Otra noche de cuernos. Marilina.

Esto sucedió en CABA la noche del viernes 20 de noviembre de este año (2020). 
  Un año atrás, se dieron estas situaciones: 
https://poringa.net/posts/relatos/3845680/Cuernos-de-una-noche-de-primavera.html

 Ahora las cosas sucedieron de ésta manera: (Este es el segundo de tres relatos independientes entre sí, que cuentan  cómo están las cosas en la actualidad de aquellos personajes)


Otra noche de cuernos. Marilina.



Tal vez convenga aclarar que el tono de esta historia es de comedia. Casi parodia de aquellas novelas de TV sudamericanas que daban por las tardes.


  Marilina salió de la ducha, relajada, contenta. Aunque una pequeña sensación de ansiedad comenzaba a surgir tímidamente desde el centro de su pecho. Es que, para esta noche de viernes, tiene programada una velada muy especial...


  Desnuda, frente al espejo empañado, se secó con suavidad el cuerpo y después pasó la toalla por el vidrio, para poder verse bien en el reflejo.
  Peinó los largos cabellos mientras observaba sus redondos y pesados pechos. El ritual y un poco el fresco que sintió a la salida de la ducha, le achicaban y endurecían los pezones. De todas maneras, ella se concentró en sus piernas. Sin dudas unas hermosas piernas, que generaban, siempre que las exhibía usando falda o algun vestido corto, muchos y muy exitantes comentarios.


  Examinó que la depilación total que acababa de realizarse no hubiera dejado algún bello olvidado.
Ni un solo pelo asomaba, a la vista, en toda la superficie de su piel. Pasó, entonces, la palma de la mano, para cerciorarse que no raspara, por todo el largo de las piernas. Se detuvo, finalmente, en el pubis... Nada.  
   Mirándose al espejo, un poco reclinada, se abrió los labios de la vagina y comprobó que también ahí estuviera todo bien. Esa noche todo tenía que ser perfecto...


   Marilina había ya cumplido los cuarenta años, hacía poco, durante el transcurso de la cuarentena. Y esta noche era especial porque había tomado una determinación, no quería demorarse más, sentía que el tiempo se le iba: esta noche planea concebir un hijo... Es decir, ni bien llegue Mariano espera, con ansias, tener una larga noche de ternura y pasión. Con el anhelo de que sea coronada, si el cálculo de su ciclo de ovulación no falla, por el fruto de este amor que, siente que la une a él.


  Y la idea, de alguna manera, la excita, porque puede notar al abrir su vagina, para examinarla, que un brillo lubrica su interior... 


  Sonríe, feliz. Comienza a vestirse (si es que se puede llamar vestirse a usar esa ropa de encaje que eligió) con unas prendas extremadamente sexis compradas para esta ocasión tan especial: un corset, que enmarca su vientre y levanta sus pechos solo dejandolos cubiertos por una tela transparente. Unas medias que se ajustan por encima de la rodilla y una tanga, bien calzada, apenas un hilo en la cola y que, de frente, también transluce su lampiña vulva.  


  Es casi la hora ya. Justo, esta semana, Mariano tuvo que volver a la oficina, después de trabajar desde casa, por motivos de la pandemia, desde hacía varios meses. Pero no importa, ahora falta poco para que vuelva. 
  Marilina ultima detalles. Maquillaje. Un poco de crema por acá, un poco de perfume por allá.
  Se mira una vez más al espejo... Se gusta. Se sonríe y el corazón le late y la ansiedad le aumenta. 


  Ya tiene que estar por llegar...


  Suena el teléfono: un mensaje. Mariano le avisa que no puede salir de la oficina y que va a retrasarse no sabe cuánto.


  La desilusión que la invade crece hasta que, esa sensación, se vuelve bronca. Apreta los dientes fuerte y respira con furia... entonces golpean la puerta.


 "¡Que boludo! ¡Me engaño! Ja, ja ja.¡Ya está acá!" pensó y volvió a sonreír. Se acomodó bien los pechos y fue hasta la puerta. La abrió de un tirón, haciendo un gesto provocativo, mostrándose entera...
  Del otro lado, Verónica, sosteniendo una caja de cartón en las manos, la miró con sorpresa. La boca abierta un instante y, al entender el error, una sonrisa que no dejaba afuera cierto matiz de maldad. 


  La historia entre Verónica y Marilina es larga. Brevemente les cuento lo más relevante: son (o fueron) mejores amigas desde la adolescencia. Siempre hubo entre ellas una relación muy estrecha formada de diversas sensaciones enfrentadas: principalmente amor y odio. Mucho apoyo incondicional y celos extremos.
   Pero la gota que rebalsó el vaso fue Mariano...


 Mariano era el marido de Verónica hasta hace un año, pero ahora la había dejado por Marilina. Y si bien hubo otros motivos para esa separación, nunca, por culpa de la cuarentena, ellas habían podido discutir a fondo sobre el asunto. Un poco a eso venía Verónica y un poco para sacarse de encima las últimas cosas que le quedaron de Mariano.


