A Serena Le Gustan Mayores (Fanfic de Pokemon resubido)


Les traigo un fanfiction del universo pókemon, esta vez, con personajes conocidos: Serena y Shauna (hay imágenes para que sepan quienes son) y otros inventados. La historia cuenta de la vida de Serena tras esa despedida con Ash. Descubrirán que las cosas no siguieron como esperaba 😞

Está dividido en partes más breves para amenizar la lectura. Si no están familiarizados con pókemon, ya sea juegos, anime, manga, etc, no se preocupen 😉 puse énfasis en explicar bien las cosas y me tomo el tiempo para contextualizar todo. De más está decir que el énfasis no está en los pókemon y esas cosas sino en su protagonista, Serena, y su desarrollo a lo largo de la historia.

En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.


Starring:

Serena

A Serena Le Gustan Mayores (Fanfic de Pokemon resubido)

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Shauna


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Introducción. La tristeza de Serena



Eran las 1 y media de la mañana en ciudad Azulona, para Serena marcaba su horario de salida del bar céntrico “BARtortle” ubicado a dos cuadras del único centro comercial de toda la región de Kanto. Era un concurrido sitio de recreo y venta de alcohol con un anfiteatro donde la jovencita trabajaba de mesera y estaba en periodo de prueba.

Camino hacia la mesa de su jefe siendo observada por los hombres, que se la devoraban con la mirada, ajenos al comediante que contaba chistes verdes de entrenadores que confundían Jynx con mujeres trans.

- Es mi hora, señor Lauren. - Avisó muy cansada tras una jornada de trabajo, desabrochándose partes del uniforme de moza en temática con el bar, consistía en pollerita corta con volados y un chaleco con corbata azul. En la espalda usaban un pequeño caparazón de peluche rematado en colas esponjosas, medias altas hasta las rodillas en las piernas, y algunas como ella, usaban orejas idénticas a las del pókemon acuático. Como eran muy incómodas, se la sacaba con apuro. Siempre se le enganchaban los cabellos miel en ellas.

- Señor ¿Me escuchó?- Se repitió al ver que no dejaba de dialogar con sus cofrades. Lauren volteó y la miró con fastidio.

- ¿No te avisó Leaf?- Preguntó su jefe con prisa.

Era un hombre de unos treinta y largos, de traje violeta, que solía tener su propia mesa reservada para él y sus amigos. Era único que podía fumar dentro del establecimiento, como una señal de status.

- ¿Perdón?

- Tienes que reemplazarla, está enferma o algo así, no tengo otro reemplazo.- Dijo sin importancia, devastándola.

- ¿¡Otra vez!?- Le salió del alma a la jovencita de cabello miel.- Es la segunda noche que esto ocurre, pensé que nos turnaríamos con las demás y...

Su jefe se incorporó y se acercó de manera intimidante, ante la mirada de sus cómplices que sentenciaron un silencio abrupto, solo roto por las carcajadas de quienes disfrutaban del show de comedia. Este se tomó la confianza de apretujarle los cachetes de manera humillante.

- Estás en periodo de prueba muñequita, si no puedes reemplazarla tomaré a alguna de las doscientas entrenadoras frustradas que pululan por ahí y pueden hacer tu trabajo.- Acercándose a su oído, le susurró con malicia.- Y que podrían hacerlo mucho mejor.

- Como usted diga, señor.- Expresó con resignación tomando sus orejitas de tortuga.- Volveré a mi puesto.

- Así me gusta, buena chica.- La premió impertinente. Como estocada final, revivió un episodio que Serena quería extirpar de su memoria.- Ya te dije lo que tienes que hacer para evitar las horas extras, muñequita.- Dándole un apretujón en el trasero bajo la pollera. – Piénsalo mientras sirves tragos, ahora andando.

Su jefe regresó a su mesa donde estaba siempre rodeado de amigotes o señoritas. Varios de ellos la miraron de arriba abajo con miradas pervertidas, Lauren en cambio, rió despectivamente mientras Serena, volvía a su trabajo uniformada como cada noche, disfrazada de pókemon, sintiéndose un juguete de su jefe.

No obstante, esa no era una noche como cada noche. Tras los abusos de su jefe, emergió en una noche fría azotada por una lluvia veraniega. Sus jugosas gotas revotaban contra el suelo enlosado empapándola de arriba a abajo. Había olvidado su paraguas, por lo que no le quedaba más que correr hacia su departamento a cuatro cuadras de allí, chapoteando, haciendo ecos por las calles en la noche que, alejándose del centro, se silenciaba como si se adentrara en un pueblo fantasma.

Uno de sus tacos no resistió el ajetreo de su carrera y se rompió a mitad de camino, haciéndola tropezar cerca de un camión repartidor de revistas, y el destino injusto, quiso que cayera sobre una pila de periódicos en el suelo, golpeándose una rodilla contra el suelo.

- ¿Estás bien? No es recomendable correr bajo esta lluvia- Se compadeció el proveedor, ayudándola a levantarse, un joven de contextura atlética y gorra empapada.

- Gracias, auuuuh, duele mucho.- Dijo tomándose la rodilla, en la que ya se formaba un moretón.- Esto se verá mal en mi trabajo, demonios ¡Maldita suerte!

- Deberías quedarte bajo el toldo del kiosco y esperar a que se te deshinche. Te dolerá mañana.- Le recomendó el joven terminando de descargar varias pilas de revistas y periódicos, cada pila envuelta en nylon protector para evitar que se mojara. Con prisa, este se apresuró a ingresar al kiosco el envío.

