Descubriendo La Verdad De Mi Novia 1

Descubriendo La Verdad De Mi Novia 1
Con El Sello De Placer y Morbo…
Voy a contar mi historia tal como la viví, sabiendo que muchos de ustedes tal vez nunca logren comprenderme. Tengo 28 años y me llamo Mario, y hace 5 años que estoy felizmente de novio con una chica llamada Mariana. Ella es una hermosa mujer de 24 años, alta 1.74 mts., pelo largo negro y ojos marrones oscuros increíbles. Las curvas de su cuerpo provocan en la mayoría de los hombres una seria turbación y por lo tanto ella es reacia a andar luciéndolas en plena calle, sus medias son 95-60-99, con piernas carnosas, un abdomen plano y una cintura de avispa, con una nalgas bien redonditas paraditas firmes, en forma de corazón, era de verdad una locura, dado que ya con su hermosa cara angelical es destinataria de numerosos piropos provenientes del sexo opuesto. Ella siempre fue muy religiosa, desde su niñez, y fue educada en distintos colegios que hicieron de ella una practicante ejemplar: no había domingo en que faltara a misa, que no se confiese o no comulgue. Sus padres siempre estuvieron muy orgullosos de su hija, dado que nunca les trajo ningún tipo de problemas, y fue siempre la envidia de los otros padres que siempre desearon tener una hija ejemplar, bueno unas hijas ejemplar, porque si, ella tenía una hermana menor Marujenia de 20 años, cabello negro oscuro, ojos café pero un poco mas claros, su piel mas bronceada, mediría como 1.76, delgada, sus medidas serian algo así como 93-60-94, de piernas aun mas largas, era también una niña linda como su hermana, ella no tenía novio y nunca había tenido tal cosa, mi novia lo es: el único novio que tuvo en su vida siempre fui yo, y no existió nunca hombre que ose poner en tela de juicio su honestidad. Su familia me quiere y respeta tanto como ella lo hace y no hubo ningún inconveniente de parte de su padre en entregarme la mano de su hija cuando fui a solicitarla: en un mes estaremos felizmente casados. No veo la hora que llegue ese día, no sólo espiritualmente, dado que mi amor por ella es infinito, sino también carnalmente, debido a que ella una y otra vez se ha negado a tener relaciones conmigo antes del matrimonio, lo que provocaba que yo inevitablemente me masturbase con demasiada frecuencia. Fue por eso que me sorprendió demasiado lo que me pasó, y pasaré a contarles.
Mi novia siempre demostró cierta indiferencia respecto al sexo. Yo siempre sospeché que era pura represión, producto de sus acentuadas y firmes convicciones religiosas, pero que seguramente en el marco de nuestro próximo matrimonio iban a ser dejados a un lado e íbamos a empezar a disfrutar del sexo entre marido y mujer. Muy poco hemos hablado del tema en nuestra relación, pero sí lo suficiente para que ella me manifestase su deseo de llegar virgen al altar, y al hacerlo.
--Vestir de blanco por fuera y ser igualmente inmaculada por dentro, lo prometí a mis padres y lo cumpliré. -Ella siempre me decía. Tales fueron sus palabras.
Ella siempre dedicaba aproximadamente media hora del día en escribir en su diario íntimo, haciendo de ello todo un ritual: bien sabía yo que todos los días a las 9.30 hs. Ella se encerraba en su habitación a escribir lo que le había sucedido durante el día. Siempre para mí el contenido de ese diario fue un misterio: nunca me enteraba lo que ella escribía, pero eso no me parecía mal, todo lo contrario, siempre fui partidario de que cada persona merece un cierto ámbito de privacidad totalmente impermeable al conocimiento ajeno. Un día mi novia me llamó a casa para informarme que un pariente de ella había muerto, y debían viajar por unos días para asistir al entierro. Me solicitó, debido a la profunda confianza que toda su familia tenía en mi persona, que vaya todos los días en que ellos estuviesen ausentes a alimentar a su perro, lo tenían desde hace años y que era para ellos algo así como un integrante más de la familia. Sin dudar un instante, acepté el encargo de mi novia. En menos de cinco minutos escuché el timbre: era mi novia acompañada por sus padres y mi cuñada, que venían a traerme la llave de su hogar porque debían partir lo antes posible. Al momento de la despedida, noté en mi novia un leve enojo, por lo que pregunté que le pasaba.
