Ayuda Familiar (4)

Continúan los encuentros entre Sebas y Fer.


Ayuda Familiar (4)



 
 
Miércoles 11:00 pm. Fer se encuentra en el patio jugando con Rufito, mientras espera que la lavadora termine con las cobijas de Sebas, y es que después de lo que paso esa mañana, era más que necesario echarlas a lavar, no solamente porque quedaron repletas del semen de Sebas y los fluidos de Fer, sino porque cualquiera a menos de dos metros de distancia reconocería aquel olor que desprendían, olor a sexo.
 
Así que, para no meterse en problemas, por si su padre llegaba a entrar al cuartode su hermano, Fer decidió cambiar las cobijas y abrir la ventana del cuarto para ventilarlo. Junto a las cobijas, también iba a lavar la pijama que quedo empapada de sus jugos.
 
Aunque trataba de jugar con la pelota y aventársela a Rufito, todavía volvía a su cabeza lo que había sucedido. Había tenido de lejos, el mejor orgasmo en su corta vida. Le había costado casi 5 minutos recuperarse, se sentía sin fuerzas, con el cuerpo sumamente sensible y relajado, ni siquiera se preocupó cuando Sebas salió del baño y la vio ahí, totalmente extendida sobre su cama con una sonrisa en su rostro.
 
-         Bueno,veo que te has desahogado tu también – dijo dedicándole una sonrisa.
-         Uuufff… eso fue… intenso – dijo casi sin aire.
-         Meda gusto Fer, tu también tienes derecho a tener tus propios momentos de placer.
 
En eso, se quitó la toalla que le cubría solamente la parte baja del cuerpo. Mostrando sin ningún pudor, su verga flácida y desnuda. Fer lo volteo a ver, a pesar de estar dormida, se veía gorda y larga, le gustaba que Sebas la llevara depilada, pues la impresión era mucho mayor. Sebas entonces, se paseó por el cuarto vistiéndose mientras su hermana lo miraba atentamente. Le encantaba verlo caminar y ver su gordo miembro bambolearse de un lado a otro. Aunque tampoco perdió la oportunidad de ver el resto del cuerpo de su hermano, su espalda ancha y marcada, sus nalgas redondas y firmes por el ejercicio, sus hombros, sus triceps ¿cómo es que jamás se había dado cuenta lo bueno que estaba Sebas?
 
-         Bueno hermanita – dijo cuando por fin estuvo listo – Me voy al trabajo, por favor, cualquier cosa que necesites o si pasa algo, mándame un Whats o llámame si hace falta.
-         Si, está bien.
-         Nos vemos al rato.
 
Sebas se acercó a la cama, se inclinó y beso a Fer en la frente, después salió de la habitación.
 
 
 
Cuando Fer termino de tender las cobijas y la ropa, se dio cuenta que no tenía ningún plan para el resto del día. En realidad, la mayor parte del tiempo salía con Irving a comer, a platicar o iba con alguna amiga de compras, a ponerse uñas o simplemente a practicar alguna cosa de maquillaje, pero aquel miércoles, ninguna de esas opciones estaba disponibles. En realidad, el circulo social de Fer era reducido, pues debido a su físico, más específicamente de su enorme culo, muchas veces sus supuestos “amigos”, terminaban tratando de ligársela,algunos incluso terminaban acosándola durante mucho tiempo. Por otra parte, sus“amigas” terminaban siendo unas doble cara, que a sus espaldas, hablaban mala scosas de ella, diciendo que estaba gorda, que era una puta culo gordo y demás, solo porque en la mayoría de las veces, ella terminaba por ser el centro de atención entre los chicos y claro, los que les gustaban a sus “amigas”, pasaban de largo e iban directamente a por ella.
 

Fer sin saber que hacer, se dirigió a la sala y se recostó en el sillón, Rufito la siguió y se subió para hacerle compañía. Tomo su celular y navego por Instagram, viendo fotos y videos, en su mayoría de maquillaje, dando algunos likes y comentarios de vez en cuando. Así estuvo por casi 20 minutos, hasta que comenzó a aburrirse. El día estaba tan lindo que le resultaba molesto quedarse en casa y desperdiciarlo, y justo en el momento antes de cerrar su perfil y ver que hacía, le apareció una actualización de su amiga Majo. 
En la storie, su guapa amiga se veía triste y enojada, aunque lo trataba de disimular mencionando que a pesar de que no siempre los días son buenos, debes de afrontarlos con la mejor actitud. Tal vez eso funcionaba con la mayoría de los que la seguían, sin embargo, Fer sabia reconocer fácilmente, cuando una persona estaba mintiendo.
 