- Gracias, esperaré a que esta lluvia…

De repente, se clavó hasta el fondo de su corazón el último clavo que enterró una noche para el olvido. En la pila de periódicos empapados sobre los que cayó, el nylon se corrió y en primera plana, sonriendo de oreja a oreja estaba su primer y único amor: Ash Ketchum.

Serena tomó el periódico sobre el que había caído sin oír los reclamos del vendedor que abría su negocio, ni la despedida del proveedor, ni oír la lluvia, ni sentir el dolor de su rodilla. En la fría noche, solo estaba ella y la fotografía de Ash en la portada rodeado de tres bellas señoritas levantando la copa de una ignota liga.

Allí estaba, bronceado, sonriente, rebosante, pegado a una joven de cabellos color oro muy hermosa, otra de corte honguito peliazúl, y abrazándolo desde atrás, más cerca de lo que Serena nunca estuvo, una exuberante joven peliverde de piel trigueña y atributos exuberantes.


“PUELO PALETA CUNA DE CAMPEONES. Ash Ketchum campeón de la 1era Liga de Alola cumple su sueño de la infancia”


- ¿Pasa algo? Puedes llevártelo si quieres, empapado no puedo venderlo… ¿Señorita?

Serena rompió en llanto y corrió descalza hacia su departamento, con las lágrimas mezclándose al agua helada que azotaba su cuerpo, deseando llegar a su cama para tumbarse a llorar y no levantarse nunca más.



Capítulo 1. El remedio para olvidar



Shauna llegó antes de lo previsto, haciendo un escándalo mientras cerraba la puerta, hablaba por teléfono, y arrojaba el manojo de llaves por ahí, sorprendiéndola a las nueve de la noche al encender la luz, encontrando a su amiga acurrucada en un rincón de su departamento compartido. La estruendosa joven la encontró envuelta en mantas, dormida con una fotografía de su único amor destrozada, y vuelta a pegar con cinta adhesiva.

- Te llamo luego, tengo una situación en casa, adiós, adiós- Cerrando con fuerza la tapa de su celular- ¡Uuugh! ¡Amiga, por favor, esto tiene que terminar! – Revoleando su bolso a un lado.

Shauna había sido rival de Serena en los espectáculos pókemon de Kalos y ganadora de tres Llaves Princesa, el galardón más preciado de las artistas pókemon. No obstante, tras reencontrarla en Hoenn durante sus giras como artista, dejaron de competir y su amistad se consolidó entre competencia y competencia, siendo su única cara conocida en dicha región.

- No me avisaste que llegarías antes, no te esperaba a esta hora. - Serena se ocultó el rostro con la manta. La luz la encandilaba, más estando pegajosa por las lágrimas.

- Y yo no esperaba que te encierres a sufrir a pensar en él, de nuevo. – Ironizo.- ¿No piensas volver al trabajo que te conseguí? ¿Llorarás ahí o en tu cama o el baño toda la semana?

- No necesitas recordarme que me conseguiste el trabajo…- Refunfuñó.- Si sabía que me lo ibas a echar en cara me…

- Basta, seca esas lágrimas y arriba de este pozo de depresión…

Shauna la tomó del brazo y estiró de él pero parecía de goma. Serena no se levantaba.

- ¡Ese idiota no merece que llores por él! ¡Por favor, solo fue un beso, no es para que lo lamentes tanto! ¡Muchas son abandonadas con pokehuevos en la panza y no hacen tanto escándalo!

- Ya pase por la etapa de odiarlo y no funciono.- Observando la fotografía rasgada.- Solo quiero quedarme aquí en la oscuridad, después de todo nada tiene sentido. No te preocupes, pondré las cosas en orden y regresare a Kalos, no pienso volverme un gasto para ti.

Contextualizando, Serena había fracasado rotundamente en su gira de artista en Hoenn, teniendo que dejar los escenarios casi obligada, a diferencia de su amiga, que se bajó de los escenarios por propia voluntad para cambiarlos por las pasarelas de modelaje, todo tras recibir una jugosa oferta de una agencia de Kanto. Tras hablarlo con su amiga, las jóvenes de Kalos decidieron iniciar una nueva vida juntas en un pequeño departamento céntrico, cerca del centro de Azulona para hacer borrón y cuenta nueva. No había que ser Detective Pikachu para descubrir que esa tarea no se le estaba dando bien y la jovencita de cabellos miel estaba siendo masticada por sabuesos ahora que había perdido el empleo de camarera.

- Ay Serena, Serena, me ofendes si crees que pienso en lo económico. ¡Vamos, arriba! ¡No me subestimes! – Insistiendo con éxito, sacándola de su rincón.- Haz tropezado un par de veces eso puede pasar, tuviste una competencia dura en Hoeen, lo cual es normal, y un chico te dejó para cumplir su sueño lejos de aquí, eso también puede pasar. Lo que no puede pasar es que bajes los brazos y te consumas como una vela encendida.

Shauna abrazó a su amiga, y lo que empezó como un abrazo de ánimos, terminó volviéndose muy emotivo.

- Agradezco tu ayuda amiga, y te quiero mucho por todo lo que haces por mí, pero no es tan fácil para mí olvidar un viaje juntos, cientos de momentos juntos, peligros que vivimos juntos. Compartimos nuestros sueños y él los cumplió lejos de mí, sin siquiera recordarme, ni dedicarme una línea en el párrafo de su victoria, como si hubiera sido nadie.

