Un hermoso relato con la chica que amo

Era un lunes por la mañana, yo estaba en mi cuarto jugando "Naruto Shippuden Ultimate Ninja Storm Revolution" en mi XBOX360. Entonces me llegó un mensaje de Lily, mi exnovia, a mi Whatsapp.

-"Oye"
-"Mande" -le respondí-
-"¿Puedo ir a tu casa?"
-"Claro -pensé que me visitaría después de la Universidad-, pero, ¿que no estás en la Uni?
-"Se fue la luz y cancelaron clases"
-"Qué suerte tienes"
-"Ahorita tomaré un transporte para ir a tu casa"
-"Está bien"
-"¿Me puedes hacer un favor?"
-"Por supuesto"
-"¿Podrías esperarme en la parada del autobús? Yo te aviso cuando esté cerca"
-"Claro, me avisas cuando estés por llegar, me avisas para salir de mi casa e ir a esperarte"

Y así fue, esperé su mensaje para ir a esperarla y verla bajando del transporte público. A pesar de que no somos pareja, nos tratamos como si lo fuéramos. La amo demasiado y ella aún tiene aprecio por mí.

Bajó del autobús, cruzó la calle y nos saludamos con un tierno beso en los labios. Ella me fue contando lo sucedido mientras caminábamos a mi casa.

-Cuando dijiste que vendrías a mi casa, pensé que te referías a después de la Uni
-Estábamos en clase y se fue la luz. Aunque tienen un generador de emergencia, no pudieron restaurarla y nos dieron salida
-Me imagino que tendrás que llegar a tu casa a la hora que te tienen marcada, como si hubieras ido a clases
-Sí
-Está bien... mi mamá no está, salió una hora antes de que me mandaras tu mensaje, no sé cuánto tiempo tarde en llegar
-¿Y a dónde fue?
-Dijo que iría a ver el estado de la casa que tenemos en renta

Llegamos a mi casa y le ofrecí agua fría, ya que estaba haciendo calor. Después nos fuimos a mi cuarto. Cerré la puerta al entrar.

-A ver tu ajedrez -ella me dijo-

Debajo de mi cama saqué una caja que tenía un set de ajedrez con el diseño del Ajedrez Mágico visto en "Harry Potter y la Piedra Filosofal".

Nos acomodamos y empezamos a jugar, yo estaba eliminando la mayoría de sus piezas, parecía que la victoria sería mía. Entonces me acerqué mucho a ella y comencé a besarla en su rostro y en su cuello. Ella sólo se dejaba llevar...

-¿Te digo una cosa? -le pregunté-
-Dime
-Tengo más ganas de ti, que las que Zeus les tiene a todas las mujeres del Olimpo
-¿Quieres hacer otra cosa? -ella me estaba insinuando que deberíamos dejar de jugar ajedrez-
-No sé, tú dime
-¿Para qué me preguntas? Sabes que siempre voy a tener ganas...

Entonces guardamos todas las piezas del ajedrez y comenzamos a darnos besos apasionados. Mis manos tocaban todo lo que podían alcanzar y ella estaba acariciando mi espalda.

-Flojita y cooperando -fueron las últimas palabras que salieron de mi boca-

Le dí la vuelta, acerqué su cuerpo al mío para que sintiera mi erección en su trasero. La besaba en el cuello. Mi mano izquierda estaba masajeando sus pechos. Mi mano derecha aflojó su pantalón y acariciando su zona íntima.

Tras varios besos, terminamos acostados en mi cama. Poco a poco nos desprendíamos de toda nuestra ropa. Quedamos desnudos en cuestión de minutos.

Mi dedo índice izquierdo empezó a juguetear con dulzura con el clítoris de Lili. Mis dedos índice y medio derechos fueron introducidos hasta lo más profundo de su vagina, acariciando todo su interior. Pude ver su cara todo el tiempo, sus ojos se tornaron blancos con hacer esos simples movimientos.

Retiré ambas manos de su zona íntima. Mi mano derecha estaba completamente empapada. Parecía que había metido en mi mano en una cubeta de agua, pero el líquido era aún más viscoso que la saliva.

-¿Qué te pasó? -se lo dije con un dulce tono de voz-
-Eso nunca lo habías hecho -su voz sonaba temblorosa-
-¿No te gustó?
-Me encantó
-Y qué sentiste?...

No hicieron falta palabras, la expresión en su rostro decía más que mil palabras.

Me acercó a ella, nuestras pelvis se juntaron. Mi pene entró en su vagina con una facilidad que jamás habíamos experimentado. Con sólo acercarnos, mi pene fue introducido en su vagina.

El acto comenzó...

Me abrazó fuerte con sus brazos, después lo hizo también con las piernas. Acerqué mi oído a su boca, quería escuchar sus gemidos en mi oído.

Ella se vino en cuestión de minutos, pero eso no nos detuvo. Yo quería venirme, pero sabía que su cuerpo estaba cansado. Ella llevó sus manos a mi zona genital, me estaba marturbando y acariciando mis testículos al mismo tiempo.

No necesitó palabras, ella misma se dio cuenta de que yo estaba a punto de venirme. Aceleró el movimiento de su mano derecha y puso su mano izquierda de manera que todo el semen cayera ahí. Y así ocurrió, toda la palma de su mano fue cubierta de semen, una gran cantidad

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