Despedida de solteras

No dejes de pasar por mi mejor post

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No te vas a arrepentir!



Voy a poner el relato en contexto para que entiendan por donde irá esta historia. Digamos que me llamo Josefina, en verdad ese no es mi nombre, pero prefiero cambiarlo para mantener mi privacidad.

Tengo treinta y cuatro años, trabajo en una call center de reclamos de una tarjeta de créditos internacional, muy prestigiosa, de las mas conocidas. El empleo en si es bastante rutinario y monótono, todo el día sentada tras una pantalla de pc con el comunicador telefónico al oído, recibiendo quejas y mas quejas de personas que jamas conoceré su rostro, por comisiones, por reclamos, por extravíos, por solicitudes, en fin, una catálogo de opciones tan amplio como variado.
Y ahí termina mi mundo laboral, encerrada en un box que me da demasiada privacidad. Es un trabajo demasiado individualista, por lo que es difícil entablar diálogos con mis compañeros, lo cual es un tanto exasperante, pero a su vez me da la posibilidad de no tener que explicar cosas que no quiero explicar.

Fuera de mi empleo, soy una mujer normal, sin muchas complicaciones.
Desde mi desarrollo sexual supe que lo mío eran las chicas, jamas me interesaron los varones y jamas me acosté con ninguno, ni me interesa hacerlo, se que ser lesbiana al sexo opuesto le despierta muchas fantasías pero ese no es mi problema. Cuando otra chica me gusta en la cama soy muy atrevida, disfruto mucho las relaciones de sometimiento, me gusta que me violen dulcemente por así decirlo, y cuando encuentro en mi compañera de turno esas cualidades, soy dinamita pura.
Quiero aclarar que me gustan las chicas bien femeninas, las que disfrutan ser mujer, que se visten como mujer y viven como mujer, sin importar los gustos en la cama. No me van las mujeres machonas, que se visten como hombres, que engordan como hombres, que hablan como hombres, que intentan ser hombres, no, honestamente las machirulas no son lo mío, hombres son hombres, mujeres somos mujeres.

Todas esas sensaciones, sentimientos, mi vida íntima, eran temas que no me agradaban dar explicaciones en mi empleo, y mi trabajo era ideal para eso. Fuera del mismo, llevo una vida normal, sin muchas amistades, soy bastante introvertida. Suelo verme con mi hermana cada tanto, ella tiene esposo y unos preciosos y malcriados pequeños con son mi perdición, los amores de la tía, ellos me aceptan como soy, al igual que mi padre, con quien compartimos tardes de bar, cerveza de por medio cada tanto. Mi madre es seguramente la persona que mas extraño, la que mas necesito, la única que no me habla, que me ignora, que no acepta lo que soy y solo se de ella por lo que papá o mi hermana me cuentan. Fuera de mi familia, lo mas cercanos que tengo son las chicas, cinco amigas que como yo, gustan de las chicas, y que por una sociedad prohibitiva nos fuimos amalgamando una a otras compartiendo pesares.

Mido un metro sesenta, morena de nacimiento, rubia por elección, cabellos lacios a media espalda, ojos negros y grandes, labios delgados y naricita aguileña, de contextura media, mis pechos son pequeños, tal vez ese sea mi complejo, pero tengo muy buena cola y ricas piernas. Me gusta leer, tomar sol, pasear, ir de compras, al cine, me visto bien, sexi sin ser grosera, me gusta lucir como una mujer interesante y refinada, nada vulgar.

En mis años pasé por dos parejas estables con las que convivimos por algún tiempo, y relaciones esporádicas de solo encuentros íntimos sin mas compromisos.
Estaba llegando a los treinta, y estaba de novia hacía tiempo con Romina, ella es hoy en día mi mujer, es muy especial, muy bonita, la amo con todo mi corazón. En esos días, ella me propuso matrimonio, fue en ese momento una locura, yo solo sabía de convivir bajo un mismo techo, pero ella quería ir por todo, disfrutar como personas 'normales', casarnos ante un juez, fiesta, magia, diversión, ambas vestidas de blanco, y después luna de miel a algún rincón del planeta, para amarnos con locura.

Nos pusimos manos a la obra en esa tradición habitual en parejas heterosexuales, y la verdad que disfrutamos mucho en toda la preparativa. Una cosa llevó a otra, y mi grupo selecto de amigas, convinieron en que a tamaña formalidad de compromiso, correspondía también una despedida de solteras, donde también es costumbre trasgredir algunas normas...

