La rica verga del señor Arturo

No dejes de pasar por mi mejor post

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No te vas a arrepentir!



Esta historia sucedió poco tiempo atrás cuando recién tenía diecinueve años, fue la primera vez que me acosté con un hombre porque necesitaba algo a cambio, era casi una niña inexperta y sabía poco de la vida, hoy me da un poco de risa puesto que ese bastardo me cogió casi por nada, le puse un bajo precio a mi conchita, cosa que aprendí a cotizar con los años y hoy en día el que quiera llevarme a la cama tiene que tener unos buenos pesos.

Siempre fui una chica de clase baja, única hija de madre soltera, jamas conocí a mi padre.
Toda mi vida viví en la casa de mi abuela materna, mi abuelo falleció cuando era pequeña producto del alcoholismo.
También tengo un tío, hermano de mi mamá, pero el hizo su familia y vive en otra ciudad, nos visita cada tanto y solía dejarle unos pesos a mi madre para poder salir adelante.
La casa donde vivo es muy humilde, una edificación vieja, con revoques caídos, faltos de pintura y llenos de humedad, con puertas y ventanas pasadas de moda, la ausencia de un hombre en casa solo lograba que el deterioro sea cada vez mas pronunciado e irreversible.
La casa tiene por detrás un extenso terreno de verde césped, y soy quien siempre lo mantiene prolijo, en temporada de verano armamos una pequeña pileta de lona donde podemos refrescarnos, no mucho mas.

Como imaginarán, somos personas privadas de casi todo, mis mejores prendas y juguetes fueron siempre las cosas que me dejaba mi tío, que eran pertenencias de mi prima, imaginen lo frustrante que puede ser para una chica en desarrollo que sus mejores ropas fueran el descarte usado de otra persona.
Mi abuela estaba vieja y sorda, casi no veía, había tenido un pequeño accidente cardio vascular que la mantenía casi postrada y desconectada del mundo, también era mi tarea cuidarla, como así también estudiar, completar mis estudios. Mamá estaba ausente casi todo el día, trabajaba limpiando casas por aquí y por allá, donde le pagaban unos míseros pesos, ademas de contar con lo que cada tanto dejaba su hermano y un bono mensual que otorgaba el gobierno para gente de bajos recursos, a pesar de todo, solo era suficiente para comprar alimentos, no mucho mas.

Mi vida era muy triste, mi madre no quería que yo terminara como ella, por lo cual solo me obligaba a estudiar, ella se rompía el alma para que yo pudiera ser alguien en el futuro y tener una vida mas acomodada. Yo coincidía con ella en eso, no me veía refregando la mugre de otros, y estaba harta de respirar humedad y barrer polvillo de los pisos. Mamá y yo teníamos el mismo objetivo a futuro, solo que teníamos distintas ideas en como conseguirlo.

Mi mas preciado tesoro era un celular que mi tío me había regalado para mis quince años, no era de los mas modernos, pero me permitía hacer cosas básicas en mi momentos de ocio acompañando a mi anciana abuela. Yo ya me había desarrollado como mujer, de cabellos lacios y castaños a la cintura, rostro oval y ojos almendra, me siento bonita y me gusta como soy, carita inocente como dicen mis amigos, no tengo mucho busto, soy delgada, tampoco muchas caderas, pero si considero que tengo muy buenas piernas y una cola mas que generosa y llamativa, de hecho me apodan por ahí 'araña de galpón' porque soy puro culo.

Aprendería con rapidez que mi cuerpo y mi celular serían una mezcla explosiva, un arma para usar a mi favor y conseguir lo que deseaba conseguir.
En poco tiempo anduve navegando en distintos foros, me hice mis redes sociales, grupos de amigos, y aprendí que las fotos sexis pagaban, y jugaban a mi favor.
Empecé a morbosear con los chicos, me pasaba horas por chat, me excitaba muchos cuando trataban de seducirme, de acosarme, cuando me pedían fotos jugadas y cuando me decían que les hacía parar la verga, incluso que se masturbaran viendo mi culo.
Las primeras tomas fueron vestida, polleras, jean, normales, pero ellos siempre piden mas y mas, empecé a usar una tanga hilo dental, en la pileta de lona del patio y noté que eso era mejor aun, finalmente decidí tomar sol completamente desnuda e inundar la web con mis tomas, yo sabía que enloquecía a los hombres y eso me calentaba mucho.

Obviamente mi mamá no sabía nada de todo esto, ella era ajena y yo poco a poco me iba haciendo toda una putita, y me excitaba serlo, varios chicos me habían llevado a la cama, chicos que había conocido en la web, por mis fotos, por mis palabras, por mis curvas.
Todo era un juego divertido para mi, solo que aun no vislumbraba la posibilidad de hacer dinero con ello.

