Verano inesperado con mi hermana IV Final

No podía contestar, era obvio que lo que le había dicho era muy fuerte y desubicado, pasándome del límite, pero no me aguantaba más ya, quería verle todo. Ella apretó más fuerte mi pija.

- ¿Me estás pidiendo que me abra la cola? Que cochino que sos, soy tu hermana.

Era cierto, fui demasiado lejos y ella no me iba a complacer con eso, de todas maneras ya el orgasmo era inminente, y aún de espaldas a mí, Micaela me seguía pajeando hasta que le tuve que avisar que iba a acabar.

- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh…

Ella se dio cuenta y suspiró, gimió levemente y me apretó la pija hasta que salió el primer chorro de semen, que fue a parar a los cachetes de su cola, luego el segundo, el tercero… me había calentado tanto, que me salió un montón de semen disparado hacia delante, cayendo sobre la cola de mi hermosa hermana.

- Ay… mmmmmmmmmm…-Micaela gimió como una putita al sentir mi leche caliente en su enorme cola.

Yo hice un esfuerzo para mantener la mirada ahí, viendo como me pajeaba y todo mi semen caía sobre sus nalgas, mi hermana se movió aún más cerca de mi pija para que mi acabada le siga salpicando en toda su cola.

Me la apretó en la punta hasta dejarme seco por completo, yo había quedado como perdido… desorientado o desvanecido por unos segundos, después de tan morbosa e intensa sesión de “tratamiento” que me había dado Micaela. Me repuse de a poco… ella seguía en la misma posición, tenía la cola toda sucia con mi leche… ya se le empezaba a bajar por los muslos hasta llegar a manchar la bombacha.

Mi hermana me soltó la pija y se tocó un poco su cola, notando todo el abundante semen que le había dejado…

- Ay… me ensuciaste toda la cola hermanito…

Se dio vuelta y nos miramos.

- Perdón… es que… estabas muy cerca…
- Shhhh. No hace falta que digas nada… si me re gustó tontito.
- ¿En serio?
- Sí… pero algunas cosas… como la que me pediste al final… me parece que es pasarse de la raya…
- Uff, sí… perdoname por eso Mica… creo que me pasé con lo que te dije… no era mi intención molestarte… es que estaba muy caliente.
- Sí, te entiendo… yo también me pasé bastante y por eso tengo culpa. No lo tomes a mal, pero eso que me dijiste fue muy atrevido…

Me sentí apenado… pero era normal, la calentura nos había nublado a ambos. Tras un corto silencio, mi hermana seguía tocándose la cola y mirando la leche que le caía por las piernas y quedaba en su bombacha, que estaba toda manchada con semen y con la humedad de su concha.

Se la bajó hasta sus pies y se la sacó… me miró con cara divertida, y acto seguido me pasó toda la bombacha por la pija, para limpiar lo poco que se había derramado sobre mí… yo mientras aprovechaba para mirarle la concha un ratito más… y su cola llena de semen. Una vez que terminó con aquello, Mica me dio un beso y fue a ducharse.

- Bueno… me voy a ir a bañar pervertido, estoy toda sucia…

Tras meterse en el baño, tardó más tiempo de lo normal en ducharse… estaba bastante seguro de que se pajeaba en el baño, se debía tocar la concha como una zorra después de lo que había pasado, porque se había puesto muy muy caliente esa tarde. Es que la había manoseado toda, desde las tetas, pasando por la cola, hasta la concha. Por cómo había mojado la bombacha, era obvio que se estaba masturbando.

Habrá pasado más de media hora cuando salió del baño, se cambió y al rato nos sentamos en la mesa a merendar… hablamos poco, la sensación que se respiraba era algo tensa o incómoda, ambos estábamos avergonzados después de lo que habíamos hecho. Como que habíamos llegado demasiado lejos con esto. Mientras estábamos comiendo, a mi hermana la noté bastante rara, tenía la cara un poco colorada y estaba algo nerviosa.

Lo ocurrido esa tarde había sido hasta ahora lo más fuerte que había pasado con mi hermana, porque si bien durante los siguientes días ella siguió haciéndome pajas, sólo se limitaba a eso, nunca volvimos a llegar a los extremos que llegamos aquel día. No la había vuelto a tocar ni tampoco le vi alguna parte íntima otra vez. Además, había quedado cierto recelo o desconfianza después de mi salida de tono.

Pero bueno, de a poco me iba acostumbrando a éstos jueguitos sexuales tremendamente calientes con mi hermana. Aguantaba más tiempo los orgasmos y lo disfrutaba cada vez más. Pero cuando estaba solo, a cada momento recordaba esa tarde, como la toqué entera… cómo se había bajado la bombacha para mostrarme su tremenda concha… ¡y hasta le había acabado toda mi leche en la cola! Ahora ya no me bastaba con las pajas. Quería más, pero tendría que esperar alguna oportunidad adecuada para que sucediera.

En fin, había llegado el viernes, ese día me tocaba ducharme, así que ya por el atardecer estaba preparándome, tomando los recaudos necesarios y todo lo que ya saben… mi hermana había llegado del trabajo y estaba algo apurada porque debía bañarse y arreglarse ya que por la noche tendría un evento en donde tendría que modelar para una marca de ropa.

Le propuse que yo podía esperar hasta mañana, que se bañe ella así no perdía tiempo, pero me dijo que me ayudaba a mí y luego se metía ella a la ducha, que no habría problema. Acepté.

Nos metimos al baño, y tras desvestirme por completo y abrir la canilla, me puse abajo del agua. Ella se había quitado las zapatillas, estaba descalza, vestida con una remera simple y una calza ajustada.

Micaela me dijo que lo hagamos rápido para no perder mucho tiempo, asique tomó el pote de shampoo y me ayudó a ponerme un poco. Me costaba levantar mis brazos hacia mi cabeza, era de las cosas que más se me dificultaba en esta etapa de recuperación, ya que al levantarlos, se me cansaban muy rápido. Tardé con eso más de lo normal, mi hermana miró el reloj de su teléfono, y apresuró sus movimientos. Se acercó un poco más a mí para ayudarme con el enjuagado. Estaba realizando esa tarea, cuando sentí que se había arrimado demasiado a mi posición… de hecho, estaba tan apurada que no se dio cuenta y pisó un poco de agua en el suelo, y como estaba descalza, se resbaló hacia mí y casi se cae… la alcancé a agarrar de los brazos y evité su caída, pero se había mojado mucho al quedar abajo del agua.

- ¡¡¡Ay!!! Que tonta… me mojé toda.

Le pregunté si estaba bien y me respondió que sí, que no se había golpeado con nada. Lo cierto es que se le había mojado gran parte de la remera, que en ese momento aproveché a observar cómo se le transparentaba la tela y se le notaba el corpiño debajo, también se le había mojado la calza. Se me fue parando la pija en ese momento. Mi hermana agarró una toalla para secarse, pero enseguida cambió de idea porque iba a tardar mucho.