-         Amiga que paso? Te encuentras bien? – escribió por mensaje.
-         Ay hola mi amor, como has estado? – respondió después de unos minutos.
-         Bien bien, y tu princesa? Te noto algo rara.
-         Y si, la verdad que necesito desahogar esto que traigo.
-         Si quieres nos podemos ver, vamos a tomar algo y me platicas, tu sabes que siempre cuentas conmigo baby.
-         Ay si! Me hace mucha falta verte, te parece si nos vemos en un rato?
-         Claro que si nena.
 
Fer entonces se dirigió a su cuarto, de su basto closet eligió un vestido negro pegado, perfecto para el día tan caluroso que hacía, sus clásicos tenis Adidas blancos y por si acaso, una chamarra de mezclilla para acompañar, por supuesto, también saco sus brochas y maquillaje, para no demorarse mucho, una vez que dejo todo a la mano, se metió a bañar.
 
 
 
 
Miércoles 7:30 pm. Fer apenas iba llegando a su casa. Había pasado la mayor parte del día con Majo, la verdad es que hace mucho tiempo que no se veían, por lo que habían tardado varias horas en actualizarse, y por supuesto, en tratar el problema de su amiga. Durante más de 2 horas, Fer escucho atentamente a su amiga, quien, con gritos y gesticulaciones, veces incluso apunto del llanto, dijo todos y cada uno de sus problemas. Al terminar, Fer solo se acerco a ella y la abrazo, fuerte, durante muchos minutos. Hasta que Majo delicadamente la aparto, con una sonrisa le agradeció el tiempo para verse y poder desahogarse, un poco más animada, ambas fueron de compras.
 
Fer llevaba pues, algunas bolsas con maquillaje y algunas blusas. Le costaba subirlas escaleras, había caminado mucho por las tiendas departamentales, fue un alivio por fin llegar a su cuarto y dejarse recostar por unos minutos en su cama. Así se quedó, cerrando los ojos y disfrutando la sensación de alivio.
 
-         Ey ¿estás bien? – preguntaba una voz conocida.
 
Abrió los ojos, posiblemente se había quedado dormida por unos 10 minutos, en la puerta de su cuarto, se encontraba su hermano aún con la ropa del trabajo puesta y sonriéndole.
 
-         Este… si, solo me recostaba un poco.
-         Si es lo que veo – dijo riendo – día cansado ¿eh?
 Bueno, te dejo entonces, yo iré a cambiarme y a comer algo – mirando a su hermana de arriba abajo, agrego – te ves muy guapa hermanita.
-         Gracias – contesto un poco sonrojada.
 
Sebas se fue y la dejo sola, Fer sentía que algo vibraba, su amigo Irving por fin hacia acto de presencia. Había comenzado a mandarle muchos mensajes de Whatsapp, Fer contesto y comenzó la plática.
Durante los siguientes 25 minutos, Fer leyó atentamente todo lo que Irving mandaba. Este le contaba con lujo de detalle, que había ido a una agencia de modelos, que muchos hombres eran guapísimos (Irving era gay) y que, platicando con algunas personas, se había enterado de que más de uno, estaban bien dotado.
 
-         ¿Te imaginas? – decía su amigo – Que uno de esos papuchos, guapos, altos y nalgones te agarre y te coja.
-         Jajaja pero como eres cuando andas de perra
-         ¡Ay! Como si no quisieras, si bien que andas necesitando una buena cogida.
-         Jajaja ¡cállate estúpida!
-         Te ríes porque sabes que es verdad. Yo la verdad si me dejaba agarrar por uno de esos, si es cierto lo que dicen de su pene, me da escalofrió de lo que te pueden hacer.
-         Jajajajaja
-         Lo digo en serio Fer, seguro te dejan sin poderte sentar bien por un mes, pero seguro te dan una cogida para recordar.
 
Te digo – agrego – si yo tuviera uno de esos en casa, lo andaría excitando todo el día hasta que me coja.
 
Fer continúo riéndose un rato, su amigo gay cuando se ponía a hablar de sexo le resultaba sumamente gracioso. Luego, releyó el último mensaje y pensó, “bueno,yo tengo uno en casa, ojalá no se entere”.
Y entonces cayo en cuenta de algo, tenia uno en casa, ¡tenía uno en casa!
Santo dios, su hermano y ella se encontraban nuevamente solos, miro el reloj, aún faltaban por lo menos 1 hora y cuarto hasta que papá llegara del trabajo.
 
