Los Gemelos de Mami Parte 4

Volví a agarrarle el güevo con la boca a Jamie, pero todavía me faltaba un poco el aire, así que solamente me metí la cabeza en la boca y lo acariciaba con la lengua, mientras lo masturbaba con la otra mano, subiéndola y bajándola a lo largo de su poderosa herramienta.

Y entonces sentí algo raro en mi vulva -¡tiene que ser el güevo de Jerry!- pensé. No tuve tiempo de decidir, porque inmediatamente sentí cómo me penetraba despacio pero sin pausa. 

-Ohhh Dios míooo… siiii… méeetemelo….métemelo tooodo- dije.

Y él obedeció inmediatamente ¡y me lo metió todo! -¡Es tan grande!- pensé mientras mi cuerpo se iba iba adaptando a esa vaina que se abría paso en mi vientre. Pronto su cuerpo chocó contra mis nalgas, al tiempo que la punta de su güevo se incrustaba contra la entrada de mi útero.

-Siiii- gemí antes de meterme nuevamente el güevo de Jamie en la boca y seguir masturbándolo.

-Ya estoy cerca… mami… -dijo.

Y yo seguí chupándolo, cómo no iba a dejar que mi hijo acabara en mi boca.

Entonces Jerry también anunció su pronta eyaculación.

-Vengan, hijos míos… lléeenenme con su savia, quieeero sentirlos acaaabar dentro de miii- dije sacándome de la boca a Jamie por un instante.

Yo arrastraba también las palabras porque sentía que un segundo orgasmo se aproximaba.

Jerry comenzó a cogerme con más y más fuerza. Con cada empujón de él, no sólo me metía el güevo más adentro, sino que mi cuerpo se movía hacia adelante y el güevo de Jamie también se metía más y mas adentro en mi boca. Entonces abrí mi garganta y dejé que el güevo entrara y así tenía cada uno de los dos encajados hasta lo más profundo de mi cuerpo.

-¡Yaaaaaa!- gimió Jerry agarrándome por la cadera y empujándo con más fuerza aún mientras sentía como un chorro de semen me bañaba por dentro.

-¡Siiiiii!- le siguió Jamie acabando en mi garganta y llenando mi estómago con su semen.

Eso fue también demasiado para mi y un nuevo orgasmo se apoderó de mi cuerpo. No pude gritar nada porque tenía la garganta ocupada, pero si me estremecí y me pose rígida, añadiendo mis jugos al semen de Jerry, que ya no cabía en mi vientre y que se derramaba por mi vagina.

Entonces me erguí para sacarme a Jamie de la garganta y me volteé, sacándome también a Jerry de abajo, cayendo en el sofá gimiendo por fin:

-AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH-

Cuando por fin pude recuperar la respiración, busqué mi pantaleta, no para ponérmela, sino para tratar de evitar ensuciar el sofá. Me sentía llena de semen por todos lados, pero sobre todo temía que la que me había depositado Jerry fuese a caer en el sofá.

-¿Estás bien, mami?- preguntó Jamie.

-Mejor que nunca, mi amor- le respondí levantándome con la pantaleta entre las piernas.

-Creo que mejor me voy a mi cuarto- les dije -la verdad es que la película no me gusto mucho-

-Bueno- dijo Jerry -creo que ninguno le prestó mucha atención-

Volteé a verla y estaban los tres protagonistas en una cama, desnudos. -Menos mal que no le prestamos atención- pensé.

-Otro día la terminamos de ver- dije alejándome, mientras ellos se acomodaban la ropa.

-Mami- dijo Jamie.

-¿Si hijo?-

-Anoche nos dio miedo dormir solos, ¿será que nos dejas dormir contigo esta noche?-

La sonrisa no me cabía en la cara, no encontraba palabras para proponérselos y ahora ellos lo hacían.

-Claro hijos-

-Como cuando estábamos chiquitos- dijo Jerry.

-Creo que prefiero que lo hagan como estaban hace unos minutos- respondí poniéndome roja, pero al mismo tiempo meneando el culo seductoramente mientras me alejaba. Supongo que el mensaje les llegó fuerte y claro.

Cuando salí del baño, luego de una rápida ducha, ya los dos estaban en mi cama.

-Vaya- dije -pensé que vendrían después-

-No tenemos porqué que perder tiempo- dijo Jerry.