- Ay, ya se me está haciendo muy tarde…-Repitió ella.

Se generó un silencio incómodo… nos miramos durante un breve lapso, Micaela puso cara de niña buena y me preguntó:

- ¿Te molesta si nos bañamos juntos? Sólo va a ser un ratito… porfi decime que sí hermanito… es que no me da el tiempo.

Puf, no me lo podía creer. Desde luego, le dije que no me molestaba… quería verla desnuda otra vez, y parecía que se daba la situación perfecta. Bendije mi suerte. Ya con mi visto bueno, se sacó la remera. Llevó sus manos hacia atrás y se desabrochó el corpiño, quitándoselo y dejándolo tirado a un costado.

Con sus tetas al aire, no perdió tiempo y se bajó la calza junto con la bombacha, estaba apenas al lado mío… yo no podía evitar mirar su entrepierna, pero esta vez no le pude ver la conchita porque mantuvo sus piernas bien cerradas, se había sacado la ropa muy rápido y no me había dado tiempo a mirarla bien. Ya desnuda, se dio la vuelta dándome la espalda, y se metió a la ducha conmigo, ubicándose delante de mí.

- Creo que entramos los dos… tengamos cuidado de no tocarnos, ¿ok?

No había mucho espacio que digamos, claramente ese sector de la ducha era para una sola persona, estábamos bastante apretados debajo del agua, sin tocarnos pero cualquier mínimo movimiento podía generar un contacto. Podía sentir su perfume, su piel y su cabello de matiz dorado muy cerca de mí.

Mientras ella se ponía shampoo en todo su cabello, yo permanecía lo más quieto posible, tratando de no moverme para no tocarla a mi hermana… en ese momento miré hacia abajo, mi pija estaba a media erección. Fue lo peor que pude haber hecho. Además de ver mi pija, le vi la cola a Micaela. Instantáneamente se me empezó a endurecer la pija de manera incontrolable, no había nada que pudiera hacer para evitarlo. Es que era imposible. Ni se pueden imaginar la tremenda cola que tiene mi hermana.

- ¿Hermanito… podés intentar pasarte el jabón vos solo? Así terminamos más rápido.-Me pidió.

Agarré el jabón con la mano derecha, con la izquierda me sostenía como podía. Apoyé mi espalda en la pared de atrás, tocando la canilla y los azulejos, haciendo todo lo posible para evitar que mi pija ya parada roce las piernas o la cola de Mica. Sinceramente, no quería volver a pasar por una situación avergonzante con ella.

Ya con el jabón en la mano, me lo comencé a pasar por el cuerpo, no estaba teniendo grandes dificultades con eso, pero cuando me lo pasé por la pija, el contacto con mi mano y el jabón hizo que se me ponga aún más dura… me había puesto demasiado caliente, y la bella de mi hermana estaba desnuda a pocos centímetros delante de mí. Aún trataba de mantener la mente fría y no cometer una locura.

Me había quedado con muchas ganas de verle bien sus partes íntimas… cuando en ese preciso momento se me ocurrió una idea muy atrevida y arriesgada. No sabía si llevarla a cabo o no. Lo medité unos segundos, pero se me acababa el tiempo porque pronto Micaela terminaría de ducharse. Me decidí. Lo hago. Estaba tan excitado que no me importaban las posibles consecuencias de lo que estaba por hacer. Se me había presentado ésta oportunidad única… y no la quería dejar pasar.

Llevé mi mano derecha hacia abajo, y arrojé sutilmente el jabón al piso, entre las piernas de ella, para que caiga delante de mi hermana. El corazón me latía a mil por el nerviosismo, pero la primera parte del plan había salido bien.

- Se me cayó el jabón Mica… ¿me lo podés alcanzar?

Se lo dije con la mayor seguridad posible. Ella miró hacia abajo… y sin decirme nada, lo iba a juntar. Llevó una de sus manos hacia atrás, y trató de cubrir un poco su cola para que no se le vea nada, enseguida se inclinó bien hacia delante para juntar el jabón. Al hacerlo, se le abrieron mucho los cachetes de la cola… tanto que le pude ver fugazmente el agujerito. Me aguanté como pude el gemido. Tiene un ojete tan grande que por suerte no pudo cubrirse bien con la mano… y gracias a que ella misma tenía las piernas un poco separadas, más abajo le pude ver la concha. Tenía los labios abiertos, un poco separados al estar en esa posición inclinada. Mi dulce hermana había caído en la trampa. Le había visto todo.

Por un instante, tuve a Micaela con la conchita abierta inclinada ante mí, estando con la pija parada a centímetros de ella, apuntando directamente a su chuchi. Me dieron muchísimas ganas de metérsela bien adentro y cogerla sin parar. Se me cruzó el pensamiento por la mente, pero era una completa locura. Por suerte, mi hermana se repuso rápido al juntar el jabón… unos segundos más en esa posición con su concha así de expuesta para ser cogida, y mi calentura extrema me hubiera llevado a cometer una barbaridad de la que no habría retorno.

Al verle todo eso, ya la pija se me puso tan dura que cuando Micaela se volvió a parar para darme el jabón, sus piernas me rozaron el glande. Al notarlo, creo que se sorprendió un poco. Se movió un poco más, y los suaves cachetes de su cola tocaron mi pija, estuve a punto de venirme. Tuve que cerrar los ojos y apretar los dientes. No había más espacio en la ducha para evitar el contacto.
- Ay, ¿se te paró la pija?

No hacía falta que le responda nada, la debía estar sintiendo en su perfecta cola. Tras un breve silencio, me hizo otra pregunta:

- ¿Podés aguantar… o te tengo que hacer la paja?

Aún de espaldas y sin darse vuelta, mi hermana volvió llevar una de sus manos hacia atrás y me agarró la pija.

- Ay, la tenés re dura hermanito… ¿te calentaste mucho por verme desnuda?
- Sí…-Alcancé a responder, ya sin poder casi reaccionar de lo excitado que me había puesto.
- Cuando me agaché a juntar el jabón, aprovechaste para mirarme ahí, ¿no?
- Mmmmm… siiiii...

Tuve que gemir, no podía más de la calentura ya, sentía sus dedos y su mano apretándome muy fuerte la pija, no iba a durar mucho más.

- Ay… ¿Y me viste algo?... ¿Qué me viste?

Me daba mucha vergüenza confesarlo… no quería admitirlo.

- ¡Dale… contestame!-Me suplicó con su voz provocativa.

No tuve más remedio.

- …Te vi la concha Mica… te la vi entera… fue sin querer.
- ¿Eso solamente?... ¿O algo más?...

