Nunca me lo imagine ....

Un sábado de principios de verano, al contemplar un atardecer un tanto calmado, mi esposa dijo tener demasiado calor y se fue a duchar. Dejó abierta la puerta del baño y pude contemplar su figura sensual a través de la puerta de la ducha. Pensé que sería un buen momento entrar y gozar ese cuerpo de mujer, más sabiendo que si la naturaleza la dotó así de agraciada, era por que la consideraba una expresión digna de atraer machos para lograr la conservación de la especie.
Cierto es que el ver la belleza es subjetivo, pero todos debemos reconocer que hay un mínimo común denominador de este concepto en algunas mujeres y mi esposa pertenece a ese selecto grupo. Cuando estaba cerca a la entrada del baño, noté las prendas interiores de mi mujer colocadas en la cesta de la ropa sucia. Confieso que soy fetichista... por eso, en ese momento se me despertó ese interés de mirar, tocar y oler esos sensuales accesorios femeninos que le forman tan bien la figura, tomé el diminuto sostén negro de encaje, semitransparente y lo observé. Luego lo palpé con mi mano para conocer su textura e impregnarme de su olor, estoy seguro que eso me dejaría conocer sus momentos de calor. Lo he visto pocas veces en su cuerpo, pero sé que ellos sostienen de una bella manera la base de sus tetas y sobrepasan en poco a sus pezones.
Vi pequeñas manchas sobre el centro de su brasier y me decidí oler directamente para buscar la causa de ello... ¡Qué sorpresa! No olía ni a su perfume ni a mi mujer... era un olor peculiar que por un momento me pareció que era semen... ¿SEMEN?... . (¡¿Pero si desde el sábado ella no tiene sexo conmigo?!).Rápidamente saque los pantys, que también eran negros y diminutos, los cogí, los escondí en mis bolsillos y bajé al primer piso, para conocer su contenido. Me encerré en mi estudio, me senté en mi sillón del escritorio, prendí la lámpara para tener mejor luz. Mis manos sudaban, tenía ideas y sentimientos encontrados... ¿qué está pasando?... ese olor uuhhhmm... pero el sábado sólo me la forniqué en una tranquila posición del misionero... y terminé dentro de ella....La clave de esto está en dos elementos: Sus pantys, que tenía en el bolsillo y que según me pareció me estaban dejando humedad dentro de él; y la recopilación de pruebas que me darían una percepción mejor de con quién estuvo mi mujer en el transcurso de este día, por lo menos.
Del primer elemento me encargaría ahora mismo; así que los saqué, los extendí, observé que efectivamente estaban húmedos, revisé cada centímetro mirando la extensión de esta humedad y sin lugar a dudas la ubiqué entre las piernas, desde sus deliciosos pelillos negros brillantes, hasta bien pasada la parte posterior de su virginal anito.¿Pelillos negros? y ¡¿QUÉ HACE ESE PELO AMARILLO EN EL CALZÓN?!, Lo tomé y miré detenidamente: No cabe la menor duda que este no es un pelo teñido, ni una cana. Veo seguidamente el pelillo de mi mujer y sé lo negro y oscuro que es. En toda su zona, resplandece ese negro brillante.... (oohhh nooooo...)Miré nuevamente la mancha y Reflexioné: ¿Cómo puede ser que esta mancha esté allí?. Su color era un tanto traslúcido lo que me daba la impresión de que no era orín, ni jugo femenino. Decidí oler detalladamente y otra vez percibí ese peculiar olor a macho...ERA FRESCO... y estaba dentro de los calzones de mi esposa... la muy puta debió tener mucho de ese líquido entre su cuca y la fuerza de gravedad generó esta evidencia. PERO ¡QUÉ ZORRA!... y cómo es que no me di cuenta... si en la cama siempre está contenta, me pide más o mejor me exprime más... además siempre la veo feliz y me atiende, se preocupa de mí. Cómo lo sabe encubrir, pensé.
Hijo de puta... soy un cornudo y no me he enterado. Pude ponerle los cuernos y no lo hice por que siempre quise ser su macho y tener leche suficiente para sus orgasmos. ohh... No puede ser.
