Historias de masajes: Ana descubrió un nuevo placer.

Continuamos con esta saga de historias hermosas y calientes que han transcurrido en un gabinete de masajes. Me fueron contadas por colegas y algún que otro paciente...
Y yo se las comparto para que las disfrutemos!

Ana es una masajista que conocí y esto ocurrió en sus comienzos, cuando apenas tenia 20 años y se abría, inexperta de muchas cosas de la vida, en este mundo lleno de sensaciones fuertes.
Flaquita, con largo cabello negro. Razgos fuertes de las mujeres del interior. Tetas chicas y un culito chiquito y redondito. Piernas largas y bien torneadas que le daban una belleza especial.
Trabajaba en un pequeño gabinete anexo a un instituto de belleza. El lugar, aunque pequeño era comodo y tranquilo. Ella perfumaba el ambiente con un hornito con esencias y ponía musica suave. Esto sumado a que era buena masajista pese a su corta experiencia, hacía que comenzara a tener buena clientela. En su mayoría mujeres, dado el lugar, aunque cada tanto venia algún hombre, esposo o hijo de alguna de las clientas.
Nunca tuvo problemas con los hombres que atendía, ninguno se sobrepasaba y ella, pese a su timidez y corta edad, estaba preparada para actuar en esos casos. No dejaría que ningun desubicado estropease su trabajo.
Pero, como la vida te da sorpresas, el tema vino por el lugar menos esperado.
Un día llegó una clienta nueva para ella. En si, hacía bastante que acudía al instituto de belleza y se ve que tenía a Ana entre ojos.
Betiana, mujer de unos 40 años, resuelta, de esas que no esperan para tomar lo que es suyo, exuberantes tetas operadas, precioso culo fraguado en los gimnasios, labios carnosos y abundante cabellera enrulada, de esas mujeres que no pasan desapercividas.
Ana la recibió y le indicó como prepararse y acomodarse en la camilla boca abajo, dejandole una sabanita para que se tape.
Cuando Ana volvió a entrar, descubrió su espalda para comenzar el masaje y notó que Betiana se había desnudado por completo. Esto la puso nerviosa, no es que la asustara una mujer desnuda sino que normalmente las mujeres se quedaban con la bombacha puesta y esto le dió que pensar....
Y si la mujer quería algo más?
Nunca habia estado con una mujer... nunca se le pasó por la cabeza.... que haría?
La situación la asustaba y la atraía a la vez.
Fue con calma. Betiana suspiraba cada tanto con los masajes y esto hacía poner nerviosa a Ana... pero también la excitaba...
Estaría con sus masajes calentando a una mujer?
No lo sabía y seguiría normalmente hasta averiguarlo.
Cuando llegó a la cintura Betiana se quejó de los dolores que tenía esa zona y en los gluteos por las horas pasadas en el gimnasio.
Ana no se dejó amedrentar esta vez y pensó para si: Queres masajes en el culo? Pues yo te los voy a dar. Y destapandole ese hermoso culo que portaba Betiana comenzó a darle el mejor de los masajes. Bien aceitados, los cachetes comenzaron a bambolearse al ritmo que le imprimia Ana con sus manos.
La muchacha sintió placer en trabajar ese culo, un cosquilleo comenzó a invadir su conchita, se estaba calentando con una mina y comenzaba a darse cuenta de ello.
Betiana comenzó a gemir levemente y la muchacha se dejaba ir por su calentura hasta que reflexionó y paró. Se asustó de echar a parder su laburo por una cosa asi, la volvió a tapar y siguió por las piernas.
Pies, tobillos y pantorrillas fueron masajeados. Llegando a los muslos Betiana volvió a acusar sus dolores, esta vez en los aductores, bien cerca de su concha que como sabemos estaba desnuda y estaba bien depilada.
La muchacha trataba de no tocarla pese a la insistencia de Betiana de que llegue bien arriba.
- Ahora cuando te ponga boca arriba te puedo masajear mejor - le dijo Ana a modo de alargar un poco el tema.
La hizo dar vuelta y Betiana, a proposito dejo caer la sabana para quedar totalmente desnuda ante la muchacha.
Esta intentó taparla pero la veterana le dijo que deje, que no importaba.
Las tetas operadas de Betiana terminaban en unas grandes aureolas oscuras coronadas de unos pezones gruesos que estaban bien duros. Su concha, como ya dijimos, estaba totalmente depilada y unos labios gruesos y fuertes mostraban el brillo de la humedad por la calentura que tenía.
Comenzó con el cuello y los hombros y ahi Betiana le pidió que le masajee las tetas. - Hay que llevar un par asi, eh?! No sabes como pesan!!!
