Haciéndole la cola a mi ex mexicana

Escrito por ella...

Tal vez pienses que soy una putita caliente ... y puede que tengas razón. Pero esta noche al volver a una casa me desvisto, me miro al espejo y encuentro más placer en mirarme al espejo, pero el placer aumenta si pienso en ti observándome, te imagino en la cama. Miras televisión mientras yo me desvisto, me paseo en esa falda negra que tanto te gusta con los tacones altos, me inclino hacia adelante y la habitación generosamente mi trasero -coqueteándote- me acerco un poco para quedarse cerca de ti y sin querer te ofrezco ese culo que es tuyo y como sin interés lo acaricias, metes tu mano y frotas tus dedos en mi concha. Me deshago de la falda la dejo caer al piso y me quedo en la breve tanga azul, me quito la blusa y me paseo así frente a ti. Inclinándome por ratos y ofrecióndote la concha me deshago de la tanguita y te decidí acercarte hacia a mi, y me acaricias la redondez de mi trasero, bajas tu mano por mi espalda y llegas entre mis nalgas para finalmente acariciar la parte baja de mis nalgas redondas y posar tus dedos sobre mi concha. Ahí suavemente acaricias mis labios vaginales lubricados. Te aproximas a mi concha y le das un suave beso y eso me pone muy excitada, luego tus dedos continúan con esa labor de tocar y mover en mi humedad que comienza a fluir abundantemente.

No hace falta mucho, te colocas detrás de mi y yo acaricias la espalda, me besas el cuello y luego pasas una de tus manos sobre mis pechos. Me vuelvo hacia ti para besarte, para disfrutar de tu boca que sabe deliciosa, me mojo apenas empiezo a besar y tu dedo sigue jugueteando ahí. Se mueve con suavidad pero va más allá y me ahogo de placer al sentir tu caricia y tu boca comiéndome los labios. Te acaricio, gimo de placer intenso y te das cuenta que estoy más que lista, me lleva hasta la columna junto a la cama y me hace pegarme a ella lo suficiente pero dejando espacio para incluir un poco. Ahí pones tus manos en mis caderas y te inclinas a besarme las nalgas, besas mi espalda, besas mi cintura, mi vientre y vas a mis nalgas de nuevo.

Esta noche te voy a romper el culo putita ... murmuras y eso me excita mucho.

Te veo alejarte dejándome el juguete en la concha, vas por un preservativo y lo colocas en tu verga que ya está durísima. Lo cubres de un poco de lubricante que ya has dispuesto y me ordenas que me ponga en cuatro sobre la cama.

Ahí, dispuesta, con la concha llena del juguete, me pides que abra un poco las piernas, pongo en cuatro como perra dispuesta a recibir a su macho argentino que la quiere montar, colocas tu verga durísima entre mis nalgas y la aprieto entre ellas , juegas un poco y me encanta la sensación de tener tu verga entre mis nalgas mientras activo el vibrador para recibir movimiento y eso me hace gemir intensamente.

Cuando más excitado me encuentro te decido colocar la cabeza de martincito sobre mi pequeño orificio que comienza a empujar, juegas un poco con tus dedos, presenta uno y lo mueves dentro abriéndome un poco, luego metes otro dedo mojado con mis jugos y sigues estamos moviéndolos tan bien que no puedo dejar de gemir como perra en celo. Cuando creo que no puedo gozar más empujas la cabeza de tu verga y las empujas un poco arreglándome un gemido, siento un poco de dolor e intento irme hacia adelante pero me las tarjetas.

Me sostienes y evitas que me vaya hacia adelante, te detienes y te aproximas a mi para besar mi espalda, besas mi oreja y mientras lo haces empujas suavemente un poco más y el dolor se transforma en un placer exquisito en el que no quiero que pares . Siento que me abres toda, siento como mis entrañas se abren y como si se rompieras cada vez que empujas milímetro a milímetro de martincito pero tus caricias, tus besos me relajan, no quiero que pares, desfruto ese pequeño dolor que me hace recibirte, te siento profundamente y sé qué aún no termina de entrar, siento dolor y placer.

Tu enorme verga està durìsima y me abre, siento que vas a partir de en dos, si sigues entrando vas a romperme toda e intento zafarme pero tú me sus tarjetas suaves de las caderas, acaricias mis enos y cuando más excitado estoy aprovechas para un empujón clavarme tu verga y un gemido profundo venta de mi garganta confundiendo el dolor con el placer. Aunque creo que ya has aentrado todo no es así y aprovechas que me relajó para empujar los últimos centímetros de tu verga que parece una espada ensartándome en vilo, me tienes ahí toda clavada y el dolor comienza a ceder para trnasformarse en un profundo placer que me hace gemir, y decirte que sigas que no pareces que por favor no me la saques.

-No te la voy a sacar, ahora vas a sentir toda una verga argentina hasta que te moldee el culo -dices.

No tardas mucho en hacermelo sentir, tu verga comienza a bombear con tanta fuerza que me corro una y otra vez, mi concha llena del juguete chorrea jugos que te empapan la entrepierna, tus huevos chocan contra mi concha y tu verga me tiene ensartada hasta el fondo

Me siento entrando y saliendo con fuerza en mis entrañas, empujando con tanta fuerza que siento que me ha dejado toda abierta, no puedo creer que tienes 21 centímetros de riquísima verga me la estés empujando.

-Papito me vas a abrir hasta la garganta -te digo gimiendo.

Así perrita, así querías estar, ensartada doblemente -dices.

No puedo dejar de sentir tanto placer y mi vientre se contrae intensamente, apretandote, como abriendo tu verga y eso acelera tu ritmo que entra con tanta fuerza que me falta el aire y abro la boca para poder respirar, tengo el coño lleno de verga y el culo también y pones tus dedos en mi boca y los chupo, tu como se llena toda la vida de ti, tu vientre se tensa al ritmo del mío y siento como explota en un chorro intenso de leche que me llena las entrañas.

Ambos nos corremos en un gemido intenso que dice que mi culo ha sido domado, que ha moldeado a la medida exacta de tu verga. Pero todavía falta que lo acostumbres a ser tan dispuesto como mi concha

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