Demoré unos segundos en responder… el ruido del agua cayendo sobre ambos era lo único que se escuchaba en el baño. Hasta que confesé:

- …También te vi apenitas el agujerito de la cola Mica… disculpame... no fue mi intención...
- Mmmmm… qué pendejo cochino que sos… ¿no se te habrá caído el jabón a propósito para mirarme la concha, no?
- ¡Nooo Mica!… ¿cómo se te ocurre eso? Yo nunca haría algo así…
- ¿Estás seguro?...Yo creo que me hiciste trampa, pajero.

Movió bien su mano para pajearme, estábamos muy apretados y mi pija no paraba de rozar su enorme cola. Estaba gimiendo mucho ya.

- ¿Te va a salir mucha leche?-Me preguntó con un tono sensual para provocarme.
- Siiiiii… voy a acabar ya Mica… cuidado que te voy a ensuciar la cola.
- Mmmmm… no te preocupes por eso hermanito… te dejo que acabes todo tu semen en mi colita.
- ¡Mmmmm!... Ahí viene… te voy a llenar de leche Mica…

Me apretó bien fuerte en la punta para hacerme acabar… con el movimiento de la paja, ella se pasaba mi pija por los cachetes de su cola, sus dedos y mi glande rozaban un poquito adentro de sus nalgas, en su raya… con la excusa de que no había más lugar en la ducha, me estaba pajeando en su hermosa cola, era demasiado intenso y excitante. Su piel estaba tan caliente… me sostuve bien fuerte para evitar caerme y cerré los ojos… me quedé aspirando el perfume de su cabello mientras tenía un orgasmo devastador.

Micaela gimió cuando empezó a sentir la leche en la cola, mi semen salía disparado… me había calentado mucho y estaba acabando una enorme cantidad, todo caía sobre la cola de mi hermana.

Volví a abrir los ojos y miré hacia abajo… ella retiró su mano y ambos suspiramos. Estaba todo repleto de semen… mi glande, sus dedos, su cola… y la leche ya caía también por sus piernas. Micaela se tocó un poco los cachetes para notar todo lo que le había acabado.

- ¿Cómo te podes calentar así con tu hermana?-Me preguntó.
- …No sé… te juro que no sé lo que me pasa con vos Mica… es que estás tan buena… sos tan linda… no me puedo aguantar, me calentás mucho.
- Mmm… y vos me haces calentar a mí, pendejo… me dejaste llena de leche.

Cada palabra sucia que salía de sus hermosos labios era otra inyección de calentura. No quería que esto se termine. Deseaba aprovechar al máximo esta oportunidad. Fui más allá. Si mi hermana se había calentado, sería más fácil convencerla.

- ¿Me dejas verte ahí?-Le pregunté, al mismo tiempo que le apoyé levemente uno de mis dedos en la raya de su cola.
- Mmm…. ¿Qué querés verme cochino?
- Ya sabes… quiero verte bien el agujerito Mica… quiero ver cómo te dejé la cola llena de leche.
- Ay, no seas asqueroso… ya lo habíamos hablado hermanito… me parece que hacer esto es pasarse, me da un poco de vergüenza… además, ya me lo viste cuando me hiciste juntar el jabón, ¿o no?
- Sí… pero te lo vi apenitas… porfa Mica dejame vértelo bien.

Ella se quedó pensativa unos segundos, hasta que parecía que aceptaba.

- Bueno… está bien, pero sólo un ratito, ¿si?

Por supuesto, un ratito era mucho mejor que nada. Mi hermana dio un pasito hacia delante, y yo apoyé ambas manos en los firmes y redondos cachetes de su cola. Teniendo en cuenta mi condición física actual, no podía flexionar las rodillas y agacharme, así que le pedí a mi hermana que fuera ella quien lo haga.

- Inclinate un poquito Mica… te voy a abrir la cola.

Micaela se fue inclinando poco a poco, apoyando sus manos en los azulejos de la pared, dejando sus partes íntimas cada vez más expuestas. Una vez que ya estaba bien inclinada, le abrí los cachetes un poquito, estaban tan firmes que me costaba hacerlo… ejercí más presión y se los abrí más, hasta que por fin pude verle bien el agujerito.

Le había dejado semen por todos lados… mantuve sus nalgas completamente abiertas para mirarle ahí, le estaba abriendo la cola a la zorra de mi hermana y ella me dejaba… su ojete estaba muy cerradito, lo tenía de un color rosa pálido. Metí una de mis manos un poco más adentro de su raya, y le separé los cachetes desde más cerca… Micaela no me decía nada, y la otra mano la llevé a mi pija para tocármela un poco.

Me estaba por dar un ataque, ya el corazón me latía muy fuerte. A pesar del reciente orgasmo, tenía la pija bien dura y parada otra vez. Al abrirle los cachetes desde más cerca, el agujerito de la cola se le abrió apenitas. Casi me muero. Bajé con mi vista, viendo como el semen se deslizaba por sus piernas… un poquito de mi esperma había bajado hasta los labios de su conchita. Por favor, nunca había visto nada igual. Esa concha era preciosa. La tenía muy rosada, y sus labios gruesos seguían ligeramente abiertos…

Micaela giró un poco su cabeza hacia atrás, y vio como me la estaba tocando mientras le miraba el culo.

- Que atrevido que sos… mirá lo que le estás haciendo a tu hermana…

Me hablaba con su tono provocativo habitual. Ella me miraba atentamente, mientras yo seguía observando su conchita y culito.

- Te dan ganas de meterla, ¿no?

Apenas terminó de preguntarme eso, tuve que gemir. La miré a los ojos y, sin decirle nada, ella sabía que quería hacerlo.

- Ay, eso sería coger hermanito…

Escuchar a mi hermana diciendo “coger” de forma sensual, mientras me miraba con esos ojazos verdes, me dieron aún más ganas de clavársela toda ahí mismo. Hasta que me devolvió a la realidad:

- Ni siquiera lo pienses… sacátelo de la cabeza porque no va a pasar.

Puso un gesto más serio, y creo que en ese momento se dio cuenta de lo lejos que habíamos llegado.

- ¿Listo? Ya me viste toda, cochino.

Retiré mi mano de su cola, sus cachetes se volvieron a cerrar, y mi hermana se repuso… agarró el jabón y se lo pasó rápido por la cola, la entrepierna y los muslos, para limpiarse todo el semen que le había dejado. Luego salió de la ducha y comenzó a secarse, se quedó con la toalla envuelta en su cuerpo, y tras cerrar la canilla, me ayudó a secarme a mí.

Recién estaba dándome cuenta de la atrocidad que estuvimos a punto de cometer… hablar de coger era hablar de algo muy prohibido. En ese momento me arrepentí un poco, estaba algo avergonzado… y ella lo notaba. A pesar de eso, no se me bajaba la erección, había sido muy caliente lo que habíamos hecho en la ducha. Tras secarme y ponerme un poco de ropa, mi hermana solamente me miró, y tras sonreírme, me dio un beso en la mejilla y me susurró al oído:

- Mañana te hago otra paja hermanito.

