Masajes, putas y cuarentena. Cap 4

Esos días en que ninguno de ellos apareció me sirvieron para ordenar un poco mi mente y organizarme. Por mi forma de ser me gusta tener todo controlado pero la facilidad con que se dieron las cosas, sumado a la sequía de sexo durante la cuarentena, habian hecho que me tire de cabeza a disfrurar sin medir mucho las cosas.
Por otro lado sabia que debía aprovechar, estas cosas un dia se cortan y hay que vivirlas mientras se den.
Los primeros en volver fueron Juan y Estela. Con ellos la cosa era tranquila, pero esta vez yo quería más. Todo se fue dando como siempre, la puse caliente con los masajes, esta vez no fui tan sutil y ya le estaba mandando dedos en la concha mientras estaba boca abajo.
Me gustaba que se dejara puesta esas tangas bien chiquitas que  usaba que se clavaban en su gran culo, era hermoso correrla para tocarla y era hermoso tambien sacarsela muy lentamente y dejarla desprovista de todo y a mi merced.
Y asi fue que se la saqué cuando llegó el momento y primero con los dedos y despues con la lengua le arranqué muy facilmente el primer orgasmo. Se pone tan caliente con el masaje que cuando llegué a su concha ya estaba super mojada y tremendamente excitada.
Pude beberme todo su néctar, lamer esa concha suave, deliciosa y caliente es una de las cosas mas lindas que me pasó en este tiempo.
La dejé descansar un poco y volví al ataque, esta vez quería provocar su reacción, ver si dejaba de ser tan pasiva y al menos me tocaba.
Lo miré a Juan que estaba recaliente como siempre, pajeandose por lo que veía y me bajé el pantalón. Comencé a refregar mi pija por su cuerpo mientra le lamía las tetas, el cuello y susuraba a su oido que me tenía muy caliente.
Con una mano la comencé a pajear y con la otra me pajeaba yo contra su pierna.
Ella no hacía nada, no me tocaba, no me pedía nada. Alargué el segundo orgasmo alternando paja con caricias, lamidas por todo el cuerpo y obvio siempre refregandole mi pija.
Acabamos casi juntos. Le llené de leche su pierna y parte de su gran culo. Miré a Juan y el también había acabado, era la primera vez que llegaba al extremo mirandonos, se había calentado mucho en su roll de cornudo.
Estela me trastornaba en su papel de hiper pasiva. Intenté que ella me pidiera coger, que me tocara, que me la chupara, algo. Evidentemente nunca lo haría, la proxima vez se la pongo sin preguntar y sin siquiera comentarselo a Juan. Y que sea lo que sea.
Pasaron unos dias y un muchacho, Andrés, me contacta por un aviso,  me pide algo similar a lo de los otros dos, masajes sensuales para su mujer, el mirar, eventualmente participar...
Seria otro amigo de Juan? Pude comprobar que no, solo la casualidad de querer lo mismo.
En si no era invento de Juan este jueguito, yo ya lo habia hecho en otras oportunidades, si han leido viejos relatos mios lo sabran.
Arreglamos para que vengan un lunes, Andrés fue advirtiendome que Marcela, su mujer, por ahi no se animara a tanto, que vaya viendo...
Como siempre es mas las ganas del marido que la de su mujer, así que me mentalice a ir otra vez con calma, pero con ese gustito que me entra de tener en mi camilla a una chica nueva.
Que contarles del masaje a Marcela para no ser repetitivo?
Eran una pareja más joven que los otros, de unos 30 y pico, el robusto sin ser gordo y ella bajita y bien proporcionada, ni mucho ni poco de todos lados. Una buena cola como pude ver, una vez en la camilla, muy poco cubierta por una pequeña tanga que se perdía  entre sus  lindos cachetes.
Fuí con un masaje normal pero al límite, según lo acordado, rozando sin tocar, calentando sin ser explicito. Acariciar ese joven cuerpo me puso al palo y en un par de oportunidades dejé que lo notara rozandole mi pija.
Andrés varias veces intentó de que ella accediera a la joda, pero ella estaba como vergonzosa y no quiso, llegó incluso a decirle que yo le enseñara a hacerle masajes sensuales, obviamente para tocarla entre los dos y que se pudra todo!
Ella no quiso, le daba vergüenza y entonces el no le pidió más.