Shauna se despegó y pegando su frente a la suya, le dijo las verdades que tenía guardadas desde que todo su pesar había comenzado. Por un momento Serena creyó que la besaría.

- Fuiste un mapa con patas para él, fuiste un florero andante que quedaba bonito en su grupo, fuiste un decorado en su aventura, Serena, ese no merece ni una lágrima tuya, tú vales mucho, vales demasiado y si no quieren aceptarlo en Kalos, ni en Hoenn, y tampoco aquí, entonces tienes que tomar el Tauros por las astas y empezar a vivir la vida de otra manera.

- ¿A qué te refieres exactamente? Intente ser artista y no funciono, acompañe a alguien que amaba para ser olvidada y hasta ser camarera es demasiado para mi…

Shauna le puso un dedo en los labios indicándole que se calle.

- Yo tengo lo que necesitas, come bien y cámbiate, esta noche saldremos de captura y no de pókemon exactamente.

- ¿Captura?- Secándose el rostro con la manta.

- Captura de hombres.- Confirmando su sospecha. – Esta noche olvidarás ese estúpido beso con ese estúpido Ash y te va a importar un bledo si es un estúpido campeón, si tiene un harem o si se volvió gay y lo shipean con un negrito. ¡Es una promesa!

- Eso fue tremendamente específico.

- ¡Me voy a bañar! ¡Y nada de acobardarse! ¡Confía en mí y verás que lo que necesitas es una buena baya masculina madura! – Anunció enfática sin abandonar el tono regañón, como si hablara con el “mayus” activado.

Serena se ruborizó mientras veía la fotografía rasgada de Ash.

- Es hora de decir un adiós verdadero.- Arrojando la foto por el balcón, decidida a ponerse en las manos de su amiga.

No contradijo a Shauna ni intento rebatirla, en el fondo sabía que era buena idea y merecía una oportunidad. Pensó que de todos modos, una salida salvaje de chicas de ninguna manera podía ser peor que llorar hasta dormirse como venía ocurriendo. La falta de costumbre de sonreír le hizo sentir dolor cuando dibujo una sonrisa en su rostro. La perspectiva de ponerle un punto final a su mala racha de dolor y decepción la sedujo y con decisión, se vistió para salir a comerse la noche.




Capítulo 2. Un curioso objetivo



No sabía donde metía tantas bebidas su amiga Shauna ni como no se vomitaba hasta el nombre. Parecía sentirse más cómoda en la noche de Kanto que en cualquier otro lado, y con lo resuelta que era, decía mucho. A diferencia de ella, su morena amiga parecía poder con cualquier situación y sentirse como un Golduck en el agua.

- ¿Viste algún objetivo?- Le preguntó reencontrándose con Serena y bailando pegada a ella desde atrás en medio de las luces estroboscópicas, la música gravitante y un gentío que acudía al Ónix de Neón, el sitio bailable más famoso y concurrido de Kanto e incluso, de regiones aledañas.

Estaba hermosa, y con su empleo de modelo, sabía mejor que nadie como explotarlo. Con su silueta delgada, piel trigueña, vistiendo su clásica remera rosa con moños negros y una pollera corta de jean que apenas le pasaba la cadera. Serena no mostraba tanta piel, optando por su vestimenta clásica, sombrero rosado, musculosa y pollera, aunque le quedaban más ajustadas que nunca.

- Aún no.- Gritó a su oído dado que la música dificultaba la comunicación.- ¿Tu?

La chica se separó, hizo una voltereta, y levanto seis dedos.

- ¡Diablos amiga!- Sonrió Serena, que aunque la había visto besándose con un par de desconocidos, no pensó que serían tantos en unas pocas horas. En cambio ella…

- Al salir el sol cerrarán, no te van a tener la vela, apúrate y elije alguien o lo haré yo.- Le dio de ultimátum.- Elegiré a cualquiera y nos iremos con él te guste o no te guste.

- No entiendo a que te refieres con elegir alguien ¿Para qué? Unos besos no me harán olvidar- Recibiendo una sonrisa picarona como respuesta.

- Eso es lo que crees. Un beso te volvió loca para empezar.

La música la hipnotizaba y comenzaba a desear bailar hasta morir para no salir al mundo exterior, donde solo conocía decepción, crueldad, olvido. Estaba en medio del tumulto, del roce, del perfume, sintiéndose más viva que nunca bajo un inmenso Ónix formado por bolas de boliche y una cabeza que disparaba rayos láser. Era tradición que si los láser alcanzaban a dos individuos la música se detenía y debían besarse o no reanudarían, eso ocurría cada quince minutos y de sorpresa (no estaba segura si Shauna se lo había dicho para asustarla o era cierto).

No obstante, también ocurrían desgracias donde se suponía todo era diversión como si tuviera una nube tormentosa sobre la cabeza que la seguía a todas partes. En un descuido levantó un codo y un hombre que pasaba con un trago, terminó empapado.

- ¡Huy! ¡Perdón, perdón! No lo vi… - Lamentablemente, se trataba de un sujeto enorme, de brazos largos, anchos y un rostro intimidante, afilado, bordeado de barba entrecana. Tenía ojos negros penetrantes y la primera impresión que le dio fue que se trataba de uno de seguridad.

- ¡No era mi intención, últimamente todo me sale mal, estaba distraída y… - Se excuso sintiéndose tonta. Él era un desconocido, no su psicólogo como para andar contándole esas cosas.

- Esto te va a salir muy caro. – La interrumpió y no supo como lo escuchó entre la música.- Tendré que volver a la barra, comprar otro y para tu desgracia, me acompañarás un trago.- Propuso dibujando una media sonrisa.