“Ay no pero ¿qué pensará Sebas? Que nada más ando pensando en sexo, que soy una pervertida” pensó. “Además, seguro el estará cansado y sin ganas, total en la mañana saco muchísima leche.”
 
Tratando de despejarse de las dudas, comenzó pues a cambiarse, se quito el vestido y los tenis para ponerse algo más cómodo, opto por ponerse un conjunto rosa que a veces usaba para dormir, una blusita muy ligera y un short que no alcanzaba a cubrir todo su tremendo culo. Justo cuando había acabado de cambiarse, nuevamente su hermano llamo a la puerta.



hermano


 
Sebas ahora iba solo con un pantalón ligero, su torso desnudo dejaba mostrar sus músculos abdominales e inflado pecho.
Al verlo, Fer sonrió al pensar que Irving se volvería loco con un hombre así… y eso sin contar lo que tenía entre las piernas.
 
-         Fer venía a decirte…
-         ¿Sí?
 
Sebas se había quedado embobado viendo a su sexy hermana vistiendo de forma tan ligera. La verdad que nunca pensó que llegaría a ver su hermana de otra forma,es decir, por supuesto que había visto a Fer antes en pijama, con shortcito e incluso en bikini, pero todas esas veces, siempre la había visto como un hermano. Y ahora, una pequeña parte dentro de él, la veía con deseo.
Miraba directamente sus tetas, dándose cuenta de que no tenia brasier pues los pezones comenzaban a marcarse en la tela. Bajo ligeramente, viendo como sus anchas caderas dibujaban una curvilínea figura en ella. El pequeño short daba a entender, por lo estirado, que a duras penas podía contener tanta carne. Finalmente, las piernas, gordas y firmes, se veían tan sensuales y macizas, que fue inevitable pensar que alguien moriría fácilmente por la presión de tan suculentos muslos.
“Bueno,por lo menos moriría feliz”, pensó.
 
-         ¿Qué pasa Sebas? – dijo Fer sonriendo – te quedaste mudo de repente.
-         Si… es que – dijo recuperando la razón – dios ¿ya te has visto en el espejo?
-         Jejeje claro tonto, ¿Por qué lo dices?
-         Pues porque mírate, estás espectacular.
 
Fer reía, le gustaba ver a su hermano impresionado por su cuerpo. Sebas estiro la mano, Fer la tomo, atrayéndola hacia él, la hizo dar una vuelta para poder contemplarla por todas partes, Fer sonrojada giro.
 
-         ¡No !Es que en serio hermanita – dijo cuando quedo frente a él nuevamente – el hombre que se quede contigo, va a ser infinitamente afortunado.
-         Jajajajaja gracias hermanito.
Pero – dijo pegando unas de sus piernas a la entrepierna de su hermano – yo podría decir lo mismo de ti. La mujer que este contigo va a estar muy contenta con… todo.
 
Sebas sintió el ligero roce, le produjo un cosquilleo rico en aquella parte. Fer divertida, atrajo a Sebas hasta la cama y lo aventó a ella. Comenzó a darle golpes con sus peluches y almohadas, jugando como siempre lo habían hecho desde que eran niños.
Ambos reian mientras trataban de golpearse el uno al otro, así continuaron jugando por unos minutos, hasta que Sebas, logro esquivar uno de los golpes de Fer y rápidamente la abrazo por la cintura. Dejándose caer de modo que ella quedara sobre él, mirando ambos el techo, con el pecho de Sebas siendo perfecto cobijo para la espalda de Fer.
 
Sebas comenzó a hacerle cosquillas en el estómago, Fer era demasiado sensible en ese aspecto, comenzó a reír sonoras carcajadas mientras trataba de liberarse, forcejeando y moviéndose de un lado a otro para liberarse, sin embargo, la fuerza de su hermano era muy superior.
 
-         Ya, ya está bien - dijo por fin - me rindo.
 
Sebas entonces se detuvo, ambos respiraban tratando de recobrar el aliento por todo el ajetreo. Fer entonces volteo a ver a su hermano, quien le dedico una sonrisa. Y ambos se quedaron viendo en silencio, y en un impulso, Fer lo beso.
Fue un beso tierno, con cariño. Sebas le correspondió jugando con sus labios, sin embargo, al pasar los segundos el beso fue haciéndose mucho más morboso.
 