De pronto, se me vino a la cabeza, que el relajante baño era una clara acción para eliminar las evidencias. Tenía que actuar de inmediato. Salí hacia nuestra habitación, mi cara debería describir un dolor y angustia que tenía en mi corazón. ¿Cómo puede hacerme esto?
La encontré sentada en el tocador, con un poquito de luz, retocándose la discreta cantidad de cosméticos que utiliza. Ya era demasiado tarde, estaba vestida, no creo que existiera evidencia fácil de encontrar. Pero debería intentar algo.
Se paró y se dirigió hacia el closet. ¡Pero qué cuerpo!, una diminuta minifalda negra con un sensual escote en la parte posterior. Sus bellas y torneadas piernas de color canela estaban cubiertas de esas medias también negras que ella sabia escoger y lucir.
Esa blusa semitransparente que rodeaban sensualmente esas tetas que nunca me cansaría de mamar.
No pude más. Me acerque a ella y la abracé por atrás. Al principio ella me intentó rechazar, pero aumenté mi presión y logré que su precioso culo se acercará a mí. Automáticamente mi verga expreso cuánto la deseo. Ella guardó silencio y lenta pero firmemente, yo me restregué en ese culo que ahora sabía que conocía otro hombre. Mi nariz se enredaba en su nuca y olía ese cuello que conforma una parte muy atractiva de su figura: su linda cabeza. (cara ligeramente alargada, con labios finos rojizos, grandes ojos negros y nariz fina, cabello corto negro bien cuidado, piel blanca canela... es perfecta). La llevé a la cama y me senté allí. Ella estaba parada entre mis piernas; la abracé de su pequeña cintura mientras mi cara quedaba frente a esas poderosas caderas de puta. Pasé lentamente mis manos sobre su culo y la miré a la cara. Ella tenía los ojos cerrados; su cara estaba iluminada sólo por la tenue luz de la lámpara.
Mis manos bajaron lentamente hasta sus piernas y me metí entre su falda tocando esa excitante parte donde confluyen. ¡Qué hermosas y atractivas eran! Recuerdo sus piernas cruzadas, lo bien que se delineaban. Son una envidia para las mujeres y un deseo para los machos.
Puse mi palma completa sobre su vulva y encontré la primera sorpresa: Sus medias tenían un agujero en la parte inferior y dejaban sentir el encaje de sus diminutas bragas.
No pude aguantar esto y restregué mis manos varias veces, mientras metía mi cabeza dentro de su corta minifalda. Primero me olí la mano: eran esos sexuales jugos de la intimidad de mi mujer. Luego revisé todos los milímetros de esa exquisita parte que se unía en mi cara y noté que sus bragas eran particularmente pequeñas, es más, no se las había visto nunca.
Me enloquecí y la mandé sobre la cama. Ella cayó sobre su espalda y en ese instante me mandé a revisar su entrepierna. No alcanzó a cerrar las piernas. Entré como un león furioso allí para oler, saborear, palpar. Vi cómo se abrió otro agujero: el de sus bragas. La muy puta llevaba puesto una minifalda, unas medias con abertura, unas bragas negras pequeñísimas, también con abertura inferior. ¡Qué descarada! Me dediqué a lamer, le cogí con mi boca los labios de su cuca, sus pelos, mientras mis manos se metían bajo su blusa y magreaban duro sus tetas, haciendo que sus pezones se enderezaran como desafiantes. Los aplasté y seguí magreando deliciosamente mientras me deleitaba metiéndome por esos agujeros, primero mi nariz, luego mi lengua.
oooohhh, ohhhh, uuuuf déjame papito, que ya estoy arreglada.¿Qué me hacees? ooohhh, no. Por Dios, no me la chupes que la tengo recién bañada. Aaahhhh, ahhhh
Ella comenzó a pujar y yo decidí llevar esto con mucha dedicación, buscando que ella perdiera el control. Cuando estaba a punto de correrse; (cosa que notaba por la abundancia de líquidos que estaba sacando), paraba y me dedicaba a sobar otra parte de su cuerpo. Sin proponérselo, sus piernas me estaban abrazando sobre mi nuca y yo podía con un leve movimiento subir sus caderas hasta dónde me conviniera.