El gigantón le tendió una mano y Serena se puso roja como un tomate, no obstante, dio un salto de fe y lo siguió hasta la barra donde él pidió un whisky con hielo y ella una limonada, provocando una risita en su acompañante. Serena no podía evitar mirarlo, notaba cuando la luz lo enfocaba que podía ser su padre, debía andar en los 40.

- 45.- Dijo tomándose un trago de whisky con hielo.- No eres la primera que se me queda mirando tratando de descubrir mi edad y mi nombre. Soy Álex.- Se presentó con una naturalidad propia de un actor, aunque sin perder el rostro serio y, para sorpresa de ella, seductor.

- Soy Serena, me llamo Serena.

- Sí, tienes cara de una Serena. Encantado.- Dijo mirándola con atención.- Te estuve viendo toda la noche, rebotar de un lado a otro como un Graveler usando “rollout”, fallado cada golpe.

- Bueno, es que la música me movió de aquí para allá. Doy las gracias de no tener de habilidad insonorizar- Su comentario hizo reír a su interlocutor.

- Quisiera volver a cuando tenía tu edad y esta música me generaba lo mismo. Ahora la música está en 2do plano, no, ni 3ero. Vengo con otros objetivos.- Clavándole la mirada como si usara “mal de ojo” para evitarle la huida. Cuando estaba por voltear por los nervios su amiga irrumpió en escena.

- ¡Conque aquí estabas! Oh y no estás sola ¿Quién es el muchachón? – Llegó de sorpresa Shauna sorprendiéndolos a ambos con su eléctrica actitud.- Me llamó Shauna, mucho gusto, uuh es todo un señor he, tiene más músculos que un Machamp, y eso que no tiene 4 brazos.

Acercándose a Serena le dijo.

- No sabía que te gustaban mayores, tienes buen ojo, servirá, servirá.

- ¡Solo estábamos conversando!- Se excusó muy avergonzada.- Le volqué una bebida y… ¡Espera! ¿Qué quieres decir con “servirá”?

- ¡Si serás boba! ¡Mira como le dejaste la camisa! Lo dejaste oliendo a ebrio de pueblo- Dijo casi cayéndose sobre Álex, que observaba todo ajeno a la embriaguez de Shauna.- No puedes quedarte así todo empapado, deberías ir a cambiártela con mi amiga, ella tiene que ayudarte a lavarla y secarte el cuerpo.- Dándole un codazo cómplice en la costillas con fuerza desmedida.- Aunque no me molestaría acompañarte.

- Amiga, tranquila, creo que bebiste de más.- Trató de silenciarla sin éxito.- ¿No quieres seguir bailando?

- No, no, tu amiga tiene razón.- Intervino levantándose sorprendiéndola con su metro noventa y cinco de altura. Estando sentado le había hecho olvidar su estatura.- La noche se termina y no quiero perder tiempo. Soy un hombre ocupado, podría decirse.

- No, no espera, no hay porqué irse solo, mi amiga quiere, digamos que…

- Ya me di cuenta. – La interrumpió- No es mi primer rodeo morena.- Expresó con naturalidad haciendo sentir su voz sin levantarla.- Fumaré unos minutos afuera, tienen 15 minutos para pensar si vienen conmigo o no. No me perderán de vista al salir. Si aceptan las llevo y las devuelvo a su casa, soy un hombre de palabra y otras cosas. Con su permiso.

Con la decisión y seguridad que solo daban la experiencia, Álex dejó el local bailable y Serena y Shauna se miraron. Las reacciones no podían ser más distintas.

- 15 minutos, perfecto, tengo que ir al baño a mear, sígueme, debes asearte bien la...

- ¡Espera, espera! ¿Quieres decir que…?

- ¡Obvio, tonta! – La interrumpió arrastrándola del brazo- ¡Hoy aprenderás “amnesia” y te olvidarás de ese estúpido de Ash! ¡Apurémonos! Si se nos escapa semejante sugar daddy te mato.




Capítulo 3. Un debut acelerado.


Álex poseía una flameante motocicleta que rugía como un Arcanine en celo. Serena se aferraba a él como si no hubiera un mañana por las calles de Azulona, Shauna se aferraba a ella. La originaria de Kalos empezaba a desconfiar de cómo se estaba desenvolviendo la noche. Ese sujeto además de intimidante, vivía lejos, y recién frenó en la otra punta de ciudad Azulona dibujando un surco en el asfalto.

- Es aquí.- Dijo ayudándolas a bajar y quitándole el casco a Serena (le había dado su único casco).

- ¿Tienes un taller de motocicletas?- Preguntó viendo que estaban bajo un portón corrugado con el letrero que rezaba “Poison Bikes” con el dibujo de un Gengar en llamas de aspecto caricaturesco montando una motocicleta. Le tranquilizaba que al menos frente al negocio hubiera un faro que se posaba sobre ellos como un reflector. La situación en Kanto no estaba nada segura para dos señoritas como ellas.

- ¿Vendes repuestos? ¿Arreglas? – No obtuvo respuesta.

Shauna ya estaba en punta de pies besándose con Álex, que la tomaba de la cintura y la sentaba en su motocicleta levantándola con facilidad. Serena vio como sus lenguas se conectaban mientras sus labios se frotaban con frenesí. Las manos de ambos se acariciaban el cuerpo, en especial las de Shauna, que apretujaba el prominente físico del hombre e iban bajando, y bajando, hasta posarse sobre su entrepierna, palpándole el bulto desde afuera. Serena estaba escandalizada, quería correr, pero sus ojos habían tomado el control de su cuerpo y observaban a su amiga y el desconocido besándose como nunca había visto a alguien hacerlo.