-Llevamos 10 años esperando-

-¿Cómo que llevan 10 años esperando?-

-Claro mami. Pensamos en ti desde que llegamos a la adolescencia-

-Pero…- dije mientras me metía en la cama entre los dos. Completamente desnuda, por supuesto.

-Siempre fuiste nuestra imagen sexual por excelencia-

-Cuando nos masturbábamos lo hacíamos pensando en ti casi siempre-

-Yo no sabía- les dije abrazándolos-

Entonces Jamie acercó su cara y empezó a besarme. Primero con besos suaves, tentándome por la nariz, los ojos, los pómulos… hasta llegar a los labios. Aún allí, primero me besó con delicadeza y luego con más y más insistencia hasta que presionando sus labios contra los míos, me introdujo la lengua en la boca. Con avidez respondí con la mía, acariciándonos mutuamente por toda la boca.

Jerry se había apoderado de mis tetas y me las acariciaba con los labios y las manos en infinita variedad de formas, besándomelas, chupándomelas, apretándomelas. 

No hallaba como ponerme, mi cabeza estaba girada hacia Jamie, que  estaba a mi izquierda y mi cuerpo hacia mi derecha, donde estaba Jerry.

Luego de un rato, cambiaron y Jerry subió a mis labios, mientras que Jamie bajó a mi cuchitina, acomodándose boca abajo entre mis piernas y con sus manos agarrándome las caderas. 

Jamie empezó a comerme con la misma habilidad con que lo había hecho Jerry antes. Evidentemente Anna y las otras chicas los habían entrenado bien. ¿quién iba a decir que yo terminaría beneficiándome de eso?

Sentí como un nuevo orgasmo comenzaba a formarse en mi vientre y me separé un instante de la boca de Jerry para decirle a Jamie:

-Meeeteeemelooo yaaa, por favooor- 

Ya estaba arrastrando las palabras, lo que significaba que estaba cerca.

Jamie se levantó y se arrodilló entre mis piernas. Yo no podía verlos, pero sentía los movimientos de la cama y luego sentí como su güevo se deslizaba arriba y abajo en mi vulva.

-Yaaaa…. meeeteloooo adentroooo-

¡Y me complació!

Lo colocó en la entrada y deliciosamente lo fue metiendo hasta el fondo. La otra vez se lo estaba mamando, por lo que no podía concentrarme en la penetración, pero esta vez la disfruté completica.

Mi vagina se fue abriendo o mejor dicho su güevo me la fue abriendo poco a poco hasta que me llegó al fondo. Y todavía tuve que sentir como lo metía un poco más, deformándome por dentro, hasta que su pelvis chocó contra la mía.

-Aaaaahhhh- gemi contra la boca de Jerry que mientras tanto además de besarme me acariciaba las tetas.

Y entonces empezó a moverse ¡Ay Dios! y cómo lo hacía. Me recordó un martillo neumático de los que rompen la calle. Su cadera subía y bajaba sacándome el güevo para volver a meterlo inmediatamente.

Enseguida exploté:

-AAAAAAAAAHHHHHHH…. SIIIIIII- gritaba con todas mis fuerzas mientas el orgasmo me hacía ponerme rígida y después temblar con espasmos en las piernas. 

Ambos se quedaron quietos un tiempo, esperando que me pasara, para inmediatamente empezar a machacarme de nuevo.

Yo no sabía que hacer, mis músculos no me obedecían y aunque quería moverme para disfrutar más (¿se podía disfrutar más?) no acertaba a coordinar.

Entonces explotó Jamie, llenándome de su semen. Lo abracé y crucé mis piernas por su cadera, mientras lu güevo pulsaba dentro de mi derramando su semilla en el fondo de mi cuerpo.

Apenas terminó, se levantó y se apartó para darle paso a Jerry. Yo no supe qué hacer y los dejé que ellos decidieran.

Jamie se colocó otra vez en su lado y Jerry se puso entre mis piernas. Entonces me las agarró y me las dobló hacia arriba, tanto que sentí que las rodillas me llegaban a la orejas. Una vez así doblada me metió el güevo hasta el fondo.

-AAAAAHHHHH- gemí. Realmente me había dolido un poco, pues con el cuerpo como lo tenía, el güevo me llegó a donde nunca había llegado nadie. Creo que casi me perfora por dentro.