Fer se separó, siguió mirando a los ojos de su hermano, mientras mordía su labio inferior. Instintivamente, comenzó a mover sus caderas, sus redondas y gigantes nalgas habían quedado a la altura de la verga de Sebas. La cual ya se encontraba algo gordita por todos los roces que habían estado teniendo. La calentura iba en aumento, Fer sentía que aquella bestia poco a poco se iba despertando y eso le excitaba. Sobre todo, el hecho de tener los fuertes brazos de su hermano aprisionándola mientras de forma descarada, su vergota descansaba pegada a su enorme culo.
 
Los roces iban y venían, ambos seguían mirándose, aunque ya no con sonrisas o cariño, poco a poco las expresiones habían cambiado a deseo, a calentura.
 
-         Así no me agarres – dijo cuando sintió que la fuerza de su hermano ya era molesta – mejor, agárrame de aquí.
 
Tomo las manos de Sebas, quien se dejo dirigir y terminaron sujetando las tetas de Fer. Esto hizo que Sebas sintiera como la verga se le ponía tensa, Fer sintió esto y sonrió. Sebas no podía creer que eso estuviera pasando, se encontraba debajo de su hermana, con la verga ya casi erecta siendo aplastada por sus nalgotas y ahora, la sujetaba de las tetas.
Pero no tuvo mucho tiempo para pensar en eso, automáticamente, comenzó a apretarlas, a jugar con ellas, aunque no eran demasiado grandes, le pareció que tenían un tamaño perfecto pues cada una cabía perfectamente en cada una de sus enormes manos. Fer sintiendo como las caricias de Sebas sobre sus tetas iban aumentando, echo la cabeza para atrás cerrando los ojos, sin dejar mover su culo por toda la verga de su hermano.
 
Sebas ya acompañaba este movimiento con su pelvis, tratando de acoplarse a su ritmo, sintiendo como a cada segundo, la verga comenzar a luchar por salir de su encierro. Sintiendo como la calentura en su cuerpo, aumentaba y le hacía olvidarse que aquel cuerpo tan deseado, era de su hermana.
 
-         Aaahhh Sebas, sácalas.
-         ¿En serio?
-         Si, hazlo, quiero que las veas – dijo Fer jadeando.
 
Su hermano entonces subió la blusa y dejo al descubierto un par de tetas redonditas, bien firmes, con unos pequeños pezones rositas ya erectos por la excitación.
 
-         ¿Te gustan? – pregunto Fer con lujuria.
-         Si– dijo volviendo a agarrárselas – son muy ricas.
 
El contacto de otra persona, piel con piel sobre sus tetas la estremeció, en meno sde un segundo, su concha era ya un mar de jugos. La calentura en ella aumentaba tan rápido que los movimientos de su cadera cada vez eran más obscenos, como si su culo tuviera vida propia y supiera que, contra él, se encontraba una verga gorda y larga amenazándolo. Por supuesto, estos movimientos no pasaron desapercibidos para Sebas, quien instintivamente, fue bajando una de sus manos hacia la entrepierna de su hermana.
 
Cuando Fer sintió la mano a la altura de su ombligo, la detuvo. Por un solo segundo, sabia lo que venia y pensó que lo mejor era dejar las cosas como estaban y que ambos acabaran solos en su habitación. Sin embargo, su cuerpo y su calentura superaron rápidamente ese pequeño momento de lucidez, permitiendo entonces que la mano de Sebas continuara bajando y se metiera dentro de su short.
Cuando la mano hizo contacto con la húmeda conchita, Fer cerro los ojos y dio un gemido que denotaba gusto y aprobación, Sebas al escucharlo, sabía que entonces podía seguir sin ningún tipo de impedimento, por lo que comenzó a pasar los dedos por toda la raja de su hermanita.
Al hacerlo, se dio cuenta que estaba más que empapada, y al meter uno de sus dedos, not que ahí adentro estaba ardiendo, pero, sobre todo, que aquello era sumamente estrecho. La vagina se contraria de forma peculiar alrededor de su dedo, como dándole pequeñas “mordidas” a su invasor, como si lo invitara a ir más adentro, o en este caso, a que más dedos se fueran sumando.
 
Haciendo caso, Sebas ahora metía dos dedos, y con el dedo gordo, trataba de hacer salir al clítoris de su escondite para estimularlo. Pronto lo consiguió, y la concha parecía ya una presa desbordándose por tantos jugos que soltaba, comenzaron a sonar los clásicos sonidos de chapoteo, mientras los dedos de Sebas se metían sin compasión en aquella conchita, cada vez más rápido.
Fer no paraba de gemir, aquella situación era surreal, su gentil y lindo hermano, estaba debajo de ella, con la verga parada, aquella vergota punteándole el culo. Con una mano amasaba una de sus tetas y con la otra, había empezado a meterle los dedos en la concha estimulándola.
 