Así que decidí levantarlas un poco más y bajé mis manos para abrir completamente el agujero de sus bragas y buscar ese delicioso tesoro que yo creía que era virgen; es decir, su culo.
Lo encontré, lo miré detenidamente y noté que estaba un tanto ROJO, regularmente se puede observar su negra arandela, con un sin fin de pliegues que lo adornan y parece indicar que estará cerrado por siempre. ¡Vaya gran mentira!.Otra vez recordé por qué estaba allí: Ese delicioso cuerpo que tanto amaba y deseaba, estaba siento manipulado, usado, llenado por otra verga. Me enfurecí y me mandé directamente sobre su ojete para lograr abrirlo como fuera.
Puse mis manos en cada nalga y las abrí sin ninguna consideración. Al principio, ella quiso expresar un hipócrita recato. Pero yo no estaba dispuesto a ceder nada. Metí mi lengua y con ella lo ensalivé y luego metí mi nariz, mis dedos.
Papi, no seas aaaasssssí, ya lo hemos hablado...ohhh, nooooo, Por favor no lo hagas..respétame, que soy tu mujer, no una puta aaaahhhh, aaaaaaahhhhh.
¡¡¡QUE NO ERES UNA PUTA¡¡¡ Se me llenó toda la cabeza de sangre, estaba que hervía. Me enceguecí y decidí maniobrar con mucha firmeza sobre este agujero con mis dedos, mientras mi lengua se metía en su vulva. Restregaba toda mi cara, mi cabeza entre sus piernas. uuuuffff. aaaaaahhhh, ooooooohhhhh oooh papito, oooohhhh. por favor, qué me haces.... ya para ese momento sus piernas estaban completamente relajadas y estaba que se tocaba las tetas con gran rapidez. Yo no quería parar.
Cuando emanó gran cantidad de líquido lo usé para lubricar su culo y seguir dándole dedos (eran ya tres) en su delicioso ojete. Los saqué por un segundo, mientras metí mi lengua y luego escupí gran cantidad sobre ese agujero que ahora estaba relajado. papi, no me dejes assssíiiiii cómo me coges, oooohhhh por dios....
Paré un par de segundos y aproveché para bajarme mis pantalones que tiré al piso. Ella se estremecía y revolcaba. Había liberado sus piernas y se las restregaba entre sí.
Mi verga estaba botando cantidades alarmantes de jugo preseminal y sin pensarlo dos veces, aproveché que en sus instintivos movimientos quedó boca abajo y le llevé mi herramienta a su precioso ojete.
Puse le punta sobre él. Ella abrió los ojos y me miró asombrada: Ni se te ocurra hijo de puta - me dijo -¡QUÉ NOO!, pues toma: sin remordimientos empujé fuertemente hacia su interior.¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!1¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!¡¿QUÉ ME HICISTE CABRÓN? !AAAAAAHHHHHHHHHAAAHHHH, AHHHHH, AHHHHHH.... -sus quejidos se convertían en una rápida respiración- ERES UN HIJO DE PUTA, ME DESGARRASTE EL CULO.. OOOHHHH, oooohhhhhh, ohh, cómo te atreviste.....
Yo la tenía toda: TODA dentro del interior de esa perfecta figura de mi mujer. Lo mejor: la tenía cogida por el culo.
Apoyé mis manos sobre la cama y me enderecé un poco con el doble propósito- Buscar un ángulo que uniera sus preciosas y redondas nalgas canela, con mis huevas, logrando así una mayor penetración en su ojete, y a la vez, Contemplar ese escultural cuerpo de idolatro, siendo mi objeto, mi única funda para mi verga.
Me quedé cinco minutos en esa posición. Cada vez que quería moverse, yo se la clavaba otra vez. Me insultaba: ¡Eres un cabrón de mierda! Incólume, se lo clavaba más ooohhh, ooohhhh, te voy a destrozar esa verga otra clavada...
Lloró, maldijo, pero no se pudo liberar de mí. El recuerdo de esos olores en sus bragas me endurecía la verga dentro de su culo, más y más.
Por un momento me fui de la escena y pensé lo que habría hecho con su amante. Sería que él la cabalgaría igual. Eso me enfureció más, y mi herramienta se endureció otro poco.