Pero en lo que comenzó a moverse, se me olvidó cualquier dolor o incomodidad. Si antes Jamie me había martillado con un martillo neumático, ahora Jerry lo hacía con una mandarria. No hay palabras para describirlo. Sólo puedo decir que un nuevo orgasmo explotó dentro de mi y no tuve ni tiempo ni energía para disfrutarlo debidamente. Mi vida giraba únicamente para simplemente sentir es güevo que me cogía… 

Finalmente Jerry explotó también, pero mi orgasmo seguía y seguía y no paró hasta que él se retiró y se recostó a mi otro lado.

Yo no sabía qué hacer. Quería levantarme para asearme, pero mis piernas no funcionaban, ni mi cerebro, ni nada. Entonces sentí que un paño húmedo empezaba a recorrerme por debajo y abriendo un poco los ojos, pude ver a Jamie limpiándome. Eso causó otros dos o tres estremecimientos orgásmicos, pero luego me dormí o me desmayé o lo que sea, pero no supe más de mi hasta el día siguiente.

Me desperté en la mañana con el cuerpo adolorido. -¿Cuantos orgasmos tuve ayer? ¡Dios mío! Nunca en mi vida había tenido tantos- pensé. Con cuidado me levanté y fui al baño a asearme. Tenía las piernas y el culo empatucados de los restos de semen. Me limpié, hice pipí y me cepillé los dientes.

Regresé a la cama y me acosté de nuevo tratando de no despertarlos. Ellos se movieron inquietos, pero no parecieron despertarse, por lo que me adormecí de nuevo.

Yo estaba de lado y con las piernas recogidas cuando desperté de nuevo, sintiendo un güevo duro contra mi culo. Jamie se había acurrucado contra mi espalda, abrazándome pegado contra mi en forma de cuchara. Yo sentía su respiración en mi nuca y aunque yo me estaba empezando a excitar con la sensación de ese güevo duro contra mis nalgas, él parecía seguir dormido.

Pero entonces noté que Jerry estaba de frente a mi con los ojos abiertos. Me miraba con ojos tiernos.

-Buenos días, hermosa- me dijo susurrando para no despertar a su hermano.

-Buenos días, precioso- respondí.

-¿Dormiste bien?- preguntó acariciándome la cara delicadamente.

-Muy bien. Gracias. ¿Y tu?-

-Como un angelito-

-Mmmm… los angelitos no hacen cosas como las que me hiciste anoche-

-¿Quién te dijo que no? Los ángeles también hacen el amor-

-Eso no fue lo que me enseñaron a mi-

-A ver- dijo acercándose hasta besarme delicadamente en la boca -¿te gustó? Entonces es una cosa buena- volvió a besarme. Esta vez un poco más fuerte -Y si es una cosa buena, entonces los ángeles lo pueden hacer-

-¿Y los ángeles lo hacen con… angelinas o como se llamen?-

Sus manos empezaron a acariciarme las tetas y me estaba empezando a costar concentrarme en la conversación.

-Los ángeles no tienen sexo, así que hacen el amor unos con otros sin distinción-

-No sé, me gusta más que tu tengas estas cosas- le dije metiendo la mano y agarrándole el güevo, que estaba duro y caliente -y que me lo metas en mi huequito-

-Tus deseos son órdenes- respondió acomodándose para metérmelo de una vez-

Yo estiré mi pierna izquierda y levanté la derecha, dejándole espacio para que me lo metiera.

-Pero vamos a hacer el amor despacio, con delicadeza…-

No me dejó seguir hablando porque su boca cubrió la mía, al tiempo que su güevo me penetraba despacio.

Mientras Jerry me cogía despacio, tal como le había pedido; Jamie se despertó y metiendo sus manos desde atrás, me agarró las tetas y empezó a acariciármelas.

Luego sentí su güevo toqueteándome por detrás. Entonces separé mi cara de Jerry y volteándo a ver a Jamie le dije: -Y usted se mantiene tranquilito. No pienso dejarle entrar por allí atrás… todavía-

 Al rato acabamos Jerry y yo. El orgasmo fue increíble, pero desde luego mucho menos explosivo que los de anoche. Sentía el güevo de Jamie entre mis nalgas, pero al no estar activo, pude disfrutar el orgasmo con toda tranquilidad.

Luego de desayunar, me senté sobre Jamie y le agradecí su paciencia, mientras lo besaba por toda la cara. 

-Claro, mami. No faltaba más-

Mientras lo besaba, sentí como su güevo se le ponía duro y sonriendo le dije: -¿Te parece que lo resolvamos ahora mismo?-

-Me encantaría- respondió.

Entonces me levanté de la silla, pasé una pierna por un lado y levantándome el vestido, me senté sobre sus piernas. Luego le agarré el güevo y me lo metí.