Y ahí fuimos esa noche de primavera a cenar a una cantina con las chicas, recuerdo que me había puesto una falda corta pero amplia, una remera una tanto holgada y zapatos sin demasiados tacos, quería estar cómoda para una noche larga en la cual sería centro de atención, como dije, no me interesaba ser una sex symbol, solo una mujer normal.
Cenamos entre risas, recordando anécdotas, las chicas me habían llevado unas orejeras de gatita, que tuve que soportar durante toda la comida, globos, serpentinas y demás cosas para la ocasión.
Nos reímos mucho con la complicidad de que todos asumieran que yo era heterosexual, que algunos chicos me sacaran a bailar y yo solo seguirle la corriente, a veces los hombres son tan inocentes...

Todo estuvo bien, la pasamos bien, me llené la barriga y conociéndolas, sabía que la cena era solo el principio. Cerca de la una de la mañana dijeron de ir a 'Secret', un lugar que yo ya había ido un par de veces tiempo atrás, básicamente un sitio solo para chicas, donde había un escenario con shows lésbicos, ideal para despedidas y digamos, un sitio al que podías llegar sola y salir acompañada.
Honestamente, no tenía muchas ganas de ir, yo pensaba en mi futura mujer, Romina, y no quería hacer nada sus espaldas, pero mis amigas eras muy pesadas cuando querían serlo y habitualmente en las despedidas, la 'víctima' no tiene ni voz ni voto. Si hasta mi coche quedó estacionado en las inmediaciones de la cantina, no me dejaron conducir por miedo a que me escapara. Y allá fui con ellas prisionera de las circunstancias...

El lugar estaba como de costumbre, el ambiente denso, demasiado calor a pesar de los equipos de aire acondicionado que no llegaban a enfriar la atmósfera, mujeres y mas mujeres en todas las gamas posibles, desde femeninas como yo, hasta algunas que realmente parecía hombres, el bar de fondo, el escenario al frente, entre ambos varias columnas que sostenían la estructura, y en esas columnas, con pequeñas plataformas en altura, se veían bailarinas esculturales de cuerpos perfectos, danzaban desnudas durante toda la noche.
El escenario era el sitio donde se sucedían números de los mas variados, chicas strippers, juegos lésbicos, espectáculos sado y todo lo que imaginen que pudiera contribuir a calentar la cabeza a chicas como yo.

Fuimos a la barra y pedimos una copa, las chicas estaban fuera de si y ya todo se transformaba en peligroso, y todo fue por la borda cuando sucedió lo que sabía que iba a suceder, cuando por los parlantes invitaron al escenario a 'Josefina, la chica que se iba a casar'. No me sorprendió, sabía que sucedería, era normal y ya lo había visto otras veces, y mis lindas amigas ya me habían delatado al ingresar, solo les seguí el juego, y bramaron en gritos cuando escucharon mi nombre. Me dejé llevar, en esos casos una está entregada a su suerte y no sabe a ciencia cierta que puede esperar.

Subí al escenario, me perdí con las luces y me costó ver a la platea femenina que aullaba embravecida, había una cama a un lado, y un decorado que parecía ser la selva. Una rubia y una morena me esperaban para ser parte del show, vestidas con lencería y tacos altos, medias, ligas, muy putas, pero con sus tetas, conchas y culos completamente desnudos.
Solo empezaron a rodearme y a besarme, cuello, labios, ellas también se besaban entre si, yo estaba nerviosa, pero ellas solo estaban actuado para un público, notaba sus gestos, sus poses y en verdad yo la pasaba horrible ahí arriba, ellas se movían al compás de la música y hacían palmas para despertar a las espectadoras, sentía silbidos desde abajo.