  Marilina se cubrió, como pudo, con los brazos. Y Verónica, entrando sin pedir permiso, le dice: "¿Esperabas a alguien bombona...? Jajaja. Fijate bien... se te escapan unos pelitos del orto... se nota que no te afeitaste bien..."


  Mordiéndose la lengua, Marilina le responde:
- ¿Qué querés Verónica?¿A qué venís?
- Vine a traerte esto, que tu nuevo novio se olvidó en casa, de cuando era mí marido...- le respondió a la vez que tiraba la caja al suelo.
- ¿Viniste a pelear Verónica? Porque hoy no es un buen día, no estoy de humor...
- Nunca es un buen día y vos nunca estás de buen humor...


 El odio en la forma que se miraban era intimidante. Casi insostenible. Así y todo no se sacaban la vista de encima. 
  Marilina tratando de calmarse un poco, para no empeorar la situación, le dice:


 - Si venís a hablar de Mariano, ya está. No se puede hacer nada. Pasá de página. Eligió estar conmigo. La culpa es más  bien tuya... vos sabés lo que hiciste.
- Mira, preciosa, que yo haya metido la pata es una cosa. Sí, lo engañé. Y si querés saber, lo disfruté. Me garché, no uno, ¡dos pendejos! Y la pasé muy bien... Pero nada de eso te da derecho a estar con él: Vos me lo presentaste. Era mí marido. ¡Estábamos casados! Y vos sos mi mejor amiga...


 A Marilina la sorprendió que hablara de la amistad entre ellas como algo presente, pensaba que la situación no tenía vuelta atrás. Vió también cierta tristeza en la cara de su amiga.
   
- Que querés que te diga Vero... Yo nunca te dije, pero creo que vos sabías que él, a mí, me gustaba. No te lo presente para que se enganchara con vos, lo hice para que me dieras tu opinión... Vos te diste cuenta de eso... Te tuviste que haber dado cuenta...No te hagas la boluda. 
  
  La intensidad de la mirada continuaba, pero ahora ya no solo era la bronca el dominante. Un poco los rostros aflojaron la tensión. 
  Pasó uno o dos minutos de silencio puro. En ese tiempo ambas recorrieron, mentalmente, su vida juntas... Todas esas charlas y momentos que las unían. Las salidas, los primeros besos, el despertar sexual. El cariño intenso que se tenían y que extrañaban más que a nada en el mundo...


- Mari...- dijo, de pronto, Verónica.- Mirá, yo estoy dolida... Pero te soy sincera, no me importa Mariano. Me importa un carajo. A la que me doy cuenta que extraño y necesito es a vos...


  A Marilina una lágrima le recorrió el rostro. Al escuchar esas palabras se dió cuenta que ella también lo sentía así.  Se acercó a su amiga y le acarició el brazo. Verónica también lloró. Y un segundo después las dos se miraban y reían. Se reían de ellas mismas. Se abrazaron y se dijeron "te quiero".


  Después se sentaron a charlar. "Somos dos boludas..." Hubo un clima de armonía. Hablaron un poco del presente, de este año de mierda que no termina de pasar. Verónica le contó a su amiga de Hernán, el pendejo que se encuentra cada tanto para garchar y con el que tuvo hasta la oportunidad de estar en tríos. Le dijo que estaba bien, se sentía libre después de haber terminado con Mariano y le gustaba. Quería disfrutar de la vida y no atarse a un hombre...


  A Marilina la alegraba el presente de su amiga pero... Algo le hacía ruido. ¿Estaba queriendo decirle que estaba mejor ahora sin Mariano, solo por despecho? ¿O era cierto y esta libertad de no tener hombre era algo envidiable? Un poco el rostro se le fue crispando. Verónica lo notó. "¿Todo bien, Mari...?" le preguntó...


- No. Todo bien, no. ¿Que te pasa Vero? Vos ¿estás bien? Sos una mina grande ya. Tenés cuarenta... ¿Que te vas por ahí haciéndote la pendeja que se garcha al que venga? Sentá cabeza, querida...


- ¡Ah, pero sos una conchuda importante! A vos ¿qué te pasa? Te pegó el viejazo a los cuarenta.... Sentar cabeza decís... Vos a mí.... Jajaja. Si ni siquiera te casaste o formaste una familia. Hacete garchar bien primero...


  El odio volvió a dominar el ambiente. Aunque, en el fondo, Marilina no podía dejar de notar lo linda que estaba su amiga. Estaba más bella que nunca. Definitivamente la vida que llevaba le hacía bien, pero... ¿Entonces que le pasaba a ella?¿Estaba celosa?¿Pero de quién? 
  A pesar de esas reflexiones casi inconcientes, su reacción exterior buscaba el conflicto.
 - Mariano me garcha más que bien. Además, para que sepas, tenemos planes para el futuro...


