Mi novio y su ex - parte 1 de 3

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No te vas a arrepentir!


MI NOVIO Y SU EX - PARTE 1 DE 3


Mi relación de pareja con Eduardo se deshizo tan lentamente que tardé más de lo aconsejado en terminar mis días junto a él.
Es que todo había sido tan perfecto en los primeros días, yo era joven, madre de una niña en un embarazo no buscado, de una noche de fiestas, sola, sin protección y el pareció ser el indicado, me enamoré como de nadie me había enamorado y creí encontrar en el un padre para mi pequeña.
Y Eduardo me aceptó como era, a mí, y a la pequeña Lurdes.
Pasaron los días, los meses, los años, y lentamente el cielo cambió al infierno, nos transformamos en extraños, en desconocidos, discutíamos día y noche, por un tema, por otro.
Me negaba a ver lo que era obvio, Lurdes ya tenía diez años y mi pareja la trataba de una forma no convencional, era más que el trato de padre a una hija, y empezaron mis planteos, según el infundados, pero él estaba pasando la línea, discutimos, una vez más, levanté mi voz y él levantó su mano.

No había retorno, sabía que si lo perdonaba solo le daría pie para que volviera a golpearme, otra vez, y otra, y que Lurdes perdiera su inocencia engañada por un bastardo.
Al caer la tarde, cuando él no estaba, preparé un par de valijas, todo el dinero disponible y fui con la pequeña a la estación de ómnibus, no sabía qué hacer, donde ir, estaba perdida, solo sabía que debía alejarme para siempre de ese lugar.
Miré la cartelera de anuncios de viajes, era solo azar, no tenía nada en mente, ni siquiera sabía dónde ir, pero algo me dijo que San Rafael sería un buen destino, no soy creyente, pero el nombre de un santo me dio un poco de fe, un poco de fuerzas
Saqué los pasajes y fui por unos emparedados y unas gaseosas, para no viajar con el estómago vacío, la noche sería demasiado larga y mi pequeña no entendía demasiado.
Nos sentamos a esperar el coche que aún no llegaba, miré al paisaje, los alrededores, las personas yendo y viniendo, tratando de descifrar cada historia, cada vida.

En el banco contiguo un joven llamó mi atención, rubio, de raya a un lado, cabello corto, con delgados lentes de aumento, vestía impecable, con abrigo gris que llegaba a sus rodillas, zapatos lustrados, preciosos, noté sus manos grandes, sus dedos se movían con velocidad mientras repiqueteaba en el teclado de una notebook que descansaba sobre sus muslos, se lo veía muy concentrado en lo que hacía, al punto de abstraerse del entorno y no notar la forma en que yo lo miraba.
Parecía de unos treinta y pico, un poco mayor que yo, y tenía un aire intelectual, prolijamente afeitado y con una fragancia muy masculina que se me hacía muy rica. A un costado, descansaba un ataché y un pequeño bolso de mano.

Minutos más tarde llegaría nuestro micro, él, aun sin notar que yo lo observaba guardó sus lentes de aumento y dio su trabajo por terminado guardando la notebook en el ataché.
Fuimos a dejar las valijas en la bodega y subimos por nuestros asientos.
Me senté del lado de la ventanilla y Lurdes sobre el pasillo y vimos como poco a poco el ómnibus se llenaba, y también subió el buscando su asiento, el destino quiso que se sentara junto a mi hija, pasillo de por medio.

Emprendimos el viaje y el joven sacó de su ataché una tablet, y Lourdes con la inocencia de una niña de diez años empezó a interesarse mucho en lo que hacía nuestro vecino, como un niño que quiere un dulce, al punto de llegar a ser molesta, por lo que tuve que llamarle la atención discretamente.
El muchacho, que no ignoraba lo que pasaba, se sonrió y me dijo que estaba bien, que no había problema, que no la reprendiera, que él tenía una niña de su misma edad, le preguntó cómo se llamaba y le dijo muy formal, 'encantado Lurdes, mi nombre es Fernando, pero me llaman Nano, y tu hermanita se llama...'
Así cerró la frase levantando su mirada hacia mis ojos, me sacó una sonrisa por el halago y así empezó una charla improvisada.