--Es que salí tan apurada que olvidé mi diario íntimo, así que por los días que esté afuera no podré escribir. -dijo compungida.
--Bueno amor, peor búscate un cuaderno y escribe lo que te pase estos días y luego cuando vengas, lo pasas y listo.
Ese mismo día al caer la tarde me dirigí a su casa, le dí de comer al perro y al retirarme, un sentimiento de tristeza por su ausencia me invadió: tratando de mitigar mi dolor, me dirigí a su habitación y me acosté sobre su cama, boca abajo y oliendo su almohada e imaginando que ella no estaba tan lejos, me dormí un rato sobre su cama. Al despertar, volvió a invadirme el mismo pesar: era la primera vez que no nos veríamos por tantos días, por lo que decidí llevarme en préstamo alguna pertenencia suya a mi casa, para no sentirla tan lejana. Lo primero que ví sobre su escritorio fue su diario íntimo, y sin dudar un instante, y creyendo que hacía una obra de bien, lo tomé entre mis manos y me retiré.
--En mis manos estará bien cuidado, nadie violará tu intimidad, mi amor. -Me dije para mis adentros.
Al llegar a mi casa, guardé el diario en mi habitación y aunque se me cruzó por la cabeza la idea de conocer su contenido, enseguida me negué a cometer semejante traición. Los días fueron pasando y eran interminables sin ella a mi lado, habían pasado sólo 2 días que parecían siglos, ella recién regresaría en dos semanas: el fallecido era en el interior de la familia, y luego de enterrarlo, ellos se quedarían paras las misas y para saludar a sus familiares, por lo que además de los cuatro días que asumía el viaje, aprovecharían para pasar unos días allí con la familia del difunto. La tentación de leer su diario iba en aumento, ya me era muy difícil de soportar. El quinto día no pude más, y creyendo que releyendo su vida la sentiría cerca de mí, esa noche comencé con la lectura de su diario, sin sospechar ni remotamente que mi vida y mi visión del mundo cambiarían para siempre. Ese diario era desde hacía años, y al comenzar a leerlo me llené de satisfacción: en casi todas las páginas decía lo bien que se sentía a mi lado, todo lo que me amaba y que lo único que quería en su vida era casarse y ser feliz a mi lado, en una de aquellas páginas, que había sido escrita hace un año atrás, pude leer:
--Hoy vi una foto de un hombre desnudo por internet, fue verdaderamente desagradable, tenía el pene colgando entre las piernas y me causó muchísima impresión. Espero que mis amigas dejen de enviarme esas cosas por mail porque no me gustan, quiero mantenerme alejada de todas esas inmundicias. El único pene que veré en mi vida es el de mi amor, Mario, una vez que nos casemos.
Eso también me llenó de alegría, la fidelidad de mi novia era algo seguro, aunque me sentí medio molesto por los celos al saber que mi novia había visto un pene que no era el mío, aunque sea tan sólo por una foto. La lectura continuó, y en la página correspondiente a tres días posteriores, leí.
--Hoy la puerca de Marieta volvió a mandar fotos de hombres desnudos, creo que lo hace a propósito porque sabe cuál es mi opinión respecto a ese tema, quiere molestarme por mis convicciones, pero nunca hará cambiar mi manera de pensar, por más que los hombres que mande sean tan atractivos como los de hoy.
Esto ya me molestó un poco más, qué es eso de que hay “otros” ¿hombres atractivos? . La lectura continuaba....
--Hoy Laura envió la foto de un negro gigante con un lomo inmenso, y lo que colgaba entre sus piernas era.... ¡¡¡¡hermoso!!!!
Ya estaba comenzando a indignarme: el pene de un hombre ¿¿¿negro era hermoso???. Estaba seguro que por más tachado que estuviera eso era lo que había escrito. Me pareció que esto ya estaba tomando otro camino....
--Me metí en Google a buscar lo que quería encontrar, palabras claves: big black cock, interracial sexo. Vi unos negros divinos con unas pijas gigantes cogiéndose a unas nenas muy parecidas a mi, ¡qué buenos que están los negros! Nunca me había fijado en ellos, que vergas que tienen. Hoy me toqué por primera vez, tocarse no creo que sea pecado, pero la verdad sea o no pecado es lo mínimo que podía hacer, esas imágenes me dejaron loca, ¡y encima soy virgen! Tengo muchísimas ganas de dejar de serlo ¡Creo que tuve un orgasmo imaginando a esos tipos encima de mí! ¡¡¡¡Por Dios!!!!