-Mmmmm…. muy bien. Aprovechemos mientras tu hermano recoge la mesa-

-No me parece gracioso- dijo Jerry, quien estaba recogiendo la mesa y lavando los platos, mientras me oí gemir y brincar sobre su hermano.

Más tarde nos fuimos a la piscina. Esta vez no tuve problema en dejarme poner protector solar por los muchachos. Estaba completamente desnuda, pero igual ya me había acariciado por todas partes desde anoche. Quizás pasaron demasiado tiempo poniéndome crema en las tetas y el culo, pero yo no era la que iba a protestar.

Ellos estaban también desnudos y al terminar, pude ver que sus herramientas se habían endurecido un poco. No estaban completamente erectos, pero se veía que les había gustado ponerme la crema.

Más tarde, mientras nos bañábamos en la piscina, le solté una sorpresa.

-Recuerdan cuando me hablaban ayer de Anna?-

-Claro, ¿porqué?- respondió Jamie, abrazándome por debajo del agua y restregándome su cuerpo desnudo.

-Es una cosa que me pareció… excitante-

-¿Qué será?- dijo Jerry abrazándome por la espalda y metiéndome el güevo entre las piernas.

-¿Pero bueno?- le dije riendo… y empujándole.

-Jajaja- se rió sumergiéndose en el agua.

-Me refiero a… cuando Uds. me dijeron que una vez se lo hicieron los dos al mismo tiempo- todavía me daba pena decir algunas cosas.

-Pero mami ¡qué bueno! nos encantará hacerlo contigo- dijo Jamie.

-Bueno. No sé. Todavía tenemos que ver cómo me va a ir con una de esos bichos de Uds. metido en mi culito-

-Ay mami, no te preocupes. Lo haremos con mucho cuidado-

-¡Por supuesto que va a ser como mucho cuidado!- dije con cara muy seria.

Entonces ambos me abrazaron al mismo tiempo gritando:

-SANDUCHE!!!!-

Sus duros cuerpos se pegaron al mío, Jamie por delante y Jerry por detrás. Como estábamos en el agua, se habían puesto de forma tal que sus respectivos güevos quedaron por debajo de mi entrepierna, lo que aproveché para apresarlos con mis muslos… mmmm.

-¿Quieres que vayamos adentro?- preguntó Jamie luego de que nos habíamos salido de la piscina y secado con las toallas.

-No- respondí -quiero hacerlo aquí mismo ¿les parece?-

-Por nosotros está bien, pero sería bueno tener una crema para lubricar- dijo Jerry.

-No se preocupen, yo traje- dije abriendo la bolsa una bolsa que tenía a mi lado y sacando una botella de lubricante en base a agua que tenía para los juegos con mis juguetes.

-Ahhhh, muy bien-

Entonces Jamie se sentó en una de las tumbonas, con su güevo parado y me dijo agarrándoselo:

-Si quieres te echas la crema ahora o mejor, siéntate sobre mi estómago dándome la espalda y te pones lo pones en ese momento, al tiempo que me lo pones a mi-

-Muy bien- respondí sentándome sobre él con mi cara hacia sus pies. Su duro güevo quedó entre mis piernas y aproveché para acariciárselo. Nunca me cansaría de hacerlo. Era tan maravillosamente duro y grande.

Al mismo tiempo se me ocurrió que así duro y grande me tenía que entrar por mi culito. Un estremecimiento me recorrió el cuerpo y por un momento dudé. -¿No será una locura? ¿No me hará daño? Y además después Jerry me va a meter el suyo por delante… mmm-

Pero entonces agarré el frasco de lubricante y echándome una generosa porción en la mano, me la restregué por entre las nalgas, metiéndome inclusive un dedo en el ano… como practicando, jejeje.

Luego me volví a echar lubricante en las dos manos y se lo eché a Jamie en el güevo, masturbándolo un poco, deslizando mis dos manos por todo su longitud. La cabeza se le veía roja y grande… mmm… las venas le sobresalían por toda su longitud -Ya quiero tenerlo dentro- pensé.

-¿Y ahora?- pregunté. Aunque tenía una idea, quise saber cómo pensaban ellos que era el próximo paso.