Cuando Lourdes se durmió, la cargué en mi falda y Nano se sentó a mi lado, hablamos en voz baja para no molestar al resto del pasaje, le conté toda mi vida, y el la suya, vivía en San Rafael, era ingeniero mecánico y se ganaba la vida en asesorías industriales a lo largo y ancho del país, era divorciado, sus prolongadas ausencias de su hogar habían jugado en contra a su matrimonio, pero me dijo que tenía una excelente relación con Brenda, su ex, que era una excelente madre y que podía confiarle a Nataly, su pequeña de nueve años sin ningún problema. También me confesó que raramente viajaba en micro, siempre estaba arriba de un avión, solo que no había vuelos disponibles hasta en dos días
Nuestro destino nos sorprendió con los primeros rayos del sol, aun conversando con ese apuesto joven de mirada profunda, bajamos del coche, el insistió para cargar a Lourdes en sus brazos, quien dormía plácidamente, en lo que sería el principio de una nueva relación.

Nano se portó muy bien conmigo, mi nuevo ángel protector, demasiadas coincidencias, justo partir esa tarde, justo elegir San Rafael, justo cruzarme con Nano, justo que no consiguiera un vuelo, justo su asiento contiguo al nuestro.
El me ayudó, y mucho por solo haber compartido horas de viaje, me aconsejó donde hospedarnos, luego a elegir un departamento para empezar, y también un empleo a media jornada, también me dio una mano con el colegio de mi hija y pronto la amistad llegaría a calar profundo, demasiado profundo.

Me estaba endulzando con mi nueva vida, y también me di cuenta de que me estaba enamorando, Nano era demasiado perfecto para ser real y temí acostumbrarme a él, a su protección, a que estuviera siempre a mi lado, y justamente esa, sería la próxima jugada del destino.
Nano me llamó para decirme que se ausentaría unos quince días, un viaje al sur, era su trabajo, era su vida, y a pesar de que aún no teníamos nada en concreto sentí que un poco se me partía el corazón, él era mi todo en San Rafael, así que le dije que viniera a cenar, que prepararía algo rico para despedirlo, además Lurdes la pasaba muy bien con él y seguro estaría contenta con su compañía.

Cuando caía el sol ya tenía toda la cena en marcha, una carne mechada al horno, con papas y verduras, mi hija había preparado unas cremas heladas que ya descansaban en el freezer, cuando llegó el momento de prepararme para él.
Fui por una ducha para quitarme el 'olor a cocina' que tenía impregnado, me sequé el cabello y preferí dejármelo suelto, es que siempre lo usaba recogido y no creí recordar que el me viera alguna vez así, al natural.
Confieso con soy una chica común y corriente, no me considero fea, pero tampoco soy una bomba sexual, no me agrada maquillarme demasiado, ni llenarme de alhajas, ni saber provocar con mis ropas, Nano me había conocido así y así me presentaría para él.
Me puse una tanga discreta, con transparencias, bordados y calados por si las cosas terminaban como pensaba que terminarían, y un vestido suelto a media pierna, lo suficiente para sentirme bonita, con finos breteles para dejarle notar con no llevaba sostén por debajo y unas botitas con tacos discretos.
Mi hija me vio y me dijo


Mi novio y su ex - parte 1 de 3


Mami! estás muy bonita! cuando llega tu novio? - con marcada picardía en su rostro -
Ja ja! no es mi novio! - respondí minimizando algo que caía de maduro -

Nano no tardó en llegar, lo recibí, estaba impecable como siempre, perfumado, con una botella de vino entre sus manos, me estiré en puntas de pies para besarlo en la mejilla, pero el buscó de ir más lejos y nuestras comisuras de labios se cruzaron como por accidente. Mi pequeña interrumpió el encuentro para colgarse del cuello de nuestro invitado, como solía hacer.

