Mi hermana y yo

Mi historia es simple. Me llamo Gabriel. Vengo de un pueblo, donde vivía con mi familia. Me mudé a Mar del Plata para poder ir a la universidad y vivir por mi cuenta. Todo iba bien hasta que mi hermana me anunció que se iba a mudar conmigo para poder estudiar medicina en la ciudad.
El depto en el que vivo no es pequeño, pero tiene una sola habitación con una cama bien grande que he usado con alguna chica en algunas ocasiones. Es muy luminoso y cálido, aunque alejado del centro de la ciudad. Me gusta mantenerlo limpio y ordenado.
Desde que mi hermana de 18 años se mudó, es casi imposible mantener el orden y aún más difícil tener tiempo a solas. Tenemos casi los mismos horarios de estudio, así que estamos juntos la mayor parte del tiempo. Y compartimos la cama, obvio.
El 1er mes nos la pasamos discutiendo por que espacios usa cada uno o quien limpiaba el baño. Pero poco a poco nos fuimos acostumbrando el uno al otro. 
Elena es una chica con carácter dominante, aunque su cuerpo delgado la haga parecer frágil. Es muy enérgica y atractiva. Pelo hasta la cintura rubio, curvas pequeñas pero pronunciadas. Ojos seductores o atemorizantes, según como te mire o que quiera de vos.
Mis problemas empezaron el día que ella empezó a salir con sus amigas de la facultad. Se vestía con ropa provocadora y se cambiaba delante mío. Nunca le había dado importancia a su desnudez hasta ahora.
- Nena, dejá de pasearte en bolas por toda la casa!
- Por qué? Me podría ver algún hombre?
Me quedé callado ante su provocación, pero la recordaría.
Una noche ella y "las chicas" hicieron la previa en casa y fueron 4 pibas riendo, cambiándose y mostrando piel furtivamente. Yo traté de quedarme en la cocina mientras ellas iban de la pieza al baño y de vuelta a la pieza, una y otra vez. 
En un momento se encerraron en la habitación, yo aproveché a meterme en baño a ducharme. Cuando estaba desnudándome me di cuenta que no tenía nada más que la toalla para ponerme. Me duché y fui a golpear la puerta de mi propia habitación.
- Perdón, puedo pasar? Necesito mi ropa.
- Esperá un minuto que hay chicas desnudas tocándose! Jajaja... Pasá!
Entré y las vi a las 4 sentadas en mi cama con sus miradas traviesas clavadas en mí.
- Aaah buenooo! - dijo una.
- Dejame esa toalla lindoo! - dijo otra.
- Desubicado! - dijo mi hermana.
Finalmente, a pesar de sus chistes, me pude bañar tranquilo. Cuando salí ya se habían ido.
Tuve una noche relajada, afuera llovía. Me puse a mirar películas y andar en boxer en el depto, algo que no hacía desde hace tiempo.
A eso de las 2 de la mañana me sonó el teléfono. Era Elena.
- Leni, que pasa?
- Me podés buscar? No quiero volver sola...
La oía sollozar, pero no pregunté más nada. Me vestí y salí rápido a buscar un taxi. 
Cuando la encontré estaba empapada, borracha y con el maquillaje corrido, signo de que había estado llorando. 
En el camino de vuelta no hablamos. Solo apoyó si cabeza contra mí y me pidió que la abrace. El olor de su pelo siempre me gustaba.
 Ya en casa le dije que se fuera a bañar mientras le preparaba un café. Ella ebria parecía una nena caprichosa.
- No me quiero mojar más!
- Te vas a enfermar si no te sacás esa ropa y te metés en la ducha!
- Ay, bueno papá! No me retes!
Tiró las botas por cualquier lado y se fue a la pieza. Corrí detrás de ella.
- No te vas a ir a la cama así! Al baño!
Forcejeó conmigo pero era imposible que su delicado cuerpo tuviera chance de escaparse. La sostuve con un brazo y abrí el agua caliente.
- Vamos, sacate la ropa y metete. 
- Jaja! Vos también te vas a tener que sacar la ropa! La tenés toda mojada!
- Tenés razón!
