y culo cada vez que te apetezca.-
- Yo también lameré tu sabroso culazo siempre que quiera, y me harás muy feliz estando a mi lado.- Le di un suave beso en los labios y la invité a irnos a la ducha.
- Estamos muy sucios, sobre todo tu mami, ayúdame a levantarla y darnos un baño.- La cogimos cada uno de un brazo y la incorporamos en la cama dejándola sentada. –Mi amor, cariño, despierta!- le decía en voz alta mientras le dabas unas palmetadas en su mejilla.
- …Mmmmmm…, si dime.- Balbuceó Lizbella mientras la cogía en brazos para llevarla a la bañera.
- Te voy a dar una ducha y lavarte, para que te despejes y duermas mejor cariño.-
- Mmmmmm…, vale mi amor, llévame…- Me abrazó con apenas fuerza con sus brazos sobre mi cuello, mientras la portaba sujeta entre mis brazos bajo su espalda y piernas, dirigiéndome al aseo para posarla suavemente en la bañera. Comprobé que el agua salía a temperatura templada y empecé a rociarla con la manguera, y a limpiar los restos de semen y jugos que tenía su cuerpo y cara… -Te quiero mi amor- …es lo que dijo mientras la bañaba y volvía a quedarse seminconsciente. En ese momento Pamelita hizo intención de sentarse en el wáter a lo que rápidamente la llamé.
- Nena ven, corre.-
- Pero es que me hago pipi, no me aguanto.-
- Ven rápido- le dije insistiéndole con la mano. Se levantó de la taza y se arrimó a la bañera.
- Que no me aguanto papi, dimeeee!- La cogí de la muñeca e invité a meterse en la bañera.
- Pasa dentro –
- Que me orinoooo.- me dijo colocando su mano tapando la rajita de su coñito.
- Entonces hazlo en la bañera.- Ella dando leves saltitos flexionando las rodillas e intentando contener las ganas de orinar, me contestó…
- Pero aquí no hay espacio, está mami debajo.-
- Entonces tendrás que hacerlo aquí mismo, aunque la mojes.- Sin dejar de sujetarla de la muñeca con mi mano, para que no escapara de la bañera.
- ¿Quieres que mee encima de mi mama?-
- No solo eso, quiero que te agaches y la orines en su cara.-
- Eres un cochino papito, ¿lo sabías?-
Burlándome de ella, le saqué la lengua y agarré sus caderas para que se agachara un poco y pusiese su culo a la altura de la cabeza de su mami. Coloqué una de mis manos en el tierno y abultado chochito de Pam, esperando que soltara su chorrito. Aún con las ganas que tenía ella, intentó aguantarse todo lo que pudo, hasta que no pudo contenerse más. Y el cálido chorro de orina empezó a manar de su coño, empapando mi mano. La aparté, dejé que orinara mojando por completo todo el pelo y cara de su mami. Con el dedo pulgar, lo introduje en la boca de Lizbella para abrírsela, a la vez que el chorrito de su hijita caía también en ella. Liz sacaba la lengua de su boca mientras el líquido de su niña estaba mojándosela, pensando que era el cálido chorro de agua de la manguera de la ducha.
Terminé de limpiarla bien esta vez con el agua, le puse gel, y froté su cuerpo y cabello al poco para terminar secándola bien con una toalla. Liz empezó a tomar leve consciencia y ya secados, la ayudé a acostarse en la cama.
Esta vez yo estaba en medio, abrazando a mi prometida y Pamelita tras de mí abrazándome, me daba besos en la nunca y jugaba con sus dedos en mis pelotas. Yo con mi brazo echado hacia atrás, agarraba el torneado trasero de mi futura hijita, amasándolo y atrayéndolo hacia mí. Sentía como unos pinchacitos del incipiente vello púbico de la niña rozándome mi trasero.
- No te has rasurado, ¿eh?-
- Perdona papi, se me olvidó hoy.- Mientras me mordía el lóbulo de la oreja y lamió por detrás de ella, sus caricias y lamidas habían conseguido ponérmela dura de nuevo. Escupí sobre mi mano, y froté la saliva por toda mi polla, volví a hacerlo en mis dedos y los acerqué al coñito de la madre dormida para restregarlos en la entrada de su raja. Coloqué la punta del pene en su bollo y le introduje la cabeza del mismo, para así dormirme, con mi polla metida en el coño de la madre, mientras su hija me chupaba el cuello y me rodeaba con sus muslos.

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