- Ven, Serena, no tengas miedo.- La alentó su amiga. La de cabellos rubios se acercó con timidez. Se sentía boba por haberla seguido tan lejos sabiendo que sería una molestia en esas situaciones. No se sentía lista para dar tal salto.

- Yo no sé si estoy preparada… somos distintas. Shauna es más… yo soy más inocente.- Expresó con nerviosismo colorada como un Voltorb a punto de estallar. – Lo mejor será que me vaya y los deje tranquilos.

Shauna iba a hablar, Serena iba a dar la vuelta, pero Álex les ganó de mano.

- Me di cuenta desde la primera vez que te vi que no eres lanzada como tu amiga.- (esta lo miró ofendida)- Tengo el ojo entrenado podría decirse. Aún así saliste del local junto a ella, me buscaste, te pusiste el casco y diste un paso importante viniendo hasta aquí a un extremo de Azulona. No te puedo asegurar que yo sea lo que buscas, pero sin dudas puedo hacer valer esos pasos hacia delante que diste sin obligarte a nada, por supuesto. Y soy un hombre de palabra.

Shauna quedó boquiabierta y Serena se ruborizó como nunca, escarbando el suelo con la punta de su zapato.

- Bueno, creo que siempre se empieza de alguna forma, puedo seguir avanzando.- Se envalentonó pensado que si era un hombre culto y mayor, no debía de temer tanto. Podía parecer un matón pero con ese vocabulario de seguro estaba equivocada en su juicio.

Serena caminó hacia el hombre, se puso en puntas de pie y lo besó. Le dio cosquillas la barba contra su piel y a la vez, su boca le pareció muy deliciosa. Le ardieron los labios (y las mejillas) cuando los envolvió con los suyos, más grandes y experimentados. No tardó en perder la noción del tiempo mientas esa boca mayor la besaba y comprendía al instante la filosofía de su amiga. Al estar así con un hombre todo lo demás, incluso los recuerdos, desaparecían. No fue un beso muy largo, ni atrevido, no obstante, supo que no lo olvidaría fácil, la manera fraternal de besarla que tuvo el hombre al menos le inspiró mucha confianza.

Álex se fue turnando para besarlas a la intemperie, en la acera. De Serena a Shauna, de Shauna a Serena, esta última, cada vez esperaban que su boca se desocupara con más ansias. Él lo disfrutaba sin perder la serenidad, se tomaba su tiempo, como si no quisiera estar en ningún otro lugar ni hacer otra cosa. Serena para el último beso, se atrevió a dejarse invadir por la lengua del hombre, que buscaba la suya para inundarla con su saliva ajena. Ella, tímidamente, masajeó su lengua y un escalofrió le recorrió todo el cuerpo cuando se dio cuenta de que la sensación y su sabor la estaban excitando.

- Va a amanecer y no quiero darle de que hablar a mis vecinos.- Decidió el hombre abriendo una puerta algo rotosa al lado del portón. Shauna lo siguió pegada a él y Serena, algo indecisa, dio varios pasos más en su primera experiencia sexual. El hombre les abrió a ellas y luego entro su motocicleta, que apenas pasaba por la puerta. Se notaba que no quería accionar el portón corrugado para no hacer ruido.

Serena no supo si mirar el enorme pero fascinante taller, repleto de estanterías con repuestos, herramientas pulcramente ordenadas, llantas colgadas y paredes tapizadas de calendarios pornográficos, o mirar a su amiga, que se colgó del hombre junto a la puerta como Mankey para mandarle lengua hasta la garganta. Álex aprovechó para sostenerla de su trasero, cubriéndolo con sus grandes manos, palpándole la cola con gusto.

La pollera de Shauna era tan corta que con el salto, se le “arremango” hacia su cintura, desnudándola, revelando una tanguita minúscula.

- Amiga, por favor.- Susurró Serena muy incómoda, volteando sin disimulo, fingiendo interés en el lugar.

En el centro había dos motocicletas, una sobre una tarima levadiza y varios motores desarmados en pequeñas mesas. Notó que al fondo una escalera conducía a lo que era la casa de Álex y allí se dirigía el hombre con su amiga prendida a sus labios.

- ¿Vienes o te quedas viendo los repuestos? Tengo unos motores V-Twin fantásticos si te interesa- Preguntó liberando una mano para que se colgara. Parecía no tener problemas en llevarlas a ambas escaleras arriba.

- Puedo subir sola, adelántense. Gracias de todas formas.

El hombre vivía arriba, en una casa de dos o tres ambientes en la que el comedor era compartido con un living muy masculino, típico de soltero, pequeño y sobrecargado de cosas, aunque ordenado para ser de hombre. Pegado a él, tras una puerta de cristal, con una puerta corrediza, estaba su dormitorio. Su casa parecía unos cubículos de oficina modificados, Serena se imagino que antaño en ese lugar se hacía alguna tarea administrativa. Ahora con su forma cuadrada y puertas de cristal, parecía que estaba en una pecera gigantesca.

Ajeno a su mirada curiosa, el hombre se sentó en su cama con ambas chicas frente a él. Serena se inclinó contra él reclamando un poco de atención, besándolo con ternura, de manera muy distinta a como lo besaba Shauna, que mientras, le sacaba la camisa revelando un físico muy trabajado.