La cabeza le volaba, no tenia control de sus pensamientos ni de su cuerpo, la calentura ya era demasiada que únicamente reaccionaba por puro instinto sexual, su cuerpo se movía solo, moviendo el culo para masajear la gruesa verga que luchaba por salir y aventando sus caderas para abajo, para que aquellos dedos que se introducían y le daban tanto placer a su vagina, no pararan.
 
Pero Sebas, ya no soportaba la presión de tener la verga a reventar bajo el peso de tan gordo y carnoso culo, por lo que, deteniéndose un momento, levanto a Fer con sus fuertes brazos y la echo para arriba, quedando ahora sus tetas a la altura de su cara. Aprovechando esto, reanudo el mete y saca que hacia con sus dedos mientras que, abriendo bien la boca, se comió una de las tetas de Fer.
Fer gemía sin parar. No, esto ya era demasiado, ahora no solamente le colaba los dedos en la concha ¡le estaba comiendo las tetas! Sentía que le iba a dar algo, el corazón le latía demasiado rápido, comenzó a sudar y la concha le latía como si de un momento a otro, algo le fuera a salir de ahí, como pidiendo que aquellos dedos fueran remplazados por algo más grueso y más duro.
 
Sentir la boca de su hermano succionándole los pezones la volvió loca, no sabía ya que hacía, solo que quería más, necesitaba urgentemente el alivio del orgasmo. Tenia tal nivel de excitación, que unos pocos segundos más habrían bastado para que como toda una puta en celo, hubiera sacado el enorme fierro caliente que tenia su hermano por verga y sin miramientos, se la hubiera clavado hasta el fondo.
Sin embargo, cuando las ultimas defensas estaban cayendo. Sebas se detuvo, con un movimiento de cadera levanto su cuerpo con el de Fer (lo cual le hizo darse cuenta de la fuerza que también tenía en aquella parte) y libero su enorme verga.
 
Como una desesperada buscando agua en el desierto, Fer trato de verla, ¡Dios necesitaba urgentemente una verga! Y ahí tenia la más grande y sabrosa que había visto en su vida. Pero entonces, Sebas le comió la teta con mayor pasión que no tuvo de otra que comenzar a gritar de gusto. Lo cual aprovecho su hermano para hacer a un lado la tela del short y la diminuta tanga, dejando solo una parte de la conchita a la vista, y entonces, tomando su pija bien fuerte, comenzó a darle golpecitos en la concha a su hermana.
 
Fer la sintió, esa verga enorme,  caliente y dura como el acero, golpeándole la concha. Solo era una parte, pero sintió la piel hirviendo de la gorda cabeza con su rosada conchita, la sintió gruesa, pesada, haciendo un ruido sumamente sensual a cada choque. Como si la bestia amenazara con partirla a la mitad en cualquier momento.
 
 Y entonces se quedo en blanco, grito, arqueo la espalda y todo su cuerpo tembló, por segunda vez en su vida y en el día, su hermano le hacia tener un squirt violento.
 
 
Fer se encontraba en su cama, gimiendo aún, tratando de recuperar el aire, no sentía fuerza en las piernas. Sebas se había guardado su enorme verga y le daba tiernos besos en su rostro. Mientras trataba de poner todo en su lugar. Su pantalón estaba empapado, no sabia que su hermanita podía tener orgasmos así de violentos, aunque pensándolo bien, lo mismo le había pasado a él esta mañana.
 
Una vez que estuvieron acomodados los peluches y las almohadas, tomo un cobertor y cubrió a Fer, no sin antes, darle un muy buen vistazo a ese tremendo par de nalgas.
Casi a punto de salir, Fer reacciono y mirándolo le dijo.
 
-         Sebas… – dijo casi susurrando - ¿qué me ibas a decir?
-         Ah es cierto – dijo con una risa nerviosa – te iba decir que voy a pedir unos días en el trabajo, para que no estés sola en casa en los días que papá se va a ir a Guadalajara.
 
Fer sonrió. Miro atenta el pantalón de su hermano, debido a la humedad, se había acoplado casi como una segunda piel, marcándole todo su grueso y largo miembro, que seguía teniendo algo de firmeza. Se relamió, deseando con todas sus fuerzas que le dieran aquellos días libres a su hermano y poder estar toda una semana con él… y con su vergota.


Continuará...

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