  Verónica se quedó muda... La cara roja. Abrió los ojos aún más grandes. La mandíbula apretada. La miraba a Marilina, que sentada a su lado, casi desnuda, le hacía una mueca con la cara. No lo pudo resistir.... se le tiró encima y la agarró de los pelos. Marilina llegó a estirar sus manos para contener a su amiga que le gritaba "forra hija de puta" en la cara.
   Aplastada bajo el peso de su cuerpo encima, Marilina, tironeó hasta desgarrarle la remera. Verónica no cedía y con la mano abierta empezó a cachetear a su amiga, en el hombro, en el brazo, la espalda, los pechos... Marilina intentaba safar de esa locura moviéndose hacia atrás, hasta que se le acabó el sofá. Verónica, con las tetas colgando entre la remera rota, en un ultimo arranqué de ira, la miró fijo a Marilina, le pegó un puñetazo en la mejilla y después la escupió en la cara, justo entre la nariz y la boca. 
- Hacete chupar la concha...¡Frígida! - le gritó, dándole la espalda y retirándose.


  Marilina reaccionó sin pensar. De la cintura del short la agarró y la tiró hacía ella. Con una voz potente y en un tono que jamás Verónica le había escuchado antes la oyó decir, a la vez que sentía cómo,de repente, con una fuerza increíble, Marilina la arrojaba boca arriba al suelo y se le sentaba en la cara. - ¡Ah! ¿Si...? ¡Vos! ¡Vos me vas a chupar la concha...! ¡Chupámela hija de puta...!- y, totalmente desaforada, le frotaba la entrepierna en la cara.


  Sorprendentemente, Verónica no se resistió. Es más, empezó a lamer a su amiga con la misma intensidad con la que recién le pegaba. Con los dientes le rompió la tanga. Marilina, sorprendida por la reacción, se dejó llevar. Realmente lo estaba disfrutando. Verónica no bajaba la intensidad y el orgasmo se acercaba. Con las dos manos agarrandola de las pelos y apretándola contra su entrepierna, Marilina le gritaba "¡Si, puta! ¡Comete la concha! ¡Cometela todaaaaa...! ¡ahhahahh...!" 
  Y acabó, rápido pero fuerte, intenso.


  Después, un poco mareada se levantó y se desplomó contra el sofá. Con las piernas y los brazos abiertos. Verónica la siguió con la mirada. En su cara persistía la locura que la había sacado de quisio. Aprovechando la pasividad de su amiga se sacó el short y se le volvió a tirar encima, pero está vez no para pegarle, sino que, buscó su rostro, para besarla. Y su amiga le correspondió el beso. Acuclillada sobre Marilina, con los dos brazos rodeandole la cara, se besaban y abrazaban hasta el ahogamiento. Se apretaban las tetas, se chupaban la cara...


  Con un ágil movimiento de piernas Verónica se entrelazó hasta que ambas conchas, húmedas y calientes, se juntaron. Y de la misma manera en que las bocas seguían besándose, esas vaginas se buscaban y frotaban entre ellas con ardor y presión. 
  Al momento del delirio, con las ropas destrozadas, los rostros desencajados, los planes del futuro programado en situación incierta, se gritaron a la cara: 
  "Te quiero, amigaaaaa..."




  Si algo de la historia te gustó, te pido un comentario. Gracias por leer


Leíste los otros relatos de esta serie?
https://poringa.net/posts/relatos/3873512/Otra-noche-de-cuernos-La-cunadita.html

http://www.poringa.net/posts/relatos/3888116/Otra-noche-de-cuernos-El-encargado.html



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3 comentarios - Otra noche de cuernos. Marilina.

Goldfinger95 +2
jajaja se fue un poco al carajo la historia pero bueno....sos original y está muy bien

no pensaste en publicar algún libro? fijate en todorelatos.com que hay autores que van subiendo capítulos de libros que están o estuvieron a la venta, historias largas con sexo, drama, infidelidades y de todo un poco

te felicito por el trabajo, y pobre Mariano, me parece que al final va a terminar con la cuñadita.
lo bueno: se las garchó a las 3
lo malo: será cornudo con cualquiera, son todas putitas
martinfcd
Si. Jaja. Este capítulo es un poco en tono de comedia. Gracias por el dato, lo voy a analizar.
pacificlupus +1
Excelente la saga! Me gusto mucho! +10 y fav
martinfcd +1
Gracias. Queda una historia más aún.
pacificlupus
La espero man!
leloir2010 +1
Exelente relato que se desencadenó entre la amigas.Pregunta Andrea=Veronica porque en unos relatos Andrea es esposa de mariano y otros Veronica es la ex de mariano. son las misma persona?. Van puntos
martinfcd
Gracias. En el momento que escribí los relatos una era la mujer de Mariano y se convirtió en la ex. La otra era una amiga que termino quedándose con Mariano. Tendría q releer todo para ver si cometí algún error con los nombres .