Fuimos a la cocina, Lourdes abusaba de la paciencia de Nano y él se mostraba con ella como el padre que nunca tuvo, ella le contaba de sus cosas y cuando me descuidé, me lo había robado, estaban los dos jugando con la play, mientras yo solo había quedado al margen.
Cenamos, comimos el postre, charlamos, otra vuelta de play y Lourdes poco a poco se fue entregando al sueño que la invadía, la llevamos a su cuarto y ya nos quedamos a solas.
Le dije que me esperara, que iría a preparar un poco de café, fui a la cocina y mis pecados me invadían poco a poco, Nano me sorprendió, no lo sentí llegar, sus grandes manos me tomaron por los hombros y sentí como su cuerpo se pegaba al mío, por detrás, no dije, nada, me encantaba, cerré los ojos y me deja llevar, tiré mi cola para atrás y sentí su sexo refregarse en ella, me sentí mojar, las manos de mi amante se habían colado bajo mis brazos y me acariciaban las tetas por sobre el vestido, me mordí lo labios tratando de aguantar, pero era imposible.

Giré sobre mi eje y me puse frente a frente, me estiré para besarlo y nuestros labios se fundieron en uno solo, mi lengua invadió su boca y la suya la mía, mi respiración estaba agitada y mis manos recorrían su cuerpo. El me llevó contra la mesada, me tomó de las nalgas y me sentó sobre ella, solté los botones de su camisa y acaricié su pecho, y también fui sobre su pantalón, su verga se notaba dura, y grande, sentí mojarme, estaba llena de deseo y me hubiera cogido ahí mismo de no ser porque la pava que calentaba el agua para el café empezó a silbar con furia.
Fue momento de volver a la realidad, era una locura hacerlo ahí, mi pequeña podía sorprendernos si se despertara de sus sueños.
Apagué el fuego y lo invité a mi dormitorio.

Lo tomé de la mano y fuimos al cuarto en puntas de pies, cerré la puerta y supe que ya nada nos detendría, volvimos a besarnos, el calor se sentía en el ambiente, tomé la iniciativa y lo empujé sobre la cama, estaba oscuro así que solo me guiaba por al tacto, besé su cuello y sentí como su excitación hacía que su pecho se hinchase al tomar grandes bocanadas de aire, besé sus curvas y bajé lentamente, me topé con la hebilla de su cinturón y necesité su ayuda para dejar todo eso de lado, solo quería llegar a su sexo y fue el momento de descubrir algo especial, su verga era sencillamente enorme, tanto en largo como en grueso, no alcanzaba a envolverla con mi pequeña mano. Honestamente nunca me habían importado los tamaños, siempre le di relevancia a la persona con la que compartía mi intimidad, pero Nano definitivamente no era un tipo más y era imposible no pasar por ese detalle, es más, pensé que me vería en problemas, todo eso era demasiado para mí.

Como dije, en medio de la oscuridad solo tuve que adivinar, puse una mano envolviéndolo desde la base, y la otra a continuación, y aun asomaba libremente su glande, me acerqué, pasé mi lengua por el muy engolosinada y solo se lo lamí, una vez, otra vez, tratando de adivinar qué era lo que le gustaba, le comí un buen rato las bolas y lo masturbaba lentamente, sus jadeos contenidos me sabían muy ricos y me sentía toda mojada y envuelta en deseo. Bajé los breteles de mi vestido lo suficiente para liberar mis pechos, los llevé sobre su sexo y traté de envolverlo con mis tetas, fue rico, pasar su glande por mis pezones, un y otra vez, sentía el calor, sentía el placer y todo se hacía infinitamente encantador.
Nano solo me dejaba hacer acariciándome los cabellos.

De pronto él me tomó por los brazos y me arrastró sobre su cuerpo, mi boca con sabor a verga llegó a la suya, me pidió que exhalara mi aliento sobre su nariz, me dijo que olía a pija y eso le encantaba, llegaba el momento, tomó unos instantes en colocarse un preservativo y fui sobre él, a cabalgarlo, con una pierna a cada lado, Nano levantó mi vestido, sus manos recorrieron mis nalgas con sumo placer, sus labios llegaron a mis pezones, uno, y otro, mientras yo refregaba mi clítoris caliente por sobre su larga verga, solo la tela de mi ropa interior se interponía entre el contacto directo. Él tomó la tanga entre sus dedos y la apartó hacia un lado, y yo su miembro, para introducirlo en mi túnel.
La dejé entrar tanteando que sucedía, tenía un poco de temor para ser honesta, pero mmmm!!! que rica! empecé a mecerme lentamente, controlando la penetración, la sentía profunda y empecé a gemir, él no dejaba de lamerme los pezones y me dejaba a mi llevar el juego.