Y en todo ese torbellino de seducción apareció el señor Arturo en mi vida.
El como la mayoría me contactó para chatear, era un tipo de cincuenta y ocho años, imaginen que yo recién cumplía los diecinueve, era mucho mayor que yo, incluso que mi madre. Habitualmente me interesaban chicos de hasta treinta, treinta y cinco como mucho, por lo que en principio no le dí mucho calce a este vejete.
Pero no se, el señor Arturo por un lado era educado, me trataba bien, me enseñaba cosas, me gustaba su forma de ser, y por otro, cuando era la oportunidad me trataba como a una puta, una calienta pijas, una perra, y esa dualidad me excitaba demasiado.

Además, tenía una verga inmensa el viejo degenerado, primero pensé que eran fotos de la web, pero cuando hicimos vídeo llamada comprobé que no mentía, y aunque nunca se lo dije, mas de una vez me masturbé solo imaginando.
El señor Arturo siempre fue honesto conmigo, me dijo que era casado, se refería a su mujer cariñosamente como 'la gordi', por lo que sabía que no podía solo molestarlo y debía esperar a que el me contactara, eran las reglas del juego, también sabía que tenía cuatro hijos, y que su hija, la menor de los cuatro tenía mi edad.

El tenía un cuerpo acorde a su edad, de cabellos prematuramente encanecidos, altura media, bastante fornido y con una pancita generosa propia de los hombres de esa edad, sus orejas eran alargadas y llamativas, su mirada penetrante, ojos negros, piel bastante oscura, tenía eso si unos labios muy bonitos, muy marcados y delineados, era lo que mas me atraía de su rostro.
Pasábamos mucho tiempo escribiéndonos, el siempre decía que quería cogerme y yo solo le daba vueltas al asunto, tenía una lista muy larga de chicos que querían hacerlo, así que siempre le regalaba alguna foto para mantenerlo ahí, caliente y que solo se masturbara para bajarse la calentura. Siempre buscaba que mis fotos fueran insinuantes, ya fuera con ropas, con tangas, o completamente desnuda siempre me aseguraba de no mostrar todo para guardarme un as en la manga, sabía que la mejor manera de tener a los hombres a mis pies era mostrar pero no todo, que pensaran que en la próxima sería, pero esa próxima nunca llegaría.

Y señor Arturo terminaría cogiéndome...
En esos días mi mayor descarga a tierra era salir a patinar, era el único deporte por así decirlo que me motivaba. Claro, mis patines era esos tradicionales, con un un par de ruedas adelante y otro por detrás, con el freno de goma en la punta, gastados, obviamente eran la sobra de mi prima, a quien se los habían regalado por nunca le habían interesado demasiado.
Y fue cuando llegó la nueva moda, los nuevos rollers con cuatro ruedas en línea, y mientras mis amigas no tardaron en tenerlos, yo seguía con mis gastados patines. Para la mayoría de las personas, los rollers no significaban una gran inversión, pero para mi, eran inalcanzables.
Este tema, obviamente salió a la luz en mis charlas con el señor Arturo, y entre una cosa y otra el dejó ver que yo podría tenerlos si estaba dispuesta a a pagarlos...

Todo estaba claro, y como el tenía esposa le di la dirección de mi casa, total mi madre nunca estaba y mi abuela era casi una estatua. El señor Arturo llegó pasado el medio día, a la hora de la siesta, era mi primer encuentro cara a cara con el y lo cómico es que nunca pude tutearlo, yo lo esperaba ansiosa como una niña que espera el paso de Papá Noel o los Reyes Magos, el traía mi obsequio en una caja de envoltorio dorado, con un gran moño rojo y confieso que rompí los papeles con gran desesperación, mientras el miraba libidinosamente el plato que se comería en breve, como el lobo miraba a caperucita roja.
Yo tenia una corta falda tableada, con mis piernas desnudas, aun observaba mis nuevos rollers cuando una mano indiscreta de mi acompañante se coló por debajo para prenderse a mi glúteo desnudo, para susurrarme al oído

-Putita, te gusta tu regalo? ahora yo quiero el mio...