Y ambas rieron mientras la muchacha amasaba esas tetas procurando no tocar muchos los pezones, acallando la risa de Betiana y sacandole algunos suspiros...
- Que manos que tenés Anita
Le dijo mientras que subiendo las suyas se las tomó y llevó hasta sus pezones.
Ana, muda, se los tocó un poco y despues bajó las manos y siguió hasta la panza.
La muchacha estaba ya muy caliente, no se cuestionaba más de que el motivo de su calentura era una mujer... su cuerpo hervía, su concha se encharcaba y sus pezones estaban duros.
Despues comenzó en las piernas pero no le quedó otra que ir a la entrepierna y la zona de aductures que había pospuesto antes.
Abrió un poco sus piernas y comenzó la tarea, siempre llegando hasta la concha de la veterana que estaba ya muy mojada. Esta suspiraba ya sin control y la calentura atrapaba a Ana que ya había rozado un par de veces la concha de Betiana como sin querer. Cambió de pierna y continuó con su trabajo.
Volvió a rozar su concha y trató de disculparse pero Betiana le dijo que no se preocupe, que no tenía drama si la tocaba. Ana se cuidó de tocarla y Betiana volvió a decirle
que no tenía problemas si la tocaba...
Era evidente que quería que la toque y entonces la muchacha, ya muy caliente no frenaba mas sus manos y en cada vuelta la tocaba un poco más, y un poco más ... y Betiana gemia de placer y Ana dejó los aductores y siguió con los labios y el clitoris de Betiana que mordiendo su brazo ahogó un potente orgasmo.
- Seguí por favor y la muchacha la siguió acariciando. De repente se vió lamiendo esos pezones tan ricos, los chupaba y los mordía. Luego bajó con su boca por la panza hasta llegar a la concha bien jugosa de Betiana.... nunca pensó en chupar una concha pero llegó a esa como si no hubiera deseado otra cosa en toda su vida. Y se hundió entre las piernas y lamió, chupó, mordió y bebió todos los orgasmos que Betiana le regaló.
Despues pararon un poco. Descansaron.
Betiana le dijo sorprendida que no pensaba que le gustaban las mujeres.
- Y no me gustaban, dijo la joven, sos mi primera mujer!
- Por la manera que me comiste la concha te creí experta, le contestó Betiana.
- Solo bajé y ese sabor me embriagó, dijo la joven, me dejé llevar... creo que una mujer sabe instintivamente lo que le gusta.
Ana había quedado tremendamente caliente y Betiana no la quería dejar asi.
Le dijo: -Ahora sacate la ropa vos y acostate en la camilla, te toca gozar!
La joven le respondió - No... si se llegan a enterar aca me quedo sin trabajo...
- Dale, no tengas miedo, le dijo Betiana, Teresa me debe varios favores y cuando salga de aca contando maravillas de tus masajes, vas a tener trabajo para siempre.
Ana, que no daba mas de calentura, se desnudó y se acostó boca arriba.
Betiana comenzó por chupar los duros y oscuros pezones de Ana que se retorcía de placer y despues, en vez de bajar, subió y comenzó a besar la boca de la joven que sintió el placer maximo que esa boca le brindaba, sus lenguas se mezclaron y Ana sintió el dulzor de la saliba de Betiana, de esos labios y esa lengua de mujer que se entregaba a ella. Su primera mujer y la boca más dulce que haya besado.
Luego si Betiana bajo hasta su concha y se la comió de una manera única. Era una experta en el arte de lamer conchas y Ana estaba tan mojada que Betiana tuvo mucho para comer.
El orgasmo de Ana no tardó en llegar, fuerte, inmenso, con una cantidad de jugos que empaparon la cara de Betiana que no le daba la lengua para tomar todo.
Despues se acomodó Betiana, que era mas grande, boca arriba en la camilla y Ana acostada sobre ella en un tremendo 69 para regalarse un par de orgasmos más.
Betiana se convirtió en su mejor clienta. Una vez por semana venia por los masajes de la joven.
Primero un buen masaje y despues una sesión muy caliente de sexo donde la joven fué aprendiz en las artes amatorias entre mujeres.
A Ana le gustaban mucho los hombres pero ahora había aprendido que podía disfrutar de una mujer tanto como de un hombre.
Se había convertido en bisexual? No lo sabia. Tampoco le importaba. Solo quería disfrutar con quien sea que le tocara.

5 comentarios - Historias de masajes: Ana descubrió un nuevo placer.

mdqpablo +1
exelente relato . aca la sra de mdqpablo ya quiero probar un masaje asi
masitasexxx +1
Cuando anden por aca sera un placer!!!
metalchono +1
😆Cuando menos te lo esperas... ¡Pum!... y te toca.😉
masitasexxx
Seee!!!
PAJAESVIDA +1
Nada mas rico que la bisexualidad! van paja y 10!
masitasexxx
Asi es!!!! Gracias!!!