-Bueno, mami- dijo Jamie -puedes deslizarte hacia abajo o puedes apoyar tus piernas en la tumbona y bajar poco a poco. Lo más importante es que tu misma vas a controlar la entrada. Te lo vas a meter a la velocidad que tu decidas-

-Muy bien- dije -creo que es lo mejor-

Entonces apoyé los pies a cada lado de las piernas de Jamie y moví el cuerpo hacia adelante, quedando agachada sobre él, apoyada en mis pies. Entonces le agarré el güevo con la mano derecha, pero me sentía inestable.

-Jerry, por favor ponte a mi lado para sujetarme de ti- 

Cuando Jerry se paró a nuestro lado, me apoyé con la mano izquierda en él y entonces sintiéndome más firme, moví la cabeza del güevo de Jamie hasta la entrada de mi culito y me baje hasta que la cabeza empezó a presionarme el ano.

Cogí un poco de aire y me bajé un poco más. La presión sobre mi ano aumentó, pero estaba un poco tensa y el güevo no entraba. Entonces me relajé pensando en que yo quería que él entrase. De alguna forma mi músculo anal respondió y dejó que la cabeza entrase.

-Oooohhhh- gemí, ¡era mucho más grande de lo que me imaginaba!

-¿Te duelo?- preguntó Jerry. 

-No, no me duele, es solamente la sensación de que me está abriendo más de lo que me había imaginado- 

-Con calma entonces- dijo Jamie.

Esperé unos segundos hasta que la sorpresa pasara y bajé un poco más. El güevo de Jamie, y el de Jerry también claro, eran bastante parejos, es decir, la cabeza y el resto eran más o menos del mismo tamaño, no como algunos que había visto en internet, que eran más gruesos en la base. El caso es que si ya había pasado la cabeza, el resto no sería más difícil.

Así pues, seguí bajando y bajando, metiéndome casi todo el güevo de una vez. Solamente al final sentí como que chocaba con algo dentro, una curvatura de mi intestino o algo así, pero lo ignoré.

-Muévete un poco- le dije a Jamie.

Este empezó a subir y a bajar sus caderas, metiendo y sacando el güevo de mi culo. Al inicio no me gustó mucho la sensación. Inclusive sentí como y estuviera por cagar o algo así, pero poco a poco la sensación desapareció y se fue haciendo más y más agradable. 

-Esto está muy rico- les dije -¿será que me estás estimulado el punto G desde atrás?-

-No se- respondió Jamie -pero por mi lado puedo asegurarte que es… mmm… muy rico-

-Ahora te tienes que sentar de nuevo, mami- dijo Jerry.

-Ok- respondí, pero tienes que ayudarme-

-Claro-

Jamie dejó de moverse y yo me eché hacia atrás, hacia su cabeza, hasta que mi culo se apoyó en su abdomen. Luego saqué los pies de abajo y los estiré hacia adelante, quedando sentada sobre él con el güevo profundamente metido en mi culo.

-Coño- dije -lo tengo tan adentro que siento que un poquito más y me va a salir por la boca-

-¿Estás muy incómoda?- preguntó Jerry, que es estaba montando en la tumbona.

-Al contrario. Me encanta- dije sonriendo.

-Echate un poco más hacia atrás- dijo Jamie -inclusive puedes acostarte sobre mi.

Así los hice y quedé acostado sobre Jamie. Lo que él aprovechó para agarrarme las tetas.

-¡Hey! No te he dado permiso de agarrarme las tetas- protesté al tiempo que me estremecía de placer sintiendo cómo él me las estrujaba.

-Es un poco extraño tener que pedirte que me dejes tocarte las tetas, considerando que tengo mi güevo en tu culo, pero… ¿Mami, me dejas tocarte las tetas?-

-Sólo si sigues cogiéndome como lo estabas haciendo hace poco- respondí estremeciéndome de placer nuevamente.

-Bueno, ahora vengo yo mami- dijo Jerry arrodillado entre mis piernas y con su güevo en la mano-

-Claro hijo, ¿qué quieres que hagas?-

-No tienes que hacer nada. Te lo dije para que estuvieras preparada-

-Dale hijo- respondí abriendo más las piernas-

-Jamie, detente un momento para que no haya tanto movimiento-

Inmediatamente Jamie se quedó quieto y enseguida sentí la cabeza del güevo de Jerry apoyándose en la entrada de mi vagina. Entonces comenzó a empujar… ¡pero no había espacio!

-No entra- dije sintiendo como aumentaba la presión.

-Ya va- dijo Jerry -tienes la zona un poco “congestionada”, jajaja-

Pero entonces surgió espacio de algún lado y mi vagina se abrió lo suficiente para dejarlo pasar.

