Desperté a Sandrita y le di bien adentro

Estoy pasando una cuarentena soñada con mi yegua Sandrita, en su casa, comiendo, cogiendo, todo. Es más, me fue a buscar a casa más ropa y cosas mías, así que ahora estoy más equipado. Igual no hace falta tanto equipaje, sólo el de abajo del calzón. Porque es cierto que ella me vuela, pero no para lo que hice esta semana.

Sucedió el jueves si no recuerdo mal. Como cada noche, Sandri se bañó, se puso cremita Hind's que me enloquece y llena la casa de aroma y esa bata rosa que me vuela. Yo ya estaba bañado y en bata y pantuflas mías, y muy acaramelados nos besamos y comimos pollo y ensalada bien juntitos mientras mirábamos tele. Yo estaba como siempre en llamas, qué otra cosa con esta potra cada día más linda y fuerte. Y después de otra ensaladita pero de frutas que ella me hizo con amor, nos fuimos juntitos a la cama, que como es de una plaza entramos apretaditos. Sandrita se puso su camisón blanco con florcitas y se me acostó pegadita, me besó la boca, apagó la luz y dormimos. Hasta ahí todo normal.

Pero la normalidad no dura con esta potranca. No sé por qué, o sí sé, en plena madrugada, tipo 4, me desperté y con ganas de orinar mal fui al baño, despacito para no despertar a mi amorcito que dormía a placer. Y cuando volví y me metí en la cama de nuevo, me excité, ya desvelado, y me acordé de ella en bata, encima ese aroma a crema que persistía. Y tras agarrarme cosquilleo me empezó a crecer el pene bajo mi amplio calzón negro. Pensé primero en paja, pero no al lado de ella, la iba a despertar y encima no daba. Tenía que salir de la cama y no quería, hacía frío. ¿Y entonces?

Entonces exploté y no me importó nada, pobre mi amorcito. La locura y la pija pudieron más, la acaricié suave primero en la costilla y cuando se despertó en cualquiera, le toqueteé las tetas bajo su camisón. Despacito siempre para no asustarla ni sobresaltarla, la acaricié de nuevo suave y le pedí un beso. Y Sandrita no sólo no se enojó sino que me metió lindo pico en la boca. Por respuesta, le dije de una "te quier o dar, dale" y ella dijo sí, entonces le saqué el camisón y le exprimí fuerte la stetas, haciéndola gritar y excitarse. Sandri me sacó el calzón, me amasó el penacho ya crecidote y se puso en cuatro resoplando agitada. "Ah, aaahhh, amooor, dameee, dameee semen", alcanzaba a decir.

Y le di lo que ella pedía, como siempre buen caballero. Me di vuelta arriba suyo, Sandrita abrió las piernas, la penetré con terrible pijota y cuando ella sintió gritó y empezó a gemido puro con mis frotadas. Enloquecí con su aroma a crema, piel fina y dulzura y tras venirme fuerte, eyaculé semen a torrentes y ella acabó lindo flujo. Nos chupamos todo y tragamos los líquidos, ella pidió más leche y tras mamarme de nuevo, se la di en la boca y Sandrita desnuda tragó semen espeso y calentito. Y pidió uno más por cola, yo no estaba muy seguro de si rendiría. La pelirroja me la paró en segundos con sus manos mágicas y encremadas, me di vuelta, ella boca abajo y yo se la metí en su estrecho y limpio culo hasta llenárselo nuevamente de buen semen. Después sí, nos lavamos, ella se cambió y le pedí disculpas por despertarla. Sí, luego de toda la murra que le di, perdón. Un cara dura. Pero Sandrita respondió: "Amor no es nada, al contrario, vos sabés que podés violar la cuarentena conmigo cuando quieras", dijo chocha. Una genia, potra, maestra. Otra noche de bodas y cuarentena en la casa de Sandrita. Mejor, en su vagina y cola.

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