Despedida de solteras


En todo el juego la rubia levantó mi falda y sentí mi trasero apuntado por los reflectores, me hicieron menearlo y sentí los silbidos mas agudos y estridentes, que diablos, era mi despedida, me relajé y me dispuse a disfrutar el momento.
La morena calzó sus dedos en los elásticos de mi tanga y la deslizó hacia abajo, estaba con mi sexo desnudo y recibí una fuerte nalgada que me hizo estremecer, ellas seguían actuando y toda la atención estaba en el público.
Me llevaron a la cama y simularon una encuentro lésbico entre tres mujeres, yo solo me dejaba llevar, de repente la morena se escurrió entre mis piernas y empezó a darme sexo oral, que mierda, delante de todos, y a pesar del nerviosismo sentía su lengua llegar a mis zonas sensibles, la rubia entonces vendría a sentarse sobre mi rostro, dejando su concha a mi alcance, en lo que solo era un juego, y me dispuse a jugar, me estiré un poco y también se la besé, estaba toda depilada, transpirada y jugosa, empecé a perderme entre lo que recibía y lo que daba, de veras empecé a calentarme y que tantas otras estuvieran observando se me hacía demasiado erótico, y empecé a gemir...
Pero claro, esto era solo un show de minutos, así que pronto el juego se terminó, me devolvieron mi ropa interior y me despidieron del escenario con un fuerte aplauso, bajé por las escaleras del lateral y las dos mujeres siguieron en su acto de amantes improvisadas con un tema lento y meloso.

Seguimos un par de horas mas en el lugar, hasta que mis amigas decidieron dar por terminada la despedida.
Salimos, había refrescado considerablemente y la temperatura contrastaba con la del interior de Secret, las chicas entonces me llevaron de regreso a la cantina, donde había quedado mi coche estacionado, entre besos nos despedimos, eran cerca de las cuatro de la mañana.
Puse el motor en marcha y emprendí el regreso en soledad, y en esa soledad mental me di cuenta que estaba realmente caliente por todo lo que había vivido y que aun era mi noche de despedida de solteras, y no lo iba a terminar así...
Cambié de destino, me fui al sitio donde suelen andar las prostitutas por la calle, esperando clientes de turno, donde sabía que había chicas que por unos pesos podría llevarlas a la cama.
Empecé a dar vueltas, paré con alguna, con otra quienes me rechazaron por ser mujer.

Había una pelirroja, de grandes bucles cuyos cabellos llegaban a la cintura, muy bonita, esbelta, alcancé a ver que tenía botas de altos tacos y piernas desnudas tras una cortísima minifalda, fue lo que vi a primera vista, paré sobre el cordón de la acera y vino a mi lado, se asomó por la ventana del coche, me sorprendieron sus enormes tetas que no había visto antes, y ella se sorprendió por el hecho de que yo fuera mujer, le conté en resumen que es lo que buscaba, que eran mis últimas horas de soltería, que era lesbiana y que buscaba a a alguien para pasar un buen momento, Aylen, así dijo llamarse, contestó que su cuerpo estaba disponible para quien quisiera pagarlo.
Y así fue como en un abrir y cerrar de ojos la pelirroja estaba sentada en la butaca derecha del coche rumbo a casa.
No hablamos demasiado, solo le conté con mas detalles que era lo que me gustaba, que era lo que quería y que era lo que mi dinero pagaría, Aylen se mostró receptiva y se portó en forma muy adulta, no trató de hacerse la putita conmigo, solo me dijo que en general prefería a los hombres, pero estaba todo bien.

Al llegar pasamos directamente a mi cuarto, sin preámbulos, mientras ella contaba uno a uno los billetes que terminaba de darle, saqué las cobijas del colchón, y le indiqué uno de los cajones donde tenía guardados todos los accesorios que tenía disponibles para usar. Aylen guardó el puñado de billetes en su amplia cartera y se abalanzó sobre mi para besarme profundamente, su lengua estaba casi en mi garganta y me vi sorprendida por su avance. No me dio casi tiempo, sus manos se habían colado bajo mis ropas para llegar a mis pechos y acariciarlos en una forma muy femenina, se sentía demasiado rico, y pequeños gemidos de placer empezaron a escapar de mis labios, entre besos y caricias.
Aylen olía muy bien, un perfume dulzón, eso me gustaba, fui también por sus pechos, noté la firmeza de la silicona entre mis dedos, pronto nuestros torsos estaban desnudos.

La prostituta llevó con fuerzas mis manos sobre mi espalda y tiró con rudeza mis cabellos preguntándome al oído si en esa forma me gustaba, me hacía doler la cabellera y me perdí en ese juego, claro, yo le había contado de mis justos de sumisión.
Sentí entonces sus pezones acariciando los míos, tan suaves, tan ricos, tan calientes, dejó pasar varios minutos de roces en una tortura tan eterna como placentera. Me gustaba su estilo, su forma, ella se entregaba y no parecía que estuviera trabajando, solo parecía disfrutar del momento.