- Diablos Serena, tienes un buen ojo amiga, este papá esta mamadísimo.- Dijo admirando al hombre de arriba abajo mordiéndose el labio. Si ella, que conocía del sexo opuesto, decía que estaba bueno debía de estarlo.

Sus manos grandes y masculinas le acariciaron el cabello y descendieron por su espalda poniéndole la piel de gallina. La trigueña en cambio, era palpada en el trasero, el hombre entendía que tenía otros tiempos, como si la manera de besar le hubiera dado la descripción de pokedex de cada una.

La de Shauna sería una descripción tipo “chica trigueña, experimentada y alegre, dispuesta a todo por conseguir lo que desea”. La suya sonaría más como: “Serena, rubia de ojos celestes siempre a la moda y delicada como una flor, si la tratas con cuidado puede florecer”

Hablando de descripciones, las acaricio en la cintura con sus manos para ir descendiendo hacia sus entrepiernas. Ambas manos del hombre se perdieron bajo las polleritas de las jóvenes, y ambas reaccionaron de maneras opuestas a sus caricias lascivas (aunque lógicas, no las llevó a ese sitio para unos besos).

Shauna se levanto la pollera de jean y se arqueó hacia atrás del placer, disfrutando de ser frotada por arriba de la tanga en su vagina, Serena se dejó tocar, pero sus piernas le temblaban como si se estuviera orinando y parecía hacer fuerza para mantenerse en su sito y no saltar por la ventana.

- ¿Nunca te habían tocado este punto, aquí arriba, Serena? – Preguntó disfrutando con la visión de la jovencita incómoda con su lucha interna entre resistirse y admitir que le gustaba.

- No, nunca.- Dijo entreabriendo los ojos como queriendo despertar. – Nadie me dio un beso de lengua, me toco mi panochita ni me vio desnuda.

- ¿Me harías el favor de levantarte la pollerita? Quiero verte la ropa interior mojadita que tienes, iré de a poco.- Le dijo y antes de que Serena reaccionara a esas palabras, su amiga le levantó la pollera.

- Déjame ayudarte, créeme que vale la pena seguirle la corriente a este señor, sabe lo que hace.

- ¿Te gusta el hecho que sea un señor, Shauna?- Preguntó Álex dedicándole más tiempo a la previa del que había previsto.- Me encanta la confianza que me tienes, es difícil encontrar jovencitas tan valientes como tú, abiertas a obsequiarle tríos a señores en la comodidad de su casa.

- Solo estoy acompañando a mi amiga, necesita olvidarse de un gilipollas y te eligió de entre todos. Hace tiempo que debió de recibir una dosis de la jeringa que los hombres tienen en las piernas pero recién hoy se atrevió.

- ¿Olvidar he? Algo me decía que por ahí venía la mano. Gracias por confiar en mí, Serena, te aseguro que haré todo lo que esté en mi alcance para que salgas de aquí totalmente nueva, pensando en el futuro y no el pasado.

- En realidad… te conocí por accidente… pero no me arrepiento.- Admitió Serena levantándose la pollera como su amiga, dejándose tocar con más confianza.- Es solo que no soy como Shauna y quizás sea incompatible aquí. No estoy actuando, no es que estemos haciendo el papel de policía bueno y malo.

Mientras sus palabras las engatusaban con su tono calmo y confiable, sus manos hacían lo suyo acariciándolas al unísono en la cima de la vagina, dónde tras la bombachita, se ocultaban las partes más sensibles de sus cuerpos. Shauna abrazó a Serena con un brazo y soltó gemiditos sin despegar su mirada a la de hombre, que cada vez las masajeaba más de prisa.

- Veo que te adaptas rápido, si te gusta esto lo que voy a hacer te gustará aún más.

El hombre se dio el gustazo de meter mano dentro de sus prendas para frotarles la vagina a mano desnuda, sintiendo lo suave y pulcras que eran. Tenían unas vaginas pequeñas y lisas como terciopelo, de un tipo que costaba encontrar salvajes en la discoteca, hablando en lenguaje de entrenador. A Shauna le metió unos dedos notando que a pesar de tener experiencia, conservaba el coñito pequeño como un cáliz de flor. La de Serena era una delicada ranura húmeda que no pudo ver porque su mano la cubría. Le gustó que al menos ya comenzaba a lubricarse, siendo esa una buena señal. Le resultaba tan hermosa que no se perdonaría si la joven decidía dar un paso atrás.

- Increíbles, no puedo creer el tesoro que tengo entre mis manos.- El hombre se llevo los dedos a la boca haciendo que Serena suelte un chillido cuando se lamió los que estaban húmedos con su brillante excitación. Todo mientras la miraba a los ojos, de forma penetrante y seductora – Deliciosas, realmente deliciosas. La tuya también, Serena, me dejaste un gustito precioso en la boca.

- Mierda, me quemo viva, vamos Serena, no aburramos a nuestro papito.- Se cansó la trigueña de aguantarle el ritmo a su amiga.

Shauna se retiró la camiseta enseñando las tetas y alentó a Serena a que hiciera lo mismo. Primero se resistió, luego aceptó a medias. Cuando se dejó sacar la prenda, se cubría con los brazos.

-¿No estamos yendo muy rápido?- Mencionó notando que nunca había visto desnuda a su amiga antes. Ni a ninguna chica. Sus ojos no podían dejar de verle las tetas bronceada a su amiga, que, curiosamente, tenía pezones más claros que el color de su piel, cosa que no creía posible.