No aguanté hasta mañana. Mi hermana ya estaba cambiada, arreglada, y tras desearle suerte, se había ido al evento en donde tenía que desfilar por la pasarela para una nueva marca de ropa. Me quedé solo en casa, ya era de noche.

Transcurrieron las horas, pero seguía muy excitado por lo que había sucedido en el baño. No podía pensar en otra cosa. Aún tenía la pija parada, molestándome mucho y apretándome el calzoncillo. Ya había mejorado bastante la movilidad de mis manos y dedos, además tenía menos dolor… por lo tanto intenté masturbarme, esa noche me hice la paja hasta acabar, finalmente pude lograrlo. Era la primera de varias.

Claro que no le dije nada a mi hermana… quería que ella me siguiera masturbando. Me sentía un poco mal por hacerle esto a Mica, pero después de todo lo que habíamos hecho, o lo lejos que habíamos llegado, no podía parar ahora.

Me quedé dormido, no supe a qué hora había llegado mi hermana, por lo tanto me desperté ya el sábado, cerca del mediodía. Lo primero que noté es que hacía un calor infernal, otra vez. Ya estaba cansado del verano, y sin aire acondicionado en casa. Me levanté y estiré la vista hacia la cama de arriba, observé que Micaela estaba durmiendo, destapada y sin sábanas, en ropa interior. Me dispuse a preparar el almuerzo, no quería calentarme ya desde temprano. No me daba tregua la diosa de mi hermana mayor.

Estuve cocinando, tomando todos los recaudos posibles, cuando ella se despertó. Tras quejarse del clima, Mica me preguntó si me molestaba que se quedara así en ropa interior, por el intenso calor reinante. Le dije que no, por lo tanto no se puso nada, y nos sentamos a comer en la mesa. Hablamos un poco, le pregunté cómo le había ido anoche con el desfile, y me respondió que todo perfecto, que aunque tuvo nervios al principio, luego fue todo bien. La felicité y continuamos almorzando, sin decir nada de la escena caliente ocurrida el día anterior.

Tenía tarea de la universidad para completar, así que luego de comer encendí la notebook y me acosté en mi cama para ponerme con eso. Abrí el correo y descargué todos los temas que debía estudiar. Estuve unas horas cumpliendo con dicha labor, cuando mi hermana aún en ropa interior se colocó frente al espejo y comenzó a pasarse una crema por todo el cuerpo.

- Al menos voy a aprovechar este calor para tomar sol.-Me dijo.

Me quedé viendo como se pasaba crema solar por los brazos… la espalda… las piernas… incluso en un momento metió sus manos adentro del corpiño para pasarse crema en las tetas. Ya me la conocía, ésta zorrita iba a tomar sol desnuda. Sacó otro poco de crema del pote y lo mismo hizo abajo, metiendo la mano adentro de la bombacha para pasarse crema por el pubis y la concha. Se me paró la pija enseguida cuando vi que se tocaba la conchita. Lo hacia delante de mí, no tenía ningún tipo de reparo. Tras llenarse la cola con crema solar, me avisó que subía un rato a la terraza a tomar sol.

Quedé hirviendo. Por más que no quisiera, parecía que Micaela encontraba formas de calentarme todos los santos días. Intenté seguir con la tarea, pero no me podía concentrar. No me quedaba más remedio que volver a pajearme. No sé si esto era normal, seguramente que no, pero mi hermana me tenía caliente todo el día. Me bajé el calzoncillo y me hice otra paja pensando en ella, pensaba en lo de recién, pasándose cremita en la concha, y también cuando le abrí bien el culo en la ducha.

Me fui hasta el baño para acabar y no ensuciarme. Después de pajearme, ya por fin estaba bastante relajado. Habían sido muchas en poco tiempo. Me sentí muy aliviado y me concentré nuevamente en la tarea de la universidad.

Trabajé bien con los apuntes, estaba conforme con cómo iban mis primeras semanas como estudiante, por más que estuviera en una situación bastante rara, estudiando desde casa.

Miré el reloj, ya marcaba las 4:30 de la tarde… hacia más de una hora que mi hermana había subido a la terraza a tomar sol, cuando justo la escuché bajar. Bebió un poco de agua y se acercó hasta mi posición, para preguntarme cómo iba con la tarea.

- Voy bien… algunos temas me cuestan, son complicados de entender, pero por el momento estoy completando todos los apuntes
- ¡Qué bueno!, me alegro mucho entonces.

En ese momento, apagué y cerré la notebook, ya había estudiado demasiado el día de hoy. Alcé la vista hacia Micaela y le pregunté:

- ¿No te quemaste la piel? El sol está muy fuerte.

Mi hermana se miró a sí misma, a su cuerpo. Todavía tenía puesta la misma ropa interior, un conjunto de color blanco con bordes rojos. La bombacha tenía una cintita en forma de moño en la parte del pubis.

- Creo que no, me puse mucha crema solar… a ver, fijate si no me quemé la parte de atrás.

Micaela se dio vuelta y me puso la cola entangada encima de mi cara. Dejé de estar acostado, y me senté en la cama, para estar más cerca de ella. Tenía su enorme cola a muy pocos centímetros de mi cara, le sentía el aroma a crema solar en su piel. La bombacha se le metía toda entre los cachetes, le tapaba muy poco… y más abajo, entre sus dos imponentes y excitantes muslos, la concha se le abultaba en la tela.

Qué suplicio… estaba muy tranquilo y relajado en cuanto a lo que calentura se refiere, después de todas las pajas que me hice… pero se me estaba volviendo a parar, era insoportable. Me dolía un poco la pija ya. No tenía necesidad de hacerme esto. Merecía que se la cojan toda, por puta. Pero si ella quería jugar sucio conmigo, yo haría lo mismo.

Después de mirar su espalda, su cola, y sus piernas, le pregunté:
 ¿Tomaste sol desnuda?
- Sí… sabés que no puedo tener marcas de ningún tipo en la piel, por cuestiones de trabajo.
- Bueno… parece que no te quemaste, pero si estuviste tomando sol desnuda, te tengo que ver bien toda la zona… tengo que bajarte la bombacha Mica.
- Mmm… vos querés abrirme la cola y mirarme, asqueroso. ¿O me equivoco?
- ¡No seas mal pensada!… es simplemente para controlar que no te hayas quemado ninguna parte de la piel.

Coloqué ambas manos a los costados de sus caderas, agarrando el elástico de la bombacha para bajársela. Su piel estaba muy caliente. Aguardé uno o dos segundos por si Micaela me decía algo para detenerme, pero no lo hizo. Tiré suavemente hacia abajo, observando y disfrutando de bajarle la bombacha a mi hermana, viendo cómo se le salía de adentro de los cachetes… al final tuve que tirar un poco más fuerte porque la bombachita se le quedó adherida a los labios de la concha… se la dejé bajada hasta los muslos, y miré la parte interior de la tela, esa parte estaba muy húmeda. Podía ver todo desde muy cerca.