Me saqué todo menos el boxer y le dije que le tocaba. Ella me miró el torso desnudo unos segundos. El baño ya estaba lleno de vapor.
- Ayudame. No puedo sola.
Estaba bastante mareada, era evidente que se caería. La agarré de la cintura mientras se sacaba la remera. Perdió el equilibrio un segundo y la apreté contra mí para que no se fuera para atrás. Mi pecho se pegó a su corpiño.
- Ay que brazos! Tienen razón mis amigas al final... Estás re bueno!
- Ah eso dicen? - Pregunté distraído y la soltaba un poco.
- Dicen cosas peores! Por eso me peleé con ellas!
- No te pregunté. Me querés contar que pasó?
- No... Me puse celosa... Como una tonta... Me asqueaba que hablen así de vos... Como si fueras un chongo cualquiera.
- Bueno. Gracias por defender mi honor hermanita!
- Callate bobo! Si vos te las cogerías a todas si pudieras.
Tuve una breve imagen mental de las tres pendejas conmigo en la cama.
- A tooodas no, peeero...
Me pegó un empujón suave. Enseguida rompió en llanto.
- Ves? Todos pajeros son! Y vos! El único que espero que me entienda...
- Ey Leni, tranquila! Fue un chiste! No te quise ofender!
La abracé fuerte y la consolé hasta que dejó de llorar y le dije suavemente al oido:
- Igual, de las cuatro, sos lejos la más linda!
Se rió atorada y me miró con un brillo en los ojos. Para cortar el silencio incómodo le dije:
- Bueno! A la bañera!
- Me ayudás con la parte de abajo?
Me arrodillé sin decir nada le saqué las medias y la calza que estaban adheridas a su piel por la humedad.
Me paré y la vi tan sensible y avergonzada en ropa interior que me enterneció.
- Listo?
- No... No voy a poder... En la ducha... La bombacha...
Estaba colorada. Cuando entendí yo también me puse colorado.
- Ah, claro! Eh... Te ayudo.
Me volví a tirar al piso y le bajé la bombacha a mi hermana. Las manos me temblaban por la incomodidad del momento. Ella se agarró con las dos manos alrededor de mi cuello, obligándome a bajar la vista. Mi cara quedó a pocos centímetros de su pelvis desnuda y de su pequeño triángulo rubio en su monte de Venus. Su olor dulce a mujer me golpeó en el paladar.
- Ya está Gabi! Gracias! Ayudame a entrar en la ducha.
La guié de la mano y en cuanto entró y cerró la cortina gritó
- Ay, me resbalo!
- Uy, cuidado!
- No me dejes sola! Te podés bañar conmigo?
La petición me sonó rara. Recordé cuando éramos muy pequeños y mi mamá nos metía en la bañera juntos. Elena no recordaba esa época.
- Leni, no preferís que te ayude de acá?
- No. Entrá así me lavas el pelo, me mareo si lo hago yo.
Me necesitaba y no me pude negar. Entré con el boxer puesto y enseguida le pasé el shampoo por el pelo. Lo hice con la dedicación de un hermano cariñoso. Luego me pidió que enjabonara su espalda. Lavé todo a lo largo hasta llegar al comienzo de su cola. Nunca antes había notado el hermoso culito que tenía. Mi pene comenzaba a reaccionar muy a mi pesar e inconscientemente le pasé la esponja por las nalgas.
- Mmmm... Que lindo es que te bañen!
Reaccioné y le dije que ya podía seguir sola. Se dio vuelta y me miró con los ojos entornados y la boca de puchero.
- No me vas a lavar las piernas? No me quiero caer!
- Oook!
Más nervioso que antes me agaché para frotar su piel con la esponja, cuando sentí que el boxer me impedía hacerlo, Elena se dió cuenta.
- Sacátelo, así estás más cómodo y es más justo!
Estaba siendo re atrevida, no se si por el alcohol o algo más, pero yo decidí hacerle caso. Me saqué el boxer tratando de esconder mi media erección, pero no lo logré.
- Epa hermano! No te hacía pijón!
- Ehh? Que decís?
No me considero pijudo, me mide unos 17 x 6, pero esa noche estaba más gruesa por alguna razón. Yo, para peor estaba coloradísimo.
