Las hermanas incestuosas Pt. 1

Les cuento esta pequeña historia que me pasó hace muy poco:
Un domingo, estaba tranquilo en casa (vivo solo así que puedo hacer lo que desee), acababa de salir de la ducha cuando escuché que tocaban la puerta. Me envolví en la toalla y salí a ver quién era: era mi querida amiga Diana, una morena espectacular de apenas 18 añitos recién cumplidos, llevaba puesta una minifalda floreada y un crop top, además de unos tacones muy altos.
–¿Qué haces aquí?
–¿No puedo venir a visitar a mi amigo, acaso?
–Pues... sí, pero es tarde, casi son las 9 de la noche, y creí que ibas a ir a bailar.
–IBA, correcto, se canceló todo, Marco es un idiota -Marco era su novio.
–Oh, ya veo... ¿me dejas vestirme y vamos al cine? -le sugerí
–Mejor veamos la película aquí, no quiero salir hoy -dijo, tras lo cual se quitó los tacones y caminó hacia mi habitación
–Bueno, date vuelta, voy a vestirme
–NO! -me sorprendió su actitud- Quiero decir... no es necesario, si quieres
Yo aún seguía siendo virgen, pero no pude evitar sentir una estimulación en mi polla al oírla así, con una voz seductora
–Está bien -le contesté, apagué las luces y me tiré en la cama a su lado
La película que ella eligió era realmente aburrida
–¿Te molesta si la cambio? -dijo ella, al ver su error
–Adelante, no me molesta, más bien te lo agradecería -le dije, haciéndola reír
Le tomó unos minutos buscar un canal, pero justamente se detuvo en el canal del porno
–Eso está interesante -dijo ella, mirando fijamente la pantalla, en la que pasaban una escena en la que una chica era desflorada, ella miraba la pantalla con interés, yo mientras tanto doblé las rodillas, para que no viera mi erección, que estaba ganando fuerza
–¿Me ves como mujer? -su pregunta me hizo voltear a verla en un segundo
–¿De qué hablas?
–Que si tú me ves como mujer, mírame, ¿soy guapa?
–E-eres muy bella, cualquier hombre se fijaría en ti
–¿Y por qué al que quiero nunca se fijó en mí? -me preguntaba si hablaba de mí, pero mis sospechas se confirmaron cuando dijo:- quiero que me poseas, que me hagas tuya, que me llenes de tu leche
Con semejantes palabras ya no pude más. La tomé del rostro y la besé, es verdad, la veía como mujer, desde sus 15 la deseaba, pero nunca tuve la oportunidad de tratar con ella de una forma en la que no fuera en plan amigos. Introduciendo mi lengua en su boca, le arranqué un suave gemido cuando pasé a morder uno de sus labios (cosa que me enseñó una ex), me separé de ella un segundo, mirándola le pregunté:
–¿Estás segura? -al mismo tiempo llevaba mis dedos a su falda, buscando subirla y quitarle la ropa interior
–Es lo que deseo -fue todo lo que dijo antes de que yo levantara sus piernas y vislumbrara su conchita virgen, estaba recién depilada
–¿Te lo hiciste hoy?
–Sí, para ti
No pude más hundí mi cabeza entre sus piernas y empecé a lamer su centro con algo de inexperiencia, pero con gusto, pues empujaba mi lengua, tratando de meterla dentro de ella. Diana gemía y se apretaba las tetas
–Sí, así papi, me gusta
–¿Quieres más?
–Sí, quiero más de tu lengua
No la hice esperar y seguí chupando y lamiendo, mojaba mucho, y mientras más mojaba, más lamía yo y más gusto sentía ella, hasta que, cuando menos lo esperé, soltó un profundo orgasmo en mi boca, el cual escupí un poco, pues no estaba acostumbrado a esa clase de cosas
–Ahora quiero que me la metas –dijo ella, quitándose absolutamente todo lo que le quedaba de ropa y tirando mi toalla al suelo, dejando mi erección al aire
Ella levantó las piernas y se abrió los labios vaginales, realmente quería eso, así que lentamente, empecé a hundirme en ella, y al llegar al himen, di un empujón y entró directamente en ella, sin querer soltó un gritito de dolor junto a una lágrima
–¿Estás bien? -le pregunté, ella asintió con la cabeza y empecé a moverme lentamente al inicio, y al oír los quejidos convertirse en jadeos, fue que empecé a moverme más y más a gusto, hasta que nuestras pieles provocaban ese sonido tan delicioso y lleno de jugos, hasta que sentí que ya estaba cerca del clímax
–Me voy a venir, Diana -le dije, pero ella levantó sus piernas y me atrapó entre ellas
–Vente dentro de mí -fue todo lo que dijo cuando esa lujuria finalmente explotó dentro de mí, y le llené la vagina de semen, era bastante, debo agregar, nunca me había salido tanta en las veces que me masturbé
–Fue increíble -susurré, tras caer ambos en la cama, agotados
–Sí, lo fue, ahora descansemos un momento, luego me abrirás el culo...
Pronto parte 2 ✌😎

0 comentarios - Las hermanas incestuosas Pt. 1