Prometieron volver, cosa que aún no ha pasado. No se si los maridos se pasan de cargosos  y por ahí las mujeres  se niegan peor, o son solo las ganas de ellos. No se.
Creo que de todos estos casos el que mejor la maneja con su esposa es Juan.
A los pocos días pasó otra cosa inesperada, me llamó una mujer sola para estos masajes. Charlando pude saber que estaba separada y que tenía ganas de darse un gusto. Me dijo también que no sabía si se iba a animar a que terminaramos cogiendo, pero que era mejor dejar que las cosas fluyan y yo estuve de acuerdo. Acá no tendría que ir tanteando si no que me mandaría de una, era eso lo que quería.
Su nombre Yolanda, unos cincuenta años, petisa y gordita, culo grande y carnoso que traía apenas cubierto por una tanga que una vez que la calenté bien le saqué muy lentamente. Vergonzosa ella también, no terminaba de destaparse del todo para no mostrar sus kilos de más. Respeté eso pero descubrí sus tetas para saborearlas antes de perderme entre sus piernas a lamer su concha. Despues del primer orgasmo la acaricié y me dijo que se quedaría horas haciendo eso... asi que seguí y le fuí sacando orgasmo tras orgasmo con dedos, lengua y caricias.
Nunca me tocó y cuando ya vi que era suficiente,  termine mi tarea. Perdí la cuenta de los orgasmos que tuvo, pero fueron muchos. Disfrutó mucho y dijo que iba a volver la próxima semana.
Mientras tanto, esa semana volvió  Pedro con su mujer oficial Marta.
Descubrí que evidentemente el problema son los maridos ansiosos y la manera en que le rompen las bolas a sus mujeres para que hagan algo para lo cual aún no estan muy decididas... ademas que Pedro es un pesado y la boludea tanto que nunca va a lograr nada.
En el masaje a Marta la toqué más, la calenté más, rocé su concha muchas veces, la hice desear, cuando fuí a sus tetas, esta vez sin preguntar, ya sabía que le gustaba, dediqué muchas caricias a sus pezones, masajee bien las tetas, fuí para su cuerpo, llegué hacia su concha, la rocé, toqué sus bordes, volví a sus tetas, fuí de las tetas  la concha y de ahí volví a sus tetas y asi seguí un buen rato. Me acerqué a su oido y le susurré que podía relajarla mucho más si quería, pero no quiso. Pedro le había roto mucho las bolas y la cansó.
La proxima le voy a decir que no hable, que no la joda, que no le sugiera que hacer.
Y me voy a mandar a tocarle bien la concha. Yo se que ella quiere pero Pedro la estropea.
Juan y Estela todavía no volvieron, pero a la semana de la primera visita volvió Yolanda.
La gordi se puso totalmente en bolas tapada con la sabanita. Cogeríamos? No lo se, despues del masaje la comencé a tocar boca abajo, aproveché para comerle su gran culo mientras le enterraba dos dedos en la concha y la bombeaba con ellos. Acabó por primera vez y se puso de costado mirando hacia mi.
La acaricié y lamí sus tetas, besé su cuello y como estaba de costado arrimé mi pija que ya estaba bien dura rozandola donde podía.
Mi chaqueta estaba  medio desabrochada, ella no hacia nada por tocarme, tenía que hacer algo. En un momento se puso a acariciar mi mano, mientras yo, con la otra mano alternaba pajas, caricias y habia comenzado a jugar con su culo. Tenía un orgasmo y yo paraba, la acariciaba, besaba su cuerpo y volvía a las pajas.
En un momento le apoye su mano en mi cuerpo, lo acariciaba un poco y la sacaba, al rato volvía a apoyarsela y ella volvía a hacer lo mismo. No intentaba tocar mi pija.
En un momento amagué con volver a poner su mano en mi cuerpo pero fuí directo a mi pija, se la hice agarrar por ap en mi panza y se la fuí bajando y empujando mi pantalón hacia abajo le hice agarrar  mi pija directamente, ella comenzó a pajearme, por fín! me dije...
La comencé a pajear freneticamente y ella a mi, la hice acabar mientras le  lanzaba varios chorros de leche sobre sus tetas.
Tranquilo por haber descargado aunque no cogimos, se despidió prometiendo volver.
Me quedé pensando en todo este tiempo, si bien la había pasado muy bien, sólo había podido coger con la loca de Nancy.
Era tiempo de hacer algo como para poder coger a las otras.
Continuará.

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