Viaje de un jubilado a la argentina 34

 Fue un día completo, habíamos hecho de todo desde follar salvajemente a hacerle a Ingrid masturbarse pensando en nosotros, habíamos dialogado, compartido, y saboreado el vino en la boca del otro, habíamos bebido los jugos de su vagina y la leche de mi polla, no había quedado agujero sin rellenar y después de una ducha juntos en la que apuramos el último cartucho, Corina cambió las sábanas y las metió en la lavadora, vi sus piernas separadas desnudas y con los labios medio abiertos, me habría cogido a su cintura otra vez y la hubiera follado empezando un nuevo día pero aquel había terminado, nos fuimos a dormir cada uno en nuestra cama, ya era muy tarde cuando noté que alguien entraba en la cama a mi lado, le dejé sitio, recordé lo que había pasado por la mañana y me abracé a ella, Elena me besó y buscó mi polla, no estaba en buenas condiciones pero ella no lo sabía y conocía mis gustos, cuando me la había puesto a su gusto se tumbó boca arriba y abrió las piernas para que yo entrelazara las mías metiéndole la polla, era la costumbre, lo hice y me dispuse a oír lo bien que lo habían pasado, en la habitación del fondo oí chirriar la cama de mi hijo, al momento eran sus ronquidos los que se oían mientras Concha me contaba lo bien que cantaba la cantante española.
Continuará.
 
Agradezco mucho sus valoraciones y comentarios.
 
Gracias.

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