Empecé a perderme, los gemidos fueron gritos contenidos y la concha me dolía en lo profundo, pero me encantaba y quería más y más y me fui soltando, me fui perdiendo y era un dolor tan dulce que me llenaba de pequeños orgasmos y más fuerte, más rápido y acariciaba sus bolas y notaba cuan profundo entraba, hasta que me di cuenta que la tenía toda adentro, que puta me sentía! no sabía que tuviera una concha tan grande.
Me incliné hacia adelante, para besarlo, el mantenía sus manos en mis nalgas, me preguntaba si me gustaba y yo le preguntaba si a él le gustaba.

Él tomó la iniciativa, me giró dejándome recostada sobre el colchón, en un abrir y cerrar de ojos me había quitado el vestido y la tanga, abrió mis piernas y vino entre ellas, solo apuntó y me la enterró hasta el fondo, mierda, me arrancó un grito, empezó a cogerme con furia, me dolía, me encantaba, acaricié mi clítoris con ardor, gritaba, él me decía al oído que no lo hiciera, que dejara de gritar, es que como explicarle que no era voluntario, estaba fuera de mí. Nano metió sus dedos en mi boca para ensalivarlos y luego los llevó a mi culo, lo sentí invadirme por detrás, fue rico, y mientras no dejaba de cogerme jugaba también por el otro lado con sus hábiles falanges y ya no pude más, mi clítoris me regaló tres interminables explosiones continuas, únicas perfectas y mientras el me tapaba la boca para que yo ya no gritara y yo trataba que él no notara las lágrimas que caían de mis ojos, es que jamás había experimentado algo similar.

Nano aun no acababa, y me había dado todo el tiempo que yo necesitaba, pero era su turno, su manera, me puso en cuatro, me tomó por la cintura y me la clavó profundo, y en esa posición me mató!
Traté de zafarme pero el vino por más y me la volvió a meter, y otra vez, era raro, me dolía demasiado, pero me encantaba, trataba de alejarme, pero quería que volviera, se dio un loco juego, puesto que me mataba y me encantaba, me fui escapando y volvía a cogerme, no quería, pero lo amaba, y me fue arrinconando, entre gritos y forcejeos no sé cómo fue, pero desde la cama terminamos en el piso, arrodillada con mi cabeza contra la pared, en el rincón, donde ya no podía escaparme, tomé mi vestido al azar que había quedado en el piso y me lo metí en la boca a modo de mordaza para contener mis gritos, lo sentí venir, su verga pareció inflarse de golpe en lo interior de mi sexo y ya, fue perfecto!

Tomamos una pausa, él quería quedarse a dormir, pero debió entender que no me parecía prudente que mi hija nos encontrara juntos al día siguiente.

Poco después me quedaría con el sabor agridulce en la boca, Nano se iría en su viaje de trabajo, y me daría cuenta que lo extrañaría como no imaginé extrañarlo, había dejado una marca en mis pensamientos, y ciertamente entre mis piernas, mi vida en San Rafael estaba floreciendo y muchos cambios llegarían rápido, demasiado rápido, el colegio de Lurdes, su rápida amistad con Nataly, mis días de club, mi nueva vida social y cruzarme con Brenda, su ex.


CONTINUARA

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2 comentarios - Mi novio y su ex - parte 1 de 3

portugalo2 +1
me gustó mucho todo.... muy bueno!
Viajeroatrevido +1
Excelente historia!!me encantó como de dieron las cosas, la vidaaaa!!!el cosmos y todo!!!vivo en San Rafael.. podríamos ser varios más cuidando la intimidad de cada uno..sos terrible mina!!🔥