Esto provocó en mí una gran indignación, arrojé el diario contra una pared sin poder creer que esas cosas habían sido escritas por mi novia, de su mismo puño y letra, me había enterado que ya había pasado para otro lado: se masturbaba pensando en otros tipos y a mí no me dejaba tocarle un pelo, pero esto no era nada comparado con lo que me enteraría en los días que seguían. Esa noche abandoné la lectura y traté de dormir, pero era inevitable que se me cruzase por la mente la imagen de mi novia penetrada por un negro y gozando como la más puta entre todas las putas, y me di cuenta que mi miembro se había erecto. Sin pensarlo siquiera, como un reflejo, comencé a masturbarme con esa imagen, acabé y me dormí plácidamente. Al otro día, no podía dejar de pensar en ese tema, memoricé las direcciones de internet y comencé a explorar, tratando de entender que era lo que tanto le atraía a mi novia. Nunca fui fanático del material pornográfico, a mis 28 años sólo había visto unas pocas fotos y no más de tres películas “clásicas”, o sea, un solo hombre con una sola mujer, y por lo tanto lo que ví en esas páginas me causó una gran impresión: más de un negro cogiendo por la vagina y por la cola a una hermosa rubia, chupadas de pija, acabadas monstruosas. Todas chicas espectaculares con negros gigantes de pijas inmensas, que al lado de la mía serían el doble de largo y de ancho. Comencé a preocuparme seriamente: después de haber visto sólo esas vergas, mi novia al ver la mía se llevaría una gran decepción, y aunque mi tamaño es normal, ella pensaría que es diminuta. Esa noche retomé la lectura:
--¡¡¡Hoy me masturbé dos veces seguidas, no puedo dejar de pensar en esos negros: qué buenos que están!!! ¡¡¡¡Cómo me gustaría que me cojan entre dos o tres de ellos, sería fabuloso que mi primera vez sea con un tipo así!!!! También me metí un dedo en la cola, al principio me dolió un poquito pero me terminó gustando, tengo que practicar por las dudas si algún día recibo algo largo y negro como eso también en mi cola. En total acabé 7 veces, una mejor que la otra. Conseguí nuevo material en los grupos de Yahoo.
Lentamente me iba acostumbrando a la situación, la verdad que apenas agarraba el diario ya comenzaba a excitarme por las cosas que mi novia escribía, y debía masturbarme. No dejó de molestarme el saber que mi novia aunque sea por un momento pensó en que la desvirgaría otro. La lectura seguía siendo de la misma tonalidad, mi novia escribía acerca de las nuevas páginas porno que había descubierto, alabando a los negros que en ellas aparecían y a sus grandes pijas, de las ganas de ser bien cogida y culeada por ellos que tenía. Confesó en sus páginas que ya se metía tres o cuatro dedos en la concha y le habían entrado tres en la cola: había adquirido una gran experiencia masturbándose, y era una rutina habitual de ella ser una “gran pajera” masturbándose más de dos veces por día, todos los días. Me enteré que ya había blanqueado su situación con sus amigas y sostenía que Marieta era una “zorra, que consigue los mejores videos”. En otras páginas hablaba de su alejamiento de la Iglesia, y de cómo había experimentado ella misma un cambio radical en lo que respecta a sus convicciones morales y religiosas: el sexo ya no era una inmundicia, sino algo hermoso para ella y no veía la hora de poder dar el gran salto y liberarse totalmente siendo “bien cogida por una divina pija inmensa”. Sin embargo ella seguía asistiendo a misa todos los domingos, o por lo menos eso era lo que a mí me decía que hacía todos los domingos a la mañana. Todo este cambio en mi amada novia también provocó en mí situaciones tenebrosas: pasé de la indignación y la bronca a la excitación total al saber que mi novia era presa de los más bajos y perversos impulsos, que estaba sedienta de sexo y del bueno, de más está decir que cada sesión de lectura de su diario era motivo de una masturbación por mi parte, y no pensaba en otra cosa que en mi novia siendo cogida como las más puta de todas las putas por uno o más negros de pijas grandes, tal como ella lo deseaba, aunque luego de masturbarme siempre quedaba un dejo de culpa en mi culpa. Avanzando con la lectura, me enteraría de otras cosas de las que ya sería muy díficil escapar o hacerse el distraído.