Apenas le bajé la bombacha, le salió un olor a concha tremendo. ¿Se habrá estado tocando esta puta mientras tomaba sol? Tenía la concha toda pegajosa, y el olor era muy intenso.

Ella misma llevó sus manos hacia atrás, apoyó sus palmas abiertas sobre sus firmes nalgas, y se abrió toda la cola para mí.

- Dale… mirame el culo pendejo pajero.

Dios mío… tenía la cola de mi hermana casi rozando mi cara… podía verle el agujerito bien cerrado. Traté de no ponerme nervioso y continué jugando con ella:

- Dejame ver Mica… mmm parece que acá hay una zona que la tenés un poquito irritada y enrojecida –Mentí. Mi hermanita tenía una piel perfecta. Lo único rosado que tenía era el culo y la concha.
- Ay, ¿en serio?
- Sí… pero no te preocupes, creo que sé como aliviarte.
- A ver…

Mis pulsaciones se dispararon a las nubes con lo que estaba por hacer. Me acerqué aún más, ya metiendo mi cara en su cola, y le pasé la lengua por todo el agujerito del culo. La primera reacción de mi hermana fue de sorpresa, se le tensaron las piernas, pero no me dijo nada, y me seguía ofreciendo su cola abierta. Entonces le pasé la lengua por segunda vez, en esta ocasión de manera muy lenta y pausada. Ella suspiró notablemente.

- ¿Te alivia Mica?
- Mmmmmmmmm… siiii… me alivia mucho hermanito…

Qué putita tan morbosa era, me acomodé bien y le lamí el culo sin parar, a ella se le escapaban gemiditos continuos ante cada una de mis lamidas. Le pasaba la lengua repetidas veces, tomaba un poco de distancia para verle bien el agujerito y luego me volvía a acercar para lamerlo. Lo sentía muy suave y caliente.

Tuve que sacarme la pija del calzoncillo porque me estaba doliendo demasiado, me empecé a pajear mientras le chupaba la cola a mi hermana. Habíamos cruzado todos los límites, me puse extremadamente caliente… me daban ganas de hablarle sucio pero me contenía, no quería pasarme… le seguí lamiendo el culo con delicadeza, suavemente.

Intenté abrirle el agujerito metiendo la punta de mi lengua, pero era imposible, tenía la cola muy cerradita.

- Ahhh…. ahhh…. ahhh… mmm… ahhh…-Mi hermana seguía gimiendo despacito constantemente.

Me alejé un poquito hacia atrás y tomé distancia para admirar lo que tenía en frente y tomar consciencia de la infernal chica a la que le estaba lamiendo la cola. No me podía creer la suerte que tenía… miré hacia abajo y tuve que hacer un gesto de sufrimiento, eso me generaba verle la concha a mi hermana. Sin avisarle y sin decirle nada, moví mi mano hasta su entrepierna… le apoyé dos dedos a cada lado de su conchita, y le abrí esos labios enormes y rosados. Al separarse levemente, un líquido transparente y pegajoso le quedaba colgando entre los labios.

Apenas lo sintió, a Micaela se le escapó un gemido tremendo… pero se sorprendió mucho esta vez, y eso propició a que recuperara la cordura.

- Mmmm… basta hermanito…basta… nos estamos pasando… esto no puede ser…

Aún entre gemidos, retiró las manos de su cola y se dio la vuelta para mirarme de frente. Tenía las mejillas coloradas…me clavó esos ojazos verdes directamente, sentí la excitación en su mirada, me quedé petrificado ante semejante mujer.

Me volví a recostar sobre la cama, ella bajó la vista hacia mi pija, bien parada, erecta, caliente, y brotando líquido pre seminal por el glande. Casi que se mordía los labios al vérmela así, siempre le pasaba lo mismo. La noté un poco molesta o nerviosa, como sintiéndose culpable por no poder contenerse la calentura ante su hermano menor, sabiendo que lo que hacíamos estaba mal.

- Ay pendejo la tenés muy parada… dejame hacerte la paja para aliviarte y terminar ya con esto…

Sin mediar más palabras, se sacó el corpiño y se quitó la bombacha, quedándose completamente desnuda. Así se acercó hasta sentarse en la cama a mi lado.

Mi hermana me empezó a pajear, se escupía en la mano y me la pasaba por toda la pija, apretándome fuerte. De repente me miró a los ojos y me preguntó:

- Contame hermanito… ¿intentaste pajearte hoy?

Respondí afirmativamente a su pregunta, asintiendo con la cabeza.

- ¿Te hiciste la paja pensando en mí, no?
- …Sí...-Confesé tímidamente.
- Mmm… yo sabía que lo ibas a hacer… ¿y en qué pensabas, cochino?

Ya me estaba haciendo sufrir mucho, la miré porque me daba vergüenza responderle eso, pero ella me animó a que lo haga y quise ser lo más sincero posible.

- …Pensaba en tu concha Mica… y en tu cola abierta….
- Mmmmmmmmm… ¿en serio?... ¿y te imaginabas que me la metías?-Me preguntó con su voz sensual, casi susurrando.
- ….Siiiii… me hice la paja pensando en que te cogía Mica…
- Ay, que pajero que sos… ¿cómo podés pensar en eso?... Está muy mal que quieras cogerme, soy tu hermana…

Habrá estado tres o cuatro minutos masturbándome intensamente, hablándome con palabras sucias y calentándome al máximo, pero yo por el momento no sentía ganas de acabar, me había hecho muchas pajas y estar otra vez excitado me molestaba ya. A ella se le estaba cansando el brazo.

- ¿Ya no funciona mi mano para sacarte la leche?-Me preguntó un poco en broma.
- …Creo que me estoy acostumbrando…-Le respondí.

Estiré mi mano para tocarle las tetas, ella se dejaba… le pasé la palma abierta para manosearla toda y tocarle los pezones. Como mi hermana veía que yo no acababa, me sonrió y se subió a la cama… cruzó una pierna por encima de mí –le vi toda la concha por un instante- y se arrodilló en la cama dándome la espalda, con una pierna a cada lado de mi cuerpo. Llevó su mano hacia atrás para continuar con la paja, y su ojete había quedado casi que encima de mi pija. Me animé a más:

- Pasatela por ahí… pajeame con la cola Mica…
- Mmmm… ya hablamos de esto hermanito… creo que no deberíamos…

Aunque trataba de poner reparos, me pajeaba mientras se pasaba mi pija por toda la cola. Yo no daba más, mi hermana me calentaba demasiado, jugaba conmigo.