- Esto es ir rápido. - Shauna se posó sobre el hombre llevando su pecho hacia su rostro, este le besó los senos con devoción mientras sus manos le apretujaban las nalgas, abriéndolas y apretándolas, abriéndolas y apretándolas metódicamente. Serena no sabía si podría animarse a tanto (eso ya le parecía mucho).

- Ven, Serena, quiero apreciar todos tus encantos.

La joven se acercó exponiendo sus senos, a los que Álex observo por unos segundos, relamiéndose. Su amiga también.

- Nice tits, amiga.- Bromeó Shauna guiñándole un ojo.- son más grandes que las mías, aunque mi par tiene más firmeza.

- ¡Basta, Shauna!- Se puso nerviosa, hasta que la mano del hombre se colocó en su espalda, se deslizo hacia su cintura y la empujó con delicadeza hacia su rostro, hundiendo su cara entre sus pechos. Por primera vez (esta aclaración ya no hará falta) sintió un rostro contra sus senos, unos labios besándole esa piel tan blanca y sensible que permaneció oculta al mundo tanto tiempo. Sus dos tesoros turgentes reservados para un elegido estaban siendo recobrados por ese aventurero experimentado con una mezcla de lujuria y delicadeza.

La sensación de una boca encontrando sus pezones la embriago con una descarga de placer que se repetía con cada beso, con cada golpeteó de su lengua contra sus aureolas rosadas que empezaban a responder endureciéndose dentro de su boca, con cada poro rebalsando de un goce ignoto que no podía controlar.

- Ahh, mmm, esto es… muy bueno.- Jadeó arqueando la espalda, como si su columna quisiera alejarla y su cadera acercarse. Su cabeza no quería que el hombre se detuviera, tomó el control de su cuerpo, y tomó la cabeza de Álex para presionarlo contra sus senos.

- Eso es, Serena, se siente muy rico ¿No es cierto?- Se acercó Shauna para ver la acción en primer plano.- Déjate complacer, dejate manosear, es justo lo que necesitas.

- El que siente algo rico soy yo, estas tetitas son deliciosas.- Expresó lujurioso el afortunado hombre, que succionaba un poco de una y de otra como un infante decidido a disfrutarlas más de la cuenta. Unas tetas tan exclusivas y elusivas como esas no eran fáciles de encontrar.

- Ahhh, ahhah, me está volviendo loca.- Chilló Serena que sentía como era succionada más fuerte por esos labios precisos y fuertes que le envolvía el pezón y los estiraban dentro de su boca.

Shauna, sorprendiendo a todos (incuso a ella misma) tomó partido de la situación y se prendió a un pecho de Serena, succionándolo a la vez que Álex se ocupaba del otro. Sin darle tiempo a replicar, Serena fue víctima de sus hormonas en cortocircuito y en un chillido de placer que le puso los ojos en blanco, un líquido aceitoso y ardiente le recorrió la pierna hasta los tobillos empapando su ropa interior.

- ¿Todo eso tenías guardado, preciosa? Te negaste el placer por demasiado tiempo. - El hombre volvió a tocarle la vagina y sus dedos quedaron empapados. Serena había quedado paralizada como si hubiera recibido una “onda trueno”.

- La preparación se prolongó demasiado, llegó la hora de concretar. Dame una mano, amiga.- La alentó la morenita mientras le sacaban el cinturón.- Llegó la hora de que veamos si está bien proporcionado o es solo un Machamp con un huesito de Cubone.

Álex rió y se alegró cuando Serena se acercó perdiendo el nerviosismo. Ambas se arrodillaron contra sus piernas, él se ponía cómodo estirándose en la cama sosteniéndose con los brazos estirados.

Cuando los pantalones y su ropa interior liberaron la bestia, esta se incorporó como si tuviera un resorte dejándolas con la boca abierta, Shauna de emoción, Serena del susto. El hombre sabía que les iba a causar una buena impresión, de hecho, desde su perspectiva, tranquilamente una de ellas podía ocultarse tras su miembro como si jugaran escondidillas tras un árbol.

- Wooaaa, Serena hija de puta tienes ojo para elegir.- Se emocionó. La sombra de la polla le cubría todo el rostro.- ¿Le viste el Arbok enroscado y dijiste “este es de mi tipo” o algo así?

- ¿Puedes dejar las referencias a pókemon? No causan gracia.- Serena se cubría el rostro con las manos, dejando una rendija para ver el tremebundo tronco venoso.

- Bueno, si no quieres mirar puedes hacerlo con los ojos cerrados. – Expresó Shauna, acercándose y tocando el glande con la lengua.- Tendrás que darme una mano o me empacharé, es mucho postre hasta para mí.

- Como les gusta charlar, si hubiera traído a otra ya habría terminado todo.- Susurró el hombre sin saber si le gustaba o no que el “acto de apertura” se prolongue tanto. Se sentía una herramienta de aprendizaje de esa tal Serena, si no fuera que algo en esa joven lo tenía hipnotizado ya hubiera tomado las riendas de la situación.

Quizás era su increíble belleza, su inocencia, el tono de su voz, su bondad, quizás una suma de todo eso, la cuestión era que Álex no estaba acostumbrado a lidiar con esa clase de chicas y le resultaba más que interesante después de tantos años de llevarse a la cama más del tipo “Shauna” pero con el doble de edad.

Mientras él pensaba ellas seguían entretenidas con sus juegos.