Me tiró con fuerzas hacia atrás y caí desparramada sobre el colchón, me había sorprendido nuevamente, solo miré como subía su corta pollera para dejar de lado su pequeña tanga, a contraluz observé su vagina totalmente depilada y se me hizo sexi, vino sobre mi, con sus piernas abiertas, avanzó hasta sentarse sobre mi rostro y en voz amenazante me ordenó

-Dale perrá, chupámela toda!!!

Pero ella no esperó mi reacción, nuevamente me agarró de los pelos y me arrastró sobre su sexo, solo empecé a lamer y lamer, sus labios lampiños, su concha regordeta, su clítoris enorme que se excitaba con mi lengua, su sexo estaba tan húmedo que sentía una catarata caliente de jugos llenando mi boca, Aylen parecía perderse y la escuchaba respirar excitada y con eso me fui perdiendo yo también, darle sexo oral a una mujer era mi perdición, llevé mi mano derecha hacia abajo y la colé bajo mi ropa interior, incluso metiendo mis falanges en mi hueco que estaba tan mojado como el de ella, fue grandioso, mientras Aylen se perdía en mi boca yo también lo hacía tocándome entre mis piernas.
No se si ella llegó a un orgasmo o solo lo fingió fiel a su trabajo, pero juro que yo si me acabé toda en un rico y sabroso placer.

Ella bajó entonces un poco y siguió besándome los labios, otra vez sus pechos se pagaban a los míos y mientras buscaba su concha con mi concha mis manos se llenaban con la generosidad de las curvas de sus glúteos, mi amante entonces volvió a aferrarme los brazos hacia a atrás y en una posición dominante me dijo al oído que no me moviera, que me quedara quieta.
Fue entonces al cajón que le había indicado a revolver mis juguetes, yo le miraba expectante tratando de adivinar sus intenciones, la vi elegir un arnés con una verga de juguete, y un vibrador eléctrico, también vino a mi lado con unas cuerdas, solo con verla e imaginar sentí mojarme nuevamente, mis pezones se pusieron filosos y expectantes

Anudó las cuerdas convenientemente, las pasó por mis muñecas y por los barrales del respaldar de la cama, mis brazos quedaron extendidos hacia atrás en lo que era mas un sano juego entre ambas, puesto que de desearlo me hubiera liberado fácilmente, pero el fetiche era ser su prisionera, solo me relaje por lo que vendría, Aylen se acomodó entre mis piernas y solo me lo metió todo dentro, estaba tan mojada que el juguete se deslizó con suma facilidad, demasiado rico, empezó a cogerme como mi futura esposa solía hacerlo, me quería tocar mi botoncito pero claro, estaba atada, impedida, y empecé a sufrir mi tortura, a jadear, a gemir, a gritar.
Me fui consumiendo a fuego lento y ella tenía el control, apreté mis puños sintiendo como las cuerdas apretaban mis muñecas, solo cerré mis ojos, no podía evitarlo, sentí entonces encenderse el vibrador y ese zumbido tan característico, sin dejar de cogerme rítmicamente apoyó la punta en mi clítoris y como decirlo, fue demasiado, estaba enloquecida y solo siguió hasta hacerme explotar nuevamente.

Quería seguir jugando, pero Aylen me hizo ver que mi tiempo había terminado, le dije entonces que se quedara, que tenía mas dinero si ese era el problema, ella me agradeció con una sonrisa, me pidió que mirara por la ventana, que notara que ya era de día, y que ella debía volver a su casa, por su pequeña hija, y por su madre quien la cuidaba cada noche.
Me pidió permiso para pasar al baño cinco minutos, y la vi alejarse meneando su majestuoso cuerpo.
En verdad tardó mas de lo pensado, pero al salir me sorprendería otra mujer, los cabellos pelirrojos ya no estaban, solo era una peluca, en cambio había una morena de cabellos cortos a la nuca, tampoco estaba la minifalda obscena, un colorido pantalón de bambula cubría sus piernas y sus enormes pechos parecían desdibujados tras un amplio sweater gris, sin dudas esta era otra mujer, solo una mujer.

Solo me dejó entender que empezaba su rol de madre, había terminado la prostituta que me había regalado horas de placer, nos despedimos para no volver a vernos.
Y no mucho mas, fue mi secreto de despedida de solteras, me casé de blanco con Romina, la mujer que amo con locura, espero te gustara mis noche de despedida de solteras.
Besos


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1 comentario - Despedida de solteras

ojosrosjos +1
👏👏👏👏👏👏🥂👏👏👏👏👏👏 Excelente