- Mostrámela Mica… abrite toda y mostrame concha y culo…

Ella estaba muy excitada, porque no me dijo nada, simplemente dejó mi pija y con ambas manos, se abrió bien los cachetes de la cola para mostrarme.

- Mmm… dale… mirame toda pervertido.

Acercó uno de sus dedos y se lo pasaba por el agujerito del culo.

- ¿Te gustaría meterla ahí, no?... ¿Me la querés poner?

Temblé por dentro al escuchar eso… sin pensarlo, con mis dedos dirigí mi pija hacia delante, y con precisión le apoyé el glande justo en el agujerito. Ella gimió.

- Mmmmmm… dejala ahí hermanito… sólo tocando la puntita, ¿sí? No vamos a pasar de esto…

Gracias a la paja que ella me estaba haciendo, tenía toda la pija llena de saliva… Micaela sin querer hizo un poco de presión hacia abajo y casi se la meto, estaba al borde.

- ¿Estás seguro de que esto no es pasarse?

No quería responderle más a ésta altura, era más que obvio que lo que estábamos llevando a cabo era algo prohibido. Pero yo sólo pensaba en cogerla, en metérsela por donde sea.

Traté de levantar mis caderas, y a pesar de que eso me generaba algún dolor, empujé y la cola casi se le abre.

- Ay, me la vas a meter… no podemos coger, somos hermanos…-Lo decía casi susurrando.

Intentaba convencerse a sí misma, pero evidentemente su cuerpo pedía otra cosa. Ante mi asombro, se escupió en los dedos y se lo pasó todo por el agujerito de la cola. Mi hermana al principio se contuvo, pero luego de unos segundos, se fue sentando sobre la punta de mi pija, y al hacer un poco de presión, ¡sentí como mi glande se metía en su cola! Estaba todo muy húmedo y caliente. Al mismo tiempo, apoyé mis manos en sus nalgas haciéndole notar que deseaba meterla más.

Lo mejor era que no había forzado ninguna situación, ella misma se estaba clavando mi pija, no podía creer que lo estuviera haciendo.

- Ahhhhhhhhh… sentate un poquito más Mica…
- Mmmmmmmm…. pero yo nunca dejé que me la metan por la cola…-Repetía varias veces quejándose, entre gemidos.

Con razón la tenía siempre tan cerradita, a mi hermana nunca se la cogieron por el culo. Me calentó muchísimo saber que era el primero. A cada contacto con mi cuerpo, sentía su piel tan suave y caliente… continuó bajando muy lentamente, yo simplemente observaba atónito cómo iba entrando, me apretaba una barbaridad la pija de lo cerrado que lo tenía.

Cuando llegó a meterse la mitad del tronco, se detuvo porque no le entraba más. Aún entre gemidos, se levantó apenas y se volvió a sentar, creo que quería acostumbrarse a tener por primera vez una pija entrando en su cola virgen.

¿Cómo explicar mi estado? Cerraba los ojos de la excitación que me provocaba, los volvía a abrir para no perderme ningún detalle, escuchaba como la zorrita de Micaela gemía. Le estaba cogiendo la cola a mi hermana, era increíble.

Se movía hacia arriba y abajo, subiendo y bajando su culo sobre mí… le estaba gustando porque no paraba de gemir en ningún momento. Sólo se la metía hasta la mitad, creo que su cola no daba para más, la tenía muy cerrada y me apretaba mucho. No decíamos nada, lo único que se escuchaba en la habitación eran nuestros gemidos.

Mientras se la metía, podía ver que se estaba tocando… es más, podía escuchar cómo se daba golpecitos con la palma de la mano sobre la concha, no aguantaba la calentura. Ya desde hoy notaba que Micaela estaba enardecida. Yo estaba por acabar, ahora sí. Pero mi hermana se arrepintió en el peor momento:

- Esto está mal… esto está muy mal…

Dejó de moverse y se quedó quieta, pensando durante unos segundos… levantó sus caderas de golpe, y tras sacarse la pija del culo, repetía constantemente que no podíamos coger, mientras se bajaba de la cama. Inmediatamente me paré y la agarré del brazo, tenía que tratar de convencerla, me había calentado más allá de los extremos, no podía detenerse ahora. Bajó la mirada con vergüenza y me dijo:

- Está mal lo que estamos haciendo… soy tu hermana…

Micaela se iba a poner la bombacha, pero antes de que pudiera hacerlo, le toqué la concha con mis dedos, mientras le preguntaba:

- No está mal Mica… si te estaba gustando… ¿o no?
- …No es ese el punto… mmmmm –gimió profundamente mientras le tocaba el clítoris hinchado-… sino que somos hermanos, está mal que me cojas….

No la notaba para nada segura en lo que decía, encima de que tenía la conchita llena de flujo, estaba mojada hasta chorrearse. La hice dar vuelta, ella no puso objeciones, y con una mano apoyada en su espalda, le dije que se arrodille en la cama.

- Pero no quiero…-Decía como si estuviese arrepentida, pero dejaba que yo la ponga en cuatro sobre el colchón.

Apoyó ambas rodillas nuevamente en la cama, la acomodé para que recueste su cabeza en la almohada y quede inclinada para mí. La puse como perrita, y le separé apenas las piernas, ella se dejaba hacer. Yo estaba aún de pie allí al costado. Tenía su culo y concha completamente en pompa y expuestos para metérsela. Le abrí bien los cachetes y vi como el agujerito le quedó un poco abierto después de la cogida de recién. Me acerqué apuntando mi pija nuevamente hacia allí, y se la metí con muchas dificultades, hasta la mitad.

- Ay, no… está mal hermanito…-Decía entre gemidos, con la cara apoyada en la almohada.
- No está mal Mica… no está mal que te la ponga por la cola…

Dejé mis manos abriendo sus cachetes por completo, y miraba como le metía la pija en la cola, era sublime estar cogiendo un ojete tan grande como el de mi hermana mayor. Ahora parecía que yo tenía el control absoluto de la situación, cuando siempre había sido ella quien llevaba las riendas de la relación incestuosa entre ambos. Me iba a aprovechar al máximo de la putita provocadora de Micaela. Me había calentado muchísimo, tuve que pajearme decenas de veces por su culpa… ahora quería aprovechar mi oportunidad. Se volvió a quejar:

- Ay, me estás cogiendo… no deberíamos… soy tu hermana…
- Te voy a coger toda Mica… te voy a coger bien cogida.

No me importaba que me dijera algo o se enojara conmigo, ya no estaba en mis cabales a esa altura, no pensaba con claridad. Mi hermana era una hermosa chica a la que tenía que abrirle el culo y cogerla hasta llenarla de semen. Le saqué la pija y escupí en el agujerito levemente abierto, volví a ponérsela y empujé para clavársela más adentro, la saliva y la humedad facilitaron la tarea.

- ¡¡¡¡Ayyyyy!!!!… la tenés muy grande hermanito… me duele…
- Mmmmm…. te voy a dejar la cola bien abierta Mica.