- ¡Vamos! ¡Ayúdame, apenas me entra en la boca! Mira…- La trigueña se metió el glande en la boca y no pudo llegar nada profundo. Por fin se ponía bueno para él, al sentir como con una pequeña porción de su pene llegaba al fondo de su boquita.

- Ahhh, mierda, no llego ni a un cuarto, es larga y gorda, muy gorda, ven Serena, lame aquí…- Insistió.- ¿Puedes al menos lamer no es cierto?

- Bueno, bueno, pero iré a mi ritmo.- Aceptó mirando a los ojos del agasajado. Él le devolvió la mirada haciéndola sonrojar.

Álex la siguió con la mirada mientras le lamía el tronco mientras Shauna succionaba de su glande con mucha experiencia. Sentía su lengua masajearle el extremo y el orificio de la uretra. La rubia se animaba a más y recorría más piel con su lengua, obsequiándole besos en el tronco venoso de vez en cuando. Lo estaba probando, quizás en su inexperiencia pensaba que tendría un sabor distinto a otra porción de piel.

- Ven, Shauna, sube aquí.- Indicándole que lo monte.- Enseñémosle a tu amiga una clásica.

Quizás le rubia no era experta en posiciones pero reconoció al instante que hacían un 69.

- Ahhh, uuuh, esos bigotitos… son una maravilla ahí abajo.- Dijo poniendo una mueca muy boba, dándose vuelta para mirar por unos instantes al hombre comerle el coñito. Podía ser un caballero con las palabras pero sabía cuando hacer silencio y ocupar la boca a fondo en otros asuntos.- Ven aquí amiga, sigamos con lo que nuestro papito guarda aquí.

- Shauna… ¿Es necesario que le digas así? Es incómodo amiga, necesitas un psicólogo urgente.

- ¿Le molesta que le diga papi? ¿No? ¿Ves? No dice nada… uhhh, mmm eso, eso, justo ahí. No sabes de lo que te pierdes, esa barba con esa lengua saben lo que hacen. Si te vas de aquí sin que te coma la almeja te vas a arrepentir. Uuuh, ahh, mmm.

Shauna perdía la concentración debido al placer en la que Álex la inducía bucalmente. Su boca no tardó en encontrar el pequeño clítoris y succionarlo como si quisiera sacárselo de la vagina mientras su vello facial la embriagaba de sensaciones.

A pesar del placer, como automatizadas, sus hábiles manos comenzaban masturbarle los 28 centímetros mientras Serena frente a ella, se llevaba la cabeza roja y latiente a su boca, envolviéndola con sus labios acaramelados, teniendo especial cuidado de no rozarla con sus dientes. Una vez en su boca, de manera instintiva, la dejo inundar con saliva mientras la masajeaba con su lengua.

- Aaaah, ahhh, por Arceus, me está comiendo el culo, amo que me lo coman.- Gimió Shauna, mordiéndose los labios muy emocionada.- Me encanta eso, tienes que sentir esto también.

- Amiga, me incomodas, estoy animándome a llevarme esto a la boca, déjame vivir el momento.- Pidió, más cómoda que nunca en la noche. Quizás porque no tenía los ojos del hombre sobre ella, o su boca estaba ocupada, se sentía a solas con el miembro y eso le infundía una extraña confianza.

Serena succionaba con fuerza como si quisiera ordeñarlo y hasta se animaba a masajearle los enormes testículos. Al principio el sabor del miembro masculino la había producido repelús pero mientras más lo hacía, más le gustaba, era como probar un plato extranjero del que no conocía ni un solo ingrediente, con el pasar de los minutos esos sabores y texturas nuevas empezaban a volverse delicias exóticas. Mientras tanto, Shauna gemía rítmicamente mientras meneaba su cuerpo presa de un goce inédito hasta para ella. La combinación de su boca madura, barba y manos abriéndole las nalgas eran una combinación de tipos tan única como efectiva.

- Bien, no es que no me guste que se tomen su tiempo pero ya es momento de empezar…- Dijo Álex poniéndole un alto a su anilingus con un sonoro beso en su orificio.- ¿Quién va a ser la primera?

Ese era solo el inicio, tan solo un tentempié para preparar a las jóvenes para un banquete único que nunca habían probado y amenazaba con provocarles una auténtica indigestión. Ambas se miraron sin saber que decir, como era lógico, la de piel trigueña sonrió “te voy a mostrar cómo se doma un ónix”



Continuará



pokegirl

Gracias por leer! En el próximo capítulo veremos hasta dónde llega Serena en su primera experiencia ¿Llegará?. ¿Y quién es en realidad Álex? ¿Qué secretos esconde este personaje? Si veo que les gusta continuó con esta aventura!

Si les gustó muéstrenme su apoyo puntuando y comentando, contesto preguntas y escucho sugerencias. Tengo planeado que otras pokegirls aparezcan más adelante, conocidas e inventadas ;)

2 comentarios - A Serena Le Gustan Mayores (Fanfic de Pokemon resubido)

TF850 +1
Hacía como 2 años que no escuchaba una historia erótica de Serena. Serena es mi pokégirl favorita y esta historia completa con Shauna y otras pokégirls puede ser una joya. Continúa la historia.
TF850 +1
@El_Cochinoco Cuando crees que estará lista la siguiente parte?
El_Cochinoco
No doy fecha porque no se, y te aviso por privado 😉 Soy lento para escribir
TF850 +1
@El_Cochinoco Ok.
ArgyAbby99 +1
👌👌👌 muy buena idea espero ver como sigue🔥
El_Cochinoco
Espero que no defraude