La rica verga del señor Arturo


Sonreí y no dudé en romperle la boca en un profundo y prolongado beso mientras acariciaba por encima de su pantalón su generoso bulto, empecé a tocarlo por todos lados, a refregarme en su cuerpo como las putas lo hacen, quería calentarlo bien caliente, le dije que me esperara un momento, fui al comedor y acomodé a mi abuela fente al tv y le subí el volumen, sabía que la vieja estaba en otro mundo, pero por las dudas quise ser precavida.
Ya despreocupada por mi abuelita, y sabiendo que mi madre no vendría, lo tomé de la mano y lo conduje al dormitorio de mamá, ella dormía en la vieja cama de dos plazas donde muchísimos años atrás dormían mis abuelos, era el sitio mas cómodo para hacer el amor.
En segundos estábamos revolcándonos por el viejo colchón, el pobre estaba fino y con esos hundimientos típicos por el peso de los cuerpos, me sentía rara por la diferencia notoria de edad, pero la apuesta era excitante, el señor Arturo empezó a meterme manos por todos lados, a besarme la boca, el cuello, a acariciarme la espalda, el culo, las piernas, a comerme las tetas en una forma muy sabrosa, sus dedos fueron por mi vagina depilada y apreté las piernas para que no llegara a mi hueco, iba demasiado rápido como una locomotora.
El estaba aun con ropa interior y yo no dejaba de sobarle el paquete, era enorme al tacto, y eso le gustaba, al fin se lo quito y en tono de orden dijo

-Dale putita, pegame una buena chupada de verga...

El se apoyó en el espaldar de la cama, yo entonces fui entre sus piernas, me acomodé entre ellas con mi rostro pegado a su intimidad, lo tome con una mano, estaba riquísimo, empecé a lamerlo, lentamente, a comérselo todo, al menos lo que me entraba en la boca puesto que era demasiado largo y grueso, el señor Arturo solo empujaba mi cabeza mas y mas abajo pero solo lograba producirme arcadas.
Me gustaba chupar vergas pero esta era especial, entonces él, en medio de su disfrute tomó su celular y empezó a filmar lo que yo estaba haciendo, al notarlo reclamé

-Señor Arturo... que está haciendo?
-Te estoy filmando putita, no ves lo que hago?
-No... no me filme... que va a hacer con ese video?
-Se lo voy a mostrar a todos mis amigos, que piensas, vos callate y seguí chupando, mirá al mobil y sacá bien la lengua
-Pero no señor, no sea malo, no me haga eso...

El ya no respondió y solo sen encargó de que yo lamiera y me portara como una puta, y todo el hecho de sentirme filmada en la intimidad me causaba un cosquilleo entre las piernas, sentí que estaba toda mojada y excitada como pocas veces lo había estado.
Sentí que el estaba llegando, y solo abrí mas mi boca y miré fijo al celular como él me había pedido.
Un largó chorro de semen caliente saltó de su verga, pegó en mi paladar y en mis dientes, y fue cayendo sobre su vientre mientras su glande seguía chorreando ya con menos fuerza
El señor Arturo seguía filmando, me ordenó entonces que lo limpiara bien limpio, empecé a hacerlo con mi lengua y mis labios, poco a poco, hasta que no quedara nada, había disfrutado lamiendo toda su rica leche como una gatita

-Qué puta chupa pijas que sos...

Solo me reí por el comentario, en verdad el ya se demostraba distendido pero yo estaba caliente como una braza, quería verga, fui sobre su rostro e intenté besarlo, pero me rechazó y con un tanto de asco dijo

-Salí sucia... vas a besarme? debes tener un inmundo sabor a leche... puta chupa pija...

Lejos de humillarme solo lograba encenderme mas y mas, el señor Arturo había perdido la erección y solo daba atención a su móvil, me hizo ver como compartía mi video con sus amigotes y las cosas que comentaban los mismo acerca de 'la pendeja que se estaba comiendo' y si bien me gustaba ese juego en ese momento solo quería que tener una buena verga dentro.
Deje de lado a mi amante y fui hasta el baño, traje conmigo un desodorante en aerosol familiar, me senté en la cama, abrí mis piernas y empecé a hacer lo que necesitaba hacer, fue casi un insulto para el señor Arturo, me metía una y otra vez el desodorante bien profundo para hacerle notar que me había dejado muy caliente.

Mis veladas insinuaciones surtieron efecto y en poco tiempo tuve nuevamente la atención del señor Arturo, había dejado el móvil sobre la mesa de luz y su mirada ahora si dirigía a mi cuerpo, y noté que lentamente el monstruo adormecido volvía a levantarse, me tomó casi a la fuerza y me arrastró a su lado, sacó el desodorante y tirándolo al piso exclamó

-Vení perra, te voy a enseñar lo que es un hombre...