Cuando me di cuenta estaba excitadísimo por pensar que mi mujer ya había tenido otra verga en su interior y la había exprimido. Pensaba cómo esas paredes que se ajustaban a mi verga, ya habían sido bañadas por otra leche. Botaba sudor, por todo mi cuerpo, la tenía empapada de mí con muchos jugos.
De pronto puse atención a ella, por que ya sus movimientos eran los de una puta experimentada. Su falda que estaba sobre su cintura, estaba empapada, y ella se estaba dando goce con mi verga mientras restregaba su cuca con la misma cama.
ooohh, oooohh, que rico, papitoooohhh, me estas rompiendo, oooohhhh cómeme... soy tuya...hazme lo que quieras, párteme, aahhh, cómo la tienes de gruesa...dame, ah, ah, ah, Cómeme, ah, William, te deseo...
¡¡¡¡¡¿¿¿¿WILLIAM!!!!!????? ¿cuál William?. La gran puta se está comiendo a su amante mientras le doy por el culo.
Comencé una cabalgada enloquecida, Le gritaba, ¡¡¡PUTA!!!, ¡¡¡PUTA!!!, ¡¿a quién se lo das?! como un autómata me dijo: Se lo doy a tu primo, pero no pares, por favor, dame, rómpeme, úsame, hazme tuya, ahhh, ahhhh.
Tuvimos un espectacular orgasmo simultáneo. Ella lloraba, bramaba, gritaba...No obstante, los litros de leche que derramé, seguía erecto como un aprendiz. Pensé en el delicioso calor de su coño y la volteé. Me miró y abrió sus piernas nuevamente.
Sin pensarlo, se le metí lentamente, pude palpar con mi verga cada milímetro de su coño hasta que llegué a tocar las paredes de su útero. Ella dobló sus rodillas y me envolvió.
Me miró con miedo, pero mis movimientos la hacían pujar y pujar.
Yo la pichaba y entre los dos hacíamos un gran charco que caía sobre sus bragas, medias y falda.
Tirábamos y yo miraba como su vulva tragaba de mi verga una y otra vez. Bajaba una mano sobre su coño y le daba más masajes a su clítoris. Estábamos como locos dándonos placer calladamente. Ella levantó su hermoso cuello y buscó mi boca con la suya. Se abrazó completamente a mí y penetró mi verga otro poco, comenzó a masajearse su clítoris con la base de mi verga y cuando descubrió que estaba fuera de mí me dijo: Tu primo me cogió en tu oficina. Estaba yo revisando tus papeles y cuando me incliné sobre el escritorio, para buscar los documentos más lejanos; sin darme tiempo me subió mi falda, me abrazó, corrió mis bragas y me penetró.
Creo que duraron cinco segundos que me perecieron una eternidad, entrándome su tranca, ¡QUÉ INMENSA POR DIOS!, cuando ya la tenía, sólo atiné a decirle:¡¿Qué me haces?!, respétame. Pero él sabiendo lo que usaba, me comenzó a fornicar de la manera más deliciosa, me dio de todo y por todo lado, me hizo suya, me usó y me llenó de leche por dos horas.-y... ¿tu culo?- le dije, me lo desvirgó, me dio tres orgasmos allí y me empapó todo sin desnudarme. Guardamos silencio: Giramos y me cabalgó, cerró sus piernas y envolvió toda mi verga en su interior. La cogí de la cintura y comencé a masturbarme con ella, ya que la movía de arriba abajo, a mi gusto, cuando sus tetas pasaban por mi boca, tomaba sus pezones y se los estiraba para hacerla bramar del gusto. De pronto, me miró y comenzó a suplicarle a William que le diera más.
Eso me enfureció y nuevamente mi verga se estiró, comenzamos una subida espectacular hasta que la llené con otros litros de mi leche. Tiramos toda la noche y el domingo sin parar; sólo nos alimentamos de sexo hasta la madrugada del lunes, tiempo en el que el cansancio nos hizo dormir un poco. Mi satisfacción de estos momentos es que la llené siempre: en su culo, en su boca, en su coño; así la dejé más bella, más mía.

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