Se la fui metiendo lentamente hasta hacer tope, mis piernas chocaron con las de ella, y mis huevos se mojaron al tocar su concha.

- Mmmmmmmmmmm…. ¿sentís como te entró toda la pija en el culo?

Ella simplemente movió la cabeza diciendo que sí sobre la almohada, con la boca abierta y gimiendo sin parar. Me costaba mucho trabajo moverme, tenía la cola tan apretada que se trababa la pija y tenía que escupir constantemente.

- Aia… aia… mmmmmmm….-Se quejaba y gemía al mismo tiempo.
- ¿Te parece que esto es pasarse, Mica? Te estoy culeando toda… te estoy rompiendo el culo de modelo que tenés…
- ¡No me hables así, asqueroso!

Me moví hacia atrás y fui sacando toda mi pija, le pegué una palmada y tras abrirle los cachetes para ver cómo le estaba dejando la cola, miré hacia abajo y con mis dedos le zamarreé toda la concha. Estaba empapada, las gotas de flujo se le caían por los muslos… pero tenía los labios tan grandes, que debido a mi inexperiencia en el sexo, no tenía ni idea de dónde tenía el orificio para meterla en la concha. Le iba a tener que preguntar.

De todas maneras, mis deseos se derrumbaron en ese preciso instante. Ella intuyó que se la quería meter por ahí, y me lo prohibió. Llevó una mano hacia atrás y se cubrió toda la concha, tapándosela por completo.

- ¡Ni se te ocurra!
- Si tenés la concha toda pegajosa Mica, sacá la mano.
- ¡Por la concha no! ¡Me podés embarazar!

Le saqué la mano de ahí a la fuerza, y quedaron sus perfectos labios rosados al descubierto, estaban brillosos de tanta humedad que los recubrían.

- Mmmmm… que concha hermosa que tenés Mica… desde que te la vi marcadita en la bombacha que te la quiero coger toda.
- Ay no… por favor por la concha no hermanito, me vas a dejar embarazada…-Me seguía suplicando.

Volvió a taparse la chuchi, la quise convencer, pero no pude.

- Dale… porfa dejame metértela un poquito nada más.-Le rogué con mi pija en la mano, pasándosela por toda la cola.
- ¡Ya te dije que no! Eso está prohibido… y escuchame bien… quiero que acabes así terminamos con esto, que nunca se va a volver a repetir, ¿entendiste?

Tras maldecir y enojarme, tuve que conceder. Parece que se me había escapado una chance única.

- Ufa… está bien… pero mostrame por última vez la conchita que quiero acabar viéndotela.
- ¿Sólo ver?
- Sí… sólo ver Mica, te la veo y acabo.
- ...Bueno, pero apurate hermanito.

Micaela sacó su mano y nuevamente me dejó observar su concha húmeda. Me hice la paja mirándola, mientras ella me vigilaba.

- Mica… ¿la podés abrir un poquito con los dedos? Te la veo abierta y me vengo enseguida….-Le pedí suplicando.

Tras un suspiro, mi hermana me complació, puso un par dedos alrededor de sus enormes labios vaginales, y estiró para abrirlos… lo increíble era que seguía viendo todo rosado, ni atisbo de un orificio vaginal.

- Más Mica, abritela toda.

Un par de dedos no eran suficientes para abrir semejante concha, tuvo que llevar ambas manos a la zona, y con una a cada lado, utilizando todos los dedos, se la abrió bien. En el proceso, los labios brillosos se despegaban entre sí, había hilos de flujo colgando, adheridos en los pliegues vaginales. Se la abrió un poco más, hasta que por fin le podía ver el orificio de su conchita. Apenas era visible, estaba recubierto por lubricación vaginal.

- ¿Así?
- Mmmmm... siiii….

Dios mío… me dio un estremecimiento, esto ya no era sano… sí o sí tenía que encontrar la forma de convencerla para cogerle la concha, pero lo veía imposible… aunque… si no quedaba otro remedio, tendría que engañarla. Iba a intentar metérsela igual, sin su permiso. Por lo menos ahora ya sabía por dónde meterla… era arriesgadísimo, tendría que apuntar bien, y ser lo más rápido posible para que no le dé tiempo a reaccionar para evitarlo.

- ¿Ya está hermanito?-Me preguntó con dulzura.
- Mmmm… ya casi… dejala así abierta que estoy por acabar Mica…

Me aproveché de la ingenua de mi hermana… aún estaba demasiado cerca… y sin pensarlo más, apunté bien mi pija hacia la abertura de su concha, sólo tendría una única oportunidad. Me moví muy rápido hacia delante y le apoyé el glande en la conchita, enseguida empujé con toda la fuerza que tenía hacia dentro y mi pija se hundió completamente de golpe.

- ¡¡¡AYYYY!!!... ¡Me hiciste trampa! ¡Sacala ya pendejo!
- ¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM…. te voy a coger esta concha caliente que tenés, puta!

Ella quiso evitar la penetración, pero ya era tarde. Empujé tan fuerte que se la clavé hasta el fondo, su conchita era más fácil de coger de lo que imaginaba, estaba mojada a rebosar, húmeda, suave, hinchada… tuve que gemir como nunca al sentir todo eso en mi pija.

- ¡¿Cómo te atreves a decirme puta?! ¡Soy tu hermana!
- Si eso sos, sos una puta Mica, ¿o no?
- ¡No soy puta!... ¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!!!!

Micaela se movía para obstaculizarme e impedir que se la meta, así que la agarré bien fuerte de las caderas y la empecé a coger con vehemencia. Me dolía todo el cuerpo al moverme y hacer el esfuerzo para cogerla, pero valía mucho la pena.

- Mmmmmm…. gracias por dejarme la concha abierta… intentá tapártela ahora puta, dale… ¿o te gusta que te coja?

No me importaron lo más mínimo sus reclamos, mi hermana tenía una concha rosada y pegajosa, y yo me la tenía que coger. Ella ya se estaba dejando hacer, ponía cada vez menos esfuerzos en detenerme. Se la ponía hasta el fondo, chocaba contra su cola ante cada embestida.

- ¡Qué pendejo cochino que sos, no puedo creer que me estés haciendo esto, soy tu hermana!
- Y vos sos una pajera calentona Mica, no te bastó con mostrarme el culo, te tuve que coger y te dejaste, como la puta que sos.

Micaela estaba gimiendo, trataba de contenerse pero le era imposible, gemía sobre la almohada sin parar, estaba encantada. En ese momento, comencé a sentir algo extraño… mi hermana comenzó a temblar y a gritar como poseída. Se agarraba de las sábanas apretándolas.

- ¡¡¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMM…. AAAAHHHHHHHHH…. AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!

Me incliné hacia atrás y se la saqué… apenas lo hice, le salió un enorme chorro disparado de la concha… era como un fluido transparente, me había caído en toda la pija, los huevos y las piernas.