--La Zorrona de Marieta se hizo coger por un negrazo que conoció por la calle: me dijo que fue espectacular, que nunca antes había gozado tanto: le llenó la concha, la cola y la boca de leche como nadie se lo había hecho jamás, ¡Qué hija de puta, cómo la envidio! Me dijo que el cornudo del novio parece que algo sospechó esa tarde porque insiste menté llamaba a su celular, pero ella le dijo que se había quedado sin batería. Estuvo cogiendo por tres horas seguidas y el tipo la hizo acabar 7 veces, mientras que él acabó 4 sin problemas, dice que con el novio con suerte puede llegar a dos, y el cornudo acaba sólo una vez y la pija le queda muerta. No está arrepentida para nada y piensa seguir haciendo cornudo a su amado novio. Me dijo que iba a arreglar con el negro a ver si tiene algún amigo para que salgamos los cuatro, no sé que hacer: amo totalmente a mi novio, pero si llega a ser como el cornudo del novio de Marieta, prefiero debutar con un buen negro que me atienda bien y hacerme la virgen delante de él para no herirlo. La otra vez lo espié a Mario cuando se bañaba, y la verdad que el tamaño de su pija es nada que ver con la que tienen los negros que veo por internet, que va a ser. Me parece que Mario, el amor de mi vida, va a ser un gran cornudo.
No podía creerlo: mi novia pensaba seriamente en hacerme cornudo, en negarme el acceso inicial a su virginidad y entregársela a otro macho sólo por el tamaño del miembro, luego de un rato comencé a recobrar la serenidad e, inexplicablemente, comencé a masturbarme imaginando a mi hermosa novia siendo penetrada por primera vez por un semental negro: esta vez no sentí nada pero nada de culpa, me iba preparando para lo que supuse que vendría inexorablemente: mis primeros cuernos. En las páginas posteriores, una nueva historia comenzaba exactamente detallada, con diálogos y todo, se ve que el suceso fue importantísimo para mi noviecita.
--Hoy Marieta me pasó a buscar por casa diciéndome que tenía una sorpresa: yo ni me imaginé de lo que se trataba. Me dijo que me vista bien y que me ponga bien linda porque era un día muy especial.
--Sí, es Navidad. -Le dije yo.
--De acá en más, te vas a acordar por siempre del regalito que te trajo Papá Noel este año. -Me dijo pícaramente mi amiga.
Comencé a sospechar de qué se trataba, y haciéndome la distraída y sin preguntar nada para no preocuparme por posibles culpas, fui a bañarme y a pintarme. Marieta estaba esperándome en mi habitación con un paquetito entre sus manos.
--Toma, esto es para vos, Feliz Navidad, ¡amiga mía! -Abrí el paquetito y había una tanguita diminuta, casi era un hilo dental con un corpiño haciendo juego, todo de color negro.
--Ay, Marieta, ¡muchas gracias! Nunca tuve un conjuntito de estos, nunca me animé a usar algo así, es bien de perra, ¡jajajajaja! -Le dije.
--Si, loca, es bien de perra y quiero que te lo pongas hoy porque vamos a ir a dar una vuelta las dos, tengo otra sorpresa para vos.
--¿Este conjunto es el regalo de Papá Noel? -le pregunté nerviosamente.
--No, tontita, este regalo es mío, el de Papá Noel lo vas a recibir en un ratito. -Me dijo mi amiga mientras me miraba obnubilada colocándome la tanguita y el corpiño que me quedaban a la perfección, resaltando todos mis atributos.
Salimos de casa y me olvidé totalmente de mi amor Mario. Subimos al auto de Marieta que comenzó a manejar por la ciudad, hasta llegar a lo que parecía ser un taller mecánico.
