El premio justo por un encargo bien hecho.

Cuando mi esposa Mariana(Maru) viene a la cama con baby doll, micro tanga y sandalias, solo significa una cosa: algo que está planeando para lo cual necesita mi aprobación o mi ayuda. También esa noche, como siempre, mi excitación se combina con la curiosidad.
Sube a la cama y:
-¡Mi amor!- murmura mientras gateaba hacia mí, bajaba mi slip y comenzába a masturbarme con estudiada lentidud.
-Hoy hablé con Irene.... -
El asunto se enturbia. Irene, su amiga tramposa, le mete los cuernos al marido, ignorante supino de los enredos sexuales de su mujer, a menudo, supongo, hechos con la complicidad de Maru,
-¿Y entonces?-
-Nada... está organizando un encuentro con un nuevo “amigo” en la pileta de su casa de fin de semana, pero tiene miedo que su marido aparezca.... - le da una lamida al glande y me mira para ver mi reacción, agrega:
-.... pensamos que vos podrías inventar algo para mantener ocupado a Marcos... -
-¿Y por qué debería hacerle ese favor a Irene?-
-Para con ella no tenés ningún motivo, pero para conmigo sí, hay.... como 20... buenas razones-
Y así diciendo me muestra en el celular una foto de un muchacho, de unos 24 a 25 años, musculoso sólo con un calzocillo boxer, abultado, en el entrepiernas.
-Él es Lucas, un “amigo” de Irene, que me presentó. Ella me confió que es calibre, como mínimo, 20 cm. x 3 cm, largo x ancho. Él amablemente me invitó a que también yo vaya a la pileta.-
-¿Que, va a ser un trío?-
-¡Nooo, boludo, ella va a ir con su... “monta” bien dotada-
“¡A la mierd.... se quiere coger al muchacito de buen físico y super dotado, me avisa y pide que la ayude” pensé y, mi excitación, se elevó varios... peldaños.
En seguida ella comenzó a mamarme la verga, con la maestría que la distingue.
No aguanté muchas chupadas, le acabé en la boca.
Tragó y:
-¿Y... que decís, nos vas a ayudar?- con expresión entre inocente e indecente, que me vuelve loco.
-¡Bueno, sí..... si eso es lo que queres..!-
-¡Sos el mejor, mi amor...!-
Nos dormimos, despues de coger, como dos posesos, yo, vislumbrado, de a ratos, Maru, meta y ponga con el muchachito, carilindo y pijudo.

El día y horario (14:00 hs) señalados organicé una reunión con Marco, el esposo de Irene, con la excusa de pedirle asesoramiento profesional.
Obviamente, mi mente estaba en otra parte y la idea de lo que estaba sucediendo en esa casa de campo me provocaba enormes erecciones. Por otro lado, me causó lástima Marcos, que no sospechaba los cuernos que le estaba metiendo su esposa.
Por fin, alrededor de las 17:00 hs me llegó un mensajito de Maru; “Misión cumplida” cerrado con varios smiles de caritas felices y tira besos.
Por las dudas, entretuve a Marcos un tiempo adicional, lo saludé y me fuí para casa.
Alli encontré a Maru, recostada en el sofá, con una bata, semi abierta que dejaba entrever las tetas, el vello del pubis, piernas extendidas. Le di un beso en la boca y corrí a darme una ducha, ansioso por escuchar su relato.
Las habían regresado, a las respectivas casas, velozmente, en auto.
Volví al living y, tras un nuevo beso intenso:
-¿Y, cómo estuvo la.... tarde de pileta?-
-Estuvo buena, la pasé bien-
Le pedí más pormenores y no se guardó nada o muy poco:
- Al principio, los cuatro en la pileta durante más de una hora, mantuve a raya a Lucas, con caricias, besos y pajas debajo del agua. Pero él quería ponerla y, yo, a esa altura, que me la pusiera.
Al dirigirnos a la cama, entreví la tanga de la biquini de Irene, al borde de la pileta, se estaba regalando una subaquatica.
Después de unos breves arrumacos, él ya estaba dentro de mi, pero, evidentemente volado por la larga espera, demoró sólo 4 o 5 bombeadas y explotó llenando el condón.
Quedé como decepcionada, pero pronto constaté el corto tiempo de reacción del muchacho. Bastaron unas pocas sobadas y manoseos y la verga estaba de nuevo dura y lista para usar. Se puso un condón nuevo y volvió empalarme. Al principio se movía lentamente y luego más rápido, terminó la cabalgata con fuerza impetuosa, hasta acabar ruidosamente. Fue un concierto de placeres, y orgasmos, para mi.- contó sin pausas.
Agregó que no dió para más, Irene, por precaución, quiso volver.
-El mensajito te lo envié, a mitad camino de regreso, en el auto..... si la pasé de 10... gracias a vos..... de veras hiciste un trabajo bien hecho, de distracción para Irene y concesión para mi..... merecés un premio.... es justo -
Con un pie me soltó la toalla para liberar mi verga, al palo, no tan larga y gruesa como la del tal Lucas, pero tampoco para descredito de mi horna de “reproductor”.
Me tomó de una mano, me “arrastró” al dormitorio, me hizo acostar, boca arriba (en realidad pija, tiesa, arriba), se quitó la bata, se subió encima mío, se empaló en la concha y comenzó a cabalgar, como mujer guerrera mítica del mundo antiguo.
Si yo estaba excitado, no lo estaba menos ella, me cogió desorganizada y precipitadamente, con ansiedad. En breves minutos, de sube y baja, le vino un primer orgasmo, otro.después para, al fin, acabar ruidosamente y con expresión de puro placer en su rostro. Enseguida fue mi turno, mi momento culminante, con chorros de voz y de esperma.
Maru se “derrumbó” a mi lado en la cama, me besó y metió mano en la parte inferior de mi vientre:
-¡Uhhh, estás encharcado!.... ¡Acabaste como un beduino!-
No se donde aprendió que los beduinos eyaculan copiosamente.
No quise rebatirle que, en ese “charco” en mi pubis, había también, bastante de sus humores vaginales.
Hubo un “bonus track”. Antes de dormirnos, Maru se echó boca abajo y me ofreció su culo para arriba. Sin vacilar, me subí y la enculé. El aire del cuarto se pobló de gemidos, suspiros, ruidos de bolas chocando con nalgas y de vocería y gritos en en los orgasmos.
Ese día fue digno de aclamación para ambos:
Ella disfrutó, con dos, de cuatro cogidas, una anal.
Yo, de una cabalgata y una enculada.

Me vuelve a la memoria, un aforismo de José Narosky, ligeramente modificado, que publiqué en otro relato hace tiempo:
“Donde hay amor, poner los cuernos, no es pecado”

Menos aún si los cuernos son consentidos.
Con Maru nos amamos.



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