-Oooooohhhhhh- gemí cuando sentí como me abría.

En un único empujón, Jerry me metió el güevo hasta el fondo.

Yo sentí como mi cuerpo hacia un esfuerzo para dilatarse y dejarlo pasar. 

-Nunca había estado tan… abierta y… tan llena- pensé.

-Ay Dios… me están matando…- dije.

-¿Estás incómoda?- preguntó Jerry que se había quedado quieto esperando a que me acostumbrara a la llenura-

-No… si… claro que estoy incómoda, pero una incomodidad… divina- respondí.

Entonces sentí como Jamie se empezaba a mover un poco. No mucho porque creo que no tenía mucho espacio. Luego fue Jerry que empezó a moverse también.

Al principio fue un poco extraño, pero luego me di cuenta de que se estaban acoplando. Cuando Jamie salía, Jerry entraba y viceversa.

-Oooohhhh…- gemí -estooo estaaa ponieeendosee muy ricoo- 

-Así es mami- dijeron los dos.

-¿Te gusta?- preguntó Jamie mientras me pellizcaba duro los pezones.

-AAAAAaaaaahhhh… siiii-

Pasaron varios minutos y el placer siguió creciendo y creciendo. No estaba segura de si iba a acabar o no. Eran demasiadas cosas nuevas y mi posición era tan precaria que no me dejaba concentrarme en mi placer. Pero entonces Jerry me agarró las piernas y las sujetó por las rodillas. Eso disminuyó la profundidad de la penetración de Jamie, pero yo me sentí más cómoda y pude concentrarme mejor.

-Aaayyy… creoooo queee voooy a acabaaar prooontooo- dije.

-Yo tambieeeén maaaami- dijo Jamie.

Jerry no dijo nada, pero redobló sus esfuerzos y en cada arremetida sentía como sus caderas chocaban con las mías al tiempo que el güevo me llegaba hasta el fondo de mi vientre.

Jamie también podía maniobrar mejor y su güevo salía y entraba en mi culo profundamente, revolviéndome deliciosamente las tripas.

Pasaron más y más minutos y el placer del orgasmo no llegaba, pero por experiencia, sabía que contra más tardaba, más duro llegaba. Así pues que me preparé para una explosión que me haría volar los sentidos.

Mi vientre se retorcía cada vez que uno de los dos güevos llegaba hasta el fondo para luego prepararse para la siguiente embestida, una vez en un lado y luego el otro. Un lado y luego el otro y el otro y el otro.

De pronto exploté:

-AAAAAAAYYYYYYYYY MEEEE VOOOOYYYY-

No sólo los vecinos deben haberme oído, sino inclusive en la otra parte de la ciudad. Mi cuerpo se puso rígido y todos mis músculos se tensaron, tanto que ellos no pudieron moverse por unos segundo. 

Y yo pude ni respirar ni ver no sentir nada por varios segundos o minutos o horas… cuando recuperé los sentidos, ya no tenía a ninguno de los muchachos dentro de mi. Sentía como tanto mi vulva como mi ano palpitaban y dejaban salir el semen que habían derramado dentro de mi unos momentos antes, pero que yo no recordaba.

-¿Estas bien mami?- preguntó Jamie, besándome dulcemente por mi lado derecho. Por mi lado izquierdo estaba Jerry besándome también dulcemente.

-No se- contesté con voz débil -creo que me morí y estoy en el cielo…-

Cuando llegó la hora de llevarlos al aeropuerto, me di cuenta de que no podía moverme. Tenía, tanto mi culito, como mi vulva tan irritada que no podía caminar, así que decidimos pedir un taxi.

Ellos no estaban muy bien tampoco. Después de la piscina, habíamos hecho el amor una vez más, pero en la comodidad de la cama y con mucho cuidado, pero para ellos había sido una cogida más, para mí cada vez eran ¡dos!

  

Esa noche dormí como los ángeles. A pesar de la irritación estaba tan cansada que me quedé dormida a las 9 de la noche y sólo me desperté para ir al trabajo a las 7 de la mañana. Trabajo al que no fui para darme tiempo de recuperarme, mientras planificaba las próximas vacaciones de mis bebecitos.

3 comentarios - Los Gemelos de Mami Parte 4

jorvac164 +1
Muy bueno,un desenlace perfecto y una cogida de antología.Van 10 !!!!!
Maeztred
Gracias, me alegro que te gustara.
franarg95 +1
terrrribleee!!!! Que gran relato! +10