--Vení, Marcela, bajemos acá que tenéis que buscar el regalito de Papá Noel
Enseguida le hice caso: me sentía bastante extraña: estaba vestida con una pollerita, una remera blanca que resaltaba mis tetas, unos tacos aguja, que Mario no sabe que tengo, y abajo esa tanguita diminuta bien metida en la cola. Marieta tocó timbre y enseguida comprendí todo. Se abrió la puerta y apareció un negro gigantesco, debería medir 1.95 m como mínimo, que enseguida nos invitó a pasar. Una vez que cerró la puerta, tomó a Marieta por la cintura y le estampó un beso de lengua que no terminaba nunca. Yo quedé paralizada, mirando como el negro y Marieta se besaban con una calentura sin fin, se notaba que yo no era la única que no se acordaba de su novio, Alejandro, el cornudo novio de Marieta, seguramente no era ni un recuerdo en la cabeza de mi amiga.
--Lucas. -Dijo Marieta, conteniendo un poco su ostensible excitación. --¡Te presento a Mariana la amiga de la que te hablé!
--Hola Bombón, ¡¡¡que hermosa sos!!! -dijo el negrazo clavándome la mirada
--Gracias, Lucas, vos también sos muy atractivo. -Dije bastante nerviosa.
--Te noto un poquito nerviosa, nena. -Dijo el semental. --Vamos a romper el hielo y entrar en confianza. -Y me agarró con esos brazos fuertes que me hicieron sentir una débil muñeca y acercando sus labios a los míos, me dio un beso intenso, metiendo toda su lengua en mi boca.
No lo podía creer, un negrazo de película me estaba besando, y eso recién empezaba. Seguramente no iba a salir de allí de la misma forma que entré. Yo quedé colgada de ese semental, Marieta nos miraba con los ojos abiertos como dos faroles, no sé si de celos o de excitación, pero en un momento ese macho me hizo volver a la realidad.
--Espera, nena, no seas impaciente, que vos viniste para estar con mi amigo, mientras yo la paso bien con tu amiguita, Fernando, vení para acá que llegó tu nenita. -Grito hacia el fondo del taller.
Y ahí apareció Fernando, otro negro gigante pero un poco más musculoso, vestido sólo con un jean ajustado y su torso desnudo que parecía esculpido por Miguel Ángel, las piernas me temblaban y noté una humedad descomunal en mi entrepierna.
--Hola, querida, ya me estuvieron hablando de vos, pero sos muchísimo más linda de lo que imaginaba. -Dijo observándome de arriba abajo con un más que evidente interés.
--Gra...gra...gracias. -Atiné a responder
Ahí nomás el macho me agarró y me dio otro hermoso beso. Yo ni me acordé de mi amado, ya era el segundo machote que besaba en menos de tres minutos, ya podía decirse que mi novio era un cornudo y no me importaba en lo más mínimo. Lucas tomó a Marieta de la cintura, y ella se notaba totalmente entregada hacia ese animal, y le dijo.
--Vení, putita, vamos para atrás así dejamos a Fernando y Marianny a solos, me parece que se tienen que conocer muy bien. -Y mirándome agregó. --¿O no, Mary? -Yo estaba muy nerviosa, ya decidida a recibir todo lo que ese negrazo quiera darme y sólo atiné a responder.
--Sí...sí -mientras miraba el bulto que se le marcaba a Fernando a través del jean.
Los dos se fueron para el fondo y desaparecieron. La seguridad que mostraba Marieta entre los brazos de Lucas y el hecho de meterle los cuernos a su novio como algo natural, me dieron cierta seguridad, aunque seguía muy nerviosa dado que mi debut sexual era inminente. Fernando tomo mis manos y me dijo.
--¿Así que sos virgen, bomboncito?
Sí, sí... -dije con cierta vergüenza, agregando. --Tengo 24 años y todavía soy virgen, nunca en mi vida hice nada, ni siquiera me han tocado las tetas.
--Uyyyy, nena, ¿pero no es que hace mucho tiempo que estás de novia? ¿Tu novio nunca te tocó? -preguntó ese negrazo mirándome fijamente a los ojos con una mirada lasciva, que me hacía mojar la tanguita a montones.
--Noooo, no... Lo que pasa que yo era muy religiosa, y el siempre me respetó mucho, no sé cómo decirle que ahora quiero dejar de ser virgen lo antes posible, tengo miedo que se enoje conmigo y me deje.