He hizo que me sentara sobre el, solo para cabalgarlo, tomé su pija entre mis dedos y la acomodé para que entrara, estaba tan mojada, chorreando jugos que me la comí toda de golpe hasta el fondo, mierda, que verga terrible tenía, sentí punzar en lo profundo, intenté apartarme un poco pero el me tomó de las caderas y empujó bien abajo para que entrara toda nuevamente, y ahí me mantuvo, en movimientos cortos para tenérmela enterrada hasta el fondo, solo logró que empezara a gemir, a gritar, y todo se hacía perversamente exquisito. Tomó mi mano, empezó a chuparme los dedos y entonces me ordenó

-Puta, metete los dedos en el culo...

Así lo hice, colé mis delgados dedos por mi esfínter para sentir mover la enorme verga en el canal vaginal, me derretía en pequeños orgasmos y por si fuera poco el señor Arturo me comía las tetas a besos y me provocaba los pezones con su lengua, era todo tan rico...

Me giró, quedé recostada y el se metió entre mis piernas, empezó a cogerme tan profundo como podía mientras yo me tocaba el clítoris, con fuerza, mas fuerza, rápido, mas rápido, su verga me penetraba tan profundo y tan rico que parecía matarme, mis gemidos se confundían con el constante quejido de la vieja cama que parecía no soportar los embates, al fin me sentí venir y como una mar de espasmos grite un precioso orgasmo en el cuarto de mi madre.
Intentaba luego relajarme, pero el seguía mas y mas, y ahora el me había metido sus dedos por el culo jugando un juego de doble penetración, diablos, hasta ese momento no sabía que era multiorgásmica, el señor Arturo logró sacarme seis orgasmos seguidos, continuos, exquisitos, tuve que implorarle a que se detuviera puesto que que estaba al borde del abismo, sentía mi corazón querer escapar de mi pecho.

Volvió a girarme casi a la fuerza, quedé boca abajo sobre el colchón y el sentado a mis espaldas sobre la parte posterior de mis piernas, me dijo algo como

-Que pedazo de culo que tenes pendeja hija de puta!

Y acto seguido escupió sobre mi esfínter para masajearlo suavemente, comprendí su intención y en tono de reproche dije

-Qué hace señor Arturo? me va a lastimar... no sea malo...

Pero el ni siquiera tomó en cuenta mis palabras, solo apuntó y se dejó caer con todo el peso de su cuerpo, su verga entró a la fuerza y honestamente me arrancó un grito de dolor, el señor Arturo volvió entonces a ensalivar, y poco a poco mi culito se acostumbró a semejante pedazo de carne.
El empezó entonces a darme con fuerzas mientras hacía que yo misma separara mis nalgas con mis manos, nuevamente tenía el celular entre sus manos y filmaba lo que sucedía, eso me erotizaba, me gustaba que me filmaran, que me tomaran fotos, me encantaba provocar a los hombres y adoraba calentarlos con mis gemidos, era rico que me rompiera el culo, diablos, me mojo solo al recordarlo.

El señor Arturo solo se detuvo cuando acabó nuevamente, lo sentí venir, todo su semen caliente baño mi orificio trasero, se retiró dejándome todo el culito dilatado y adolorido, pero había valido la pena.
Nos relajamos un poco, el me mostró la nueva filmación y la compartió a sus amigos, y era sabido que eso pasaría como un chisme de celular a celular.
Después de ese día, el señor Arturo había conseguido lo que buscaba, y yo también, estaba feliz con mis nuevos rollers.
Y hubo un antes y después, mis seguidores aumentaron en forma exponencial por esos videos, y con ello también las propuestas indecentes, y comprendí realmente el valor incalculable de lo que llevaba entre las piernas, y empecé a tener favores por llevar hombres a la cama.

Empecé a cotizarme, a vender caro mi tajo, y hoy me siento tan tonta haberlo hecho por unos miserables patines, hoy por eso ni me molesto en escribir. El señor Arturo me cogió un par de veces más, pero como yo subía la tarifa llegó un momento que ya prefirió no pagar y buscar conquistar otras chicas
Las cosas cambiaron, lo primero que pude hacer es costear un geriátrico para que mi pobre abuela viva sus últimos días en paz, ahora estoy terminando los papeleos para el crédito de la casita que estamos por comprar y además, estoy por sacar mi licencia de conducir, no tengo coche, pero quien sabe, algún día.
Mamá no dice nada, sabe que es lo que transpiro para obtener dinero, no lo aprueba, pero tampoco me juzga, ella al menos ya no limpia la mugre de otros para poder sobrevivir
Me despido regalándoles una de las tantas fotos que me hicieron popular por llamarlo de alguna manera, besitos

Si te gustó la historia puedes escribirme con título LA RICA VERGA DEL SEÑOR ARTURO a dulces.placeres@live.com

1 comentario - La rica verga del señor Arturo

jmb_78 +1
Excelente...muy caliente y morboso
Dejo +10