- Mmmmmmmmmmm… mirá como te measte toda, puta…

Le abrí bien la concha con mis manos para ver como se le derramaba todo lo que le salía de adentro, era una mezcla de flujo espeso y pegajoso con este líquido raro, ya ni sabía lo que le salía de ahí.

Luego de eso, mi hermana había quedado como adormecida, la miré por el costado para verle la cara, y estaba con los ojos entre cerrados y la boca abierta, casi como desvanecida o en completa relajación, pero seguía gimiendo, ahora en voz baja.

Yo no podía aguantar más el orgasmo, tuve que respirar profundo y controlarme un poco, quería alargar al máximo posible este momento.

Mica no se movía, aún estaba arrodillada como una perrita en la cama… tenía sus dos orificios a mi total disposición… me arrimé nuevamente y le pasé la pija por todo el agujero de la cola durante varios segundos, esperando que me dijera algo… como no lo hizo, empujé hasta metérsela, me costó pero ya entraba con mayor facilidad que antes.
Se la clavaba hasta el fondo y salía… la sacaba de la cola, miraba como le quedaba abierta y se la metía en la concha… la sacaba nuevamente, descansaba unos segundos para estirar el orgasmo, y otra vez por atrás... cada vez que se la metía por el culo, Micaela se quejaba, pero no me decía nada.

Ante su completa pasividad, me la cogía por la cola y por la concha, se la ponía un ratito en cada agujero, al mismo tiempo que le pagaba palmadas en los cachetes. Estaba como una sumisa, abandonada a lo que yo le haga.

No sé si mi hermana estaba acabando veinte veces seguidas, o si se estaba meando… su concha no paraba de contraerse, chorreaba de forma abundante.

Ella se quejaba al mismo tiempo que gemía, pero yo no iba a parar hasta dejarle los dos agujeros completamente desflorados.

Volví entonces a apuntar a su delicada conchita rosada para metérsela por ahí, tomé impulso y me la cogí de una forma brutal y descarada, aprovechando su hermosa y suave concha caliente que no paraba de ensuciarme con todo lo que desprendía...

- Ahhhhh…. ahhhhhh…. ahhhhh….- Mica no paraba de gemir como una zorrita contra la almohada.

En la casa sólo se escuchaban los choques de ambos cuerpos, sus gemidos y la respiración agitada de ambos.

Antes de acabar, la saqué de golpe. Mientras Micaela se convulsionaba, los labios de la cajeta le quedaron completamente separados y abiertos, hileras de flujo y líquidos salían de esa concha olorosa... admito que en ese momento no parecía una persona, lo único que quería era saciar mi instinto animal. Las sábanas quedaron completamente mojadas y sucias.

- Que olor a concha que tenés Mica, dejaste todo enchastrado…

Tomé un respiro, la apunté a su enorme cola y se la volví a meter, hice lo mismo que con la concha, como notaba que entraba tan fácil, le di bien fuerte… le estaba rompiendo el culo de una manera salvaje ya, hasta que mi hermana gritó muy fuerte.

- ¡¡¡¡¡AAAAHHHHHHH….. AAAAYYYYYYY……!!!!!

Me detuve porque me asusté un poco… la tuve que sacar.

- ¿Te duele?

Me dijo que sí moviendo la cabeza sobre la almohada, apretando los labios. Con mis manos, abrí bien sus cachetes.

- A ver cómo le quedó la cola a la modelo…

Le había dejado el agujero del culo muy reventado… lo tenía demasiado abierto, y los bordes le quedaron de un color rojizo intenso.

- Mmmmmmmmm Mica… ¿eras virgencita por la cola?

Apenas movió la cabeza y me respondió “sí” con una voz muy tenue. Por primera vez en varios minutos, me preguntó algo, se le cortaba la voz mientras hablaba:

- Ay… ¿cómo me la dejaste, cochino?... siento que me arde mucho…
- Mmmm… es que te la dejé bien roja y abierta Mica…

Si bien la conchita todavía podía soportar más embestidas, yo me encontraba muy cansado, adolorido y con ganas de vaciar por completo mis huevos. No aguanté más. Micaela había tenido su merecido ya.

Di un paso hacia atrás para tener una visión completa de la puta de mi hermana, arrodillada y abierta en la cama… era alucinante el cuerpo que tenía, suspiré profundamente luego del esfuerzo realizado. Micaela permanecía inmóvil, podía acabarle en donde quisiera, pero me costaba decidirme.

Opté por subirme a la cama, con cuidado, acercándome hasta su ruborizada cara… aparté hacia un costado varios mechones de cabello que caían sobre su rostro, y le puse la punta de la pija en la boca. Sin decir nada, ella abrió apenas los labios y sacó la lengua para lamerme la pija. Mientras lo hacía, yo se la empecé a pasar por toda la cara, dirigiéndola con mis dedos…

- Puta, ¿te gusta que te acaben en la cara?

No me dijo nada, sólo sacaba la lengua como pidiendo compasión y que termine ya de someterla. Me desplacé un poco más, y le puse mis huevos en la boca… Micaela seguía lamiendo ahora mis testículos, al mismo tiempo yo me pajeaba y me movía encima de ella. Cuando sentí que el orgasmo era inminente, me acomodé bien y coloqué la punta de la pija apuntando directamente a su carita angelical. Me hice la paja endemoniadamente, ya en los compases finales, por fin le iba a largar todo lo que me había provocado.

- Mmmmmmmmmmmmmm…. te voy a llenar de leche Mica… ahí viene… ahí viene…. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!

Todo el cuerpo me temblaba, hice el último esfuerzo de mantener los ojos abiertos y mirar cómo le caían los chorros de semen a mi hermana en toda la cara. Los primeros y más abundantes cayeron en sus mejillas, apunté a sus labios y muchos chorros se metieron en su boca, también le salpiqué un poco el cabello y los párpados.

Resoplé, estaba extenuado. Micaela cerró los ojos y yo me sacudí la pija encima de ella para dejarle caer las últimas gotas…

Apoyé todo el tronco sobre su rostro y le volví a refregar la pija por toda la cara, dispersándole el semen para dejarla completamente sucia. Le di pequeños golpecitos con la pija en sus mejillas y labios, dando por finalizada la primera sesión de intenso y salvaje sexo con mi hermana.

Agitado, bajé de la cama chocándome todo por mi débil y flojo estado físico luego de un infernal orgasmo… Micaela recién estaba por reponerse… la había dejado tirada en la cama, con la cola abierta, la concha escupiendo flujo y la cara llena de semen… no tenía idea sobre cómo iba a reaccionar mi hermana ante esto… eso ya se lo dejo a la imaginación de ustedes.

FIN.

0 comentarios - Verano inesperado con mi hermana IV Final

Los comentarios se encuentran cerrados