--Bueno, bebota, por eso no te hagas problemas, no creo que tu novio tenga ya posibilidad de desvirgarte, ¿no te parece? -dijo Fernando.
Ahí no pude contener la calentura, y con unas ganas terribles de ser tratada como una verdadera puta por ese semental, me eché en sus brazos mientras le ofrecía mi boca entreabierta respondiéndole.
--Ninguna posibilidad de desvirgarme va a tener mi novio después de esta tarde.
La lengua de Fernando volvió a unirse con la mía, en dos segundos mis tetas estaban siendo masajeadas, mis pezones estaban paradísimos y el negro los pellizcaba con unas ganas increíbles.
--Mnnnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mnnnnnnnn…
Sus besos eran increíbles, su lengua larguísima llegaba a mi garganta, Mario nunca me había besado así... Sus manos fueron recorriendo mi cuerpo, y al alcanzar mi tanguita, el macho lanzó un suspiro al comprobar lo pequeña que era.
--Uyy, nenita, ¡¡que hermosa tanguita!! Te viniste bien preparadita para que te cojan, ¿no es cierto? ¡¡¡Estas muy mojadita, putita!!!
--Sí, sí, sí....- dije con dificultad. Nunca un macho me había tocado y lo estaba disfrutando a pleno. Luego de besarme y notar mi calentura, mi macho comenzó a disfrutar de la situación de verme tan entregada, y me preguntó.
--¿Así que no tenéis nada de experiencia, putita?
--No, nada de nada. -Contesté. Me gustaba que me llame “putita”, era como una forma de liberarme de todos mis años de represión, además , frente a semejante macho no me quedaba otra que obedecer, no vaya a ser cosa que se enoje conmigo y me quede calentita, sin nada mas que yo misma para apagarme.
--¿Pero nunca chupaste una pija siquiera?
--Nooo, no… Nunca agarré una siquiera, aunque hace un tiempo que me muero de ganas de comerme una, te confieso que lo único que sé es la teoría, por internet estuve viendo un montón de cosas tratando de aprender para cuando llegue el día, y así fue como cambié de parecer: pensaba debutar con el amor de mi vida, mi novio, una vez casada por iglesia y todo, pero la tentación fue muy grande, sobre todo a partir de ver las fotos de sexo interracial.
--¿Te calientan los negros como yo? -me dijo él con su mejor sonrisa.
--¡¡¡¡Síííí!!!! La verdad que me encantan los negros, y todos sus atributos.....
--Te gusta la pija negra, la pija grandota, ¿negra y llena de leche, puta? -preguntó Fernando.
--Siíí, me encanta la verga grandota y negra, ¡creo que más que nada en el mundo! -dije sin ningún tipo de vergüenza.
--Muy bien zorra, hiciste muy buena elección, ahora vení y bájame el cierre que te vas a encontrar con algo... -dijo mi macho y llevó mi mano a su bragueta.
Sin ningún tipo de reparo bajé ese cierre sintiendo que abajo había algo muy grande y muy duro... ¡Me quedé con la boca abierta, esa pija era gigante! No podía abarcarla ni siquiera con las dos manos, la contemplaba extasiada hasta que la voz de ese machazo me ordenó.
--¡Métetela en la boca, trolita de mierda!
Y me la metí toda en la boca, bah, no me entraba toda ni ahí, pero hice mis mejores esfuerzos: era mi primera vez y me encantaba: un miembro gigante que crecía en mi boca, lo sentía como latía y lo caliente que estaba. Hice suspirar a mi macho, lo que me dio más confianza para seguir. Se la chupé hasta vérsela toda mojada por mi saliva. Fernando me dijo que abra de piernas que me iba a chupar la concha, así que separé las piernas y el con su lengua hizo maravillas.
--Mmmmm, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmmmm, ho, ho, ho, haaa Mmm haaaaaaa, haaaaaay… Mmmmnn, ho, ho, ho, haaa Mmm ha… Haaaa, haaaaaaaaa, Haaaaaaaaay… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ahhhhhhhh hufffffffff…
Tuve dos orgasmos muy lindos, no sé si es porque era la primera vez que me chupaban la conchita, pero me dejó medio tarada sentada sobre ese sillón, lo hizo muy, pero muy bien. Luego, me levantó con sus brazotes, me puso boca abajo con un almohadón a la altura de la panza, que me dejaba con la cola bien expuesta, me separó las nalgas con las manos, acercó su nariz y me dijo.