- Si supieran esas conchudas...
- Pero no lo saben, ni lo van a saber.
Le corté el discurso bajonero y me arrodillé para lavar sus largas y tersas piernas... De cerca eran hermosas. No podía dejar de pensar en que mi hermana era una hembra muy apetecible. Mi moral luchaba contra mi lujuria. No sabía quien ganaría. 
Un resbalón de mi hermana me sacó de mis pensamientos, su pie se escapó de mis manos jabonosas y golpeó mi pija. Casi no me dolió, pero ella se sintió mal por el accidente.
- Te lastimé? Perdón Gabo!
Gabo me dice afectuosamente o cuando quiere pedirme algo...
- No, no. Estoy bien!
- No seas así! Dejame ver!
Sin darme tiempo a reaccionar puso una mano debajo de mi pija, que me produjo un escalofrío dulce en todo el cuerpo. Rápidamente tuve una erección tremenda.
- Ay! Esto tiene mente propia! Veo que estás más que bien, hermano! Debes tener contenta a más de una!
Como explicarle que su desnudez me excitaba? Como decirle que el tacto de su mano despertó algo prohibido en mí?
La agarró bien y corrió el prepucio. No podía creer que mi hermana me estuviera tocando así. Solté un suave "mmm" sin darme cuenta.
- Esto te duele?
- N-no... No duele por eso... Es que... En realidad yo... Hace mucho que no...
- Qué no qué?
Me miraba a los ojos, los dos desnudos, mi pija en su mano, su boca, sus tetas... Era demasiado. No podía ni pensar.
- Que no hago nada con nadie...
- Ahora entiendo... Bueno, no te preocupes, ya vas a tener oportunidad...
Ni siquiera hiciste algo vos solo?
- Para eso iba a ser esta noche...
- Ay, pobre Gabito! Te cagué la noche!
Su cara estaba muy cerca de mi pija.
- Bueno, estoy bien. No hace falta que mires tanto.
- No seas tontito... Estamos estudiando aparato reproductor en la facu, así que tengo conocimiento suficiente para revisarte... Y de paso aprendo algo más...
- Ok. Salgamos de la ducha aunque sea. 
Salimos, nos secamos y vestimos con pijamas, que en mi caso es un simple boxer. Elena se puso un conjunto de raso cortito color salmón con encajes. Podía ver sus pezones aun duros a través de la tela.
- Veo que estás mejor.
- Sí, pero muy cansada. Perdón si soy pesada, pero me abrazarías hasta que me duerma?
- No sos pesada! Vení hermanita, vamos a dormir!
Nos acurrucamos en la cama en posición de cucharita, yo tratando de evitar apoyarle mi bulto y ella sacudiéndose el frío contra mí.
- No estaba tan borracha igual. Pero me encanta que me cuides!
- Te voy a cuidar siempre hermanita!
La abracé fuerte pegando mi cuerpo completamente al de ella, mi boca buscó su cuello.
- Mmm... Que mimoso que estás!
Reaccioné. Que estaba haciendo? Me quedé quieto para no empeorar las cosas, pero mi amigo empezó a despertar nuevamente pegado a sus nalgas.
- Ahhh... Gabito... Tu... Me estás...
Demoré un largo segundo en retirarme. Me sentí culpable y excitado al mismo tiempo. Su voz había aido tan suave que sonaba a súplica. Una parte de mí quería creer que ella deseaba más.
- Perdón Leni! No me di cuenta! Buenas noches!
Me di vuelta y fingí tener sueño.
- Ah, sí... Buenas noches!
En cuanto su respiración se hizo lenta y profunda me fui al baño a masturbarme. No necesité mucho tiempo para eyacular una gran cantidad en el lavamanos. Limpié todo y me fui a acostar más relajado. Me dormí casi enseguida.

Mi hermana y yo

5 comentarios - Mi hermana y yo

Qsy123456
Q buen relato, ya quiero saber como sigue
Elperroc50
Muy bueno amigo, espero que continúe 😉
Elperroc50
Muy bueno amigo, espero que continúe 😉
martinfcd
Muy buena situación, increíble pero muy excitantemente relatada. Vale la pena. +10