Romina y su primer anal

... Con Romina habíamos seguido con nuestros encuentros sexuales. Ya tenía la idea fija que quería penetrar su culo y hablábamos de eso.
Siempre usaba ropa interior que eran apenas algunos hilos que se cruzaban. Un día llegó a mi casa con una musculosa, una minifalda tipo colegiala y medias negras. Parecía salida de algún animé porno.
Besos, caricias... Hasta que voló la musculosa junto al corpiño. La subí a una mesa, deslicé su tanga y la penetre. Penetre esa vagina totalmente empapada. No costó en absoluto que entrara en el primer movimiento. Disfrutamos largo tiempo ese momento hasta que decidió tomarme de la mano y llevarme a mi cama.
Se puso en posición de "perrita", giró su cabeza y me dijo "hoy estoy dispuesta a que me hagas TODO lo que vos quieras, empezá cómo más te guste".
Si para ese momento tenía una fuerte erección, pensaba que la pija me iba a explotar. Me contuve de eso.
Empecé a comerle muy despacito la concha, subiendo lentamente hasta su ano. Primero por fuera, luego por dentro. Eso le calentaba mucho, a mi tambien.
Jugaba con su culo y mi lengua, luego los dedos. Parecía dolerle, pero jamás pedía que parara.
Jugaba despacio, pero con fuerza mientras ese descomunal culo se abría.
Entre sus gemidos de placer, mi erección parecía no tener fin.
Mi pija dura, muy dura, firme quería entrar en su culo... También en su boca, pero hasta ese momento no le gustaba chuparla.
Después de un largo rato de jugar con su ano apoyé firmemente la cabeza de mi pija... Iba empujando despacio, mientras me insultaba, me puteaba del placer mientras gemía como loba en celo.
Ella misma, con media pija mía dentro de su culo, con un empujón se la comió toda. A ambos nos dolió, a ambos nos causó placer.
Unos instantes permaneció con mi pija inmóvil dentro de su orto... Comenzamos los dos a bombear despacito... Hasta que en todo el cuarto retumbaba mi pelvis contra sus glúteos.
Cada vez más fuerte, cada vez más duro... Cada vez más placer.
Hasta que todo mi semen invadió su recto. Al sacar la verga de su culo, caía una cascada de semen mientras ella frotaba su concha.
Yo no me había dado cuenta, pero había creado una verdadera "puta del orto"