--¡Muy bien, nena, veo que te lavaste muy bien la colita para estrenarla!
No me dejó siquiera contestarle: su lengua en mi culo me dejó sin palabras, era algo que nunca había imaginado que se solía hacer y me encantaba.
--Mmm Mmmmnn…. Haaaa… ha, ha, ha, que rico haaaaaaaaaa, ahhhhhhhhh Sigueeeee Ahhhhhh ahhhhhhhhh…
Instintivamente llevé mis dedos a la concha y empecé a pajearme, el machote ese, me felicitó diciendo.
--¡Hay amor eres toda una putita que aprendo muy rápido! -Cosa que me alegró mucho.
Con la lengua de ese macho recorriendo y entrando en mi colita tuve un hermoso orgasmo mientras jadeaba como una perrita en celo. Por fin llegó el gran momento, Fernando me dio vuelta, me besó muy profundamente y me dijo.
--¡¡¡Prepárate perrita, que ahora te va a entrar toda, toda. Te voy a romper bien la conchita!!! -Al principio te va a doler un poquito, pero enseguida vas a ver como te va a gustar, zorrita. No te asustes. Seguro te va a salir algo de sangre, pero es lo normal, es que como te estreno la concha, tengo que romperte el himen, putita, ¿sabes?
--Si, si. -Contesté nerviosa, y agregué. --Ya me dijo Marieta que la primera vez siempre duele un poco, pero por favor pénemela ahora que no doy más de la calentura, ¡¡¡¡papito!!!!
El negro agarró esa pijota y empezó a hacer fuerza, yo abría las piernas lo más que podía, y por fin, comencé a sentir el dolor: esa verga estaba entrando, era mortal, me dolió mucho al principio pero no me eché atrás ni un segundo, y le pedía al macho más y más.
--Haaa, haaa, haaaa Mmmmnnn… haaaaaaaa… ohhhhhhhhh uhmm Ahhhhh haaaa, haaaaa, haaaaa Mmmnnn… haaaaaaaaaaaaa… -Sabía que el dolor era momentáneo, y que en un rato iba a estar gozando de verdad. --Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaa, hussssffff, Uffff, haaaaaa, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, Haaaaaaaaaaaa… -Las lágrimas asomaron por mis ojos, y mi macho no se inmutó, sólo me decía.
--¡¡¡Ya sé que duele, putita, aguante un poco y seguí abriendo las piernitas que ya vas a empezar a gozar!!!
--¡AHHHHHHHHHH!... Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay... Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac…
Ese macho lo hizo muy bien, luego de unos segundos empecé a sentir un placer increíble, qué bueno que está tener una pija adentro, ¡¡¡y si es grandota y negra, mucho mejor!!!
--Haaa, haaa, haaaa Mmmmnnn… ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaa… ohhhhhhhhh uhmmmm ahhhhhhhhhhhhh Haaa, haaaa, Mmmmnnnnn, haaaaaay… Mmmmnn, ho, ho, ho, haaa Mmm ha… Haaaa, haaaaaaaaa, Haaaaaaaaay… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ahhhhhhhh hufffffffff Mmmmnn, Mmnnn, haaaaaaaaaaaaaaaay… ohhhhhhhhh, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay…
El macho cabalgó arriba mío por más de 1 hora sin parar, tuve tres orgasmos, no podía creerlo, qué hombre, ¡¡¡por Dios!!!! En un momento me dijo que iba a acabar, y en ese momento me acordé que no se había puesto condón, ni yo tampoco había tomado nada contra el embarazo, pero sin embargo no pude resistir la tentación de probar por vez primera la leche caliente en mi concha, así que lo único que le dije fue.
--Ha, haaaa, Haaaaaaaaay, ¡Sí, papito! ohhhhhhhhh, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ¡Lléname! ¡Lléname! ¡Lléname! ¡Lléname de leche caliente toda la concha! ha, ha, ha, ha, ha, Sigueeeee, ha, ha, ha, ha, haaaaaay, Mmmmnnnnn… Ahhhh ohhh que rico, Siiiiii… ¡Por favor! Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaa, hussssffff, Uffff, haaaaaa, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, Haaaaaaaaaaaa…
Continuara…

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